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lunes, 30 de septiembre de 2024

FENICIA - FENICIOS

 BATALLAS PÚNICAS

Batalla de Canusio
La segunda guerra púnica
Parte de segunda guerra púnica

Mapa que ilustra las campañas de la segunda guerra púnica
Fecha209 a. C.
Lugarcercanías de Canusium, la actual Canosa di Puglia (Italia)
Coordenadas41°14′12″N 16°03′58″E
ResultadoIndeciso
Beligerantes
CartagoRoma
Comandantes
Aníbal BarcaMarco Claudio Marcelo
Fuerzas en combate
20 00025 000-30 000
Bajas
8000 muertos5700 muertos

La batalla de Canusio fue un enfrentamiento militar entre los ejércitos de la República romana y la República Cartaginesa, de tres días de duración, que tuvo lugar en la región de Apulia, a comienzos del verano de 209 a. C., en el décimo año desde el inicio de la segunda guerra púnica. Formó parte del plan desarrollado durante esa campaña contra los pueblos y tribus que habían sido conquistados o habían abandonado voluntariamente la alianza con Roma y se habían unido con los cartagineses en el área del Salentino (ocurrido en la segunda mitad del consulado de 213 a. C.), norte de Lucania (durante 212 a. C.) y extremo suroccidental de la Magna Grecia (215 a. C.), y también para estrechar el cerco al líder cartaginés, Aníbal, en el sur de Italia. La batalla supuso un nuevo enfrentamiento entre Aníbal y el general romano Marco Claudio Marcelo. Como ninguno ganó decisivamente y ambos sufrieron muchas bajas (unas 14.000) el resultado de la batalla es discutido tanto por los historiadores modernos como por los antiguos. Aunque Marcelo recibió un duro golpe en Canusio que le apartó de operaciones durante el resto del verano, con esta acción consiguió expulsar de Apulia a los púnicos desgastando notablemente a su rival y limitando los movimientos de la principal fuerza cartaginesa, con lo que contribuyó a los éxitos del resto de ejércitos romanos en el sur de Italia contra los aliados de sus enemigos y las guarniciones de estos en el SalentinoHirpinos y norte de Lucania.

Antecedentes

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Desde la invasión de Aníbal por los Alpes, en el 218 a. C., Roma tomó muchas decisiones para proteger Italia primero, y luego, para recuperar el terreno perdido a manos de Aníbal. Esto es particularmente apreciable en el número de tropas alistadas para combatir. El número de legiones creció constantemente, a pesar de las sangrientas derrotas en el inicio de la guerra (véase los artículos de las batallas de TrebiaLago Trasimeno y Cannas), y llegó en el año 210 a. C. (un año antes de Canusio) a la cifra de 21 legiones en activo. Ocho de ellas lucharon contra los cartagineses y sus aliados en Cerdeña, Iberia y Sicilia, pero las restantes trece se distribuyeron en diferentes partes de Italia para controlar al ejército de Aníbal o a sus aliados, por lo que la península itálica seguía siendo el principal teatro de operaciones de la segunda guerra púnica. En la campaña de 209 a. C. al sur de Roma, el Senado dispuso que se desplegasen cuatro ejércitos. El primero de ellos en la recién reconquistada Campania, integrado por una legión, el segundo en Apulia con dos legiones, el tercero en Lucania con dos legiones y el cuarto en el Salentino con otras dos legiones. Un contingente adicional de 8.000 hombres operaba desde Reggio contra el bastión cartaginés del Brucio y las colonias griegas de la Magna Grecia situadas en el extremo suroccidental de la península itálica.

La batalla

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Tras el enfrentamiento en Numistro (Norte de Lucania) a finales de la campaña del año anterior y la posterior persecución hasta Apulia a que el entonces cónsul Marcelo había sometido a Aníbal, ambos contendientes procedieron a invernar y preparar el desarrollo del nuevo año. Marcelo fue nombrado procónsul, mientras Quinto Fulvio Flaco y Fabio Máximo resultaron elegidos cónsules. La estrategia para ese año consistía en desembarcar en el Salentino al ejército consular que tras el fin de la guerra en Sicilia había quedado liberado de la isla. Estando al frente de él, Fabio Máximo pretendía recuperar el control de la zona de esa región perdida entre mediados de 213 a. C. y la primavera de 212 a. C., cuya ciudad más emblemática era Tarento. Para ejecutar su plan contaba con la colaboración de sus colegas que debían entretener a Aníbal mientras él iniciaba sus operaciones. Para coordinar la estrategia se entrevistó personalmente con el otro cónsul, Quinto Fulvio Flaco, y mandó una misiva a Marcelo pidiéndole endurecer al máximo las acciones contra Aníbal.

El general púnico había iniciado su campaña tratando de sublevar la población de Canusio. Desde sus cuarteles de invierno, Marcelo acudió al área iniciando una persecución feroz de los cartagineses que abandonaron la zona llana junto a esta ciudad en dirección a las montañas. Esta persecución culminó cuando un día pudo dar alcance a su enemigo antes de que montara su campamento, iniciando escaramuzas que culminaron con la llegada de la noche y la retirada de ambos rivales. Al día siguiente el enfrentamiento se reanudó en una batalla campal. A las dos horas de combate un intento de Marcelo de organizar una estratagema1​ fue mal ejecutado y los púnicos consiguieron hacer retroceder al alae derecha de aliados itálicos en la que se incluían los extraordinarii que los romanos habían situado en vanguardia. El intento del general romano por relevarla con la legión XVIII fracasó, entrando las tropas en pánico y dándose a la fuga, resultando muertos 2.700 hombres entre aliados y ciudadanos, además de otros muchos heridos. Estas cifras incluían a cuatro centuriones y dos tribunos.2​ Tocado en su orgullo Marcelo conminó a sus soldados a volver a salir a dar batalla al día siguiente antes de que la noticia de la derrota llegase a Roma, cosa que hicieron, aceptando el envite Aníbal. En primera línea situó en su ala izquierda a las cohortes aliadas y los manípulos que habían perdido sus insignias el día anterior, mientras en la derecha alineaba a la legión XX. En este tercer enfrentamiento colocó al frente de sus alas a los legados Lucio Cornelio Léntulo y Cayo Claudio Nerón, mientras él mismo dirigía el centro de su línea.3​ Aníbal por su parte situó a la infantería hispana en la vanguardia. El combate comenzó con mayor dureza que el día anterior y permanecía indeciso hasta que los púnicos llevaron a cabo una carga con sus elefantes que consiguió ser repelida por los romanos quienes a su vez aprovecharon el desconcierto creado por los paquidermos en sus propias filas para contraatacar con su caballería y poner en fuga a la infantería enemiga. Las tropas romanas lograron empujar a sus rivales hasta su campamento sufriendo bajas mortales incluso superiores a las del día anterior (3.000 hombres) pero endosando a su enemigo 8.000 muertos.4

Acontecimientos posteriores

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Al día siguiente del combate Aníbal decidió abandonar el área y dirigirse al Brucio,5​ no siendo seguido por Marcelo debido a la gran cantidad de heridos con que su ejército había quedado.6​ Ese mismo verano este ejército de Marcelo se trasladó a Venusia donde se repuso de las bajas sufridas. Esto desencadenó una campaña política en Roma contra Marcelo previa a las elecciones consulares y motivó que el tribuno de la plebe Cayo Publicio Bíbulo pidiese el relevo en el mando del procónsul, cosa que fue rechazada, siendo además elegido cónsul para el nuevo año romano.7

Este inicio de campaña coincidió con la rendición a Quinto Fulvio Flaco de las últimas poblaciones rebeldes de los Hirpinos y de la ciudad de Volcei (noroeste de Lucania)8​ además de la toma en el Salentino de la ciudad de Manduria por el cónsul Fabio Máximo,9​ situada a escasos 30 km de Tarento. Aníbal no acudió en socorro de ninguna de ellas, lo que encaja con la marcha al Brucio descrita por Tito Livio tras la batalla. La causa de este viaje sería la necesidad de reponer sus filas con soldados de las guarniciones que tenía en esa zona, lo que denotaría el tremendo desgaste que supuso la batalla del último día para el general cartaginés.

El siguiente movimiento conocido del general cartaginés sería dirigirse a Tarento donde permaneció hasta que el contingente romano de 8.000 hombres con base en Reggio asoló la campiña del suroeste del Brucio y atacó la ciudad de Caulonia iniciando el asedio de la misma. Aníbal acudió en su socorro logrando levantar el sitio al que era sometida, capturando a las fuerzas romanas que lo llevaban a cabo, pero alejándose del Salentino el tiempo suficiente para que Fabio Máximo atacase Tarento y la tomase ayudado por la traición de una parte de su guarnición. Aníbal acudió a marchas forzadas nada más tuvo noticia de este ataque, pero su llegada al área se produjo justo después de que se consumase la pérdida. Trató entonces de tender una emboscada al cónsul romano junto a Metaponto, pero no logró llevarla a término.

De este modo acabó la campaña de ese año en el que Roma había asestado un duro golpe a los cartagineses en el sur de Italia recuperando por completo el Samnio, el Salentino y el norte de Lucania. En Hispania las cosas no habían ido mejor y habían perdido la ciudad de Cartago Nova. Poco a poco las armas púnicas comenzaban a declinar en todos los frentes de guerra.






Batalla de Capua
Parte de segunda guerra púnica

Mapa de Operaciones de la segunda guerra púnica
Fecha212 a. C.
LugarCapuapenínsula itálica
Coordenadas41°05′00″N 14°15′00″E
ConflictoSegunda guerra púnica
ResultadoVictoria cartaginesa
Beligerantes
República CartaginesaRepública romana
Comandantes
Aníbal BarcaApio Claudio Pulcro,
Quinto Fulvio Flaco
Fuerzas en combate
2000 jinetes númidas y
aproximadamente 30 000 de los aliados de Capua
Ocho legiones, aproximadamente 40 000 soldados

La primera batalla de Capua fue un conflicto bélico que enfrentó en el 212 a. C. al general cartaginés Aníbal y a dos ejércitos consulares romanos en las inmediaciones de Capua. La fuerza romana estaba dirigida por dos cónsules, Quinto Fulvio Flaco y Apio Claudio Pulcro. El ejército romano fue derrotado pero consiguió escapar. A pesar de que la victoria fue cartaginesa, a la larga, no serviría de nada a Capua.

Situación estratégica

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La República Romana tenía desplegados por la península itálica al menos cuatro ejércitos. Estas fuerzas estaban preparadas para atacar Capua, mientras, Tiberio Sempronio Graco reclutaba otro ejército en Lucania. También había ejércitos estacionados en el Samnio, el Norte de Italia y la capital, Roma. Las fuerzas defensoras habían retomado ArpiCasilinum y Sussela.

Por su parte Aníbal había cosechado considerables éxitos: ThruiiMetaponto y Heraclea de Lucania habían caído bajo su control. Hannón el Viejo por su parte se desplazaba por Brucio. Todo el territorio de Magna Grecia estaba aliado con Cartago a excepción de Rhegium y Tarento. Aníbal se desplazó al sur de Italia donde intentó ganarse la lealtad de los tarentinos. La ciudad sur-italiana cayó bajo su control en el 213 a. C.

En Hispania mientras tanto, las fuerzas romanas y cartaginesas estaban en un punto muerto y ninguna era capaz de obtener una ventaja decisiva. De hecho Asdrúbal podría haberse desplazado a África y aplastar la rebelión de Sifax sin que Escipión pudiera tomar el control de territorios de importancia.

En Sicilia proseguía el Sitio de Siracusa. En ese lugar, los romanos liderados por Marco Claudio Marcelo habían tomado ventaja sobre las fuerzas cartaginesas, diezmadas a consecuencia de la peste.

Preludio

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Capua se había rendido a Aníbal tras la Batalla de Cannas en el 216 a. C. Aníbal había invernado en la ciudad en el 215 a. C. y desde allí había dirigido sus campañas contra Nola y Casilinum. Sin embargo los romanos habían retomado Casilinum, desde donde se podía retomar Capua. Desde entonces se habían dirigido anualmente incursiones en territorio enemigo durante la época de la cosecha con el objetivo de evitar que los ciudadanos de Capua recogieran provisiones para el ejército cartaginés.

En el 212 a. C., los cónsules elegidos, Apio Claudio Pulcro y Quinto Fulvio Flaco decidieron sitiar Capua. El ejército romano, que estaba compuesto de ocho legiones (cuatro romanas y cuatro de aliados itálicos), acampó en las proximidades de la ciudad (primavera del 212 a. C.). Al ver la intención de los romanos, Capua decidió enviar una petición de ayuda a Aníbal. Como respuesta, Hannón y su ejército, que estaban en el norte de Brucio, se movilizaron y acamparon en las inmediaciones de Benevento. Las autoridades de la ciudad se habían retrasado en el transporte de provisiones, situación que aprovecharon Fulvio Flaco y Claudio Pulcvro que atacaron el campamento de Hannón y lo tomaron mientras la mayoría de las fuerzas cartaginesas habían salido a cazar. Hanón se vio oír tanto obligado a escapar a Brucio dejando a los romanos el control del territorio. Capua envío de nuevo una petición de ayuda a Aníbal.

Aníbal envío entonces 2000 jinetes númidas bajo el mando de Hannón el Grande y Boaster para reforzar Capua. Los romanos llamaron a Tiberio Sempronio Graco para unir fuerzas, pero Graco cayó en una emboscada en Lucania y tras su muerte su ejército se dispersó.

Batalla

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Los númidas, junto a la caballería de Capua, irrumpieron en el campamento enemigo y en una serie de varias escaramuzas causaron un importante número de bajas a los romanos. Estos decidieron no iniciar ninguna acción hostil contra Capua antes de la llegada de Graco. Sin embargo, antes de la llegada de los esperados refuerzos, Aníbal desplazó su ejército a Campania y acampó sus fuerzas a orillas del Monte Tifata. Tras tres días de incertidumbre, Aníbal decidió retar a los romanos, que aceptaron la batallas. Durante la batalla ninguno de los dos bandos obtuvo una ventaja decisiva a pesar de la superoridad de la caballería númida que hizo estragos entre los romanos. Cuando los ejércitos vislumbraron la llegada de jinetes desde el sur decidieron romper filas y regresar a sus campamentos. El líder de los jinetes resultó ser un hombre llamado Cornelio, subalterno del finado Graco, que había reunido a su caballería y la había dirigido hacia Capua con el objetivo de unirse a los ejércitos consulares.

Consecuencias

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Aunque la batalla no produjo ningún resultado decisivo, los cónsules decidieron retirarse por completo de Campania. No se sabe si esto fue a causa de las bajas o debido a una estrategia deliberada. Fulvio Flaco avanzó a la cabeza de su ejército hacia Cumas mientras Claudio Pulcro se dirigía a Lucania. Aníbal entró en Capua y salió en persecución de Claudio. Claudio y la mayoría de su ejército lograron escapar, pero una parte del mismo, bajo las órdenes del pretor Marco Centenio Penula, fue aniquilado en la Batalla del Silaro. Aníbal, tras resolver la situación en Capua se dirigió a Brindisi. Los cónsules decidieron sitiar entonces de nuevo Capua durante la ausencia de Aníbal.

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