jueves, 10 de julio de 2014

BATALLAS DE LA ANTIGUEDAD


BATALLA .-

Sobre la batalla de Platea y Aristodemo, el cobarde de las Termópilas


La historia de las Batalla de las Termópilas es una historia de valientes soldados que luchan hasta la muerte, de la resistencia frente a un enemigo muy superior en número, es en definitiva, una historia de desprecio a la muerte en la que se supone que todos los caidos por el bando espartano fueron héroes... ¿o no?
 
la historia de Aristodemo, el cobarde de las Termópilas. Un hoplita espartano que teniendo la oportunidad de sacrificar su vida en la batalla renunció a ello, cargando después con la culpa y el descrédito de haber sido el único de los 300 que no cayó resistiendo a los persas. 
texto de Heródoto, que nos explica la cruel historia del pobre Aristodemo...
Entre los 300 espartanos de que hablo, dícese que hubo dos, Eurito y Aristodemo, quienes pudiendo entrambos de común acuerdo o volverse salvos a Esparta, puesto que con licencia de Leonidas se hallaban ausentes del campo, y por enfermos gravemente de los ojos estaban en cama en Alpenos, o si no querían volverse a ella, ir juntos a morir con sus compañeros, teniendo con todo en su mano elegir uno u otro partido de estos, dícese que no pudieron convenir en una misma resolución. Corre la fama de que, encontrados en su modo de pensar, llegando a noticia de Eurito la sorpresa de los persas por aquel rodeo, mandó que le trajesen sus armas, y vestido, ordenó al ilota su criado que le condujese al campo de los que peleaban, y que el hilota después de conducirle allí se escapó huyendo; pero que Eurito, metido en lo recio del combate, murió peleando: el otro, empero, Aristodemo, se quedó de puro cobarde. Opino acerca de esto, a decir lo que me parece, que si sólo Aristodemo hubiera podido por enfermo restituirse salvo a Esparta, o que si enfermos entrambos hubieran dado la vuelta, no habrían mostrado los espartanos contra ellos el menor disgusto. Pero entonces, pereciendo el uno y no queriendo el otro morir con él en un lance igual, no pudieron menos los espartanos de irritarse contra dicho Aristodemo. 
 Algunos hay que así lo cuentan, y que por este medio Aristodemo se restituyó salvo a Esparta; pero otros dicen que, destinado desde el campo a Esparta por mensajero, estando aun a tiempo de intervenir en el combate que se dio, no quiso concurrir a él, sino que esperando en el camino la resulta de la acción, logró salvarse; pero que su compañero de viaje, retrocediendo para hallarse en la batalla, quedó allí muerto. 
Vuelto Aristodemo a Lacedemonia, incurrió para con todos en una común nota de infamia, siendo tratado como maldito, de modo que ninguno de los espartanos le daba luz ni fuego, ni le hablaba palabra, y era generalmente apodado llamándole Aristodemo el desertor. Pero él supo pelear de modo en la batalla de Platea, que borrase del todo la pasada ignominia.
pues bien, tal fue la ignominia con que tuvo que cargar Aristodemo tras su huida de las Termópilas que ,a la primera oportunidad que tuvo de demostrar su valor, no sólo hizo esto, sino que buscó la muerte de la que había escapado antes... en la batalla de Platea, formadas las falanges espartanas frente a las ingentes tropas persas, se lanzó el primero contra estas, luchando ferozmente hasta caer abatido.  Volvamos al texto de Heródoto, que nos dejó detallado el triste episodio en el libro IX de sus Historia:

 

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