lunes, 5 de diciembre de 2016

Calendarios

Meses del calendario hebreo

Iyar (hebreoאִייָּר; del idioma acadio ayaru "luz, luminosidad", por ser un mes soleado de plena primavera (boreal), es el octavo mes del calendario hebreo moderno, cuyo cómputo comienza a partir del mes de Tishrei según la fecha de la Creación del mundo, y el segundo mes según el ordenamiento de los meses en la Biblia, que comienza por el mes de Nisán, en conmemoración de la salida de los hebreos de la esclavitud en Egipto.
El nombre otorgado al mes de Iyar en la Biblia es simplemente "el segundo mes", siguiendo la numeración ordinal, al igual que el resto de los meses del año hebreo en la Torá. Es nombrado por primera vez en el Libro del Éxodo"Partieron de Elim, y toda la comunidad de los israelitas llegó al desierto de Sin, que está entre Elim y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto" (Éxodo 16:1). En una ocasión, la Biblia se refiere a él también como "el mes de Ziv" (hebreoחודש זיו, literalmente "el mes del resplandor") (1Reyes 6:1): "En el año 480 de la salida de los israelitas de la tierra de Egipto, el año cuarto del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Ziv, que es el segundo mes, emprendió la construcción de la Casa de Yahveh"; también en 1Reyes 6:37. El nombre de "mes de Ziv" proviene según se cree del idioma fenicio, ya que el mes de Iyar es así mencionado solo en el contexto de las relaciones comerciales entre Salomón rey de Israel, y Hiram rey de Fenicia, y se cree que fue el nombre utilizado por los antiguos habitantes de Canaán, que llamaban a sus meses con terminología relacionada a la agricultura y al clima.
Su nombre actual, Iyar, tiene sus orígenes en los nombres de los meses de la antigua Babilonia, provenientes según lo dicho del acadio, y de aquí fueron adoptados por los judíos allí desterrados entre 586 a. C. y 536 a. C., luego de haber sido llevados al exilio por el rey Nabucodonosor II. El nombre Iyar no figura en la Biblia -sólo siete de los doce meses aparecen en ella con sus nombres babilónicos: Nisán, SivánElulKislevTevetShevat y Adar-; Iyar solo lo hará por primera vez con este nombre, en el Talmud.
Iyar es un mes de primavera (boreal), que cuenta siempre con 29 días, y es paralelo a los meses gregorianos de abril y mayo, según el año. Su signo del Zodíaco es Tauro, debido a que las praderas en esta época están verdes, ofreciendo abundante pastura al ganado.

Conmemoraciones y festividades judías en Iyar

El Templo del Rey Salomón (reconstrucción).
  • Yom Hashoah, el día 27 de Nisán del Calendario hebreo, día de duelo y conmemoración recordado anualmente como día en memoria de las víctimas del Holocausto, siendo feriado nacional en Israel.
  • Yom Hazikarón, el día de duelo nacional por los caídos - 4 de Iyar, fecha establecida por ley de la Knéset del año 1963, inmediatamente antes del día de la Independencia, para resaltar el dolor por los caídos y el sacrificio realizado para conseguir y mantener la independencia del Estado de Israel.
  • Yom Ha'atzmaut, el día de la Independencia de Israel - 5 de Iyar, en que se festeja el aniversario de la declaración de la independencia, el día 5 de Iyar de 5708 (14 de mayo de 1948), el mismo día en que se retiraron de Palestina las tropas británicas, poniendo así fin al Mandato británico de 26 años (1922 - 1948). Tanto el Yom HaZikarón como el Yom Ha'Atsma'ut, pueden adelantarse uno o dos días, o postergarse un día, para evitar que alguno de ellos coincida con el Shabat.
  • Lag Ba'Ómer, el día número 33 en la cuenta del Ómer (Sefirat Ha'omer) - 18 de Iyar, que conmemora la victoria de la Rebelión de Bar Kojba sobre los romanos, el 18 de Iyar del año 3893 (133 del calendario gregoriano).
  • Yom Yerushalayim, el día de la reunificación de Jerusalén - 28 de Iyar, en recordación a la reunificación de Jerusalén durante la Guerra de los Seis Días, el día 28 de Iyar de 5727 (7 de junio de 1967).

Nisan ← Iyar (אִייָר) → Sivan
Número de mes2
Número de días29
EstaciónPrimavera
Equivalente gregorianoAbril-Mayo
El mes de Iyar, como nos indican nuestros Sabios, es auspicioso para la curación de las enfermedades. Su propio nombre lo indica: Las letras de su nombre en hebreo coinciden con las iniciales del versículo que dice: “Yo Soy Di-s, tu Sanador” (Aní Hashem Rofeja). El estado de salud del cuerpo depende del constante flujo sanguíneo que se bombea a todos los órganos del cuerpo, por el corazón…
El lado oculto del corazón
Cuando la circulación de ese “espíritu de vida” es como debe ser, la persona se encuentra en un perfecto estado de salud ya que todos sus órganos están unidos entre sí y reciben su vitalidad del corazón.
Si se produce una obstrucción que restringe, reduce o impide la circulación sanguínea y la fuerza vital que contiene, resulta que se quebranta la unión entre los órganos y el corazón y la persona se enferma.

Ubicación

El corazón ha sido considerado, según la Biblia, como el asiento de la vida interior de la persona, de sus emociones, sentimientos y pensamientos.
La Mishná a través de Rabi Elazar enseña que el camino a seguir en la vida es el de un ‘buen corazón’. El corazón es la fuente de toda emoción, aspiración y logro. Es la raíz de todo impulso moral o espiritual, aun del carácter de la persona y sus pensamientos. Si el corazón es “bueno” la persona en su totalidad será guiada por las reglas del bien. No será capaz de desear el mal.

Hombre – Ángeles – animales La Guemará en Jaguigá 16 establece” 
que el hombre tiene seis funciones principales. Tres de ellas son comunes a los ángeles: el entendimiento, la facultad del habla y su postura erecta. Las otras tres las comparte con los animales: comer y beber, evacuar y procrear. En toda la creación, es el hombre la única criatura que piensa, habla y camina erecto. Con su postura erguida apunta hacia arriba, al cielo, la fuente de su existencia. El cuerpo humano que se dirige hacia arriba es la combinación de tres segmentos: superior, inferior e intermedio. El superior es de la cabeza, el asiento de sus facultades espirituales, mientras que la sección inferior contiene sus órganos animales, que realizan las funciones digestivas y excretoras. Situado entre estos dos segmentos está el corazón, que irradia calidez. Está rodeado por los pulmones que lo enfrían y que juntos conservan el equilibrio de la temperatura del cuerpo. A nivel espiritual, se puede decir que la cabeza es el asiento del intelecto, la sabiduría y el conocimiento de Di-os. “El espíritu de la bestia” está situado en la parte baja. El moderador entre estos dos extremos es el corazón, que da vida a ambas partes.

La cabeza maneja el corazón

Al crear la naturaleza humana, enseñó Rabi Shneuer Zalman, creador del enfoque integral de Jabad, el Omnipotente instituyó una superioridad innata de la mente sobre el corazón, de la razón sobre los sentimientos. Por lo que la comprensión apropiada y la asimilación de estos conceptos obligará al desarrollo de las emociones apropiadas en el corazón: el amor y el temor a Di-os. El amor a Di-os es el implacable deseo de unirse a El y unificarse con Su esencia; el temor a Di-os produce el aborrecimiento máximo de cualquier cosa que vulnere Su voluntad y alce barreras entre Él y el transgresor.
El corazón y los pulmones
Los órganos centrales del cuerpo humano son el corazón y los pulmones. En hebreo se le dice lev -corazón, que tiene un valor numérico de 32 (lamed=30); bet=2) y re’ia – pulmones con un valor numérico de 216 (reish=200; yud=1O; alef=1; hei=5). La suma del valor numérico de ambos 32 + 216 es 248, que es precisamente el número de órganos del cuerpo. Esta operación confirma que la combinación del corazón y los pulmones (248) le brinda vitalidad y energía a los 248 órganos del cuerpo.
En un sentido más profundo, el corazón y los pulmones representan dos importantes conceptos: el corazón es la fuente del amor fogoso a Di-os, tal como está escrito” ardía en fuego hasta el corazón del cielo”. (Deuteronomio 4:11). Es el lugar donde arde el deseo del alma de regresar a su fuente, el Fin Sof o infinito. Si este deseo no fuera controlado, el alma abandonaría el cuerpo para reunirse con su Creador.
El corazón del pueblo judío
Metafóricamente hablando, todas las almas del pueblo judío son órganos de la Shejiná, la morada de la Luz Divina que aporta vitalidad a toda la Creación. También la Shejiná es llamada “corazón”. Esto nos enseña que cuando las almas están unidas entre sí y se preocupan unas de las otras, la circulación y la fuerza vitalizadora de la energía Divina circulan libremente. Nuestros Sabios relatan que la destrucción del Segundo Templo de Jerusalem fue causada por el ‘odio gratuito’ y la división existente dentro del pueblo judío. En consecuencia la curación de dicha ‘enfermedad’ se logrará por medio del ‘amor gratuito’ – amor sin límites y aceptación de cada uno por parte del otro, preparando así el camino para la construcción del Tercer y Último Templo.
En hebreo el número 32 se escribe lamed bet que se lee Lev; la palabra hebrea para corazón. La acción de la mente en el cuerpo es en el corazón donde se manifiesta. El corazón deja de funcionar tan pronto como la influencia de la mente cesa, lo cual constituye la definición de la muerte.
El corazón también proporciona fuerza vital al cerebro y al sistema nervioso. Cuando el corazón deja de bombear, el sistema nervioso no puede seguir funcionando y la mente deja de ejercer influencia sobre el cuerpo. El corazón, por consiguiente, sirve como vínculo causal entre la mente y el cuerpo
Por ello el Sefer Yetzirá, llama al corazón “el rey del alma” y describe la experiencia mística como un “fluir del corazón”.
El Corazón de la Creación
Se considera a la Torá como el corazón de la Creación. La primera letra de la Torá es “Bet” de Bereshit – En el principio, la última letra de la Torá es la lamed de la palabra Israel. Juntas las dos letras también se leen lev, corazón. Los 32 senderos (formados por las 10 Sefirot o Atributos y las 22 letras del alfabeto), están contenidos en la Torá, que es el medio a través del cual la mente se revela. Es también el vínculo entre la mente y el universo físico.










Jeshván (en hebreoחֶשְׁוָן; llamado también Marjeshvánמַרְחֶשְׁוָן; del idioma acadiowaraj shamnu o yaraj shaman, literalmente "octava luna"; próximo al hebreo yéraj sheminíירח שמיני, con el mismo significado), es el segundo mes del calendario hebreo moderno, que comienza con el mes de Tishrei rememorando la Creación del mundo, y el octavo según el ordenamiento de los meses en la Biblia, que comienza por el mes de Nisán, en conmemoración de la salida de los hebreos de la esclavitud en Egipto.
El nombre otorgado al mes de Jeshván en la Biblia es simplemente "el mes octavo ", siguiendo la numeración ordinal, al igual que el resto de los meses del año hebreo en la Torá"Entonces instituyó Jeroboam fiesta solemne en el mes octavo, a los quince días del mes, conforme a la fiesta solemne que se celebraba en Judá; y sacrificó sobre un altar" (1Reyes 12:32). La Biblia se refiere al mes también, en una ocasión, como "el mes de Bul" (ירח בולyéraj Bul): "y el año once, en el mes de Bul - que es el mes octavo - fue acabada la Casa en todas sus partes, según todo su proyecto. Salomón la levantó en siete años" (1Reyes 6:38), nombre derivado según se cree del idioma fenicio, ya que el mes sólo es así mencionado en el contexto de las relaciones comerciales que mantuvo Salomón rey de Israel, con Hiram, rey de Fenicia, para proveerse de materiales de construcción para erigir su Templo de Jerusalén; y se cree que Bul fue el nombre del octavo mes utilizado por los antiguos habitantes de Canaán, que llamaban a sus meses con terminología relacionada a la agricultura y al clima.
El Templo de Jerusalén, en el grabado impreso más antiguo conocido de la ciudad (Núremberg, 1493).
Su nombre actual, Jeshván, apócope de Marjeshván que también es utilizado, tiene sus orígenes en los nombres de los meses de la antigua Babilonia, provenientes del idioma acadio, y de aquí fueron adoptados por los judíos allí desterrados entre 586 a. C. y 536 a. C., luego de haber sido llevados al exilio por el rey Nabucodonosor II. El nombre Jeshván no figura en la Biblia -sólo siete de los doce meses aparecen en ella con sus nombres babilónicos: Nisán, SivánElulKislevTevetShevat y Adar-; Jeshván sólo lo hará por primera vez con este nombre, en el Talmud.
Jeshván cuenta a veces con 29 días y a veces con 30, según las diversas necesidades astronómicas y eclesiásticas del calendario hebreo. Es un mes de otoño (boreal), y es paralelo a los meses gregorianos de octubre y noviembre, según el año. Su signo del Zodíaco es Escorpio, debido a que en este mes se empieza a orar por la lluvia, luego del extenso y seco verano vivido en la Tierra de Israel, y por lo cual es un mes ávido de agua, como el escorpión del desierto.

Celebraciones judías en Jeshván

El mes de Jeshván carece de festividades judías de importancia, luego de la intensidad en fiestas y celebraciones con que cuenta el mes anterior, Tishrei. Hay quienes encuentran en ello una cierta amargura, reflejada según ellos en la partícula "Mar" (en hebreoמר, "amargo") en el nombre del mes. Otros, por su parte, ven la parte positiva, opinando que el mes de Jeshván ofrece a cada individuo la oportunidad de seguir con el proceso de introspección personal iniciado durante las solemnes celebraciones del mes precedente, brindándole así la oportunidad de plasmar los cambios logrados en el proceso, en la rutina de los quehaceres cotidianos.
Si bien ya en el último día de la festividad de Sukot, llamado Simjat Torá, se empieza a rezar para que comiencen las lluvias en la Tierra de Israel, es sólo a partir del 7 de Jeshván cuando se empieza a pedir, en la plegaria diaria de Shmoné Esré (שמונה עשרה o "Dieciocho rezos"): "Y danos el rocío y la lluvia para bendición".
Tishrei ← Jeshvan (חֶשְׁוָן) → Kislev
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El Diluvio universal, que acabó con el
mundo, se inició en Jeshvan.
Número de mes8
Número de días29 (a veces 30)
EstaciónOtoño
Equivalente gregorianoOctubre-Noviembre
Este mes es el segundo del año, llamado también “Mar Jeshvan”, por dos motivos…
Mar significa “amargo“, debido a que en este mes no hay ninguna festividad ni alegría especial.El otro motivo es el principal y tiene que ver con las lluvias, que en el hemisferio norte son esperadas en este mes (mar, del hebreo – gota de agua).
En el libro de “Melajim”-“Reyes”, se cuenta que el Rey Salomón concluyó la construcción del Beit HaMikdash, elSagrado Templo de Jerusalem, en el mes de Jeshvan. Todo el pueblo esperaba ansioso la inauguración del mismo, pero Di-s no lo ordenó hasta el mes de Tishrei del siguiente año.
Sin embargo, y a pesar de que los festejos y ofrendas especiales no se llevaron a cabo en el mes de Jeshvan, este mes posee una importancia especial, una bendición grande y particular, pues el mismo pueblo tuvo el gran mérito de finalizar la construcción del Gran Templo con sus propios aportes.
¿Cuál es la enseñanza que podemos tomar nosotros, que esperamos la construcción del tercer Templo? (y más cuando de acuerdo a nuestros Sabios, hay una bendición especial para que se concrete en este mes!)
Cada judío puede y debe participar en esta reconstrucción, si bien no con aportes materiales como lo hicieron en la época del Rey Salomón, debe hacerlo con incrementos espirituales. Cada uno de nosotros debe aumentar por ejemplo en el estudio de la Torá y en el cumplimiento de los preceptos. No solo para su propio enriquecimiento espiritual, sino también puede influir sobre sus semejantes, con amor al prójimo y propiciando la verdadera unión del pueblo de Israel.
Quiera Di-s hacernos merecedores de ser la generación que vea la reconstrucción del Sagrado Templo, pronto en nuestros días.

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