martes, 25 de abril de 2017

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puertas monumentales de andalucía

La Puerta de Córdoba es un edificio histórico situado en el municipio de Carmona (Sevilla), comunidad autónoma de Andalucía, en España.

Historia

La actual Puerta de Córdoba es el resultado de diversas reformas y restauraciones sobre la puerta del recinto amurallado de la Carmo romana. De su construcción original en el siglo I d.C. se conservan aún los paramentos que llegan hasta el alcor, dos pilastras en relieve, configuradas a la manera clásica —basa ática sin plinto sobre un doble zócalo—, parte de los dos torreones semioctogonales que la flanquean, la escalera y su bóveda. Los paralelos arquitectónicos, permiten fechar la obra en tiempos de Augusto o Tiberio.

Siglo I d.C.

Por su monumentalidad y su escasa capacidad defensiva no tenía función de fortaleza, sino de símbolo propagandístico del Imperio Romano. La Puerta de Córdoba ha destacado siempre por su valor estratégico y su emblemática ubicación como único acceso visible de Carmona desde la vega (cruzada por el tramo Corduba-Hispalis de la Via Augusta). Este valor de la ciudad es el que debió de influir en su composición a modo de porta triumphalis, erigida como un gran arco de triunfo destinado a honrar al poder romano, que había traído la paz y la prosperidad a la provincia Bética.
La Puerta pertenece a la parte de la muralla situada en su flanco Este, al final del cardo máximo, una de las vías principales de la ciudad romana, y que coincidía con el trazado de la Vía Augusta, que era el principal medio de comunicación y transporte de la Hispania Romana, una extensa vía que alcanzaba desde los Pirineos hasta Cádiz, atravesando las principales ciudades romanas de la provincia Bética y la Tarraconense.
Para su construcción se acondicionó la vaguada en la que se asienta y gran parte de las elevaciones del terreno se rebajaron. En época romana su altura era mucho mayor que en la actualidad, visible a varios kilómetros de distancia hacia el Este, pues contaba con un cuerpo superior no conservado, ya que las torres octogonales tenían al menos dos plantas, con escaleras de acceso laterales. Dichas torres fueron construidas con sillares almohadillados y estaban decoradas con columnas cuadrangulares y acanaladas, adosadas a las esquinas. Son visibles los restos de estas columnas en una de las torres.
Medía más de 30 metros de anchura, pero debido a las numerosas reformas solo se conservan los lienzos de muralla a ambos lados de la puerta y uno de los torreones poligonales. Contaba además con tres arcos, dos de los cuales eran peatonales y el tercero estaba destinado al paso de carruajes.
La fachada que da al interior de la ciudad estaba igualmente estructurada en dos pisos. Poseía un podio de más de dos metros de altura, decorado con semicolumnas y pilastras.

Siglo XIV

La Puerta mantuvo su configuración romana original hasta la primera reforma, que ocurrió durante el reinado de Pedro I, consistente en la construcción del Alcázar de la Reina a la derecha del conjunto, que fue demolido posteriormente, en tiempos de los Reyes Católicos.

Siglo XVI

El terremoto del 15041 provocó el derrumbe de una de las torres, que fue posteriormente reconstruida.

Siglo XVII

En 1603 se derrumbaron los arcos de la estructura central, pero fueron completamente reconstruidos. Durante el reinado de Carlos II, en el año 1688, se llevaron a cabo las obras para una reedificación general del conjunto, a las que hace referencia una inscripción ubicada en el interior del arco.

Siglo XVIII

El terremoto de 1755 también ocasionó daños al monumento. Entre 1796 y 1800 se realizaron las últimas remodelaciones, a cargo del arquitecto neoclásico carmonense José de Echamorro, responsables del aspecto actual de la fachada. El proyecto configuró la Puerta con un solo arco semicircular en el centro, flanqueado por dos pares de columnas, y dos pares más junto a los torreones para otorgarle simetría al conjunto. Se añadió un cuerpo superior, separado del inferior por una balaustrada, rematado con un frontón triangular y abierto con un balcón al exterior.

Siglo XXI

En el año 2000 se realizó un exhaustivo análisis y restauración con la intención de devolver a la Puerta un aspecto más similar al original. Actualmente, por el vano del arco se puede acceder al Centro de Interpretación de la Puerta de Córdoba.

Protección

En la actualidad es Bien de Interés Cultural (Monumento histórico-artístico, por Decreto de 3 de junio de 1931), con código de identificación SE/025/005. Se encuentra bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español. En el año 1993 la Junta de Andalucía otorgó reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía.





La Puerta de Córdoba es una de las antiguas puertas de la muralla de Sevilla en AndalucíaEspaña, y una de las pocas del recinto amurallado que no fue demolida en el siglo XIX. Se encuentra situada en las proximidades de la Puerta del Sol ya desaparecida. El topónimo que la designa aparece registrado por vez primera en el Libro del Repartimiento y otros documentos relacionados del siglo XIII, tras la reconquista de la ciudad por las fuerzas cristianas. Fue la única puerta de la ciudad que no fue afectada por las obras de reforma que se realizaron durante el siglo XVI, sin embargo en 1569 sufrió varias modificaciones, se erigió en ella una capilla y en 1600 pasó a integrarse en la fachada de la iglesia de San Hermenegildo que se construyó en el lugar en honor de este santo.





La puerta de Jerez (conocida por los musulmanes como Bab-al-Faray)1fue una de las puertas de acceso del recinto amurallado de la ciudad de Sevilla (Andalucía). Debió su nombre a que en ella se iniciaba el camino en dirección a la ciudad de Jerez de la Frontera (Cádiz) y se situaba en las inmediaciones de la actual plaza Puerta de Jerez, en el céntrico barrio de Santa Cruz.
Derribada en el año 1846, se conservan algunos dibujos y grabados de los siglos XVIII y XIX que la representan.

La puerta de Jerez se ubicaba aproximadamente al final de la avenida de la Constitución, entre la esquina de la calle San Fernando y la fuente de Sevilla.2 Fue construida durante la ampliación llevada a cabo por el sultán Ali ibn Yusuf en el periodo almorávide de la ciudad.3
En el año 1248, durante el asalto de la ciudad por parte de Fernando III de Castilla, fue protagonista de la entrada del rey, de incógnito, según cuenta la leyenda por mandado de la Virgen de los Reyes. Estando en su campamento el rey le rogó que ayudase en la victoria, y ésta le habló y le dijo que fuese hasta la mezquita mayor y rezase ante la Virgen de la Antigua; el rey regresó sano y salvo y posteriormente se llevó a cabo la conquista de la ciudad.4 5
En el siglo XVI el concejo sevillano realizó obras puramente estéticas en esta puerta y en la puerta de la Macarena, de lo cual informó al rey en 1561, respondiendo satisfactoriamente y haciendo hincapié en el adecentamiento general de las puertas y sus alrededores.6 El veedor de las obras de la puerta fue Pedro Hernández, que parece también lo fue de las de la Macarena, pues ese mismo año recibió del marmolero Pedro Milanés una losa para esta última puerta, que costó 28 ducados.7 Fruto de estas obras fue la lápida fechada en 1578, que custodiaba la siguiente inscripción alusiva a la ciudad: «HERCULES ME EDIFICO / JULIO CESAR ME CERCO / DE MUROS Y TORRES ALTAS / EL REY SANTO ME GANO / CON GARCI PEREZ DE VARGAS», que se conserva empotrada en el lugar más o menos correcto en el que se situaba la puerta.3
Se componía de un arco con dos torreones fuertes, con rastrillo, pero en 1836 se eliminaron las torres y el rastrillo,3 y diez años después sufrió una remodelación completa, erigiendo una puerta de carácter monumental de estilo neoclásico, formada por un amplio vano de medio punto flanqueado por dos pares de columnas toscanas, de la que existen grabados y fotografías antiguas. Inmediato a la puerta existió un puente que cruzaba el arroyo Tagarete, que circulaba paralelo a la muralla hasta desembocar en las cercanías de la Torre del Oro, y fue cubierto por completo en 1858.2
Finalmente, la puerta monumental fue derribada junto con los paños de muralla a los que se unía en el año 1864, con motivo de la nueva urbanización y ensanche llevado a cabo en la ciudad en la segunda mitad del siglo XIX. Quedó únicamente una manzana de edificios en lo que hoy es la puerta de Jerez, que fue eliminada en 1928, con motivo de los preparativos de la ciudad para albergar la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, creándose la nueva plaza y la avenida de la Constitución, entre otras.



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