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martes, 1 de octubre de 2024

FENICIA - FENICIOS

 


Igor Moiseyev en una representación de Salambó (Teatro Bolsoi, 1932).

Giscón (griego antiguoΓισκων) († h. 239 a. C.) es el nombre de un general cartaginés de la antigüedad clásica. Fue el sucesor de Himilcón al mando de la guarnición de la ciudad siciliana de Lilibeo,1​ a finales de la primera guerra púnica.

Al finalizar la guerra (241 a. C.), Amílcar llegó a Lilibeo desde Erice al mando de su ejército, acatando la paz a regañadientes. Dejó a Giscón la tarea de enviar las tropas de regreso a África, quien prudentemente las dividió en pequeños destacamentos que debían recibir su salario y ser desmantelados según llegaran.

El Consejo de los Cien, en lugar de seguir los planes de Giscón, esperó a que el ejército completo se hallara reunido en las llanuras africanas para pedir a los soldados que perdonaran las deudas y atrasos que Cartago les debía. La consecuencia fue un motín generalizado que condujo a Cartago a la guerra civil conocida como "La Inexpiable".

Las tropas amotinadas, que ascendían a 20.000, ocuparon la ciudad de Túnez, a sólo 17 km de Cartago. A ella viajó Giscón, que durante la guerra de Sicilia se había hecho muy popular entre los soldados, con plenos poderes para satisfacer todas sus demandas.

Pero esta concesión se produjo muy tarde: los cabecillas de la rebelión, Matón y Spendios, apresaron a Giscón y se apoderaron del dinero y tesoros que este traía consigo.2​ Por entonces los mercenarios habían recibido el apoyo de todos los africanos que se oponían a Cartago, y comenzaron una guerra abierta contra la ciudad.

Las victorias de Amílcar Barca y la fama de clemente que tenía con sus prisioneros, sembraron de dudas a los rebeldes. Hacia el año 239 a. C., temerosos de verse privados del apoyo de sus soldados, Spendios y Matón tomaron una determinación: privar a sus hombres de cualquier esperanza de perdón por parte de Amílcar, haciéndoles cómplices de un tremendo crimen. Llamando a sus tropas a asamblea, alarmándolas con rumores de traición e inflamando sus ánimos mediante arengas, les indujeron a decretar que todos los prisioneros cartagineses fueran condenados a muerte, según la propuesta del galo Autarito. La sentencia fue ejecutada inmediatamente, y Giscón fue asesinado junto a sus compañeros de cautiverio, en un número de setecientos.3

Desambiguaciones

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Los historiadores clásicos hablan también de un Giscón que combatió junto a los hijos de Amílcar, Asdrúbal y Magón, en Hispania,4​ padre de Asdrúbal. Aunque no es improbable que se trate del mismo general, su muerte hacia el 239 a. C. haría difícil que combatiera posteriormente en Hispania.

Literatura

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Gustave Flaubert se inspiró en la guerra de los mercenarios para escribir el drama Salambó, publicado en 1862, donde aparece el personaje de Giscón.





Escipión devolviendo su prometida a Alucio, de Jean II Restout.

Clemenciamagnanimidad o continencia de Escipión son las denominaciones convencionales de un tema artístico muy desarrollado por la literatura, la ópera y las artes plásticas desde el Renacimiento y el Barroco. Está basado en el relato legendario de la toma por el general romano Escipión el Africano de la ciudad cartaginesa de Qart Hadasht (en latín Carthago Nova, la actual Cartagena) el año 209 antes de Cristo.

La toma de Cartagena, episodio clave de la segunda guerra púnica en la península ibérica, se narró por primera vez en las Historiae de Polibio (mediados del siglo II a. C.);1​ y se desarrolló posteriormente en la literatura latina (Tito LivioFloroSilio ItálicoApianoDion Casio),2​ con secuelas hasta el siglo VI. Como tema iconográfico aparece en la pintura del Renacimiento, y continuó siendo muy desarrollado por la pintura de historia hasta el siglo XIX.

Tomando como base el primitivo texto de Polibio, Tito Livio retomó el asunto en su Ab Urbe condita libri (finales del siglo I a. C.).3​ El nuevo relato resulta notablemente ampliado y enriquecido con respecto al original: tras la toma de la ciudad de Qart Hadasht y el reparto de premios entre los vencedores (que incluyó una insólita doble concesión de la corona mural)4​ unos soldados romanos presentan ante Escipión, como botín de guerra, a una joven de excepcional belleza. La muchacha era una princesa nativa, prometida de Alucio, un caudillo celtíbero. El padre de la princesa acude portando un rescate para su liberación. Escipión, joven y mujeriego, está tentado de quedarse a la joven para sí; no obstante, da orden de devolverla a su padre, consignando el rescate como dote para las bodas.

El significado moral del tema es el triunfo de la virtud sobre el deseo;5​ o sea, no tanto clemencia o perdón6​ como más bien continencia o autocontrol, lo contrario del vicio clásico denominado akrasia.7​ La figura de Escipión se exalta hasta límites heroicos y se le convierte en un modelo de comportamiento para los romanos. Es evidente la comparación de esta actitud con la opuesta que representa Agamenón en el comienzo de la Iliada, al resistirse a devolver a Criseida a su padre, el sacerdote Crises, lo que provocó el castigo de Apolo y una concatenación de hechos que llevaron al enfrentamiento con Aquiles (en alguna ocasión ambos episodios se han usado como tema para un pendant).8

Escipión liberando a Massiva,9​ de Tiépolo.

En realidad, la naturaleza de la decisión de Escipión fue esencialmente política: la presencia en Cartagena de un gran número de rehenes mantenidos por los cartagineses como prenda de la fidelidad de distintos pueblos indígenas de la península ibérica, ofreció a los romanos la posibilidad de realizar una operación de gran alcance. Los liberaron sin más pago que volver a sus lugares de origen, convirtiéndose así en los mejores embajadores posibles de Roma.10

Un episodio muy semejante se produjo ese mismo año protagonizado por Escipión y otra joven princesa, denominada Massiva, sobrina de Masinisa, rey de Numidia.11

Pintura

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Bellini.

Los ejemplos de obras pictóricas que representan el tema de la continencia de Escipión son numerosos, comenzando con una tabla de Guido y Amico Aspertini (1496),12​ un cuadro de Pinturicchio,13​ una grisalla de Giovanni Bellini (1505), dos lienzos del flamenco Anton van Dyck,14​ y otros de los franceses Nicolas Poussin y François Lemoyne (ambos en el Louvre). Del veneciano Giovanni Battista Tiepolo hay una serie de frescos en la Villa Cordellina Lombardi15​ de Vicenza. En el Palacio Real de Madrid se conserva una serie de tapices sobre cartones de Julio Romano, encargada por Francisco I de Francia en 1533, con la historia de Escipión, entre cuyos episodios se encuentran La toma de Cartagena y La continencia de Escipión.16

Ópera

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El tratamiento operístico de la continencia de Escipión surgió, como ocurrió con casi todas las óperas de tema histórico, en Venecia. Entre 1664 y 1815 se estrenaron no menos de 19 óperas con el título de "Escipión" o similares ("Escipión Africano", "Escipión en España", "Escipión en Cartagena", etc.); en teatros de toda Italia (RomaNápolesFlorenciaFerraraMilán, etc.) y en VienaLondresMúnich y San Petersburgo.

Händel compuso la ópera Scipione sobre el libreto de Paolo Rolli en 1726 para su estreno en el King's Theatre de Londres. Para la ocasión, Händel contó con un elenco del más alto nivel: la diva Francesca Cuzzoni, como la princesa Berenice, y los sopranos castrati rivales Senesino como Alucio y Antonio Baldi como Escipión.







Moneda hispano-púnica de bronce.

Se define como moneda hispano-púnica a las acuñaciones efectuadas en la península ibérica con escritura en alfabeto fenicio en cualquiera de sus modalidades (se encuentran escritas por lo general en púnico y neopúnico).1​ Las primeras acuñaciones en la Península con este tipo de escritura se dan en la zona de Gadir y datan de entre finales del siglo IV a. C. y comienzos del siglo III a. C. .2​ Paulatinamente se dejan de producir tras la romanización de la Península, convivivieron con moneda griega y romana por varios siglos.

Aunque existen abundantes hallazgos de monedas con influencia púnica en la península ibérica y las islas Baleares no todas reciben la denominación de "hispano-púnica". Muchas cecas en el Sur de la península ibérica incorporan simbología de origen semita pero utilizan epigrafía latina u ibérica por lo que no forman parte de esta catalogación, pese a su origen en gentes feno-púnicas. En cambio la ceca Baria produjo monedas sin epígrafe y son consideradas como hispano-púnicas por algunos expertos.2

Ubicaciones

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El área afectada por estas amonedaciones corresponde al Mediodía Peninsular, las antiguas fundaciones costeras fenicias, así como algunas localidades, del interior en los accesos del valle del Guadalquivir que tendrían poblamiento púnico (como Tagilis o Urso) localidades dentro del entorno de Gadir y por último, otro grupo que parece relacionado con las explotaciones mineras de la sierra de Huelva. Destacan las cecas de GadirEbususMalacaSeks y Abdera.2​ Se han encontrado hallazgos de monedas hispano-púnicas de origen gaditano en Galicia, toda la Costa Mediterránea Española, el Norte de África, zonas de Italia, Sicilia y como moneda contramarcada en Argelia.3

Cronología

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La moneda hispano-púnica data de entre el 330 a. C. y el 54 d. C. Habitualmente se distinguen tres fases diferencias en las acuñaciones hispano-púnicas.4

  1. Las primeras emisiones (330 a. C.-237 a. C.). Desde las más antigua hasta la llegada de Amílcar Barca tras la Primera Guerra Púnica. Solo se fabrican en cobre.
  2. La segunda etapa (237-202 a. C.). Comprende el periodo de presencia bárcida en la península y la Segunda Guerra Púnica. Se incorporan monedas en plata y oro.
  3. Las últimas emisiones romanas (siglo II a. C. a 54 d. C.). Son acuñaciones de cecas púnicas bajo dominio romano. Todas en bronce.5

Autoridad emisora según la localización geográfica2

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Se distinguen entre tres tipos según la autoridad emisora de las mismas y la localización geográfica de las cecas donde se produjeron.

  • Metropolitanas. Son las producidas en territorio Cartaginés y posteriormente puestas en circulación en el exterior del imperio.
  • Provinciales. Las acuñadas en Iberia durante la segunda etapa con carácter militar.
  • Ciudadanas locales o Municipales. Emisiones realizadas por cecas en ciudades situadas en Hispania bajo su propia autoridad.

Historia

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La moneda nace en Grecia durante el siglo VII a. C. y ya en el siglo V a. C. comienza a emitirse moneda griega en el noreste de la península ibérica en la colonia de Emporion. No se emitirá moneda en alfabeto fenicio-púnico hasta el siglo V a. C., cuando Cartago necesitó acuñar para financiar tropas de mercenarios encampañas militares en Sicilia. Se empieza a acuñar moneda hispano-púnica entre finales del siglo IV y principios del siglo III a. C. en las antiguas colonias fenicias de Gadir y Ebusus. Las más antiguas, exclusivamente en cobre siguen un patrón púnico de Sicilia. Su objetivo era facilitar transacciones comerciales cotidianas y debido a su pequeño tamaño no tenían mucho valor, a pesar de la calidad del metal empleado.24

Durante el segundo periodo, tras la derrota Cartaginesa en la Primera Guerra Púnica se comienza a acuñar moneda en oro y plata con el objetivo de efectuar pagos a tropas, siguiendo la ocupación de la familia Barca del Sur peninsular y su posterior avance hacia la península itálica.6​ El sistema metrológico es el fenicio aunque la plata sigue un peso ligeramente inferior. A la emisiones oficiales en plata se unieron algunas ciudades como Gadir e Ibiza con sus propios pesos. Este conjunto es de extraordinaria calidad artística con representaciones de divinidades según el estilo helenístico y, en los reversos las pautas del poder bárcida: la proa y el elefante. El patrón ponderal gaditano en este momento para la plata es el shekel de 9,4g que se usa como referencia para producir hemishekels de 4,7g de plata en Gadir.7

En el siglo II a. C. ya no se distingue bien si el sistema metrológico es cartaginés o romano; es probable la coexistencia de ambos patrones evolucionados para facilitar los intercambios a lo largo del siglo I a. C. A partir del año 206 a. C. Gadir conoce su máximo desarrollo económico debido al comercio y las buenas relaciones con Roma fruto de la expulsión cartaginesa. Es el momento de mayor acuñación de moneda y se comienza a utilizar un proceso con normas oficiales más acusadas en sus tipologías con emisiones que cubrirán siglos.3​ Se detectan reducciones de peso en todas las cecas y la hegemonía del sistema ponderal romano, aunque con numerosas variantes. De esta fase en adelante la amonedación se hace más heterogénea como consecuencia de acuñar más rápidamente para satisfacer las soldadas, incorporando nuevas ciudades al conjunto de emisoras. En Gadir ya transformada en la Gades romana se deja de utilizar el alfabeto fenicio entre los años 49 a. C. y 19 a. C. pero se siguen encontrando monedas hispano-púnicas en circulación mucho tiempo después, estas monedas acuñadas tras la anexión de Gades a Roma tienen una gran expansión y se llegan a encontrar en Galicia, toda la costa Mediterránea española y el Norte de África. A partir del 27 a. C. se comienza a únicamente producir moneda romana, sustituyendo a la fenicia.

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