miércoles, 18 de enero de 2017

Monumentos por países - España

Mausoleos

La Torre de los Escipiones (en catalánTorre dels Escipions), es una torre funeraria construida por los romanos a las afueras de Tarraco, antigua ciudad romana que se corresponde con la actual ciudad de Tarragona (España). La torre de los Escipiones es uno de los elementos del «Conjunto arqueológico de Tarraco», declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, siendo identificada la torre con el código 875-010. Es una de las tres torres funerarias romanas mejor conservadas de la Península Ibérica, con la Torre Ciega (Cartagena) y la Torre de Sant Josep (Villajoyosa).

Historia

Se construyó en la mitad del siglo I d.c, a seis kilómetros de la ciudad de Tarraco, capital de Hispania Citerior, en el trazado de la Vía Augusta, la calzada romana que atravesaba toda la Península desde los Pirineos hasta Gades, (Cádiz), y és uno de los monumentos funerarios de la época romana que aún se conservan más importantes de toda la península ibérica.

Características arquitectónicas

Es un monumento turriforme, con tres plantas superpuestas en forma decreciente. Está construida con sillares rectangulares. En el cuerpo intermedio hay dos relieves que representan al dios de Frigia Atis divinidad de la muerte y la resurrección, hijo de Pessinunte y además en el mismo nivel se encuentra una cámara funeraria que cobijaba el ajuar del difunto; Mide en su base 4,40 x 4,70 m..

Curiosidades

Su nombre proviene de un error en la identificación de los dos relieves del dios Atis que durante años se identificarón como los de los hermanos Escipión.






La Torre de Sant Josep (en españolTorre de San José), es una torre funeraria romana que se encuentra a 3 km al NE de Villajoyosa (España), antigua ciudad romana de Allon (Hispania Tarraconensis). Está declarada Bien de Interés Cultural desde 1990, con el nombre de Torre de Hércules.2 Se trata de uno de los principales iconos de la arqueología romana de la Comunidad Valenciana.

Historia

El primer historiador que da noticias sobre el monumento es Gaspar Escolano (1610). En el s. XVIII el primer arqueólogo alicantino, Antonio de Valcárcel, Conde de Lumiares, realizó excavaciones en la zona. A finales del s. XVIII, Alexandre de Laborde visita y describe el monumento en su obra Voyage Pittoresque et Historique de l'Espagne, publicado en 1806 e ilustrado con espléndidos grabados del monumento, obra de François Dequevauviller.
Lorenzo Abad y Manuel Bendala publicaron el primer estudio detallado del monumento en 1985, y recientemente el primero de ellos ha publicado una revisión y actualización del mismo.3 Según estos investigadores se construyó hacia el 2º cuarto del s. II d. C. Estos monumentos solían ubicarse junto a las calzadas, como todas las tumbas romanas. Sin embargo, la Torre de Sant Josep es excepcional porque parece haberse erigido no para ser contemplada desde un camino de tierra sino desde el principal camino de la Antigüedad: la mar. De hecho, se encuentra situada sobre un talud en primera línea de costa, en la cala del Torres, de forma que destaca claramente en el paisaje cuando se navega frente a ella. Se trata del mayor de los tres monumentos funerarios turriformes de la época romana mejor conservados de la península ibérica, junto con la Torre de los Escipiones (Tarragona) y la Torre Ciega (Cartagena).
El año 2007 fue muy importante en la historia de la torre: el Ayuntamiento de Villajoyosa, dentro de la urbanización de la zona, acometió la demolición del cuerpo superior moderno construido sobre la torre y de la casa anexa al monumento. También se acometieron las excavaciones del entorno, ya propiedad municipal, dentro del Proyecto Villajoyosa Romana: de la República a la Antigüedad Tardía, desarrollado por Vilamuseu (Sección Municipal de Arqueología, Etnografía y Museos) y el Área de Arqueología de la Universidad de Alicante, bajo la codirección de Lorenzo Abad, Sonia Gutiérrez e Ignacio Grau (Universidad de Alicante), y de Diego Ruiz, Amanda Marcos y Antonio Espinosa (Vilamuseu).
En 2011 se ha retomado el proyecto de restauración de la torre por la Dirección General de Patrimonio de la Generalidad Valenciana y el Ayuntamiento de Villajoyosa. El proyecto original, obra del arquitecto Santiago Varela, está siendo revisado y adaptado a los recientes descubrimientos e investigaciones, para una próxima ejecución. En 2012 han comenzado a realizarse visitas guiadas al monumento, así como eventos de recreación con la colaboración del grupo recreacionista Legio VIIII Hispana de la Asociación Hispania Romana, para su puesta en valor incluso antes de su restauración.
En la actualidad se encuentra completamente reconstruida.

Características arquitectónicas

Es un monumento turriforme (es decir, en forma de torre), de los llamados "de edicula cerrada", es decir, que su interior no tenía acceso alguno. Está construida con sillares rectangulares. Tiene un basamento escalonado, sobre el que, tras una moldura en cyma recta, se asienta el cuerpo principal, que también es de sección rectangular, con el eje mayor orientado E-O. Está decorado con pilastras de esquina con su basa, fuste y capitel corintio sencillo. El tercio superior se desmontó probablemente en el s. XVI con la intención de aprovechar la piedra en las murallas de Villajoyosa, aunque muchos sillares quedaron en sus inmediaciones, y entre ellos elementos de todas sus partes, como un capitel de esquina; fragmentos de arquitrabe, friso y cornisa; e incluso un sillar con un rebaje rectangular frontal que pudo albergar una placa con la inscripción del difunto. Según L. Abad y M. Bendala, el monumento pudo estar coronado por un pyramidium, o remate en forma de pirámide, como muchas torres similares, aunque no se conservan restos del mismo. En la tercera hilada de las caras E y O del monumento hay sendos orificios de sección inclinada hacia el interior, para hacer las libaciones (ofrendas funerarias de líquidos, especialmente vino) al difunto.
La torre es muy similar a la de Daimuz (Valencia), que fue desmontada en el s. XIX.
La torre se declaró bien de interés cultural con su nombre más reciente, Torre de Hércules, derivado del apellido de uno de sus últimos propietarios. Sin embargo, durante siglos se conoció como Torre de Joseph y más tarde este nombre derivó en el de Sant Josep, por una santificación de topónimos frecuente en la cultura popular cuando se pierde la explicación del origen de un nombre. Se ha pensado que Josep pudo ser un antiguo propietario, aunque recientemente se ha propuesto también que la propuesta de Gaspar Escolano (1610) de que el nombre de Josep derivara del de Josa no ande desencaminada, porque en la Edad Moderna el nombre valenciano de Villajoyosa (Vila Joiosa) aparece frecuentemente contraído en la forma Vilajosa, con lo cual el nombre antiguo podría haber sido Torre de (Vila) Josa, y de ahí derivar al de Sant Josep.
Al parecer en el s. XIV, tras la conquista por la Corona de Aragón, se practicó un portillo en la cara norte para expoliar el interior. En las excavaciones de 2011 se ha constatado diferentes zanjas de expolio, hasta mediados del s. XX. No quedaba rastro del difunto ni de su ajuar funerario, salvo dos dientes humanos sin trazas de haber sido quemados, lo que hace pensar en la posibilidad de que se trate de una de las primeras torres con rito de inhumación de la península ibérica, ya que durante el s. II se produce el cambio del rito funerario de la cremación del cadáver a su enterramiento sin quemar.







El columbario romano Torre del Monje se encuentra en el término municipal de Almuñécarprovincia de Granada (AndalucíaEspaña). Se sitúa en una pequeña loma, junto a la carretera A-4050, que conecta Almuñécar con Jete, en la vega del río Verde. A poco más de un km en línea recta, al otro lado del río, se encuentra también el columbario romano Antoniano Rufo o La Albina. Es Bien de Interés Cultural desde 1931.

Descripción

Construido directamente sobre la roca, adaptándose perfectamente a la pendiente natural.
Es de planta cuadrada, de 3 metros de lado al exterior y 6 metros de altura en su lado Este, desde la base del extremo superior, es decir, una proporción de 2 a 1 entre la altura y la anchura, lo que le confiere un acusado aspecto turriforme. La parte superior se remata con un filete de lajas de pizarra simulando una cornisa y se cierra con una falsa bóveda, que al exterior muestra una deficiente restauración.
En los lados Norte, Sur y Este del columbario, los que por adaptación al relieve son de mayor altura, y por tanto más visibles, la obra se va ampliando escalonadamente de arriba hacia abajo, en cuatro ampliaciones, hasta alcanzar en su base los 3,80 metros del lado Este. De esta forma se consigue la idea de un exterior más monumental, como elevado sobre gradas o plintos. En su interior se superponen dos pisos, al inferior de los cuales se accede por un hueco cuadrangular practicado en el suelo. En las paredes se abren los nichos donde se depositaban las urnas cinerarias, un número de diez por paño, dispuestos en dos filas de a cinco, salvo en los casos en que aquellos se interrumpen por un ventanuco y la puerta, abierta en el trascurso de una restauración mediocre del monumento.
Estos nichos resultan de la colocación, de forma regular, de gruesas y planas lajas de pizarra entre las dos hiladas de piedra de los extremos de cada paño y el pilarete central, que marca la separación entre ambas filas.
El interior queda cerrado por una bóveda de cañón a la que se acomoda la obra de los paños Este y Oeste, terminados en medio punto.
La fábrica es de sillarejo irregular de pizarra trabado con mortero, con lajas más gruesas y rectas en los vértices, del mismo tipo que las usadas en otras obras arquitectónicas romanas de la zona.3
Ubicación de la Torre del Monje, junto a la vega de río Verde.  
Nichos en el interior del columbario.  

Historia

Su construcción corresponde a un periodo de intensa romanización en el que continúa vigente el rito de incineración y en el que las estructuras sociales permiten la edificación de enterramientos suntuarios familiares, perteneciente a una villa situada a unos 150 metros de distancia. Se construiría entre finales del siglo I d. C. y principios del II d. C.

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