jueves, 27 de abril de 2017

CUADROS POR AUTOR

La Exposición del cuerpo de San Buenaventura es un cuadro de Francisco de Zurbarán de 1629 expuesto en el Museo del Louvre de ParísFrancia. Está pintado al óleo sobre lienzo y mide 250 cm de alto por 225 cm de ancho.
La obra representa el ritual del velatorio o exposición del cadáver del santo franciscano Buenaventura de Fidanza y se enmarca en una serie sobre él, de la que se conservan algunas pinturas en el Museo del Louvre, por ejemplo San Buenaventura en el concilio de Lyon, que precede en la secuencia cronológica a la Exposición del cuerpo.
Tras enfermar Buenaventura, al monje toscano le aquejaron tan fuertes convulusiones que no pudo recibir la extremaunción, pero entonces la Hostia atravesó su cuerpo, recibiéndola así por milagro.
San Buenaventura tiene el rostro lívido, está vestido con los hábitos litúrgicos y se destaca en sus piernas un capelo cardenalicio de vivo color encarnado sobre sus blancas ropas.
La composición es una de las más arriesgadas y mejor resueltas de Francisco de Zurbarán,1 que se caracterizaba usualmente por la sencillez de la disposición de los elementos figurados en el cuadro. Yace en un escorzo en diagonal, rodeado de personajes dispuestos en semicirculo a su alrededor, entre los que se encuentran el papa Gregorio X y el rey Jaime I de Aragón. Los rostros parecen ser estudios del natural, por su fuerte individualización y personalidad.







Hércules lucha con el león de Nemea es un cuadro de Francisco de Zurbarán expuesto en el Museo del Prado de MadridEspaña. Está pintado al óleo sobre lienzo, y mide 151 cm de alto por 166 de ancho.
Hércules debía realizar doce trabajos para Euristeo, aunque Zurbarán sólo pintó diez para el Palacio del Buen Retiro por razones de espacio. El que nos ocupa se trata del primer trabajo del héroe. Es por esta razón que aparece completamente desnudo, puesto que su vestidura tradicional a la hora de representarle consiste en la piel de este león, que evidentemente va a morir. Son raros los desnudos integrales en el arte español, y más aún los de tema profano, no pintados con la excusa de un San Sebastián, por ejemplo, o un Cristo en la Cruz. Zurbarán probablemente se inspiró para llevar a cabo éste en un grabado, pues la musculatura que realiza es muy lineal y de sombreado muy marcado. El héroe destaca del resto del lienzo gracias al fogonazo de luz sobre su cuerpo. Del león apenas intuimos la cabeza, puesto que el resto se encuentra esbozado y en la oscuridad. Hércules trató de matarlo primero a flechazos (las flechas se encuentran a sus pies, rotas) pero ante la dificultad se abalanzó directamente sobre la fiera y la mató con sus propias manos. La razón del tema se encuentra en la identificación tradicional del héroe con la dinastía española. Hércules lucha contra el león para librar la región de Nemea de su terror: de la misma manera, el rey español Felipe IV es el protector y defensor de su pueblo.

Hércules lucha con el león de Nemea, por Zurbarán.jpg







Hércules lucha contra la hidra de Lerna es un cuadro de Francisco de Zurbarán expuesto en el Museo del Prado de MadridEspaña. Está pintado al óleo sobre lienzo, y mide 133 cm de alto por 167 cm de ancho.
Segundo cuadro de la serie de los Trabajos de Hércules, realizada para decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro de Madrid. En esta escena el héroe ya viste la piel del león de Nemea al que acaba de matar. Esta vez, Hércules ha de enfrentarse con un monstruo de siete cabezas que aterrorizaba la costa de la laguna de Lerna. Nuevamente la imagen transmitida por el héroe y que se transmite a su supuesto descendiente, Felipe IV, es la de un pacificador. Esta vez el personaje no aparece solo sino que le acompaña su sobrino Iolao. La técnica es de todo punto similar a la del resto de la serie, acentuándose los rasgos tenebristas y los contrastes entre luces y sombras.

Hércules lucha con la hidra de Lerna, por Zurbarán.jpg







Hércules separa los montes Calpe y Abyla es una pintura al óleo de 1634 realizada por el pintor español Francisco de Zurbarán. Se encuentra expuesta en la sala 26a del Museo del Prado en Madrid, procedente de la antigua Colección Real del Palacio del Buen Retiro.

Descripción

La pintura representa al héroe griego Hércules, que se encuentra en el centro de la composición realizando un gran esfuerzo tratando de mover dos acantilados. Se muestra de pie desnudo con las piernas abiertas y ligeramente flexionadas, el torso y la cabeza están inclinados hacia delante. Las manos sostienen dos piezas de metal, adheridas a las rocas cortadas que intenta separar el héroe. Entre ambos peñascos y detrás del personaje, se observa una pequeña parte del mar.
La composición de esta pintura está centralizada en la esforzada acción del héroe, el cual con un difícil escorzo del que no se ha encontrado referencia visual anterior y que, igual que sucede con el resto de las obras que componen la serie, fue pensado para ser visto desde abajo.2Son especialmente interesantes las soluciones pictóricas aportadas por el pintor para resolver las distintas zonas de la obra. El autor aboceta de forma muy simple las rocas y el fondo marítimo, y realiza este último mediante pequeñas pinceladas más empastadas. En el cuerpo de Hércules, se encuentra el color en densidades diferentes que sirven para mostrar la coherencia anatómica a este complicado escorzo.3

Temática

La escena de esta pintura recoge una de las obras de la serie que le fue encargada a Zurbarán para decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro. La serie mitológica debía representar Los doce trabajos de Hércules. Al haber sido inventariados sin nombre de autor, no se atribuyó su completa autoría hasta el año 1945, gracias a la documentación encontrada donde se recogía el pago a Zurbaran «por diez cuadros de los trabajos de Hércules».2
En la Testamentaría de Carlos II el tema se registra equivocadamente como un «Hércules sosteniendo la bóveda celeste» -cuando Hércules fue Atlante del mundo-, y el historiador Elías Tormo en 1911, identificó el episodio como el de la separación de Calpe (Peñón de Gibraltar) y Abyla (Monte Hacho, en Ceuta), un tema prácticamente inexistente para los autores del mundo clásico, como señaló Rosa López Torrijos. Esta estudiosa rechaza la interpretación de Tormo por considerar que solamente Séneca hizo referencia al episodio, sin tener repercusión alguna en los autores españoles, más atentos a relatar la colocación de las dos célebres columnas, con el episodio Non plus ultra, que cambiaría luego Carlos I, gracias a sus territorios ultramarinos, por la divisa Plus Ultra.4 Recuerda López Torrijos que, según textos como la Historia general de España del padre Mariana, las columnas eran en realidad dos peñascos que sirvieron para estrechar el paso de agua entre el Atlántico y el Mediterráneo. Ahondando en esta idea, la misma autora señala la actitud de Hércules en este lienzo, tirando para sí de las empuñaduras, reflejando la actitud de acercar los dos peñascos; una observación que parece convincente y que reforzaría la visión del monarca español como cohesionador y no separador de tierras y reinos. Sin embargo Baltasar de Victoria, una década antes de la realización de esta serie, citó expresamente el episodio de la separación de los montes. Tanto en la narración de Mariana como en la de Victoria, se hace referencia a la relación de Hércules con España y la creación de la divisa de los Austrias, lo que justificaría la inclusión del episodio en el ciclo de los trabajos y su especial marca hispánica.3 Las columnas de Hércules son también utilizadas por la ciudades de Cádiz y Melilla y en el emblema de Andalucía así como en el escudo de armas de España.
Hércules separa los montes Calpe y Abyla, por Zurbarán.jpg

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