martes, 1 de julio de 2014

ESPELEOGENÉSIS


LA ESPELEOGENÉSIS .-

LOS ACUÍFEROS SUELEN DESAGUAR CERCA DE SUS PUNTOS TOPOGRÁFICAMENTE MÁS BAJOS.r la definición debe de ser: “Acumulación y circulación de agua dentro de un estrato que es drenado por la parte activa de una cueva”. Donde una cueva puede tener dos o varios partes activas.
Aunque incluso aquí puedo imaginar algunas objeciones, creo que se trata de una definición bastante práctica


La circulación del agua dentro de un macizo de caliza no es al azar, sino por niveles y estratos favorables, guiada por fisuras (fallas, diaclasas y juntas de estratificación). Sin embargo, todos los acuíferos tienen la tendencia de manar cerca de sus afloramientos topográficamente más bajos. Por tanto, cuando se estudia el área de recarga de un acuífero, hay que buscar estos puntos sobre el mapa geológico. En general se encuentran donde la formación en cuestión es cortada por un valle mayor.
Es frecuente que un macizo desagüe hacia varios puntos bajos, que no necesariamente deben de tener una altitud similar. Por esta razón hay que tener en cuenta todos los puntos bajos locales, aunque se encuentran a una altitud mayor que el punto bajo principal. Por ejemplo, la figura 1 muestra dos puntos bajos de un macizo: El punto A es el punto más bajo en altura absoluta y por tanto lo llamamos el punto bajo principal. El punto B es un punto bajo local, por ser el punto más bajo de sus alrededores, sin ser el punto más bajo absoluto. El acuífero que mana en A es más grande que el acuífero que mana en B. Ambos puntos bajos se han formado por incisión de los valles.





Del mismo modo que los puntos bajos indican la posición de los manantiales, los limites de los afloramientos situados a una cota topográficamente alta, aseguran la imposibilidad de manantiales principales. Por ejemplo, la figura 2 muestra claramente que el punto A es el único punto posible hacia donde se puede desarrollar el drenaje subterráneo, porque entre los puntos B1 y B2 nunca se podrán formar grandes manantiales, simplemente porque el agua no fluye hacia arriba. Este ejemplo es particularmente aplicable al acuífero del Pozo Azul.
 
 
 
 
La figura 2 muestra un ejemplo de drenaje hacia el punto más bajo, a la vez demostrando la imposibilidad de drenaje hacia los límites altos (B1 y B2). Las líneas azules indican las galerías sumergidas (freáticas) y las líneas en violeta las galerías vadosas.
 
EL GRADIENTE HIDRÁULICO. 

En los artículos que trataron la formación de los protoconductos hemos visto que el gradiente hidráulico es uno de los parámetros principales que determinan su génesis. Recordamos la definición del gradiente hidráulico: la diferencia en altura entre dos puntos, dividido por la diferencia de su distancia horizontal. Por ejemplo: un desnivel de 100 metros sobre una distancia horizontal de 300 metros tiene el mismo gradiente hidráulico que un desnivel de 200 metros sobre una distancia de 600 metros en horizontal. Volviendo a la figura 1, ahora podemos entender que se ha desarrollado un drenaje tanto hacia A como hacia B, además de que la mayor distancia horizontal del drenaje A coincide con su mayor desnivel. Bueno, como consecuencia es lógico que al principio se puedan formar hasta unos cuantos puntos de desagüe.

Lo que pasa es que el punto más bajo absoluto puede formar el desagüe más profundo y que después del colapso del gradiente hidráulico (por el aumento del diámetro de las galerías, ver artículos anteriores) finalmente puede captar muchos de los otros desagües que se han instalado a una altura mayor (figura 3). Sin embargo, esto no ocurrirá siempre porque entre otras cosas:

1) Si el punto bajo principal se encuentra cerca de la base de la formación, puede que con el tiempo esta base se quedará colgada en la pared del valle, evitando la posibilidad de profundización del manantial. De este modo un desagüe principal puede llegar a ser obsoleto y su drenaje puede ser capturado por otro manantial (figura 4).
2) Puede que los diferentes desagües estén separados por barreras tectónicas como anticlinales o fallas, cuya importancia además se puede aumentar con el tiempo, por la continua incisión de los valles. Es decir, un anticlinal que antes no tenía importancia con el tiempo se puede convertir en una barrera, modificando los límites de los acuíferos
 
 

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