martes, 24 de julio de 2018

ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS

ELEMENTOS ECLESIÁSTICOS

Anastasis (Aναστασις) es un calco de la palabra griega para Resurrección de Cristo.

Religión[editar]

En un significado más restringido, se refiere al descenso de Cristo a los infiernos, o al Limbo de los Patriarcas, con el fin de permitir su entrada en el cielo. Este episodio se describe ampliamente en el Evangelio Apócrifo de Nicodemo, y de manera mucho más breve en el Nuevo Testamento(Mateo 27:52-53). Ha sido un tema muy común en la iconografía bizantina del periodo ortodoxo post-iconoclasta.
En la liturgia cristiana a menudo se ha usado esta palabra, consagrándose incluso iglesias a la Anástasis, siendo la más famosa la de Constantinopla.
Su similitud con el nombre de Anastasia, ha dado lugar a que se ponga en duda la veracidad de la existencia de Anastasia de Sirmio, que algunos pensaron que sería la personificación de la Resurrección de Cristo.

Arquitectura[editar]

Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén
En arquitectura, se denomina anástasis a la zona de una iglesiadedicada a la resurrección de Cristo o donde se representa dicha imagen. Se da sobre todo en las iglesias bizantinas, algunos de cuyos ejemplos más paradigmáticos son las iglesias de San Salvador de Cora, de Santa María de la Asunción de Torcello y, especialmente, del Santo Sepulcro de Jerusalén —conocida también como basílica de la Anástasis—, donde se considera zona de la anástasis todo el espacio que rodea la tumba de Cristo.



Resultado de imagen de Anastasis
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Arcosolio (del latín arcus, arco, y solium, sepulcro, sarcófago) es un término arquitectónico aplicado a un hueco en arco que se empezó a usar como lugar de enterramiento en una catacumba. Solía cubrir el sepulcro de un mártir.

Características[editar]

El arcosolio era una tumba, de forma abovedada, destinada a personajes notables como santos y mártires. En estas tumbas, la parte más ensanchada o galería con arcosolios, servía de capilla funeraria. Las capillas a menudo estaban decoradas con pinturas murales y esculturas. Se utilizaron con bastante frecuencia durante el siglo III en Roma.
A partir del siglo XIII, con la llegada del gótico, se vuelve a utilizar este tipo de tumbas, situadas ahora en las paredes de las iglesias. El nicho en el que se introduce el sarcófago tiene ahora forma de arco ojival y, posteriormente, con la llegada del Renacimiento, de medio punto. En cuanto al sarcófago, sobre su tapa se coloca, a partir de un momento dado, el bulto yacente del difunto; en casos excepcionales, el bulto se representa en posición orante. En los estilos gótico flamígeroplaterescorenacentista y manierista el arcosolio se decora con gran profusión de detalles.
Es Domenico Fancelli el que recupera esta tipología y como ejemplo en España se puede mencionar el monumento funerario que realizó para el Cardenal Diego Hurtado de Mendoza, que se encuentra en la Catedral de Sevilla. Fue realizado en Italia y trasladado y montado por piezas.
Dos de los mejores sepulcros bajo arcosolio españoles son los del infante Alfonso de Castilla, hermano de Isabel la Católica, que fue realizado en el siglo XV por Gil de Siloé en la Cartuja de Miraflores, y el del Doncel de Sigüenza, que se encuentra en la Catedral de Sigüenza.










Ejemplo de un armarium del Monasterio de la Oliva, en España.
El armarium (del latínarmariumespañolarmario) es el nombre de un determinado nicho en el claustro de un monasterio. A veces también armariolum.
Los monjes guardaban en tales armarii sus libros litúrgicos. En los monasterios de los siglos XII y XIII, cuando todavía no se habían impuesto las grandes bibliotecas –la escasa cantidad de libros no hacía necesaria tal cantidad de espacio–, los armarii eran nichos en la pared oriental del claustro, entre la sala capitular y la portada de la iglesia. El armarium era administrado por un cantor, que lo mantenía cerrado durante las horas de trabajo corporal, durante la noche y la comida. Delante del armarium ardía una vela. Dentro se colocaban tablas, que soportaban los libros. Las puertas daban una cierta protección.
Tras el aumento del número de libros en los monasterios, algunos armariifueron reconvertidos en tumbas para el abad u otro personaje importante.




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