miércoles, 9 de agosto de 2017

CUADROS POR AUTOR


San Lucas como pintor, ante Cristo en la Cruz, también conocido como San Lucas pintando la crucifixión o Crucificado con San Lucas, es un cuadro de Francisco de Zurbarán expuesto en el Museo del Prado de MadridEspaña. Está pintado al óleo sobre lienzo y mide 105 cm de alto por 84 cm de ancho. Probablemente el modelo para el evangelista es el mismo pintor.
El Cristo crucificado con San Lucas siempre ha sido considerado una de las imágenes más interesantes de Zurbarán ya que parece ser que el pintor se autorretrató en la figura del santo. Aunque San Lucas ejerció durante su vida la medicina en Siria, los pintores le consideran también su patrón ya que la leyenda le atribuye el retrato de la Virgen. Por lo tanto, Zurbarán ha elegido su efigie para representar a su santo patrón, con las paletas en la mano y la mirada hacia Dios. Junto a él está el Crucificado, que rompe con las normas iconográficas dictadas por Pacheco y seguidas fielmente en el Cristo de Velázquez ya que Zurbarán cruza los pies de Jesús, aunque coloca los cuatro clavos pero elimina el subpedáneo, otorgando así a la figura un mayor escorzo y movimiento. El artista continúa con los dictados del Naturalismo tenebrista y utiliza imágenes muy realistas hasta el punto de colocarse él mismo como San Lucas. Aunque existe cierta idealización en la figura de Cristo es sorprendente cómo se le marcan las costillas y la caja torácica para otorgar mayor veracidad a la escena. La fuerte luz procedente de la izquierda crea pronunciados contrastes entre zonas de luz y sombra, como tanto le gustaba también a Caravaggio. Por último, los tonos oscuros y la delicadeza de los pliegues son características específicas de toda la obra de Zurbarán.







San Joaquín y Santa Ana con la Virgen niña es un cuadro barroco de Luca Giordano (1634 – 1705), pintor napolitanodel siglo XVII, que actualmente se encuentra en la iglesia de San Miguel de la villa de Cuéllar (Segovia).

Historia[editar]

Se desconoce la fecha de ejecución de la obra, aunque debió ser encargada entre 1697 y 1701, después de que finalizase la decoración del camarín del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe y la serie de estampas de la Vida de la Virgen que se conservan en el Museo de Historia del Arte de Viena. Se trata por ello de una de sus últimas obras en España, antes de regresar en 1702 a su ciudad natal, donde murió tres años después.
Respecto a su ubicación original, destaca la existencia en Cuéllar del convento de Santa Ana, fundado en 1572 por una hija de Beltrán II de la Cueva y Toledo, tercer duque de Alburquerque, quien desempeñó los cargos de Virrey de Aragón y de Navarra. Es probable que el cuadro fuese encargado por los duques posteriores en la Corte, como pieza central del retablo mayor, casi con toda seguridad renovado en el siglo XVII, aunque no existen noticias documentales al respecto.
El convento fue exclaustrado en 1835 con la Desamortización de Mendizábal, y en 1857 fue vendido. La pintura pasaría entonces a la iglesia de Santa María de la Cuesta, y de allí a la de El Salvador, donde se conservaba en 1872, cuando fue requerida por el Museo de Segovia, considerando que se trataba de una pieza de este último templo, que había sido desamortizado. Tras la negativa de las autoridades civiles y religiosas a enviar la pintura y la posterior aclaración de su procedencia, fue finalmente trasladada a la iglesia de San Miguel, donde se conserva en la actualidad.

Descripción[editar]

La obra representa el momento en que los padres de la Virgen, quienes aparecen en primer plano, conducen de los brazos a la niña al templo para ser consagrada a Dios. Sobre ellos aparece la alegoría del Espíritu Santo, y en primer plano a la izquierda se localiza un ángel que ofrece un cesto de flores a la niña.
Está inspirado en la obra de Rubens sobre la Sagrada Familia, aunque con un aire más clasicista. El cuadro se halla firmado en el ángulo inferior izquierdo, bajo el pie derecho de Santa Ana, en el que figura «Jordanus F.».











Venus y Marte es un cuadro del pintor italiano del Barroco Carlo Saraceni, realizado en torno a 1600, que se encuentra en el Museo Thyssen-Bornemisza.

El tema[editar]

MarteAres para los griegos es un hijo de Zeus y Hera. Este dios olímpico griego de la segunda generación difiere de la diosa Atenea al ser el dios de la guerra devastadora y homicida frente a la guerra justa de la patrona de AtenasHomero le describe como un guerrero fuertemente armado, de gran estatura, ágil, fuerte y el más rápido de los dioses. En cierta ocasión los dos dioses guerreros se enfrentarán entre sí, siendo Ares derrotado por la diosa de una pedrada.1
Habitaba con sus hijas, las amazonas, en Tracia, siendo venerado especialmente en la ciudad griega de Tebas. Sus amoríos son frecuentes, siendo la más célebre el que experimenta con Afrodita, esposa infiel del dios Hefesto, aunque tuvo a Cicno, Licaón y Diomedes, hijos caracterizados por su violencia y salvajismo con una mujer mortal llamada Pirene.2​Otros descendientes serán Meleagro y Driante, o los fundadores de RomaRómulo y Remo, por lo que fue adorado (como Marte) en la capital del Imperio Romano más que entre los griegos.
Sus símbolos iconográficos son los de un joven imberbe, desnudo o armado, con espada, sentado en un carro militar, con yelmo a sus pies.3
Son muy frecuentes sus representaciones en estatuas como el Ares Ludovisi en el Palacio Altemps, la Venus y Marte de Antonio Canova del Museo del Prado4​o el Ares Borghese, en cuadros como el de Sandro BotticelliVenus y Marte, de la National Gallery de Londres, 1483, Marte desarmado por Venus y las Gracias, de Jacques-Louis David o Marte y Rea Silvia de Rubens.

Descripción de la obra[editar]

Ares Ludovisi, copia romana de una estatua original griega del siglo IV a. C. Palacio Altemps.
En el cuadro se muestra el amor clandestino entre Venus y Marte, según lo relata Ovidio en sus Metamorfosis (IV, 167-189). En la propia morada de Vulcano, cuya forja se percibe al fondo de columnata de la logia, los amantes se entregan a la pasión sobre un lecho blanco, mientras cinco amorcillos juguetean en los alrededores, dos de ellos con la ropa de la cama mientras que los otros tres lo hacen con la armadura del dios de la guerra.5
Saraceni tiene otras dos obras con estos personajes,6​uno de ellos en el Museo de Arte de São Paulo.










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