lunes, 30 de junio de 2014

ESCULTURA DEL RENACIMIENTO EN ESPAÑA


RENACIMIENTO EN ESPAÑA .-

Escultura del Renacimiento en Galicia

Artículo principal: Escultura del Renacimiento en Galicia
Fachada del monasterio de San Martín Pinario.
La escultura del Renacimiento en Galicia se dio principalmente, en la realización de los retablos, de los cuales han llegado muy pocos a nuestros días, en primer lugar porque tras las reformas litúrgicas muchos fueron desmontados, llevando las esculturas a otros lugares y en segundo lugar porque el estilo barroco entró con mucha fuerza en Galicia y los retablos fueron cambiados casi todos. Gracias a que sus imágenes no se destruyeron sino que se arrinconaron en otros lugares han podido llegar a nuestros días. El periodo de escultura renacentista comenzó desde el primer cuarto del siglo XVI, pero los retablos que mejor se conservan y pueden ser estudiados datan desde 1590 a 1605.[19]
El maestro Cornielles de Holanda[nota 13] aportó en sus obras renacentistas influencias nórdicas. Trabajó desde finales del gótico, estilo que no llegó a olvidar nunca. Ejecutó el gran retablo de la catedral de Orense, terminado en 1520 y el de la catedral de Lugo en 1534.[nota 14]
Como gran ejemplo del Renacimiento en Galicia se pueden mostrar las estatuas de la fachada de San Martín Pinario del escultor Mateo López.[20]
En el periodo romanista hubo una gran actividad. En Orense trabajó a partir de 1587 Juan de Angés el Mozo, escultor leonés afincado en Galicia y seguidor de Juan de Juni, seguido por Gregorio Español que hizo un buen trabajo en el retablo mayor de la iglesia de Santa María de Castro Caldelas (Orense). Este periodo alcanzó los primeros años del siglo XVII.

Escultura del Renacimiento en Navarra

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La primera etapa del Renacimiento en Navarra tuvo gran influencia castellana a través de los maestros riojanos relacionados con Burgos y Valladolid que recordaban bastante el estilo de Berruguete. También es de tener en cuenta la influencia aragonesa con reminiscencias de la obra de Forment y Yoly. Pero sobre todo hubo una gran abundancia de autores franceses muy influenciados por el italianismo y que pronto supieron adaptarse al carácter español.
La primera escuela del Renacimiento navarro fue a mitad del siglo XVI y su representante es Jorge de Flandes que hizo los retablos de Santa María la Real de Sangüesa y de Orcoyen. Después de esta primera etapa en que abundan los adornos y relieves platerescos surge el Renacimiento romanista cuya figura principal es Juan de Ancheta; este escultor estuvo afincado en Pamplona y tuvo su taller en la calle de la Navarrería, muy cerca de la catedral.
El Renacimiento navarro dio gran cantidad de retablos; se conservan la gran mayoría, algunos verdaderas obras maestras como el de Genevilla, del escultor Andrés de Araoz. Algunos autores[21] consideran este retablo como el más interesante dentro del Renacimiento de Navarra. Sus esculturas muestran unas cabezas con rostros muy expresivos y cabellos y barbas serpenteantes y greñudos, perfectamente labrados. Araoz fue el autor de otros retablos de gran calidad (Lapoblación, Eibar, Iciar) y de la sillería del coro de Guetaria.

Los retablos de Navarra y sus autores

Retablo mayor de la parroquia de Valtierra.
Además de los ya citados hay que tener en cuenta al autor Pierre Picart que trabajó mucho en Navarra y de cuyo taller salieron los retablos de Santa Catalina en Allo, de Irateña y de Alsasua.[22] En el retablo de la iglesia de San Juan de la ciudad de Estella (1563) hizo la estructura que resultó una gran obra arquitectónica. Las esculturas son de fray Juan de Beauves que se manifiesta aquí como un excelente tallista.[nota 15] Beauves trabajó siempre en segundo plano, en contratos de otros escultores, y siempre pudo demostrar su calidad profesional, siendo un gran especialista en imágenes marianas. Dejó un buen trabajo en los retablos de Ochagavía (donde se aprecian las influencias francesas en la decoración), y de la parroquia de Lumbier (en colaboración con el entallador Pedro de Moret, maestro de Pamplona).
El gran retablo de la iglesia parroquial de Valtierra está ya en los límites del Renacimiento plateresco. Es una obra monumental con una estricta arquitectura en que se advierten el inicio de las formas clásicas del romanismo. La escultura fue realizada sucesivamente por cuatro escultores, comenzando por Juan Martínez de Salamanca en 1577; a su muerte continuó Blas de Arbizo a quien sucedieron Juan de Cambray y Lope de Larrea.
En el último cuarto del siglo XVI tiene lugar la propagación del romanismo. Navarra será quien lleve este estilo por tierras de La Rioja, Aragón, Burgos y País Vasco de la mano del escultor Juan de Ancheta. Años más tarde se introdujo en Navarra la tendencia clasicista implantada por las obras de El Escorial, por mediación del obispo Antonio Zapata que encargó la adaptación de la traza escurialense en el retablo de la catedral de Pamplona. A partir de esta obra los retablos de la escuela navarra se harán siguiendo esta composición de traza clasicista y escultura romanista.[23]

Escultura del Renacimiento en Valencia

En Valencia se conocía la obra renacentista desde época temprana de finales del siglo XV. Valencia tuvo grandes relaciones con Italia sobre todo con Nápoles desde los tiempos de Alfonso el Magnánimo. En 1472 el cardenal Rodrigo de Borja procuró la llegada de tres pintores italianos: Paolo de San Leocadio, Francesco Pagano y Ricardo Quartararo. En 1506 llegaron los pintores Fernando Yáñez de la Almedina y Fernando Llanos procedentes de Italia donde habían trabajado en Florencia con Leonardo. De este pintor habían aprendido la estética del Cinquecento italiano.
En Valencia comenzó su carrera artística como escultor Damián Forment, al lado de su padre Paulo que era maestro de retablos y de su hermano Onofre que era mazonero (albañil). Entre 1501 y 1507 trabajaron los tres en la ejecución del retablo mayor de lacolegiata de Gandía.[nota 16] Participaron también los tres en la labra de las figurillas del retablo del Convento de la Puridad de Valencia que se encuentra hoy en el Museo de Bellas Artes. La última obra de Forment en Valencia (en colaboración con su hermano) fue el retablo de San Eloy (obra desaparecida), según las trazas de los pintores Almedina y Llanos. Con esta obra Forment entró de lleno en contacto con la nueva moda renacentista italiana.

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