domingo, 29 de septiembre de 2024

FENICIA - FENICIOS

 ARQUEOLOGÍA FENICIO - PÚNICA

Tejada la Vieja
Bien de interés cultural
Patrimonio histórico de España
273px
Localización
LocalidadEscacena del CampoProvincia de Huelva
Datos generales
CategoríaBien de Interés Cultural
Zona Arqueológica
CódigoRI-55-0000183
Declaración19 de julio de 2007
Mapa de localización
Tejada la Vieja ubicada en Provincia de Huelva
Tejada la Vieja
Tejada la Vieja
Ubicación en Huelva

Tejada la Vieja es un yacimiento arqueológico ubicado sobre un cerro amesetado en el término municipal de Escacena del Campo, en la provincia de Huelva. Se accede a él por la Cañada Real del Arrebol, camino que cruza la carretera que desde Escacena del Campo se dirige a Aznalcóllar.

Constituye uno de los principales yacimientos prerromanos de Andalucía, caracterizado por la importancia de su actividad minera durante el primer milenio antes de nuestra era. Es notable la presencia tartésica, fenicia, y posteriormente turdetana.1

De entre las dos Tejada onubenses partía el acueducto romano que suministraba agua a Itálica. Existen aun numerosos restos del llamado Acueducto de Itálica.2

El lugar

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El yacimiento arqueológico de Tejada la Vieja está en el Término Municipal de Escacena del Campo, sobre un cerro amesetado de seis hectáreas y media aproximadamente, en las primeras estribaciones de la Sierra de Tejada, cerca del Paraje Natural de la Pata del Caballo, dicho cerro está limitado al oriente y norte por el profundo barranco del Arroyo de Barbacena que marca así mismo el límite entre la provincia de Sevilla y la provincia de Huelva, al oeste por otro barranco de menor entidad, el del Arroyo Sequillo y al sur por un declive más suave de la pendiente del cerro.

Es una fortificación del siglo VIII a. C. sobre un cerro de la que se distingue su perímetro, hay paños de la muralla de unos 4 metros de altura que aún se conservan. También son perfectamente distinguibles los basamentos pétreos de las casas, sobre los que se constuirían paredes de tapial y la distribución de las calles de su interior, encontrándose restos principalmente de cerámica. Hay también en su interior alguna casa de campo abandonada y arboleda. En la misma entrada hay una zona de esparcimiento habitual y más allá un bosque adehesado en el que hay colmenas.

Historia

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El asentamiento de Tejada la Vieja surge probablemente en torno al siglo VIII a. C. y su situación estuvo motivada por la cercanía a las explotaciones mineras de las sierras de Tejada y Aznalcóllar, ya que la actividad minero-metalúrgica y el comercio con los productos minerales constituyó la base de su economía. Fue seguramente la decadencia de estas actividades lo que propició su paulatino abandono en torno al siglo IV a. C.

El asentamiento surge desde el principio de su ocupación limitado por una muralla adaptada a la orografía del cerro. En su interior se desarrolla una actividad habitacional, de almacenaje y de primera transformación de productos minerometalúrgicos. A lo largo de sus cuatro siglos de ocupación se suceden distintos modos de habitarla, siendo su último urbanismo, aún hoy visible en la zona excavada, del período de los Turdetanos. Llama la atención de esta distribución urbana su organización en calles perfectamente delimitadas, siendo más caótica la distribución habitacional dentro de las manzanas que dichas calles forman.

El asentamiento se encuentra emplazado cerca de otro anterior que también ha sido excavado, el de Peñalosa, donde las actividades principales son las agropecuarias, con escasa o nula presencia de actividades relacionadas con la transformación mineral. Es por ello que se relaciona la aparición de Tejada la Vieja con la presencia del comercio fenicio en la Baja Andalucía. Con los fenicios llegó la consiguiente transformación material y social que éstos pueblos, venidos del otro lado del Mediterráneo y poseedores de nuevos conocimientos y nuevas técnicas, produjeron en el entorno humano y natural del Valle del Guadalquivir. A este proceso cultural se le conoce como Tartessos. En la comprensión del fenómeno tartessico juega Tejada la Vieja un papel fundamental por tratarse de un asentamiento abandonado en época muy temprana y haber sido conservado, con escasas alteraciones posteriores, gran parte de sus patrimonio arqueológico.

Es probable que, cuando las actividades minero-metalúrgicas cayeron en decadencia, gran parte de la población de Tejada la Vieja se trasladara al asentamiento de Tejada ( también conocido como Tejada La Nueva) que ofrecía mejores condiciones para las actividades agropecuarias.

Fue declarado Bien de Interés Cultural por el Decreto de la Junta de Andalucía 212/2007 de 17 de julio con la categoría de Zona Arqueológica, publicado en el BOJA 154 de 06/08/07

La muralla

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Murallas

El elemento más destacable del conjunto es la muralla. Podemos datarla en el siglo VIII a. C. Su estilo constructivo recuerda a otros modelos orientales, por lo que parece indudable su ligazón con el mundo fenicio. Tiene forma trapezoidal, compuesta por dos paramentos de material calizo y relleno el interior con piedras, tierra y desechos cerámicos macizados. Posiblemente tanto la muralla pétrea como la estructura de adobe que la coronaba estuvieron enlucidas y pintadas de blanco. En la zona donde la escasa inclinación del terreno hace más necesaria su presencia llegó a tener más de cuatro metros de alto y aún hoy resulta imponente su visión.

En los lugares en que la fábrica ofrecía menos robustez se le añadieron contrafuertes circulares unos y cuadrangulares otros, correspondiendo los primeros al momento de la construcción de la muralla y los segundos a reparaciones y obras de mejora posteriores.







Archipiélago gaditano.

El Templo de Hércules Gaditano fue un santuario que existió en las antiguas Islas Gadeiras, en las aguas cercanas al actual Islote de Sancti Petri (San FernandoEspaña).123

Los orígenes del templo se remontan a los tiempos de asentamiento fenicio, pueblo que construyó un templo en honor a Melkart. Se continuó tributando culto a dicho dios durante la dominación cartaginesa, pero durante la presencia romana se tributó culto a Hércules.

Historia

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En el siglo I a. C. Estrabón refiere en su Geografía que los tirios fundaron Gadeira, alzando un santuario a Melkart, identificado por griegos y romanos con Hércules, en la parte oriental de la isla y la ciudad en la parte occidental. Se decía que el templo había sido fundado unos ochenta años después de la guerra de Troya a comienzos del siglo XII a. C.

Vista del Islote de Sancti Petri.

El santuario probablemente sería un conjunto de edificaciones donde habría un edificio principal al que se accedía por una puerta flanqueada por dos grandes columnas. Según narra Silio Itálico en el siglo I a. C., en el frontispicio aparecían los doce trabajos de Hércules labrados en bronce. No existía ninguna imagen del dios en el interior del recinto. Asimismo hace referencia al hecho de que los sacrificios humanos estaban prohibidos y a que en su altar ardía un fuego perpetuo, cuidado por la incesante vigilancia de sus sacerdotes. Según Estrabón, en las columnas de la entrada los navegantes hacían sus sacrificios. Abundaban en el santuario los altares de bronce con escenas de la vida de Hércules donde ardía el fuego. Además eran famosos los dos pozos de agua dulce que tenían un régimen de crecidas inverso al de las mareas.

Castillo de Sancti Petri. En este lugar se hallaba el Templo de Hércules Gaditano.

Según el historiador latino Pomponio Mela, en el templo estaban enterrados los restos de Hércules, de ahí su gran fama. Además, contenía reliquias tan famosas como el cinturón de Teucro, héroe griego hijo de Telamón, y el árbol de Pigmalión, cuyos frutos se decía que eran esmeraldas. Las fuentes historiográficas clásicas relatan que muchos personajes célebres, ilustres por sus hazañas o su nobleza, visitaron este templo. Tito Livio narra que Aníbal arribó a la isla para ofrecer al dios sus votos antes de emprender la conquista de Italia. En este santuario, Julio César tuvo un sueño que le predecía el dominio del mundo después de haber llorado ante el busto de Alejandro Magno, por haber cumplido su edad sin haber alcanzado un éxito importante.

Durante la época romana persistió el esplendor del templo, que alcanzó el máximo esplendor en tiempos de Trajano. Comenzó su decadencia en el siglo IV hasta perder su pasada grandeza por completo durante el dominio visigodo. El santuario sufrió ataques y destrucciones, la acción del mar, su explotación como cantera de piedra ostionera y las sucesivas ocupaciones que sobre él se han ido desarrollando, por lo que ha desaparecido. Su existencia se constata por los textos griegos y latinos, citados desde el siglo XVI por historiadores y eruditos, por textos árabes y por los importantes restos arqueológicos hallados desde principios del siglo XX, como la estatua de un emperador romano divinizado de gran tamaño en 1905, una estatuilla de bronce de la Fama dirigiendo una cuadriga y una gran estatua toracata de bronce, hallada en Rompetimones en 1925. Todos ellos se encuentran en el Museo de Cádiz.

Una célebre descripción anónima de al-Ándalus, titulada Dikr bilad al-Andalus (Mención del país de al-Ándalus), hace referencia a la isla, al templo y su destrucción:

En esta isla se halla el monumento llamado Ídolo de Cádiz, situado a la orilla del mar; en altura, perfección y belleza, esta obra no tiene otro parangón que el monumento de la ciudad del faro, en Yillīqiya [Galicia]. El Ídolo de Cádiz era una almenara de cien codos de altura [...] sobre la que aparecía una imagen antropomórfica de maravillosa naturalidad, equilibrio y tamaño; su rostro se volvía hacia occidente, donde está el Océano, y envolvía su cuerpo en un manto, protegiéndose del norte. [...] Este faro constituía para los musulmanes un guía en el mar, pero fue destruido por `Alī `Īsà b. Maymūn en el año 540 (1145-46), cuando se rebeló en la ciudad de Cádiz.4

Según algunos, el Apóstol Santiago desembarcó en la Isla de Sancti Petri para erradicar el culto pagano en el templo y consagrarlo al culto cristiano, consagrándolo a San Pedro, de ahí el nombre actual de Sancti Petri.

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