domingo, 22 de enero de 2017

Estilos arquitectónicos del siglo XIX

Arquitectura ecléctica

El Real Casino de Murcia, conocido habitualmente como Casino de Murcia, es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de MurciaEspaña. Se encuentra en el centro de la misma, en la calle Trapería, no lejos de la catedral. El edificio, cuya construcción comenzó en 1847 es una mezcla de distintas corrientes artísticas que coexistieron en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX en España y fue declarado monumento histórico-artístico nacional en 1983, por lo que en la actualidad está considerado bien de interés cultural, con la categoría de «monumento».1
El edificio es la sede de la institución del mismo nombre, que funciona como un club privado. Abierto a visitas turísticas y otros eventos, es el edificio civil más visitado de la Región de Murcia2 y, contando solamente los grupos organizados, lo visitan anualmente un promedio de 150 000 personas, de las que 25 000 son extranjeras.1
Tras un periodo de creciente deterioro provocado por la crisis de la institución, el edificio ha sido profundamente restaurado entre los años 2006 y 2009. Con motivo de la finalización de las obras de restauración, el rey Juan Carlos I de España concedió al Casino de Murcia el título de Real.

Descripción

La fachada de la calle Trapería, de principios del siglo XX, es de estilo ecléctico con influencias modernistas e historicistas diseñada por Pedro Cerdán. A ambos lados de la puerta principal se abren dos salas acristaladas conocidas popularmente por su aspecto como peceras,1 cuya exquisita decoración, obra de Manuel Castaños, fue reutilizada en el Palacio de Parque Florido, actual sede del Museo Lázaro Galdiano de Madrid.
Traspasada la puerta de entrada y un pequeño vestíbulo neobarroco se accede al Patio Árabe, cuya espectacular decoración de estilo neonazarí, obra de Manuel Castaños, requirió más de 20 000 láminas de pan de oro. La bóveda estrellada que cubre el patio es la parte más alta del edificio. Una inscripción en árabe que reza «Nada más grande que Alá» se repite a lo largo de todo el perímetro.
Otra dependencia visitable es la biblioteca, obra de 1913, en la que destaca su tribuna superior de maderas talladas, sustentada por ménsulas de fundición que representan flamencos, y los miles de volúmenes en encuadernaciones antiguas. El tocador de señoras está decorado con alegorías femeninas de la diosa Selene pintadas en el techo, mientras que el salón de té tiene un espectacular techo de escayola, totalmente recuperado tras su desplome a finales de los años 1970.1
El patio denominado pompeyano es de estilo neoclásico y tiene en el centro una Venus, obra de José Planes, sobre un pedestal con episodios de la vida de Zeus.
La dependencia más notable del edificio es el salón de baile, un gran espacio de doble altura de estilo neobarroco que data de 1875. Los techos están decorados con alegorías de la poesía, la pintura, la música y la arquitectura, así como retratos de murcianos ilustres como José Moñino, conde de Floridablanca, el escultor Francisco Salzillo, el pintor Nicolás de Villacis y el actor Julián Romea. En las paredes encontramos estucos con alegorías del baile. El suelo es de entarimado taraceado y cinco arañas de cristal de Bacarat dan luz al salón con sus más de setecientas bombillas.
El edificio contiene una magnífica colección de pinturas del siglo XIX español que incluye obras de Germán Hernández AmoresPedro Sánchez Picazo (1863-1952), Juan Antonio Gil Montejano y Obdulio Miralles, entre otros, que cuelgan de las paredes del Salón de Armas, el Congresillo y la Antesala del Salón de Baile.







La casa número 13 de la avenida de España, más conocido como "Palacio de los Málaga", es un palacio de la ciudad de Cáceres (España). Fue propiedad de don Evaristo Málaga y se construyó entre 1932 y 1934 por el Arquitecto don Miguel López Murena.

Descripción

Cáceres no está alejada de ciertos postulados nostálgicos, típicamente eclécticos, que introducen todo un programa de remembranzas, adaptado a las necesidades sociales de la burguesía, el interior de la ciudad, remodelado, ha de tener una proyección fuera del casco, barajándose los binomios nostalgia-futuro y patrimonio-capital económico, que requieren unos espacios concretos de acuerdo con las concepciones modernas, donde organizar comportamientos urbanizadores.
Dentro de este interesante panorama se levantaron edificios que caracterizaron las vías más importantes, creándose nuevos ejes que definieron la infraestructura viaria futura. Desde este punto de vista, la vivienda unifamiliar, propuesta por los arquitectos del norte peninsular, será la que mayor difusión tenga en las ciudades españolas.
Cáceres en 1874, según Francisco Coello, se extendía al suroeste por el Arco de San Antón, que limitaba con el camino de Malpartida, hoy paseo de Cánovas. Por lo tanto, el ensanche se dio hacia la parte más llana, coincidiendo con el camino hacia el ferrocarril. Las referencias que marcaron el diseño estuvieron dadas por el hospital y el asilo, constituyendo una de las mejoras urbanas más significativas, a partir de aquí se levantarán entre 1927 y 1929 la casa número 13 de la avenida en 1927, también el número 5, el «Cine Norba» fue inaugurado en febrero de 1934 (siendo la otra guía urbanística junto el chalé en cuestión, para trazar lo que será la avenida de la Montaña), entre 1937 y 1939, en dos fases, se construirá el edificio racionalista de la casa de «Los Picos».
López Murena, natural de San Pedro (Albacete), nace en 1887 y muere en Trujillo en 1949. Fue Arquitecto municipal de la villa de Trujillana y en 1904 ingresó en el catastro de la ciudad cacereña, proyectando y construyendo varios edificios en la capital. Un ejemplo es la casa de la calle Parras, número 27, donde la distribución y los materiales empleados están dentro de las concepciones todavía modernistas.
El chalé de la avenida de España es un inmueble ajardinado, que presenta la fachada a dos calles. Fue concebida por don Evaristo Málaga, basándose en los edificios contemporáneos que se realizaron en la provincia de Guipúzcoa. La planificó López Murena, aportando su creatividad y fue ayudado por Juan Blanco, maestro de obra.
El análisis de la casa se puede desdoblar en dos capítulos. Uno que atienda a las características arquitectónicas y otro a la función urbanística para la que fue concebida.

El edificio

El edificio consta en su alzado de tres plantas. La fachada principal está orientada al paseo de Cánovas, y consta de un porche que hace de podio sobre el que se asientan dos miradores cuadrangulares. El frente, que da a la avenida de la Montaña, se compone de un mirador estrecho de planta curva y rematado con un balcón, que sirve de eje para la distribución simétrica de los numerosos vanos que se abren en toda su superficie; hay cierta similitud con la fachada de la casa de la calle Parras. El chaflán que divide las dos fachadas lo componen miradores circulares, fragmentados verticalmente por tres bandas rectangulares, que a la vez se quiebran por molduras curvas que hacen la función de arquitrabe. Terminan en una cornisa y una balaustrada, que hace de guía a todo el chalé, rompiendo la estructura rectangular de la azotea. El mirador circular establece el punto de referencia para disponer asimétricamente las frontales enfoscadas con mortero de cemento. Estos chocan con la disposición axial de la decoración.
El edificio se remata con una terraza cubierta por baldosas catalanas y se corona con una balaustrada de piedra que alberga dos cartelas. La ornamentación, no demasiado profusa, se basa en elementos florales (guirnaldas y conchas de color amarillento y azulado, semejante al de la casa de la calle Parras) y obedece a dos conceptos, el escenográfico y el intento de dotar de cierta racionalidad a la planta irregular que determina habitaciones ilógicas y un número considerable de recovecos.
Desde el punto de vista urbanístico, el edificio se construyó en un solar irregular destinado a vertedero de cascajos de los edificios demolidos en el interior de Cáceres. Se atuvo a las ordenanzas sobre construcción, por las que las edificaciones de menos de cinco pisos deberían ser chalés. Ello repercutió en su desigualdad al trazar las plantas, forzando el proyecto para que las fachadas fueran paralelas a las dos calles, a la avenida de España y a la avenida de la Montaña.
La casa posee un valor urbano de capital importancia al jerarquizar la configuración espacial de dos vías que propiciarán el desarrollo hacia el sur y el suroeste. El espacio que ocupa el edificio fue un proyecto que estuvo definido en función de una continuidad urbana y una alternativa con valor histórico, capaces de generar la amplitud y la territorialidad de Cáceres.
Por lo tanto, habrá que valorar el chalé como un microespacio donde confluyen relaciones complejas como la integración del nuevo caserío que se generará alrededor, las funciones sociales y los valores arquitectónicos y patrimoniales que el edificio posee.
En definitiva, la vivienda número 13 de la avenida de España responde al momento histórico del ensanche, donde se prodigaron casas unifamiliares de cierto lujo, desenfado y fantasía, ejemplo fuera de Cáceres se pueden citar los chalés que se construyeron en la avenida del Ejército en Plasencia. Pertenece al eclecticismo, típico de la arquitectura española de la primera mitad del siglo y se incluye en la idea de singularidad. Las creaciones de los Arquitectos Ángel Pérez, Francisco Calvo y Miguel López Murena pretendieron unir la función y el diseño para dar coherencia al ensanche. Su valor urbanístico y patrimonial es por lo tanto irrefutable. Su situación, como eje vial que distribuye las perspectivas espaciales y sus especificidad arquitectónica e histórica son los suficientemente rotundas para no derribar el edificio a favor de viviendas plurifamiliares y conservar su carácter constructivo, considerado como patrimonio artístico.







El Círculo Alcireño, o La Gallera de Alcira, como es popularmente conocido, es un club social recreativo inaugurado en 1883 en la ciudad española de Alcira, en la provincia de Valencia. En la actualidad es un centro eminentemente cultural. En él se celebran eventos sociales y culturales muy diversos, como presentaciones literarias o reuniones de asociaciones. También se celebran exposiciones de arte o campeonatos de billar.
El edificio del Círculo Alcireño, situado en la calle de las Escuelas Pías, 1, es Bien de Relevancia Local con identificador número 46.20.017-018.

Historia

Sus orígenes se remontan a 1872. Fue denominado inicialmente Círculo Gallístico, y en él se celebraban espectáculos de pelea de gallos con aves traídas de Filipinas. El círculo fue promovido por la pujante burguesía terrateniente de la ciudad, deseseosa de disponer de elegantes salones para su recreo. El edificio, de estilo neoclasicista, presenta un ecléctico modernismo historicista. Fue inaugurado el 19 de diciembre de 1883. Pronto el círculo se convirtió en casino en el que se jugaba al bacarrá, al póker, al golfo y al ajedrez, celebrándose en sus salones charlas y tertulias, así como eventos sociales de toda índole. La condición de socios se ha ido transmitiendo tradicionalmente de padres a hijos.
Con motivo del centenario de la institución, se llevó a cabo una remodelación del edificio, según el proyecto del arquitecto palestino Elías, para la cual fue decisivo el apoyo del industrial Luis Suñer. La obra fue inaugurada el 23 de diciembre de 1983.
En los últimos años el Círculo Alzireño La Gallera ha emprendido una nueva estrategia con la intención de abrir aún más la institución a la vida social, económica y lúdica de la ciudad de Alcira y de la Ribera del Júcar. Con el lema "El Círculo está abierto, entras" Existe un plan de actividades divididas en cuatro áreas, a saber, escuelasarteseventos y fundación, cuya finalidad es afianzar su centenaria trayectoria, realizando una labor más solidaria y comprometida con los problemas sociales.
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