domingo, 6 de julio de 2014

HISTORIA DEL ARTE


EL ARTE PERSA AQUEMÉNIDA .-

INTRODUCCIÓN

- Inicialmente, los pueblos persas se asientan en el actual Irán, entre Mesopotamia y el valle del Indo. Allí establecen sus principales ciudades en Persépolis, Susa y Pasargada.
- Hacia 625 a.C. Ciaxares funda el imperio medo y, aliado con Babilonia, destruye Asiria. Este primer imperio medo-persa es derrotado por los persas aqueménidas, al mando de Ciro II (559 a.C. - 529 a.C.). Su hijo Cambises II conquista Egipto en 525 a.C. y se adentra en Nubia y Libia. Esta expansión persa choca con el creciente protagonismo de Grecia, que vence finalmente a los persas en la batalla de Salamina (480 a.C.) e inicia un cambio en la guerra, culminado por Alejandro Magno al conquistar en 330 a.C. el Imperio Persa (ver vídeo de introducción ).

1. Arquitectura Persa

- El primer momento de esplendor de la arquitectura persa tiene lugar durante la dinastía Aqueménida, cuyo reinado se extiende aproximadamente desde el 560 al 330 a.C.
- Los restos de arquitectura Aqueménida son bastante numerosos, siendo los más antiguos las ruinas de Pasargada, la capital de Ciro el Grande. Incluyen dos palacios, un recinto sagrado, una ciudadela, una torre y la Tumba de Ciro (fig. 1), pequeño mausoleo de piedra, en forma de cilindro y tejado a dos aguas, colocado sobre una plataforma escalonada.
- Darío I el Grande construyó una nueva capital en Persépolis. Sobre una zona rocosa se abrieron y nivelaron tres amplias terrazas en las que se fueron levantando edificios de madera, ladrillo y piedra (fig. 2: Escalinata del Palacio de Persépolis; fig. 3: Apadama del palacio de Persépolis; y fig. 4: Puerta y columna persas).
         
- A través de grades escalinatas decoradas con relieves se accedía a salas hipóstilas con decenas de columnas, recintos dedicados a las grandes recepciones; las puertas presentan una cornisa de cuarto bocel (tipo de moldura con un perfil de cuarto de círculo) decorada con motivos vegetales de origen egipcio; los fustes de las columnas, se trata de una arquitectura arquitrabada, eran estriados en lugar de lisos, influencia recibida de Grecia, aunque los capiteles, muy originales, toman formas naturalistas reproduciendo los cuartos delanteros de toros que a veces aparecían alados, motivo que también encontramos en las puertas monumentales de acceso a la ciudad (fig. 5: Puerta de Jerjes I en Persépolis).
- Por último mencionar que estos edificios tenían los techos de madera de cedro apoyados sobre robustas vigas y escuadras que descansaban en los capiteles de piedra de las columnas.
- Otros restos de arquitectura Aqueménida podemos encontrarlos en la ciudad de Susa, donde también Darío I construyó un gran palacio.
- La arquitectura vinculada a la dinastía de los Aqueménidas abarca también tumbas excavadas en la roca, como los hipogeos egipcios, pero con la entrada elevada sobre el nivel del terreno, de entre las que destacan las de Naqsh-i-Rustam, cerca de Persépolis (fig. 6: Tumba de Artajerjes I).
- Tras la conquista de Persia por Alejandro Magno en el 331 a.C. y la toma del poder por parte de la dinastía Seléucida, la arquitectura persa imitó las formas del mundo griego.

2. Escultura Persa

- Es una época marcada en las artes plásticas por los magníficos relieves que decoran los palacios, como el de Persépolis (fig. 7).
- Destacan los del palacio de Susa, decorado con relieves en piedra al estilo de los de Persépolis y con paneles de ladrillo vidriado azul, verde, blanco y amarillo (fig. 8: Relieve de arqueros del Palacio de Susa), en los que las figuras, soldados, toros alados, esfinges y grifos, aparecen en procesión, con el rostro en estricto perfil, deteniéndose el escultor a describir con minuciosidad los detalles de su vestido, sus armas y las diferentes etnias del momento, por lo que constituye un documento excepcional de la sociedad de esa época. La utilización de este material viene de tradiciones anteriores, asiria y babilónica.
- Debemos mencionar también de nuevo en este apartado las tumbas reales excavadas en la roca de Naqsh-i-Rustam, talladas en la roca imitando la fachada de un palacio, con figuras sobre un estrado en el que aparece el rey adorando a los dioses (fig. 9).

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