lunes, 5 de diciembre de 2016

Calendarios

Calendarios litúrgicos


El calendario juliano, introducido por Júlio César en el año 46 a.C. (708 AUC; Ab Urbe Condita; es decir, desde la fundación de Roma), fue una reforma del calendario romano.1 Entró en vigor en 45 a.C. (709 AUC), poco después de la conquista romana de Egipto. Era el calendario predominante en el mundo romano, la mayor parte de Europa, y en asentamientos europeos en las Américas y otros lugares, hasta que fue sustituido progresivamente por el más preciso Calendario Gregoriano, promulgado en 1582 por el Papa Gregorio XIII.
En términos astronómicos, el calendario juliano se retrasa con respecto al año trópico aproximadamente un día cada 128 años. Para el calendario gregoriano, la cifra es de un día cada 3030 años.2 La diferencia en la longitud media del año entre el calendario juliano (365,25 días) y el Gregoriano (365,2425 días) es del 0,002%.
El calendario juliano tiene un año regular de 365 días divididos en 12 meses. Se agrega un día bisiesto a febrero cada cuatro años. El año juliano tiene por lo tanto un promedio de 365,25 días, ajustando aproximadamente con este día adicional la duración del año trópico. Aunque los astrónomos griegos ya sabían (al menos desde Hiparco, un siglo antes de la reforma juliana), que el año trópico era unos minutos más corto que 365,25 días, no se consideró esta diferencia. Como resultado, el calendario juliano perdía alrededor de tres días cada cuatro siglos en comparación con los equinocios observados con el paso de las estaciones. Esta discrepancia fue corregida por la reforma gregoriana de 1582.
El calendario gregoriano tiene los mismos meses que el calendario juliano, pero en el calendario gregoriano los años que son múltiplos de 100 no son años bisiestos, excepto los que son divisibles por 400.3 Por consiguiente, la fecha del calendario juliano (desde el 14 de marzo de 1900 gregoriano // 1 de marzo juliano; y hasta el 28 de febrero de 2100 gregoriano // 15 de febrero juliano) marca 13 días por detrás de la fecha indicada en el calendario gregoriano.
El calendario juliano ha sido reemplazado como calendario civil por el calendario gregoriano en casi todos los países donde se utilizaba, aunque siguió siendo todavía el calendario civil de algunos países hasta comienzos del siglo XX.4 Por ejemplo, Egipto pasó del 20 de diciembre de 1874 (juliano), al 1 de enero de 1875 (gregoriano). Turquía cambió (con fines fiscales) del 16 de febrero (juliano) al 1 de marzo (gregoriano) de 1917. Rusia pasó del 1 al 14 de febrero de 1918.5 La propuesta original en Rusia había sido corregir 1 día cada año, extendiendo el cambio a un periodo de trece años, y pasar el día bisiesto a los años exactamente divisibles por 128 (por ejemplo, 1920).6Grecia hizo el cambio con fines civiles pasando del 16 de febrero al 1 de marzo de 1923. Sin embargo, el Día Nacional (25 de marzo), que era una fiesta religiosa, permaneció fijándose según el antiguo calendario. Esto creó confusión, y el 10/23 de marzo de 1924 la iglesia comenzó a usar el nuevo calendario civil para las fiestas religiosas fijas.
De acuerdo con el sistema del calendario gregoriano, se incluyen siete días bisiestos cada 900 años. Este hecho motiva que la Pascua, cuyo cálculo depende del equinocio de primavera y de las fases de la Luna, pueda caer en abril o en mayo.7 (Véase: Computus, donde se detalla cómo se fija esta fecha.)
Muchas áreas donde se han implantado religiones cristianas también han sustituido el calendario juliano por el gregoriano como base para sus calendarios litúrgicos. Sin embargo, la mayoría de las iglesias ortodoxas de oriente todavía utilizan el calendario juliano para calcular las fechas de las fiestas móviles, incluyendo la Pascua. Algunas iglesias ortodoxas han adoptado un calendario juliano revisado para las fiestas fijas, mientras que otras iglesias ortodoxas mantienen el calendario juliano a todos los efectos. El calendario juliano8 todavía es utilizado por los bereberes del Magreb mediante el calendario bereber,9 así como por las comunidades religiosas del Monte Athos. En la forma del calendario copto, es la base para el calendario etíope, que es el calendario civil de Etiopía.10
Durante la transición entre calendarios y durante algún tiempo después, fue utilizado el fechado dual en los documentos, consignándose la fecha de acuerdo con ambos sistemas simultáneamente para evitar ambigüedades.

Antecedentes

Originariamente, en muchas culturas antiguas se utilizaba el calendario lunar para contar el tiempo (se ha hallado en Escocia un calendarios grabados en piedra de este tipo, que cuenta con unos 8000 años de antigüedad11 ). Las evidencias históricas más antiguas indican que el primer calendario solar fue creado en el Antiguo Egipto, a principios del tercer milenio a. C., y surgió de la necesidad de predecir con exactitud el momento del inicio de la crecida del Nilo, que tiene una periodicidad anual, acontecimiento fundamental en una sociedad que vivía de la agricultura. Este calendario tenía un año de 365 días, dividido en tres estaciones, meses de 30 días y decanos de 10 días.12
Los pueblos itálicos primitivos tenían diferentes calendarios lunares, cada uno con su propio número de meses, su propia duración del año y de los meses, por ejemplo, los habitantes de Alba Longa tenían un calendario de 10 meses, de 18 a 36 días cada mes; los de Labinia tenían otro de 374 días distribuido en 13 meses; los etruscos tenían meses basados en la luna llena.13
Ningún calendario itálico contaba las semanas.14

Calendario romano

Finalmente se acordó usar un calendario común de 304 días distribuidos en 10 meses (6 meses de 30 días y 4 de 31 días). Pero este tenía desfases de tiempo y los pontífices paganos lo reajustaban agregando un mes llamado mercedonius casi siempre de forma bienal. Los reajustes se hacían con criterios políticos, no astronómicos, como determinar el día de pagar a la servidumbre, y se hacía mal uso del reajuste, para prorrogar el cargo de algún funcionario, adelantar o retrasar votaciones.15
El año empezaba a principios de marzo (martius, de Marte, dios de la guerra) que era el primer mes de primavera, cuando se decidían las campañas militares del año. Los meses iban desde martius hasta februarius, en este orden:14
Meses del Calendario Romano:
1. Martius: mes de Marte, dios de la guerra, padre de Romulo y Remo
2. Aprilis: mes de apertura de flores (por la primavera, en el hemisferio norte)
3. Maius: mes de Maia, diosa de la abundancia
4. Junius: mes de Juno, diosa del hogar y la familia
5. Quintilis: mes quinto
6. Sextilis: mes sexto
7. September: mes séptimo
8. October: mes octavo
9. November: mes noveno
10. December: mes décimo
11. Januarius: mes de Jano, dios de los portales
12. Februarius: mes de las hogueras purificatorias (februa)
Mercedonius: mes añadido con fines compensatorios, según conveniencia política y comercial.
Los reajustes no evitaron el desfase de tiempo y sucedió que el invierno fuera fechado en el otoño astronómico. Julio César terminó con el desfase ordenando una reforma en el calendario romano. Según Plutarco, fue el rey Numa –el sucesor de Rómulo– quien cambió el calendario de 10 a 12 meses, poniendo como primer mes del año a enero en lugar de marzo. También, comenta que abril procede de la diosa Afrodita, mientras que mayo de la diosa Maia, madre de Mercurio.14

Elaboración del calendario juliano

Sosígenes de Alejandría tenía conocimiento de la fallida reforma de Cánope del calendario egipcio, ocurrida dos siglos atrás, y colaboró con Julio César para adoptar esa vieja reforma al calendario romano e implantarla como un nuevo calendario. Esta adaptación fechaba las estaciones y sus fiestas romanas correspondientes concordando con el momento astronómico en el que sucedían.
El nuevo calendario se implantó en el año 46 a. C. con el nombre de «Julius» y mucho después de «Juliano», en honor a Julio César. Únicamente en ese año, se contaron 445 días, en vez de los 365 normales, para corregir los desfases del calendario anterior, y se lo llamó «el último año de la confusión». Para ello, se agregaron dos meses Merkedinus, entre noviembre y diciembre, uno de 33 días y otro de 34, además del mes intercalado en febrero.14
Desde 44 a. C. se acordó que todos los años constaran de 365 días, y cada cuatro años se contarían 366. Estos años se llamarían «años bisiestos», porque en ellos añadían un 24 de febrero. Según el cómputo del tiempo, el 24 de febrero se llamaba «día sexto» antes de las kalendas de marzo (ante diem sextum kalendas martias), de manera que el 24 de febrero repetido se llamaría «bis sextum» (de ahí la palabra «bisiesto»).
Pero en el año 44 a. C. los pontífices romanos decidieron considerar un año bisiesto cada tres años ordinarios, en vez de cada cuatro. Tiempo después, se dieron cuenta del desfase provocado hasta el año 10 a. C. y se corrigió en el 8 d. C. por orden de César Augusto, quién ordenó excluir el día adicional de cada año bisiesto, durante 36 años, es decir, hasta el año 44 d. C.14
Por lo anterior, el calendario juliano consideraba que el año trópico estaba constituido por 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189, es decir, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos. Esos más de 11 minutos agregados a cada año, significan un día adicional cada 128 años.16

Desarrollo del calendario juliano

El año 153 a. C. se tomó como inicio del año el 1 de enero, en lugar del tradicional 1 de marzo, para poder planear las campañas del año con tiempo debido a las Guerras Celtibéricas que se estaban desarrollando en la Península Ibérica y los problemas que estaba causando la conquista y el asedio de Numancia.17
César mantiene ese principio de año e implanta el nuevo calendario, que consta de 365 días divididos en 12 meses, excepto los años bisiestos que tienen 366 días, y añaden un día adicional al mes de febrero. El calendario juliano cuenta como bisiestos uno de cada cuatro años, incluso los seculares. Con este calendario se comete un error de 3 días cada 400 años. Además renombró el mes de quintilis, como julius (julio), en su honor.14
La manera de contar los días siguió la tradición romana hasta que los visigodos introdujeron la costumbre de numerar los días, que no sería oficial hasta que la adoptó Carlomagno. No obstante, hasta bien entrada la Edad Moderna, la manera de referirse a un día concreto era aludiendo al santo que se conmemoraba. Así, por ejemplo, era muy común encontrar expresiones como «llegamos el día de san Froilán».
Distribución de los meses y días
en el mundo clásico
Distribución de los meses y días
en la actualidad
  1. Martius (31 días)
  2. Aprilis (30)
  3. Maius (31)
  4. Junius (30)
  5. Quintilis (30)
  6. Sextilis (30)
  7. September (31)
  8. October (30)
  9. November (31)
  10. December (30)
  11. Ianuarius (31)
  12. Februarius (30) (31 en los años bisiestos)
  1. Enero (31 días)
  2. Febrero (28) (29 en los años bisiestos)
  3. Marzo (31)
  4. Abril (30)
  5. Mayo (31)
  6. Junio (30)
  7. Julio (31)
  8. Agosto (31)
  9. Septiembre (30)
  10. Octubre (31)
  11. Noviembre (30)
  12. Diciembre (31)

Origen de julio y agosto

  • En el año 44 a. C., por iniciativa de Marco Antonio, y para honrar la memoria de Julio César, el mes de quintilis, el cual duraba antes 30 días, fue renombrado julius; del cual deriva la forma castellana julio14
  • Y en el año 23 a. C., por iniciativa del Senado Romano, y en honor a Octavio Augusto, el mes de sextilis, que entonces duraba 30 días, fue renombrado Augustus, de donde se desprende la forma castellana agosto; y se agregó a este un día 31, el cual fue sustraído de febrero; el cual duraba entonces 29 días, y desde entonces se quedó con solo 28.14
Debido a estas series de ajustes, febrero es el único mes del calendario con 28 días, mientras los otros 11 muestran cierta alternancia entre 30 y 31. Y para mantener esta alternancia, y evitar que tres meses seguidos durasen 31 días, septiembre pasó a tener 30 días, octubre 31, noviembre 30 y diciembre 31.
Cuando a Tiberio se le planteó la idea continuar la práctica, dando a su vez su propio nombre a septiembre, este desestimó la idea al mostrar sus dudas sobre qué ocurriría cuando ya se hubiesen renombrado todos los meses.14

Implantación de la semana

En el año 321, el emperador Constantino I el Grande implantó la semana de siete días, copiada del calendario lunar de los mesopotámicos, los cuales establecieron la semana de siete días basándose en los planetas (incluidos el sol y la luna) que se podían observar desde la tierra: domingolunesmartesmiércolesjuevesviernes y sábado. Esta división de la semana en siete días, es la que con el tiempo se popularizaría en las distintas culturas.
Además, decretó que el domingo (dies solis, día del sol) fuese día de descanso para adorar a Dios, en detrimento del sábado, tradicional no solo entre los judíos sino también entre los gentiles.18 Y es que si según la tradición Jesucristo había muerto el sexto día de la semana judía (viernes), y había resucitado en domingo, este era el primer día de la semana judía. Por otro lado, se satisfacía a otra religión muy popular a la que perteneció el propio Constantino, el culto a Mitra, cuya representación era el sol. La semana de siete días se hallaba también presente en el antiguo calendario egipcio.

Modificaciones fracasadas en los nombres de los meses

Algunos emperadores romanos modificaron los nombres de determinados meses durante su mandato:
Pero las modificaciones no perduraron y se restablecieron sus nombres anteriores.
Incluso Carlomagno trató de dar nuevos nombres a los meses, aunque tampoco tuvo éxito. Los meses propuestos eran, desde enero a diciembre respectivamente: Wintarmanoth, Hornung, Lentzinmanoth, Ostarmanoth, Winemanoth, Brachmanoth, Heuvimanoth, Aranmanoth, Witumanoth, Windumemanoth, Herbistmanoth y Heilagmanoth.


CALENDARIO JULIANO
Se llama así al creado por Julio César el año 47 antes de Jesucristo (antes de la era cristiana). Si el calendario juliano es el punto de referencia del calendario romano, esto es debido a que la reforma que decretó Julio César puso fin a una situación en algunos momentos caótica.
Entre los primitivos romanos, los habitantes de Alba Longa tenían un calendario de 10 meses, cuya duración oscilaba entre los 18 y los 36 días; los de Labinia tenían un año de 374 días distribuido en 13 meses; los etruscos sólo tenían meses lunares. Finalmente se llegó a un calendario de 304 días agrupados en 10 meses: 6 de 30 días, y 4 de 31. Con estas oscilaciones está claro que todos los años había que estar haciendo reajustes. Por empezar, febrero era el último mes del año y en él se hacían los ajustes. En la época de Numa Pompilio cada dos años se intercalaba entre el 23 (el sexto calendas) y el 24 de febrero un mes de 22 o 23 días llamado mercedinus (de mercedem, que entre otras cosas significa "paga"), porque ese era el mes en que se pagaba a la servidumbre. Ese sistema daba unos desajustes que debían regular los pontífices; y lo hacían no con criterios astronómicos, sino políticos; con lo que el invierno "civil" acabó cayendo en el otoño astronómico.
Fue Julio César, en el año 47 a. de J.C. (707 de la fundación de Roma) quien puso orden en este caos. Por empezar, para que volviese a caer cada estación, con las fiestas y celebraciones correspondientes, en el tiempo astronómico que le correspondía, se vio obligado a hacer el primer año de 445 días. Fe conocido con el nombre de año de la confusión. A partir de ahí ya todos los años eran de 365 días, menos los bisiestos, que eran de 366. Año bi-siesto era aquel en que se repetía (bis) el sexto calendas martii, es decir el 23 de febrero, y se le llamaba bissextocalendas. Con esto se corrigió de forma importante, pero no del todo, la diferencia que iban acumulando el exceso de poco más de un cuarto de día que le sobraba a cada año. No del todo, porque cada 128 años los minutos sobrantes sumaban un día más.
El año juliano quedó pues con los 12 meses que hoy conocemos, pero con una pequeña variación: enero, marzo, mayo, julio, septiembre y noviembre (los meses impares) tenían 31 días, y los demás (los pares) 30, ¡incluido febrero en los años bisiestos! Pero, lo que hace la vanidad, Augusto no podía consentir que el mes de julio(en honor de Julio César) tuviese 31 días, y el mes instituido en su honor, agosto, tuviese sólo 30. Así que deshizo el orden de meses alternos, y le puso también 31 días al mes que llevaba su nombre. Se lo tuvo que quitar a febrero, al que dejó con 28 los años no bisiestos, y 29 los bisiestos.
Pero tampoco es este el único desajuste del calendario juliano, que al fin y al cabo no es importante para que salgan las cuentas. Es que en los nombres de los meses vuelve a pecar de inconsecuente: los antiguos meses de los romanos, eran: 1º, Martius, de 31 días; 2º, Aprilis, de 30; 3º, Maius, de 31; 4º Junius, de 30; 5º, Quintilis, de 31 (obsérvese que desde este mes hasta el décimo, el nombre es simplemente el del número de orden que ocupan en el calendario); el 6º, Sextilis, de 30 días; el 7º, September, de 30 días; el 8º, October, de 31 días; el 9º, November, de 30 días, y el 10º, el december, de 30 días. Más adelante se añadió un undécimo mes, el Februarius, al final del año; y finalmente el duodécimo, el Januarius, que se colocó al principio del año.
Al poner orden Julio César en el calendario, asesorado por el astrónomo alejandrino Sosígenes, no se preocupó de recuperar la coherencia léxica para los meses de september, october, november december, que dejaron de ser los meses séptimo, octavo, noveno y décimo, para convertirse en noveno, décimo, undécimo y duodécimo respectivamente. Conservaron el nombre ordinal, pero bien desordenado.

 El Calendario Juliano:
El Calendario Juliano sirvió para corregir los errores del calendario romano primitivo, y proporcionar a todo el Imperio las ventajas de un calendario uniforme. Julio César estableció este nuevo calendario, que entró en vigor el 1 de enero del año 45 a. de J.C., un año antes de morir asesinado. Éste fue el Calendario Juliano, que lleva el nombre de su innovador, para cuya redacción contó César con la colaboración técnica de Sosígenes, astrónomo de Alejandría. Para ajustar el calendario a las estaciones se ampliaron a 15 los meses del año 46 a. de J.C., con una duración de 445 días. Esta adición fue necesaria para corregir el retraso de tres meses que se había acumulado con relación al año trópico. El año 46 a. de J.C. fue llamado el «año de la confusión» a causa de su longitud; sin embargo, contribuyó de manera definitiva a acabar con el confusionismo hasta entonces vigente. El Calendario Juliano se basaba en el año egipcio de 365 1/4 días. Cada cuatro años se intercalaba un día (éste es el origen de los años bisiestos) y el año se dividió en 12 meses de desigual duración, puesto que 365 no es divisible por 12. En honor de César se dio el nombre de Julius al mes Quintilis. Después del asesinato de César, una falsa interpretación del sistema hizo que el día intercalar de febrero se añadiera cada tres años en lugar de cada cuatro. El sucesor de César, Augusto, corrigió el error acumulado omitiendo el día intercalar durante tres años bisiestos consecutivos y restableciéndolo en el año 8 de nuestra Era, que marca el inicio del sistema actual de años bisiestos. El Senado romano cambió el nombre del mes Sextilis por el de Augustus. Se estableció que el primer mes del año sería Enero.
A continuación se expone cual es el origen de los nombres de los meses en el calendario Juliano, los cuales proceden del antiguo calendario romano y se mantienen en el calendario Gegoriano actualmente vigente:
ENERO (Ianuarius) El nombre procede de Jano, el dios romano de las puertas y los comienzos. Enero era el undécimo mes del año en el antiguo calendario romano; aunque en el siglo I a.C., con la reforma de Julio César que estableció el Calendario Juliano, pasó a ser considerado como el primer mes. El 1 de enero, los romanos ofrecían sacrificios a Jano para que bendijera el nuevo año. Su símbolo era una cabeza de dos caras, mirando al Este y al Oeste, por donde sale y se pone el Sol.
FEBRERO (Februarius) El nombre procede de la palabra latina februa, que se refería a los festivales de la purificación celebrados en la antigua Roma durante este mes.
MARZO (Martius): Para los romanos, que nombraron este mes en honor del dios de la guerra, Marte, era el primero del año.
ABRIL (Aprilis): Los romanos dieron a este mes el nombre de abril, derivado de aperire ("abrir"), probablemente porque es la estación en la que empiezan a abrirse las flores.
MAYO (Maius): Era el tercer mes en el antiguo calendario romano y tradicionalmente se acepta que debe su nombre a Maia, la diosa romana de la primavera y los cultivos. Las celebraciones en honor de Flora, la diosa de las flores, alcanzaban su punto culminante en la antigua Roma el 1 de mayo. En Europa se levantaban mayos (palos de mayo) en las aldeas adornados con espinos en flor el 1 de mayo.
JUNIO (Iunius): La etimología del nombre es dudosa. Diferentes autoridades derivan el nombre de la diosa romana Juno, la diosa del matrimonio, o del nombre de un clan romano, Junius. Otra teoría localiza el origen del nombre en el latín iuniores (jóvenes) en oposición a maiores (mayores) para mayo, que son los dos meses dedicados a la juventud y a la vejez respectivamente. Junio era el cuarto mes en el antiguo calendario romano.
JULIO (Quíntilis): Era el quinto mes del año en el calendario romano primitivo y por eso fue llamado Quintilis, o quinto mes, por los romanos. Fue el mes en el que nació Julio César, y en el 44 a.C., año de su asesinato, el mes recibió el nombre de julio en su honor.
AGOSTO (Sextilis): Dado que era el sexto mes del calendario romano, que comienza en marzo, fue originalmente llamado Sextilis (en latín, sextus, 'sexto'). Se le dio el nombre actual en honor del primero de los emperadores romanos, César Octavio Augusto, por algunos de los más afortunados acontecimientos de su vida ocurridos durante este mes.
SEPTIEMBRE (September): Era el séptimo mes del calendario romano y toma su nombre de la palabra latina septem, siete.
OCTUBRE (October): Octubre era el octavo mes del antiguo calendario romano, tal como su nombre, octubre (en latín octo, ocho), pone de manifiesto.
NOVIEMBRE (November): Entre los romanos era el noveno mes del año (en latín, novem).
DICIEMBRE (December): Diciembre era el décimo mes (en latín, decem, 'diez') en el calendario romano.
Parece ser que Julio César deseaba que el año nuevo comenzara con el equinoccio de primavera, o con el solsticio de invierno, pero el Senado Romano, que tradicionalmente utilizaba el 1 de Enero como comienzo de su año oficial, se opuso a César, con lo que éste se vio en un compromiso y tuvo que ceder. Esta es la razón por la que aún hoy en día nuestro año nuevo comienza en un punto arbitrario de la órbita de La Tierra.
También debe mencionarse el hecho de que originalmente el mes de Febrero tenía 29 días los años normales y 30 los bisiestos. Pero al haber sido los meses del antiguo calendario Quíntilis y Séxtilis renombrados como Julio y Agosto, en honor de Julio César y César Augusto respectivamente, se decidió que el mes de Agosto tuviera 31 días en vez de los 30 que originalmente tenía Séxtilis. Para ello se le quitó un día a Febrero. La razón política para ello, fue el evitar que César Augusto pudiera haber sido considerado como inferior a Julio César.
Originalmente los romanos numeraban los años ab urbe condita, ésto es a partir de la fundación de Roma. Si este calendario hubiera seguido utilizándose, entonces el día Viernes 14 de Enero de 2000 (Gregoriano) hubiera sido Viernes 1 de Enero de 2753 a.u.c. Para obtener la fecha ab urbe condita no hay más que sumar 753 años al año correspondiente en el Calendario Juliano. El sistema de numerar los años a partir del nacimiento de Jesucristo, de la indicación A. D. (Anno Domini, año del Señor), se debe a Dionisio el Exiguo en el siglo VI.
Concretamente fue en el año 525 de nuestra era, cuando el monje Dionisio el Exiguo introdujo el calendario cristiano, al afirmar que Jesús había nacido el Sábado 25 de Diciembre del año 753 a.u.c. El clero cristiano se apresuró a difundirlo entre la población y situaron el principio de la nueva era, el AD 1 (Anno Domini 1) comenzando el Sábado 1 de Enero del año 754 a.u.c. que era el comienzo del primer año tras el nacimiento del Mesías.
Sin embargo, Dionisio cometió varios errores. El primero de ellos fue no incluir el año cero que debería situarse entre el año 1 a.C. y el año 1 d.C. Realmente no es muy justo atribuir este error a Dionisio, pues el cero era un concepto matemático desconocido en aquella época en su entorno.. Pero también cometió el error de olvidar los cuatro años en los que el Emperador Augusto gobernó bajo su propio nombre: Octavio. De este modo el error sería de 5 años en total.
Tanto Lucas como Mateo dicen en sus Evangelios que Jesús nació siendo rey de Judea Herodes. César Augusto gobernó desde el año 27 a.C. hasta el año 14 d.C. Según el historiador Flavio Josefo, Herodes fue rey entre el 37 y el 4 ó el 1 a.C. Esta indeterminación tiene su origen en que Flavio cuenta que Herodes murió antes de un eclipse de Luna. Tradicionalmente se ha admitido que el eclipse mencionado por Flavio debió ser el ocurrido la noche del 12 al 13 de Marzo del año 4 a.C. Se trata de un eclipse parcial de Luna ocurrido entre las 1:48 y las 4:06 de dicha noche. Sin embargo la noche del 9 al 10 de Enero del año 1 a.C. también se dio un eclipse de Luna, esta vez total, entre las 23:38 y las 3:12 de esa noche, siendo perfectamente visible desde Jerusalén. Cual fue el eclipse descrito por Flavio Josefo es aún materia de discusión, pero Jesús debió nacer como muy tarde antes de Enero del año 1 a.C.
Según el Evangelio de Lucas se sabe que Augusto ordenó la realización de un censo. Para Roma, el censo significaba el registro de los ciudadanos y sus propiedades para el pago de los tributos. Un proyecto de tal magnitud tuvo que realizarse en varios años. Primero se tenía que hacer un registro de todos los ciudadanos y sus pertenencias para, posteriormente, pasar a cobrar la tributación. Con el añadido de que, por lo menos en Israel, el pago de los tributos debía hacerse en la ciudad de origen, y no en la de residencia, por lo que José y María tuvieron que viajar de Nazaret a Belén. Una inscripción desenterrada en Ankara (Turquía) revela los años en que estos censos fueron llevados a cabo. De entre ellos, el más plausible es el del 8 a.C.
Sin embargo, Lucas comete un importante error.
"Por aquellos días salió un edicto de César Augusto para que se empadronara todo el mundo. Este es el primer censo hecho siendo Cirenio (Quirinius) gobernador de Siria".
(Lc. 2,1)
Pero Cirenio no fue gobernador de Siria hasta el 6 d.C. cuando Jesús tendría algo más de diez años. Según Tertuliano, fue Santius Saturninus quien gobernó Siria del 6 al 9 a.C. Cirenio fue cónsul en el 12 a.C. y el error pudo estar motivado porque entre el 6 y 5 a.C. fue Cirenio el delegado del Emperador en Siria.
Con todos estos datos puede estimarse el año del nacimiento de Jesús entre el 8 y el 4 a.C.
Y, ¿qué hay del 25 de Diciembre? Esta fecha empezó a usarse como día del nacimiento a partir del año 336 d.C. Esto se hizo para convertir en fiesta cristiana la pagana que hasta entonces se celebraba, ligada al antiguo culto al Sol: la fiesta del Dies Solis Invictis Natalis, fiesta del Sol que renace todos los años y que en siglo II d.C. se fijó el 25 de Diciembre, considerando que era entonces el día en que el Sol entraba en el solsticio de invierno.
Epifanio (315-403 d.C.) da el 6 de Enero del 752 a.u.c. (2 a.C.) como fecha de nacimiento, que es como se celebra en el oriente cristiano. Esta fiesta también tiene un origen pagano ligada a la gran fiesta del Templo de Core. Clemente de Alejandría propone el 18 de Noviembre del 3 a.C. todos ellos obedeciendo a una tradición que asegura que Jesús nació a mediados del invierno.
Si se continua leyendo a Lucas se ve que:
"Había unos pastores acampados al raso y velando sobre sus rebaños"
(Lc. 2,8)
Las condiciones climatológicas en Palestina eran tales que durante Diciembre y Enero llovía bastante y en Belén eran comunes las heladas en los meses de Diciembre, Enero y Febrero. No podía haber entonces ovejas en los campos. Los rebaños eran llevados a pastar los meses de Marzo a Noviembre y los pastores estaban con ellos en la primavera, de Marzo a Abril. Luego, si se tiene ésto en cuenta, probablemente no pudo ser durante un invierno el nacimiento de Jesús.
Volviendo al "olvido" de Dionisio el Exiguo de contar el año cero, las consecuencias aún continúan produciéndose actualmente. Tampoco existió el siglo cero, de manera que el intervalo de tiempo de 100 años de duración, comprendido entre el día 1 de Enero del año 1 y el 31 de Diciembre del año 100, recibió el nombre de Siglo I. Así pues, el Siglo II comenzó el 1 de Enero de 101, y acabó el 31 de Diciembre de 200. Aplicando sucesivamente esta regla, tenemos que el siglo XX comenzó el 1 de Enero de 1901 y terminará el 31 de Diciembre de 2000. Por lo tanto, el Siglo XXI comenzará el 1 de Enero de 2001 y terminará el 31 de Diciembre de 2100.
Todos los años del Siglo XX, salvo el año 2000, comienzan con los dígitos 19... Todos los años del Siglo XIX, excepto el año 1900, comienzan con los dígitos 18... Sería preferible que comenzaran por 20... y 19... respectivamente, pero todo esto se deriva de la inexistencia del año cero y del siglo cero. 
En cambio si se hubiera considerado la existencia del año cero y del siglo cero, este hubiera comprendido desde el 1 de Enero del año 0 hasta el 31 de Diciembre del año 99. Por lo tanto, el 31 de Diciembre de 1999 terminaría el Siglo 19 y el 1 de Enero de 2000 comenzaría el Siglo 20 (obsérvese que no se utilizarían números romanos para los siglos, de haberse hecho así), el siglo 20 terminaría el 31 de Enero de 2099, comenzando el Siglo 21 al día siguiente, el 1 de Enero de 2100.  

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