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jueves, 25 de diciembre de 2025

IMPERIO BIZANTINO

 ARTE BIZANTINO

CamulianaCamulia o Kamoulia es la denominación de una antigua ciudad, o quizás pueblo, de Capadocia, situada al noroeste de Caesarea, hoy Kayseri, en la actual Turquía. Se la menciona en las fuentes principalmente[1]​ por su conexión con la también llamada "Camuliana", una vera icon o acheiropoieta (es decir, una "verdadera imagen" de la Santa Faz o rostro de Cristo "no hecha por manos [humanas]"). Sería uno de los más tempranos de esta clase de iconos creados milagrosamente.[2]​ Fue la primera imagen cristiana llevada en procesión para obtener fondos, imitando la tradición que en las provincias romanas se llevaba a cabo con los retratos imperiales (entre los años 560 y 574); una vez en Constantinopla pasó a utilizarse como imagen protectora del ejército bizantino (palladion), llevándose a las batallas.[3]

Obispado

La antigüedad de la sede episcopal de Camuliana es relativa, dado que no existía aún en la época de San Basilio el Grande (329–379). A partir de entonces, sí se registra que sus obispos acuden a los concilios: Basilio al Segundo Concilio de Constantinopla (553); un primer Jorge al Tercer Concilio de Constantinopla (680); un segundo Jorge diferente del primero al Segundo Concilio de Nicea (680); y un tercer Jorge al Concilio de Constantinopla de 879–880 convocado por Focio.[4][5]​ Un sello indica que hubo también un obispo llamado Miguel en el siglo X o en el XI.

Perdida su condición episcopal, la sede todavía se lista por la Iglesia católica como una diócesis titular.[6]

Imagen Camuliana o de Camuliana

La imagen de Cristo que apareció milagrosamente en Camuliana se menciona a comienzos del siglo VI por Zacarías el escolástico, en una crónica que sobrevive parcialmente en una versión siríaca. Probablemente se trata de la primera referencia a una imagen que se imprime milagrosamente en una tela (posteriormente se referirá lo mismo del Mandylion, la Verónica y la Síndone). En la crónica de Zacarías una dama pagana llamada Hypatia, mientras recibía instrucción en la religión cristiana, pregunta a su instructor: "¿Cómo puedo rendirle culto, si Él no es visible y yo no puedo verlo?" Al poco, encuentra en su jardín una tela con la imagen de Cristo flotando sobre el agua. Al guardarla entre la tela de su tocado para mantenerla protegida, se crea una segunda imagen en ella por contacto, y luego una tercera. Hypatia se convierte y funda una iglesia dedicada a custodiar una de las copias. Durante el reinado de Justiniano I (527-565) la imagen fue procesionada por las ciudades de la región para implorar protección de los ataques bárbaros.[7]​ La relación de Zacarías, que difiere de otras posteriores, se caracteriza por no haber recibido adiciones iconódulas atribuibles al debate iconoclasta.[8]

De las copias existentes, al menos una llegó probablemente a Constantinopla en 574,[9]​ y se utilizó como palladium (protección sobrenatural) en las décadas siguientes, situándose ante las tropas en las batallas libradas por los generales Philippikos[10]​ y Prisco y el emperador Heraclio, así como en las murallas de la ciudad durante el sitio de Constantinopla (626). El himno compuesto en su honor por Jorge de Pisidia recoge su intervención providencial como causa de las victorias, en lo que de nuevo es una de las primeras menciones de tal tipo de hechos.[11]

Las imágenes de la Camuliana fueron probablemente destruidas durante la iconoclasia,[12]​ tras la cual cesan las menciones. Su papel fue ejercido por el Mandylion, que llegó de Edesa a Constantinopla en 944 y llegó a alcanzar una fama incluso superior (se suponía realizado milagrosamente por el propio Jesucristo antes de su muerte); así como imágenes de la Theotokos como la Hodegetria. Otras imágenes semejantes, el Velo de la Verónica y el Volto Santo de Manoppello han sido identificadas con la Camuliana.[13]

Se ha propuesto[14]​ que el canon de representación de imágenes de Cristo de la época bizantina partirían de la Camuliana, y que podría haber sido el modelo del icono del Cristo Pantocrátor[15]​ del monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí, datado en el siglo VI.






Déesis en el tímpano de la Portada de Coronería de la Catedral de Burgos
Mosaico representando una déesis en Santa Sofía de Constantinopla en Estambul

Principalmente empleada en el arte bizantino y posteriormente en el RománicoGótico y en el Ortodoxo, generalmente la déesis (en griego, δέησις), «plegaria» o «súplica», es una representación iconográfica tradicional de Cristo en Majestad o Cristo Pantocrátor entronizado, llevando un libro y flanqueado por la Virgen María y San Juan Bautista, acompañado a veces por ángeles y santos. En otras ocasiones, también se representa a Cristo en la Cruz, pero siempre acompañado de María y de San Juan.

Tanto la Virgen María como San Juan Bautista y otros personajes que pueden acompañarlos tienen sus rostros mirando a Cristo con sus manos en posición de súplica en nombre de la humanidad.

Se encuentra representado no solo en las portadas de las iglesias, sino que también se utilizan mosaicospinturas o eborarias.











El patriarca Alejo II de Moscú con un engolpion (panagia)

Un engolpión (también engolpionenkolpiongriego : ἐγκόλπιον, enkólpion, "en el pecho"; plural: ἐγκόλπια, enkólpia) es un medallón con un icono engastado en el centro que usan los obispos ortodoxos y católicos orientales. El icono puede estar rodeado por adornos fabricados en pasta o piedras preciosas. Se lleva suspendido del cuello mediante una larga cadena de oro, a veces formada por intrincados eslabones. Una parte de la cadena a menudo se unirá con un pequeño anillo detrás del cuello para que cuelgue por la espalda. Las engolpias tienen muchas formas diferentes, incluidas ovaladas, rombos, cuadradas o águilas bicéfalas. En el período bizantino era una cruz pectoral.[1]

Historia

Algunos engolpiones son huecos, pudiendo usarse como relicario, y su origen podría estar en los medallones eucarísticos que los monjes empleaban para poder comunicarse cuando viajaban, siendo estos fabricados en materiales más comunes como la madera. Como los obispos viajan con frecuencia, naturalmente habrían tenido tales relicarios eucarísticos hechos y adornados con materiales mucho más preciosos que los de los monjes comunes. Los engolpiones podían tener diversas formas: ovaladas, redondas, de cuatro esquinas y de diversos materiales, desde oro hasta vidrio. Por esta razón, su uso se hizo popular también entre los nobles.[2]

En 1571 se encontraron en tumbas del antiguo cementerio vaticano dos engolpiones de oro de forma cuadrada, grabadas en un lado con el monograma de Cristo entre el Alfa y la Omega, y en el otro con una paloma.

En el año 1544 se encontraron en la tumba de Maria, esposa del emperador Honorio, numerosos objetos de oro con los que había sido enterrada más de mil años antes en el Mausoleo Honoriano, ubicado en la antigua Basílica de San Pedro en el Vaticano. Un lujoso conjunto de joyas, compuesto por el mundus muliebris (regalos de bodas) incluía un engolpión que su esposo le había regalado, que lleva los nombres de la pareja imperial con la leyenda VIVATIS.

Engolpion (Panagia) que representa el icono Znamenny de la Theotokos.

El famoso tesoro de Monza contiene la theca persica, que incluye un texto del Evangelio de San Juan, enviado por el Papa San Gregorio Magno (590-604) a la reina Teodolinda para su hijo Adalaldo. Otro de los obsequios de este Papa a la reina lombarda fue un encolpion cruciforme que contenía una porción de la Vera Cruz.

Probablemente el relicario más interesante de esta forma sea una cruz pectoral de oro descubierta en Roma en 1863, en la Basílica de San Lorenzo (fuori le mura). Por un lado lleva la inscripción: EMMANOTHA NOBISCUM DEUS (Emmanuel, Dios con nosotros), y por el otro: CRUX EST VITA MIHI, MORS INIMICE TIBE (Para mí la Cruz es vida; para ti, oh enemigo, es muerte).

A la categoría de engolpia pertenecen también las ampollas o vasijas de plomo, arcilla u otros materiales en las que se conservaban reliquias tan apreciadas como el aceite de las lámparas que ardían ante el Santo Sepulcro, y las llaves de oro con limaduras de las cadenas de San Pedro, una de las cuales fue enviada por Gregorio Magno al rey franco Childeberto.









La Escalera del divino ascensoMonasterio de Santa Catalina

La Escalera del divino ascenso es un icono de finales del siglo XII ubicado en el Monasterio de Santa Catalina, en el Monte Sinaí .[1][2]

El icono representa las enseñanzas teológicas de Juan Clímaco, también conocido como Juan de la Escalera, representado en el tratado ascético La Escalera del Ascenso Divino, escrito aproximadamente en el 600 d. C. El tratado tiene una gran influencia en el cristianismo oriental .[3][4]

El icono representa a monjes subiendo la escalera hacia cielo en el que los espera Jesús, en la parte superior derecha de la imagen se encuentra Juan Clímaco en la parte superior de la escalera, siendo recibido por Jesús. La escalera tiene 30 peldaños que representan las 30 etapas de la vida ascética.[5]

El ascenso de los monjes es asistido por las oraciones de ángelessantos y la comunidad, mientras los demonios los atacan y tratan de hacer caer a los monjes de la escalera empujándolos hacia abajo o lanzándoles flechas.[5]​ La representación de la escalera refleja la importancia de los ángeles y los demonios en la espiritualidad ortodoxa oriental.[2]​ El icono también muestra unas fauces abiertas, que representan al mismo diablo que está devorando a un monje que se ha caído de la escalera.[6]

La escalera muestra a algunos monjes que casi han llegado a la cima siendo tentados por demonios y cayendo.[7]​ La representación de los monjes cayéndose es un reflejo de lo que Juan Clímaco expresó como "lo que nunca dejó de sorprenderlo", es decir, por qué algunos monjes aún se entregaban a las pasiones mundanas cuando Dios, los ángeles y los santos los animaban hacia la virtud .

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