martes, 1 de octubre de 2024

FENICIA - FENICIOS

 BATALLAS PÚNICAS

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I Fenici: L´Esercito, la marina e la guerra.

Professore Piero Bartoloni 

Traducción: Rafael Rodrigo Fernández (Doctor en Historia)

 

Pocas noticias nos han llegado sobre la organización de los ejércitos de las ciudades fenicias de la costa sirio-palestina, sin embargo son mucho más ricas y detalladas las que hacen referencia a los ejércitos de los grandes imperios orientales más próximos a la cultura fenicia. Sobretodo en lo que se refiere al estatus político y territorial de las ciudades fenicias, las cuales, desprovistas del dominio sobre un hinterland en las tierras del interior las impidió dotarse de grandes ejércitos permanentes. De todas formas es posible que cuando se les presento la necesidad, concurrente en el tiempo con las incursiones de los ejércitos asirios, las ciudades estado habían previsto el reclutamiento de tropas mercenarias, provenientes en buena parte de las zona de Anatolia. De todas formas, de las escasas fuentes, sobretodo las referidas a los años de los reyes asirios si sabemos que eran habituales la presencia de contingentes de infantería y de carros de guerra equipados con cuchillas, encargados de desorganizar las formaciones adversarias.

Las figuras antiguas y los hallazgos arqueológicos sugieren la presencia de soldados de infantería armados con lanzas, puñales, hachas y mazas, protegidos con armas defensiva ligeras como cascos, corazas y escudos, aunque estas últimas aparecen raramente representadas de forma muy escasa, la presencia de figuras de arqueros resulta mínima. 

De igual forma son muy escasos los datos de los que disponemos de los ejércitos de las ciudades fenicias del Mediterráneo Occidental antes de la conquista cartaginesa. El silencio que las fuentes historias manifiestas sobre los ejércitos fenicios es prácticamente absoluto. Sin embargo, parece claro que dada la relación fundamentalmente comercial que tuvieron los fenicios con las poblaciones ribereñas del Mediterráneo occidental, al menos en la primera fase de la colonización, no se tuvo la necesidad de la utilización de ejércitos numerosos o de la realización de campañas militares. También es obvio que el exiguo número de colonizadores fenicios iniciales no permitió el desarrollo de una actividad política y comercial basada en el dominio por la fuerza de los colonizadores.


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Los primeros datos arqueológicos que proporcionan noticias consistentes sobre el armamento de los colonizadores fenicios provienen de la isla de Cerdeña y hacen referencia a los últimos años del siglo VII a.C.y los primeros decenios del siglo VI a.C. Se trata de sepulturas antiguas que contienen, además de restos cerámicos, numerosas armas individuales de carácter ofensivo, las cuales, dada su naturaleza, pueden ser atribuidas a infantes armados "a la ligera". Además de las armas, principalmente hechas en hierro, se pueden encontrar puntas de lanza con su hoja con forma de hoja acanalada, "tacones" (talloni de lanza, colocadas en la parte inferior de las puntas de las lanzas, pequeños puñales con hojas en forma de lengua de buey y finas puntas [de flecha] con el alma y el botón del mango en bronce. Las vainas de los puñales y las puntas estaban hechas de un material perecedero, probablemente cuero.

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Batalla de Crimiso 339 AC, a la izquierda los griegos derrotando a los púnicos durante la tormenta, a la derecha persecución de la caballería griega después de la batalla. Autor de ambas Johnny Shumate

Por lo que hace referencia a los siglos posteriores, es decir, el periodo de las grandes guerras por el dominio de las islas del centro y el occidente del Mediterráneo entre Cartago y las las ciudades griegas y, posteriormente, la guerra contra contra Roma, las noticias que nos han llegado son mucho más numerosas y abundantes y en ocasiones ricas de detalles poco habituales. En lo que hace referencia a la composición de los ejércitos cartagineses, se puede presumir que, al menos en las fases iniciales, el núcleo de los ejércitos estuvo compuesto de ciudadanos en armas, a los que se unirían aliados y tropas mercenarias, que, en una segunda etapa, se convertirán en la parte principal de las fuerzas armadas cartaginesas. 

Para hacer frente a las presiones económicas de las ciudades griegas en la recluta de mercenarios, fue frecuente que para estos contingentes de tropas que la paga de Cartago fue muy generosa, primero en Sicilia, y posteriormente en las provincias del Norte de África y en Cerdeña.

La tropas de procedencia cartaginesa estaban constituidas por ciudadanos con derechos políticos y nos por extranjeros residentes en la ciudad, cuando fueron empleadas en campaña resultaron ser, sin lugar a dudas, el verdadero corazón del Ejército cartaginés, utilizadas como reserva y en los momentos de grave peligro o apoyando la retirada. Generalmente estas tropas estaban dotadas de costosas armaduras y joyas que indicaban el número de campañas en las que habían participado, como los jóvenes soldados que formaron el "Batallón Sagrado" en la batalla de Crimiso, que enfrentó a cartagineses y siracusanos en el 339 a.C, los contingentes ciudadanos tomaron parte, con distinta fortuna, de los principales hechos de armas de la guerra de Sicilia.

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Batalla de Crimiso 339 AC. A la izquierda representación de Steve Noon, a la derecha grabado.

Según fue avanzando el tiempo y en relación a los lugares en que se fueron desarrollando las operaciones militares, el empleo de las fuerzas militares cartaginesas fueron reduciéndose en beneficio de las tropas mercenarias que fueron constituyendo la columna vertebral del las tropas de Cartago.

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Las tropas mercenarias a sueldo de los cartagineses provenían principalmente de los territorios bajo su dominio o poblaciones con las cuales mantenía una intensa relación comercial, como el caso de los íberos. Se tiene documentación que acredita numerosos casos de recluta de tropas en regiones cuyas poblaciones destacaban por su belicosidad, caso de la Galia, la Campania o el Samnio. O donde la disciplina y el adiestramiento eran la base de la capacidad guerrera, como Grecia.

También hay que mencionar el contingente de tropas de Baleares, compuesto de tropas ligeras armadas con honda, que en la batalla tenían la función de abrir las hostilidades y durante el combate hostigaban a las tropas enemigas, seguidos de los íberos, armados con su característica falcata, que junto a los contingentes celtas, armados con espadas largas de doble filo, constituían la infantería de línea. Sin embargo, los mercenarios griegos constituían la falange, formada por lanzas muy largas, sobre todo en época helenística. Por lo que hace referencia a la caballería , los escuadrones estaban formados por númidas y celtas, particularmente diestros en el combate a caballo.

Guerreros cartagineses en tiempos de las Guerras Púnicas.
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Guerreros íberos al servicio de Cartago, cortesía de Ángel García Pinto.
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Para comprender mejor la composición de los ejércitos cartagineses, su estrategia y su comportamiento en el campo de batalla, será oportuno recordar brevemente a los pasajes más sobresalientes de la narración que hizo el historiador Polibio sobre la batalla de Cannas:

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"Anibal [...] habiendo intercalado [...] a los honderos de las baleares y los astati, los colocó delante del ejército. Dispuso [...] a la izquierda a la caballería íbera y celta frente a la caballería romana, a continuación [...] la mitad de la infantería pesada líbia, , después los íberos y los celtas. A continuación sitúa a la otra mitad de la infantería pesada libia y en el ala derecha situó a la caballería númida. Cuando había colocado a todas sus tropas en una línea avanzó con el contingente del centro formado por íberos y celtas [...] de tal forman que formaron una línea convexa en forma de media luna [...] Cuando las dos vanguardias chocaron el combate entre las unidades ligeras estuvo durante un tiempo indeciso, sin embargo tan pronto como la caballería íbera y celta del ala izquierda tomaron contacto con la caballería romana se produjo un combate muy violente [...] las tropas cartagineses se demostraron superiores [...] entonces, las tropas ligeras de infantería, situadas en los espacios entre los manipulos, Por un tiempo las tropas celtas e íberas combatieron duramente resistiendo la presión de los romanos: pero luego, aplastadas por la masa [ de tropas romanas], comenzaron a ceder y a retirarse, cambiando su línea de frente a una media luna cóncava.

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Batalla de Cannas 216 A.C. Hispanos contra legionarios. Jenny Dolfen.

"Las tropas romanas [...] rompieron facilmente el frente enemigo [...] penetrando tanto en su formación que en ambos lados las dos falanges de infantes pesados libios quedaron situadas en su flanco [...] De esta manera, según el plan de Anibal, los romanos empujaron tan atrás a los celtas se encontraron encerrados entre los contingentes de los libios. La [caballería] númida del flanco derecho tras atacar a la caballería [aliada] tomaron contacto con el flanco izquierdo [de los romanos] no causaron ni sufrieron graves perdidas [...] pero consiguieron inmovilizar a sus enemigos [...] Sin embargo, cuando la caballería [cartaginesa del flanco izquierdo] causó una masacre de la caballería [romana] [...] fueron en ayuda de los númidas [...] la caballería aliada de los romanos [...] volvió grupas y se retiró. Asdrubal [...] confió [a los númidas] la tarea de perseguir [a la caballería] fugitiva y condujo sus escuadrones aa donde combatía la infantería con el propósito de ayudar a los libios. Entonces atacó la retaguardia de las legiones romanas [...] alentando a los libios y debilitando [...] a los romanos [...] encontrándose atrapados en un espacio tan pequeño todos morirían en el campo de batalla [...] Los númidas persiguiendo a la caballería [aliada] en fuga, furon los que mataron a la mayor parte." (Polibio III 113-116)

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Cannas tras la batalla. Jenny Dolfen.

La narración de Polibio de esta trágica batalla trasmite que, además del genio de Anibal, transpiran claramente algunos hechos sobresalientes que fueron la causa de la derrota romana: de particular importancia y determinantes para el éxito de la batalla fueron la utilización de la caballería y el despliegue de los contingentes de infantería divididos en su origen étnico. Es importante señalar que esta solución estratégica era bien poco vista y parece extraída de las enseñanzas de los grandes estrategas griegos. De hecho Anibal era un hijo de su tiempo y demuestra que parte de su bagaje como líder militar proviene de época helenística, pero sin duda también del peso que tuvo en su educación su herencia de oriente próximo, donde se daba mucha importancia al uso de la caballería, sobre todo de la gran tradición y de su capacidad para dislocar formaciones enemigas, no en la función de tropa de élite, forma primaria en la que era entendida en el mundo griego y romano. 

Caballería de Aníbal en la Batalla de Cannas. J.N. Dolfen.
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La composición de los ejércitos cartagineses era sustancialmente similar a la de los ejércitos helenísticos contemporáneos, sin embargo, los usos en boga en la patria no fueron olvidados. Como se ha dicho, eso se evidenciaba de modo particular con el uso de fuertes contingentes de caballería, y en la primera época, de carros de guerra, sustituidos posteriormente por elefantes de batalla.

Por lo que hace referencia a los carros de guerra , estos vehículos normalmente eran tirados por dos caballos que probablemente iban atados a un solo eje, a bordo de la barcaza solamente había espacio para el auriga y un soldado, probablemente un arquero. En la parte delantera del eje había una cuchilla, así como en los ejes de las dos ruedas. El evidente propósito de este vehículo era el de romper e desbandar los flancos enemigos, sin embargo, para poder operar con la debida eficacia y para alcanzar la velocidad adecuada, el carro necesitaba de una amplio espacio llano y sin obstáculos, como por ejemplo podían ser las grandes llanuras de Mesopotamia. Probablemente por este motivo este tipo de carros no fue utilizado de forma generalizada en el Mediterráneo occidental, dos los espacios donde podía operar eran mucho más estrechos y poco frecuentes.

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En lo que hace referencia a los carros de guerra fueron rápidamente abandonados y en su lugar fueron introducidos para sustituirlos los elefantes de batalla, los cuales podían moverse más fácilmente por terrenos más accidentados y desarrollaban estrategicamente las mismas funciones en combate que los carros de guerra. Estos animales eran de una raza autóctona del Norte de África, hace tiempo extinguida, eran de una altura menor a la de los animales del centro de África y parece que no llevaban sobre el lomo las pequeñas torres que llevaban algunos soldados armados con arco, utilizados en las guerras de Pirro contra Roma y reproducidos en imágenes y figuras de la época. Parece que en vez de ello llevaban solamente al conductor, probablemente durante los primeros años traídos desde alguna región de la India, que se situaban sentados en el cuello del animal e iban armados únicamente con un garfio que servía para dirigir al animal.

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Por lo que hace referencia al tamaño de los ejércitos cartagineses, tenemos noticias de ejércitos particularmente grandes, compuestos de 90.000 infantes pesados y ligeros y 12.000 jinetes, como el que llevaba Anibal a su salida de Iberia en el cruce de los Pirineos, pero sobre cuya composición todavía se tienen algunas dudas. La realidad es que verdaderamente los ejércitos no solían pasar de los 28.000 hombres, siendo un sexto de ellos de caballería. En cuando a la organización de las unidades que formaban los ejércitos parece que los manipulos de infantería estaban formados por unos 500 hombres, mientras que los de caballería no superaban los 50 integrantes. En lo que hace referencia a los elefantes que parece que llegaron a contar con hasta 300, alojados en los establos de la ciudad de Cartago, parece que el número de los mismos variaba mucho en campaña, así por ejemplo, en la batalla de Tago Anibal dispuso una línea formada por 40 elefantes, mientras que en la de Zama contó con el doble de animales, mientras que los utilizados por Asdrubal en Hispania fueron cerca de 200.

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"Carpetanos y olcades hacen frente al ejército cartaginés en la Batalla del Tagus" Me parece muy realista. Los hispanos con sus armas típicas: rodelas, gladios, jabalinas.. y los cartagineses con su panoplia tipo helenístico. Los elefantes son clavados a los de la famosa moneda cartaginesa.

Paran comcluir el apartado sobre la composición de los ejércitos cartagineses, es necesario proporcionar algunos datos sobre los generales y oficiales de mayor graduación elegidos para comandarlas. Normalmente el comandante en jefe del ejército era un noble de ascendencia cartaginesa, designado por la asamblea de Cartago y estaban asesorados o acompañados por un pequeño grupo de oficiales de alto rango, siempre naturales de la ciudad de Cartago, a los cuales se les otorgaba el mando de los distintos cuerpos del ejército. El general conducía la campaña con completa autonomía e igualmente era responsable ante la asamblea del desarrollo de la campaña y del éxito o fracaso de la misma, hasta tal punto que en ocasiones pagaba con su propia vida. De todas formas, al menos en una ocasión fue puesto al mando del ejército cartaginés un espartano, un tal Xantipo, el cual introdujo en parte del ejército a sus órdenes algunas características de tipo helenístico. Los oficiales de menor rango procedían generalmente de las propias unidades extranjeras o mercenarias a las que podían impartir órdenes en sus propias lenguas autóctonas , acompañados de intérpretes para ayudar en la comunicación entre estos oficiales y el comandante en jefe.

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Jantipo y la batalla del Bagradas

En cuanto a la marina de guerra, tratada en segundo lugar pero no menos importante en la máquina de guerra de las ciudades fenicias y de Cartago, contaba con una una fuerte tradición en las ciudades de origen y un gran prestigio en las culturas mediterráneas de la época. A este respecto, si se piensa en la batalla de Salamina hay que señalar que por parte persa fue combatida principalmente por los contingentes de naves procedentes de las ciudades estado fenicias. Las flotas de estos enclaves de la costa sirio-palestina estaban compuestas principalmente por barcos de guerra. Entorno al año 1.000 a.C. estabas construidas con una sola fila de remeros, aunque bien pronto fueron mejoradas con naves más complejas que podían llevar dos y hasta tres filas de remeros. En lo que hace referencia a la trirreme, algunas fuentes históricas atribuyen su invención a los fenicios de Sidón, mientras que otras, específicamente Tucídides (I, 13, 2) la adjudican a la ciudad de Corinto en torno al siglo VIII a.C. ambas explicaciones no han de ser excluyentes, ya que es posible que existiesen antecedentes de naves fenicias en las que los corintios pudieran inspirarse.

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Ciertamente las fustes clásicas atribuyen a Cartago la invención de la cuatrirreme o tretera, en algún momento entorno al siglo V a.C. y poco después de la quinquerreme o pentera, utilizada como el navío de línea más habitual durante las guerras contra Roma.

Los tripulantes de las naves de guerra, oficiales, marineros de cubierta y remeros, estaban compuestos unicamente por ciudadanos de derecho de la ciudad de Cartago, No hay datos que puedan permitir afirmar que, como en la antigua Gracia, el propietario de la nave , y tal vez armador a la fuerza, fuese además el comandante de la misma, aunque, dado el enorme desarrollo que tuvieron las flotas de guerra durante la época helenística, es muy probable que fuese el propio estado cartagines en que corriese con el rol de armador de las naves.

En cuanto al gobierno de la nave, esta era realizada por tres oficiales, entre los cuales uno de mayor rango ejercía el mando de la nave, otro de ellos ejercía las labores de segundo oficial y el tercero era el piloto, el cual en época antigua gozaba de un gran reconocimiento debido a su amplia experiencia. Los marinos encargados de las labores de cubierta y encargados de las velas no solían ser más de unos 30, mientras que los encargados de las labores de remo variaban mucho en su número dependiendo del tamaño de la nave y el número de remos. En el caso de trirremes tenemos documentos que nos muestras que las tripulaciones constaban de unos 150 hombres a los remos, unos 240 para las quatrirremes y cerca de 300 los de las quinquerremes. A la tripulación de las naves había que sumar un cierto número de infantes, entre 10 y veinte, que servían tanto para las batallas navales como para los desembarcos.

Interpretación del siglo XIX del sistema de un quinquerreme, con cinco niveles de remos.
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La forma de propulsión de las naves era doble, bien mediante velas o bien mediante los remos, utilizados de forma alternativa. Los barcos eran de dos velas, una situada en proa y otro, más grande, en el centro de la nave. La vela principal servía para dar impulso a la nave, mientras que la de proa, de dimensiones más reducidas servía para gobernar la nave con los vientos. Las velas se usaban generalmente para la navegación habitual o para acercarse al campo de batalla, mientras que los remos eran usados en los momentos de calma o durante los combates, en ese momento las velas se plegaban y se empleaba toda la fuerza de los remos.

Las escuadras estaban formadas normalmente por unas doce naves, alas cuales se les añadían algunas naves menores, más ágiles y veloces, utilizadas para mantener el contacto y las comunicaciones entre las naves de la escuadra y de esta con tierra firme. La unión de una decena de escuadras formaba una flota, con unas 120 naves , de todas formas las fuentes históricas hablan de flotas todavía más grandes que incluso llegaron a las 180 o 200 naves de línea.

Por loa que hace referencia al desarrollo de los combates navales solían tener lugar cerca de la costas donde era más fácil encontrar aguas calmadas donde se podían gobernar mejor las naves y que ofrecían más posibilidades de salvación a las tripulaciones de los barcos en caso de ser hundidos. Antes del combate las flotas se desplegaban en una línea recta o en forma de media luna, con los dos flancos más retrasados que el centro de la formación, dependiendo de la táctica que plantease el almirante en jefe. La señal de avance se hacía mediante un trapo rojo o mediante mensajes llevados por las naves correo. En ese momento comenzaban los remeros a bogar con toda la fuerza de que eran capaces, a fin de intentar ganar la maximiza velocidad para utilizar los espolones de proa, ya que el objetivo principal del combate era hundir los barcos enemigos o hacerlos ingobernables. 

Para ello se utilizaban principalmente dos tácticas, su aplicación dependía de los espacios existentes entre las naves del despliegue enemigo. SI el espacio entre barcos era grande se situaba la nave en el flanco enemigo y con una rápida maniobra se viraba a fin de golpear el lateral del barco contrario, abrirle una vía de agua y conseguir que se hundiese. Mientras que si el espacio no era lo suficientemente grande como para virar se rebasaban las naves enemigas y tras virar se las golpeaba por la popa. Durante el combate las naves menores cumplían las funciones de socorro de las naves en dificultades o de remolcar las naves enemigas capturadas.

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