martes, 1 de octubre de 2024

FENICIA - FENICIOS

 BATALLAS FENICIAS

Batalla del Silaro
Segunda guerra púnica
Parte de segunda guerra púnica

Mapa que ilustra las campañas de la segunda guerra púnica
Fecha212 a. C.
Lugarrío SeleItalia
Coordenadas40°28′54″N 14°56′33″E
ResultadoVictoria cartaginesa
Beligerantes
CartagoRepública romana
Comandantes
Aníbal BarcaMarco Centenio Pénula
Fuerzas en combate
25 000-30 00016 000
Bajas
Pequeñas15 000 muertos y prisioneros

La batalla del Silaro o batalla del Río Silaro se libró en el año 212 a. C. entre el ejército cartaginés de Aníbal y una fuerza romana dirigida por el pretor Marco Centenio Pénula. Los cartagineses salieron victoriosos, destruyendo la totalidad del ejército romano. Esta fue una de las pocas batallas en las que los efectivos de Aníbal eran superiores a los de su oponente.

Situación estratégica

[editar]

Aníbal había levantado el asedio de Capua después de combatir a dos ejércitos consulares romanos en la primera Batalla de Capua. Los cónsules romanos habían separado sus fuerzas, con Quinto Fulvio Flaco avanzando hacia Cumas mientras que Apio Claudio Pulcro marchaba hacia Lucania. El motivo por el que este último cónsul se dirigió a Lucania parece estar en la necesidad de relevar al ejército romano presente en esta provincia. Tras la emboscada que acabó con la vida del procónsul que lo mandaba, Tiberio Sempronio Graco, dicho ejército romano que operaba en Lucania compuesto principalmente por esclavos manumitidos, sufrió la deserción de buena parte de ellos. Además, sus fuerzas ligeras y caballería se habían separado de él para acudir a Beneventum e inmediatamente después auxiliar a los dos ejércitos consulares en la primera batalla de Capua. Esta pérdida de este ejército en Lucania unido a la rebelión iniciada ese año en este territorio, obligaron a que uno de los cónsules acudiese al área a cubrir el vacío existente. Posiblemente, este ejército consular de Apio Claudio permaneció allí hasta que pudo ser relevado por el nuevo ejército reclutado por el Senado, el cual quedó como guardián del territorio. Desde Campania, Aníbal decidió seguir a Claudio hasta Lucania. Claudio se alejó del área retornando a Campania, eludiendo de este modo a Aníbal. Un centuriónMarco Centenio Pénula, había hecho un llamamiento al Senado romano para luchar independientemente contra Aníbal, aduciendo que con su conocimiento de la zona podría superar a los cartagineses. Sorprendentemente, su apelación fue concedida gracias al respaldo de Publio Cornelio Sila, que ese año desempeñaba las preturas urbana y de extranjeros simultáneamente. Se le asignaron 8000 soldados (mitad romanos y mitad aliados), posiblemente del ejército de Graco, y se instaló en Lucania. A estas tropas se añadieron otros 8000 voluntarios reclutados de camino al área.

Mientras, en Hispania, la situación permanecía estancada en la Bética tras el regreso de Asdrúbal Barca del norte de África tras combatir a Sífax. Ni Escipiones ni Bárcidas adquirían ninguna ventaja decisiva. Entretanto, en Sicilia el Sitio de Siracusa continuaba. Hannón el Viejo se mantenía activo en Brucio.

La batalla

[editar]

Aunque Centenio era un valiente soldado, su generalato dejaba mucho que desear. Según Tito Livio, no tenía idea acerca del paradero del ejército cartaginés. Los exploradores de Aníbal fueron capaces de localizar al ejército romano incluso antes de que los romanos acamparan. Marco Centenio y sus fuerzas cayeron en una emboscada tendida por las fuerzas de Aníbal cuando estaban completamente en ruta. La resistencia romana duró mientras Pénula permaneció vivo, pero una vez caído este, el pánico cundió entre las filas y fueron aniquilados al tener cubiertas todas las rutas de huida la caballería cartaginesa.

Las bajas romanas ascendieron a 15 000 entre muertos y prisioneros, pudiendo escapar tan solo 1000 de los 16 000 que componían el contingente. Estos supervivientes fueron desterradas a Sicilia junto a las desgraciadas legiones derrotadas en Cannas.

Consecuencias

[editar]

Las consecuencias inmediatas de la batalla fueron la pérdida del ejército y el dominio casi completo por los púnicos de la mayor parte de Lucania.

Tras la batalla, Aníbal decidió no regresar a Campania y en su lugar marchó hacia el este, a Apulia para enfrentar un ejército romano bajo mando del pretor Cneo Fulvio Flaco que operaba contra las ciudades aliadas de Cartago en esa zona. Tras lograr aniquilar también a este segundo ejército romano, el Senado ordenó una leva extraordinaria para reconstruir su potencial al tiempo que reorganizaba a los escasos y dispersos supervivientes de ambas derrotas así como de los esclavos manumitidos que habían desertado del ejército de Graco. Sin embargo, estas dos operaciones de Aníbal en Lucania y Apulia junto a un fallido intento en el Salentino contra Tarento y Brindisi, permitió a los ejércitos consulares junto a un tercer ejército del pretor en Campania aprovechar su ausencia para iniciar la construcción de un muro de cerco en torno a Capua. Por parte cartaginesa, Hannón el Viejo aguardaba en Brucio.






Sitio de Siracusa
Segunda guerra púnica
Parte de segunda guerra púnica

Arquímedes dirigiendo la defensa de Siracusa, por Thomas Ralph Spence (1895).
Fecha214-212 a. C.
LugarSiracusaSicilia (actual  Italia)
Coordenadas37°05′00″N 15°17′00″E
ResultadoVictoria romana
Beligerantes
SiracusaRepública romana
Comandantes
EpícidesMarco Claudio Marcelo
Fuerzas en combate
25 000 hombres, 3000 caballos, 37 elefantes de guerra y 55 galeras116 000 hombres (4 legiones) y 68 quinquerremes1

El sitio de Siracusa llevado a cabo por la República romana, tuvo lugar en 214-212 a. C., al final del cual cayó Siracusapolis griega situada en la costa oriental de Sicilia. Los romanos asolaron la ciudad y como consecuencia de ello, obtuvieron el control del este de Sicilia. Durante el asedio, la ciudad fue defendida con las armas que desarrolló Arquímedes, en respuesta al requerimiento de Epícidestirano de Siracusa. Arquímedes fue asesinado al final del asedio por un soldado romano, contraviniendo las órdenes del general romano Marco Claudio Marcelo, de respetar la vida del gran matemático griego.2

Antecedentes

[editar]

Los sucesos posteriores a Cannas muestran la importancia de la guerra antigua. Aníbal encontró difícil capturar cualquier ciudad fortificada, porque no disponía de equipo de asedio. Aun así, algunas ciudades se aliaron con Cartago.

Sicilia había sido arrebatada de manos de los cartaginenses durante la Primera guerra púnica (264–241 a. C.), convirtiéndose en la primera provincia de la República romana que no era directamente parte de Italia. El Reino de Siracusa era una región aliada independiente localizada en la región suroriental de la isla y que había sido aliada cercana de Roma durante el largo reinado de Hierón II.3​ En el año 215 a. C. el nieto de Hierón, Jerónimo, subió al tronó a la muerte de su abuelo y Siracusa cayó bajo la influencia de una facción antirromana, que incluía a dos de sus tíos, entre élite de la ciudad. A pesar del asesinato de Jerónimo y la remoción de los líderes procartaginenses, la amenazante reacción de Roma ante el peligro de una alianza entre Cartago y Siracusa forzó a los nuevos líderes republicanos de Siracusa a prepararse para la guerra.

A pesar de intentos diplomáticos la guerra entre la República romana y el Reino de Siracusa estalló en el 214 a. C., mientras los romanos aún estaban ocupándose de batallar contra Cartago, en el punto más álgido de la Segunda Guerra Púnica (218–201 a. C). Un ejército romano liderado por el general Marco Claudio Marcelo sitió la ciudad por tierra y por mar. La ciudad de Siracusa, ubicada en la costa este de Sicilia, era famosa por sus importantes fortificaciones, grandes muros que protegían a la ciudad de los ataques. Entre los defensores de Siracusa estaba el matemático y científico Arquímedes.

El asedio

[editar]

El anciano matemático Arquímedes era uno de los líderes de la defensa de Siracusa. Organizó artillería de sitio para proteger los muros de la ciudad, concentrando el fuego de catapultas y balistas sobre los atacantes. Los romanos tenían sus propios artilugios, como la sambuca, escaleras de asalto montadas sobre galeras. Los soldados romanos usaban poleas pegadas al mástil del barco para acercar las escaleras a las murallas de la ciudad, pero los recursos defensivos de Arquímedes conseguían aplastarlos.

El asedio se mantuvo durante varios meses. Los romanos eran incapaces de bloquear la ciudad totalmente para impedir que fuese abastecida, pero los intentos de ayuda cartagineses también fallaron. Así, en 212 a. C., mientras los habitantes participaban en un festival de la diosa Artemisa, los romanos consiguieron traspasar las murallas y entrar en la ciudad. Arquímedes murió junto a muchos otros, pero no fue hasta ocho meses después cuando un traidor siracusano abrió las puertas de la ciudadela interior a los atacantes, que saquearon la ciudad.

Consecuencias

[editar]

La ciudad de Siracusa estaba de nuevo bajo la influencia de Roma, y por lo tanto se unía a la totalidad de Sicilia como una provincia romana. La isla sería para los romanos un paso importante hacia el norte de África y Grecia en los próximos conflictos. Siracusa sería una ciudad importante para el Imperio romano hasta bien entrado el siglo V jugando un doble propósito, militar y económicamente en la creación del Imperio; la retomada Siracusa se aseguró también de que los cartagineses no pudieran conseguir un equilibrio en Sicilia, lo que les podría haber llevado a Italia y Roma, en la que podrían haber abastecido a Aníbal de equipo de asedio para su campaña.






Batalla de Tarento
Segunda guerra púnica
Parte de segunda guerra púnica

Mapa que ilustra las campañas de la segunda guerra púnica
Fechafinales de 213-212 a. C.
LugarTarentoApulia
Coordenadas40°25′05″N 17°14′27″E
ResultadoVictoria cartaginesa
Beligerantes
CartagoRoma
Comandantes
Aníbal BarcaMarco Livio
Fuerzas en combate
10 000 soldadosDesconocidos
Bajas
LigerasDesconocidos

La batalla de Tarento se libró durante la segunda guerra púnica en 213 a. C.-212 a. C., enfrentándose las fuerzas del comandante cartaginés Aníbal Barca y las fuerzas romanas comandadas por Marco Livio. El resultado fue una completa derrota del ejército romano y la posterior captura de la ciudad de Tarento por los cartagineses.

Antecedentes

[editar]

Los romanos esperaban una oportunidad para atacar a Capua, la capital de Campania en el sur de Italia, después de que se rebelara contra ellos tras la derrota sufrida ante el general cartaginés Aníbal en Cannas en 216 a. C.. Aníbal había hecho uno de sus cuarteles de invierno en el Monte Tifata, junto a la ciudad, y su proximidad disuadió a los romanos. A mediados de 213 a. C. sin embargo, el general cartaginés trasladó sus operaciones al Salentino, tomando diversas localidades, y dando a los romanos la oportunidad de recuperar Capua. Aníbal esperaba compensar la posible pérdida de Capua con la captura de Tarento ya que esta era la más rica de las ciudades del sur de Italia.

Descontento de Tarento con Roma

[editar]

Aníbal había estado en comunicación con una parte de los ciudadanos tarentinos que estaban descontentos con la dominación romana. Esta databa de 60 años atrás, cuando en 272 a. C. quedó sometida a Roma tras las Guerras Pírricas. Los tarentinos urdían un levantamiento contra los romanos, sin embargo, se vieron frustrados por las precauciones que estos habían tomado. Aparte de establecer un fuerte contingente militar en la zona (al menos desde 215 a. C., cuando una legión alistada por Varrón tras Cannas se trasladó desde Apulia al Salentino), como medio eficaz para la defensa de la ciudad, enviaron rehenes a Roma para asegurar de ese modo la fidelidad y el buen comportamiento del resto de la población. Estos rehenes se fugaron de Roma y fueron posteriormente capturados cuando trataban de alejarse hacia el Sur. Las consecuencias de este acto fueron inmediatas y los rehenes fueron azotados y condenados a ser arrojados desde la roca Tarpeya. Este acto enfureció a la población de Tarento, que renovó sus comunicaciones con Aníbal, con el propósito de liberarse del yugo romano. A finales de 213 a. C., Aníbal se acercó al sur de Apulia, a las proximidades de Tarento, dando con ello una oportunidad a los intentos romanos de reconquista de Capua. Aníbal esperaba un éxito lo suficientemente grande como para arriesgar la pérdida de Capua. Sus ojos durante mucho tiempo estaban fijados en la ciudad portuaria de Tarento, la más rica en el conjunto del sur de Italia.

Asalto de Aníbal

[editar]

El ejército cartaginés se acercó a la ciudad, quedando acampado a unos tres días de marcha de la misma. Designó un cuerpo de unos 10 000 hombres, entre los que se contaban unos 2.000 galos, que llevarían a cabo la acción, en combinación con un traidor local, que facilitaría la toma de las puertas de acceso a la ciudad. Marco Livio, el gobernador de la ciudad, era un buen soldado, pero indolente y con hábitos de lujo. En la noche que Aníbal había designado para el ataque, fue a un banquete con amigos y se retiró a descansar, pesado con los alimentos y el vino. En medio de la noche, fue despertado cuando los conspiradores hicieron estallar la alarma sonando algunas trompetas romanas. Aníbal y 10 000 de sus soldados ya estaban dentro de la ciudad. Muchos de los soldados romanos estaban dormidos o borrachos y fueron degollados por los soldados cartagineses que se tropezaban por las calles. Aníbal mantuvo el control de sus tropas en la medida en que no hubiera ningún saqueo general. Para respetar la libertad de los tarentinos, Aníbal les pidió que marcaran las casas en las que vivían. Solo aquellas que no estaban marcadas y por lo tanto pertenecían a los romanos fueron saqueadas. Marco Livio logró sobrevivir, replegando lo que pudo de sus tropas a la ciudadela, desde donde se enfrentó a los cartagineses, y logró resistir con éxito. Sin embargo el resto de la ciudad se perdió. Todas las polis (ciudades griegas) del sur de Italia, con la excepción de Rhegium, se encontraban bajo el control de Aníbal.

Consecuencias

[editar]

Las colonias griegas del sur de Italia, entre las que se contaba Tarento, proporcionaron a Aníbal una importante base en la península italiana. A mediados de 212 a. C., recibió este la petición de auxilio de sus aliados campanos, lo que aprovecharon los romanos para iniciar el cerco sobre Capua. Entonces, Aníbal movilizó a su ejército y se presentó en las afueras de dicha ciudad. En la primera batalla de Capua, el asedio de los ejércitos romanos fue temporalmente interrumpido, a lo que siguieron sus inmediatamente posteriores victorias junto al río Silaro (Lucania) y Herdonea (Apulia) antes de acabar la campaña de 212 a. C. En este punto de la historia, Aníbal parecía invencible, teniendo aliados en la Galia Cisalpina, el dominio de buena parte del sur de Italia y de la mayoría del territorio de Hispania, el control del norte de África tras derrotar su hermano Asdrúbal al rey de Numidia OccidentalSifax, y ciudades en Sicilia, como Siracusa o Agrigento, que también se habían unido al bando púnico. Cartago también contaba con el apoyo del rey Filipo V de Macedonia, que atacó a los aliados romanos en la costa oriental del Adriático, obligando a Roma a enviar una flota y una legión a ese frente. Sin embargo, los éxitos de Aníbal no fueron duraderos. Los romanos antes de acabar 212 a. C., lograron completar el muro de cerco alrededor de Capua, comenzando su sitio y logrando rendir finalmente la plaza poco después de la segunda batalla de Capua ocurrida apenas iniciado el consulado del siguiente año. En 209 a. C., el cónsul Fabio Máximo reconquistó Tarento gracias a la hábil combinación de un ataque simultáneo en Canusio (Apulia) por parte de Marcelo y Caulonia (Brucio) por mercenarios sicilianos que operaban desde Rhegium, que consiguieron desgastar y alejar a Aníbal de la ciudad, y a una traición de parte de la guarnición brucia de la misma (batalla de Tarento) que abrió las puertas de la misma al ejército de Fabio. En los años siguientes, Escipión Africano saltó a la fama en las campañas militares de Roma, y copiando las tácticas de Aníbal, finalmente obtuvo la victoria sobre Cartago.

No hay comentarios:

Publicar un comentario