ARTE BIZANTINO


Blaquerna (en griego Βλαχερναί) fue un suburbio situado en el noroeste de Constantinopla. En aquel lugar existía un manantial y se habían construido algunas iglesias, especialmente por Pulqueria en el siglo V y por Justiniano I en el VI. Su localización original era extramuros hasta 627, cuando las murallas se ampliaron para incluir esta sección de la ciudad. El área se extendió hasta el palacio imperial en el siglo XI por Alejo I, pero las murallas eran relativamente débiles, reforzadas únicamente por los muros del propio palacio. Tras Alejo, el Palacio de Blanquerna se convirtió en la principal residencia del emperador desde 1081 a 1453, mientras el antiguo Gran Palacio se continuó utilizando para las principales ceremonias imperiales.
Su debilidad quedó patente en la cuarta Cruzada, cuando los invasores penetraron en Blanquerna. En Blaquerna también se localizaba la Iglesia de Santa María de las Blaquernas, en honor a Theotokos (Madre de Dios), que se convirtió en la segunda iglesia en importancia de Constantinopla tras Santa Sofía, por la única razón de que la residencia del emperador estaba próxima. En 1347, Juan VI Cantacuceno fue coronado allí en lugar de en Santa Sofía. En 1453 durante el asedio final de Constantinopla, los otomanos atacaron Blanquerna con su gran cañón, destruyendo completamente sus muros, fallando los bizantinos en bloquear la Kerkaporta, permitiendo así la entrada de los turcos en la ciudad.
Tras la conquista otomana, los sultanes se establecieron primero en un palacio construido en el barrio de Beyazıt, donde hoy se encuentra la Universidad de Estambul,[1] y posteriormente denominado Eski Saray ("Palacio Viejo" en turco). Luego la residencia y las oficinas reales del sultán se trasladaron al Palacio de Topkapı al lado de la antigua acrópolis de Bizancio, en el lado opuesto al Gran Palacio, que estaba completamente en ruinas, con lo que el área de Blanquerna (con la única excepción del Palacio de los Porfirogenetas) cayó en desuso.

El Chrysotriklinos (en griego: Χρυσοτρίκλινος, «sala de recepción dorada», cf. triclinium), latinizado como Chrysotriclinus o Chrysotriclinium, fue la principal sala de recepción y ceremonial del Gran Palacio de Constantinopla desde su construcción, a finales del siglo VI, hasta el siglo X. Su aparición se conoce solo a través de descripciones literarias, principalmente el De Ceremoniis del siglo X, una colección de ceremonias imperiales, y, como símbolo principal del poder imperial, inspiró la construcción de la Capilla Palatina de Carlomagno en Aquisgrán.
Historia y funciones

La sala se suele atribuir al emperador Justino II (r. 565-578), y su sucesor, Tiberio II (r. 578-582) la terminó y llevó a cabo su decoración.[1] Sin embargo, las fuentes bizantinas presentan relatos contradictorios: la enciclopedia Suda atribuye el edificio a Justino I (r. 518-527), y los Patria constantinopolitana al emperador Marciano (r. 450-457), aunque este último generalmente se rechaza como poco confiable. El historiador Juan Zonaras registra que Justino II de hecho reconstruyó un edificio anterior, que se ha sugerido como la sala Heptaconch de Justiniano I (r. 527-565).[2]
Después de la iconoclasia bizantina, fue embellecido nuevamente bajo los emperadores Miguel III (r. 842-867) y Basilio I (r. 866-886). A diferencia de los edificios anteriores de un solo propósito del ala Dafne del Gran Palacio, combinaba las funciones de la sala del trono para la recepción y el público con las de un salón de banquetes.[2][3] Dado que las cámaras imperiales posteriores también se adjuntaron a él, la sala adquirió una posición central en el ceremonial del palacio cotidiano, especialmente en los siglos IX y X, hasta el punto de que Constantino VII (r. 945-959) lo llama simplemente «el palacio».[4] En particular, según el De Ceremoniis, el Chrysotriklinos servía para la recepción de embajadas extranjeras, el otorgamiento ceremonial de dignidades, como punto de reunión para festivales religiosos y salón de banquetes para fiestas especiales, como la Pascua.[5]
El Chrysotriklinos se convirtió así en la parte central del nuevo palacio de Bucoleón, formado cuando el emperador Nicéforo II (r. 963–969) encerró la parte sur, hacia el mar, del Gran Palacio con un muro. Sin embargo, desde finales del siglo XI, los emperadores bizantinos comenzaron a preferir el palacio de Blanquerna, en la esquina noroeste de la ciudad, como su residencia.[2] Los emperadores latinos (1204-1261) utilizaron principalmente el Bucoleón, y así lo hicieron, durante un tiempo después de la recuperación de la ciudad en 1261, Miguel VIII Paleólogo (r. 1259-1282) mientras se restauraba el palacio de Blanquerna. Posteriormente, el Gran Palacio rara vez se usó y gradualmente cayó en decadencia. El Chrysotriklinos se menciona por última vez en 1308, aunque las ruinas aún impresionantes del Gran Palacio permanecieron en su lugar hasta el final del Imperio bizantino.[2]
Descripción
A pesar de su prominencia y frecuente mención en los textos bizantinos, nunca se da una descripción completa de ella.[1] De la evidencia literaria fragmentada, la sala parece haber sido de forma octogonal coronada por una cúpula, similar a otros edificios del siglo VI como la iglesia de Sergio y Baco en Constantinopla y la a iglesia de San Vital en Rávena.[6] El techo estaba sostenido por ocho arcos, que formaban el kamarai (ábsides o nichos), y perforado por 16 ventanas.[4] La forma y las características generales del Chrysotriklinos fueron posteriormente imitadas conscientemente por Carlomagno en la construcción de la Capilla Palatina del palacio de Aquisgrán, aunque San Vital, al estar ubicado dentro de su reino, proporcionó el modelo arquitectónico inmediato.[7]

En su interior, el trono imperial se colocó en el ábside oriental (el bēma), detrás de una barandilla de bronce. El ábside nororiental se conocía como el «oratorio de San Teodoro». Contenía la corona del emperador y varias reliquias sagradas, incluida la vara de Moisés, y también servía como camerino para el emperador.[1] El ábside sur conducía al dormitorio imperial (koitōn), a través de una puerta de plata colocada por el emperador Constantino VII.[4] El ábside norte se conocía como el Pantheon, una sala de espera para los funcionarios, mientras que el ábside noroeste, el Diaitarikion, servía como habitación del mayordomo, y era donde el papias del palacio depositaban sus llaves, el símbolo de su oficina, después de la apertura ceremonial del salón cada mañana.[2] La sala principal del Chrysotriklinos estaba rodeada por varios anexos y salas: el vestíbulo conocido como Tripeton, el Horologion (llamado así porque probablemente contenía un reloj de sol), la sala del Kainourgion («Nueva [Sala]»), y las salas de Lausiakos y Justinianos, ambas atribuidas a Justiniano II (r. 685-695 y 705-711). La Theotokos de Pharos, la capilla principal del palacio, también se encontraba cerca, al sur o al sureste.[2][8]
No se sabe nada de la decoración original del siglo VI de la sala. Sin embargo, tras la prohibición de las formas humanas bajo la iconoclasia, fue redecorada, en algún momento entre 856 y 866, con mosaicos de estilo monumental.[3][9] El embajador de finales del siglo X, Liutprando de Cremona, no duda en llamarla «la habitación más elegante del palacio».[1] Sobre el trono imperial se colocó una imagen de Cristo entronizado, mientras que otra sobre la entrada representaba a la Virgen María, con el emperador Miguel III y el patriarca Focio cerca. En otra parte se representó la corte celestial, con ángeles, sacerdotes y mártires. La decoración general tenía la intención de reforzar la analogía entre la corte celestial de Cristo y su contraparte bizantina en la tierra.[3]
La sala contenía muebles valiosos, como el Pentapyrgion («Cinco torres»), un armario construido por el emperador Teófilo (r. 829-842) que exhibía jarrones preciosos, coronas y otros objetos valiosos.[10] Durante los banquetes imperiales, contó con una mesa principal dorada para treinta dignatarios de alto rango, así como de dos a cuatro mesas adicionales para 18 personas cada una. En ocasiones, se dice que el emperador tenía su propia mesa, separada del resto. El esplendor ceremonial completo del salón se reservó para ocasiones especiales, como los banquetes para los enviados árabes, descritos en el De Ceremoniis: grandes candelabros, insignias imperiales, reliquias y otros objetos preciosos traídos de varias iglesias y exhibidos proporcionaron iluminación adicional en los ábsides, mientras que la comida fue acompañada por la música de dos órganos de plata y dos de oro, colocados en el pórtico, así como por los coros de la Santa Sofía y de la iglesia de los Santos Apóstoles.
| Cisterna Basílica | ||
|---|---|---|
| Localización | ||
| País | Turquía | |
| Localidad | Estambul | |
| Ubicación | Fatih | |
| Coordenadas | 41°00′30″N 28°58′41″E | |
| Información general | ||
| Estilo | arquitectura bizantina | |
| Mapa de localización | ||
Ubicación en Estambul | ||
| http://yerebatan.com/ | ||
La Cisterna Basílica (en turco: Yerebatan Sarayı, lit. 'Palacio Sumergido', o Yerebatan Sarnıcı, 'Cisterna Sumergida') es la más grande de las 60 antiguas cisternas construidas bajo la ciudad de Estambul (antiguamente Bizancio y Constantinopla) en Turquía durante la época bizantina. Se encuentra a cien metros al sudoeste de la iglesia de Santa Sofía, en la histórica península de Sarayburnu. Se construyó en pocos meses, en el año 532, durante el reinado del emperador bizantino Justiniano I.[1]
La cisterna se construyó para evitar la vulnerabilidad que significaba para la ciudad que durante un asedio se destruyera el Acueducto de Valente.[2]
Historia
El nombre de esta estructura subterránea proviene de una gran plaza pública en el Capitolio de Constantinopla, la Stoa de la Basílica, bajo la cual se construyó originalmente (otras fuentes indican que proviene de una basílica edificada con anterioridad en el mismo emplazamiento[3]). De acuerdo con los antiguos historiadores, el emperador Constantino I el Grande construyó una estructura que fue más tarde reconstruida y ampliada por el emperador Justiniano después de los disturbios de Niká de 532.
La cisterna proveía agua para el Gran Palacio de Constantinopla y otros edificios en el Capitolio, y continuó proveyendo agua al palacio de Topkapi tras la conquista otomana en 1453 y en los tiempos modernos. Los jardines del palacio se regaban con el agua de Yerebatan hasta que se construyó un sistema propio. Los otomanos preferían el agua corriente que el agua almacenada por lo que se dejó de utilizar hacia finales del siglo XIV. A mitad del siglo XVI el investigador neerlandés P. Gyllus (que estuvo en la ciudad entre los años 1544 y 1550) descubrió la existencia de la cisterna tras investigar los relatos de algunos vecinos que señalaban que en algunas casas había pozos en los sótanos de donde extraían agua y, a veces, peces. Gyllus descubrió las escaleras de acceso y realizó un estudio sobre el monumento que publicó en su libro de viajes. A mediados del siglo XIX se restauró después de ser usada como almacén de madera.[4]
Entre los años 1985 y 1987 se limpió (se sacaron 50 000 toneladas de barro) y restauró preparándola para la visita turística dotándola de una serie de pasarelas casi al nivel del agua (que se mantiene bajo) para que los visitantes puedan pasearse por la totalidad del monumento y acceder a las columnas en cuya base están esculpidas las Medusas.[3]
Características

Esta cisterna del tamaño de una catedral es una cámara subterránea de aproximadamente 143 m por 65 m —alrededor de 9800 m² de superficie— capaz de albergar 80 000 m³ de agua (otras fuentes señalan aproximadamente 100 000 m³[3]). El techo está soportado por un bosque de 336 columnas de mármol, de más o menos 9 m de altura, dispuestas en 12 filas de 28 columnas cada una separadas entre sí 4,8 m. Los capiteles de las columnas son principalmente de estilos jónico y corintio (de este estilo hay 98 capiteles), a excepción de unas pocas de estilo dórico sin grabados. Las columnas fueron traídas a Constantinopla desde templos paganos de Anatolia, junto con las que se usaron en la construcción de la iglesia de Santa Sofía. Se accede a la misma mediante una escalera de 52 peldaños.[5]
La cisterna está rodeada de un muro de ladrillos refractarios de un grosor de 4,8 metros y cubierto de mortero impermeable llamado "de Horasan" lo mismo que el suelo. El agua de la cisterna proviene de los bosques de Belgrado que se encuentran a 19 kilómetros al norte de la ciudad, mediante el acueducto construido por el emperador Justiniano.[6]
Bajo el Imperio otomano se realizaron dos restauraciones, una en 1723 bajo el mandato de Ahmed III y fue realizada por el arquitecto imperial Mehmet Aga de Cesárea y la otra en el siglo XIX bajo el sultán Abdul Hamid II. Durante los trabajos de urbanización que se llevaron a cabo entre los años 1955 y 1960 en esta zona de Estambul se cubrieron ocho columnas de la parte noroeste con una gruesa capa de cemento para reforzarlas.
En 1968 se repararon grietas en la mampostería y columnas dañadas, y hubo una restauración adicional en 1985 por el Museo Metropolitano de Estambul. La cisterna fue abierta al público el 9 de septiembre de 1987.[7]
Bases de columnas de Medusa
Situadas en la esquina noroeste de la cisterna, las bases de dos columnas reutilizan bloques tallados con el rostro de Medusa. El origen de las dos cabezas es desconocido, se cree que las cabezas fueron traídas a la cisterna tras ser retiradas de un edificio del último periodo romano.
La tradición dice que los bloques están orientados hacia los lados y boca abajo con el fin de anular los poderes de la mirada de la gorgona que deja petrificado a quien osa mirarla.[3]
En los medios

La cisterna se usó como localización para la película Desde Rusia con amor de James Bond de 1963. En la película, se comenta que fue construida por el emperador Constantino, sin hacer referencia a Justiniano.
Aparece localizada a una distancia considerable del consulado soviético (ahora ruso), que se encuentra en Beyoğlu, en la "nueva" zona europea de Estambul, en la otra parte del Cuerno de Oro.
El final de la película The International de 2009, tiene lugar en una mezcla fantástica de la Ciudad Vieja, mostrando la Cisterna Basílica bajo la Mezquita Azul –que en la película aparece justo al lado de la Mezquita de Süleymaniye.
El escritor estadounidense Dan Brown sitúa el dramático final de su novela Inferno en este lugar. Así mismo, la película Inferno, basada en la obra de Dan Brown y protagonizada por Tom Hanks, también tiene su desenlace en este mismo espacio.
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