jueves, 3 de noviembre de 2016

Mobiliario


La silla del Diablo se remonta al año 1550, cuando se fundó la primera cátedra de anatomía humana de España en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, dirigida por Alonso Rodríguez de Guevara, quien llevó a cabo las primeras disecciones humanas en España, gracias a un permiso real. A dicha universidad asistió un joven de origen portugués y sefardí, llamado Andrés de Proaza, de 22 años de edad, con gran interés por la anatomía humana.
La leyenda relata que ese mismo año se denunció la desaparición de un niño de 9 años, mientras que los vecinos de la calle Esgueva de Valladolid declararon que desde el sótano de la casa del joven Andrés, cuyas traseras dan a la actual calle de la Solanilla, se oían gemidos, llantos y extraños ruidos y veían salir agua sanguinolenta a través del desagüe, que teñían de rojo las aguas de uno de los ramales del río Esgueva.1 Los vecinos alertaron a las autoridades de la ciudad. El hallazgo al abrir el sótano fue espeluznante: en una mesa de madera encontraron el cuerpo del niño desaparecido, despedazado tras haberle practicado en vida una autopsia. Además se hallaron cadáveres de perros y gatos en la misma postura que el cuerpo humano de la mesa.
Andrés confesó que tenía un pacto con el Diablo a través de una silla que estaba en su escritorio, en la que se sentaba a escribir sus terroríficas ideas, y sus espantosas notas de la nigromancia o autopsias que practicaba con los seres vivos que cazaba. Al sentarse en este sillón, el diablo le ofrecía toda la sabiduría del mundo en medicina y se comunicaba con él.
Al proceder a registrar los pisos superiores de su casa se encontró la silla, fabricada con madera de cedro, con respaldo y reposo de cuero y color marrón.
Proaza fue condenado por la Inquisición a morir en la hoguera. Sus inmuebles, y con ellos el sillón, fueron expuestos en subasta pública, pero nadie los adquirió debido a la fama de nigromante que acompañaba a su dueño. El sillón se mantuvo en posesión de la Universidad de Valladolid.
Hasta el derribo del edificio histórico de la Universidad, el sillón se encontraba colgado patas arriba del techo de la capilla universitaria y a partir de entonces se trasladó al Museo Arqueológico de Valladolid. Con motivo del sexto centenario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid formó parte de las piezas que se mostraron en una exposición conmemorativa en el Museo de la Universidad de Valladolid, cuando este museo estaba situado en el Palacio de Santa Cruz.
Se trata de una silla de brazos desmontables datable en la segunda mitad del siglo XVI, según la historiadora vallisoletana Eloísa García de Wattenberg. La leyenda que ha llegado hasta nuestros días relata que aquel que se sienta en la silla, muere a los dos o tres días o tal vez adquiere todo el conocimiento del mundo.

Adaptaciones

La leyenda de Andrés de Proaza y su diabólico sillón ha servido de inspiración para varios relatos y novelas, siendo la última de ellas la novela de ficción "El sillón del diablo" (Glyphos 2016), del autor vallisoletano Victor M. del Pozo.2 Esta novela bebe de hechos históricos y de la propia leyenda para construir el azaroso camino que llevará a Andrés de Proaza a cometer sus crímenes en nombre del maligno. A la vez que se adentra en el género de novela negra, pues unos misteriosos crímenes en el Valladolid actual parecen reavivar la leyenda y romper la habitual calma de la capital castellana.
Resultado de imagen de El sillón del Diablo
Resultado de imagen de El sillón del Diablo
Resultado de imagen de El sillón del Diablo






 sillón es un asiento con respaldo, implicando apoyos laterales para los brazos, comúnmente llamados con el mismo nombre: brazos o apoyabrazos.

Historia

Egipto

Sillón egipcio.
El sillón se encuentra en Egipto hacia la dinastía XI, unos veintiún siglos a. C. como es de ver en los ejemplares de madera con relieves e incrustaciones que se guardan en los museos Británico y Louvre. Sus cuatro pies, a veces, en forma de tijeras, suelens terminars ens garras des leóns apoyadas sobres un pequeños zócalo ys loss brazoss llevans tambiéns las figuras des animaless.

Luis XIII (1610-1643)

El sillón tiene un asiento bajo para el trabajo o las comidas, mientras que el sillón de descanso tiene un asiento más alto y ligeramente invertido hacia atrás. Es más cómodo que una silla gracias a la aparición de las bolas de pelo cubiertas de tela, tapicería o cuero. Las patas son generalmente de madera vuelta, en serie o en columna espiral, todo ello reforzado por un soporte en H. Los brazos son rectos y planos incluyendo a veces puños muy rellenos.

Luis XIV (1661-1715)

El asiento es más elevado y más invertido hacia atrás. La base se amplía y se profundiza. Las patas se tallan más, la forma en hueso de oveja tiene mucho éxito. El soporte horizontal siempre necesario pasa en esta época progresivamente de una forma en H a una forma en X. El apoyo de los brazos es más ondulado y sobrepasa la consola que lo soporta. La estructura de apoyo se forma como una prolongación de la pata. Incluye a veces puños.
Un sillón de cuero.

Regencia (1715-1723)

El sillón gana en comodidad y en finura en la escultura de la madera. Se cargan menos los tejidos. El asiento es más bajo y su parte superior se redondea, pero su forma sigue siendo recta. El soporte del asiento se talla con motivos simétricos; se ve a menudo una concha. Los pies se arquean ligeramente y la riostra desaparece progresivamente.
Anunciando el estilo Luis XV los apoyos se ligan más bajo sobre el asiento, se espacia más debido al método de los vestidos a cesta y los apoyos de apoyo retroceden, no siendo sistemáticamente ya la prolongación de las patas como antes.

Luis XV (1723-1774)

Las formas se multiplican con la aparición de diferentes modelos de sillones. El sillón es aún más cómodo gracias a la aparición del asiento cóncavo. Los apoyos de los brazos retroceden aún más. Los pies y los soportes incluyen finas molduras y esculturas asimétricas cada vez más variadas, en el estilo de rocas o con forma de flores naturales. Se arquea bien la pata y se comienzan a pintar los muebles en tonos claros (azules, blancos, verde claro).

Transición

El sillón pierde su sinuosidad. O las patas son rectas y el asiento curvo y cóncavo o el asiento es cuadrado o en medallón y las patas arqueadas.
Alessandro mendini per alchimia, la poltrona di proust, 1978 (riedizione 2003).JPG
Appartamenti sud-ovest, salotto bianco 03 poltrona da app. di m.l. d'autria nel pal. ducale di parma 2.jpg
Appartamenti sud-ovest, salotto bianco 03 poltrona da app. di m.l. d'autria nel pal. ducale di parma.JPG


No hay comentarios:

Publicar un comentario