ALEJANDRO MAGNO .-
Siguió avanzando hacia el Este, hasta llegar al valle del Indo, donde sus generales se siguieron a seguirlo, por lo que se vio obligado a regresar a Grecia. El 323 aC, Alejandro moriría en Babilonia a causa de unas fiebres.
En muy pocos años, Alejandro Magno había formado un gran Imperio, en el que las costumbres griegos introducidos por los ocupantes fueron superponiéndose a los orientales. Alexandre aceptó de aprovechar la tradición de considerar la autoridad política como algo semidivino, una costumbre propia de las antiguas civilizaciones de los territorios conquistados. Por otra parte, el griego se impuso como lengua oficial y de la cultura, y también se pondrían de moda el arte y la cultura griegas.
A la muerte de Alejandro siguió una etapa de luchas entre sus generales para hacerse con el poder, pero ninguno de ellos lo consiguió. Por ello, finalmente, el Imperio Alejandrino quedó fragmentado en varios estado de características bastante similares entre ellos. Son los llamados reinos helenísticos.
Aunque fueron variando con el tiempo, podemos señalar tres zonas principales:
1. Egipto y el sur de Siria permanecieron en manos de Ptolomeo I y sus descendientes.
2. En Asia, desde el Mar Egeo hasta el Indo, se formó el reino de Siria, bajo los seléucidas (descendientes de Seleuc, general de Alejandro).
3. Macedonia (con el sur de la Península Balcánica, es decir, Grecia incluida) restó bajo el control de Antígon y sus familiares.
Todos estos reinos son denominados como Reinos Helenísticos, y también denominamos helenismo en la etapa que va desde su formación (a la muerte de Alexandre) hasta la desaparición de una parte de ellos debido de ser conquistados por Roma.
Durante la etapa helenística se desarrolló una civilización urbana de gran vitalidad. El propio Alejandro ya había fundado muchas ciudades nuevas en las que se realizaban intercambios comerciales con Oriente y Occidente, y actividades artesanales.
La vida cultural, artística y científica de estas ciudades fue bastante intensa. Se crearon bibliotecas, como la de Alejandría, que llegó a tener 700.000 rollos, que contenían la mayor parte de los conocimientos de la época. En esta ciudad también se fundó un museo, templo en el que se cultivaban todas las ciencias y la filosofía, y donde acudían todos los sabios de la época.
Allí viajó Aristarco de Samos (siglo III aC), que fue el primero en medir los diámetros del Sol y de la Luna, más conocido todavía, pero, por haber formulado, siglos antes de que Copérnico, una teoría heliocéntrica.
También pasó por Alejandría Euclides, el cual sentó las bases teóricas de la geometría en su obra Elementos (siglo III aC).
El ingeniero y matemático Arquímedes, conocido por sus trabajos de hidrostática, debía coincidir en Alejandría con Aristarco y también con el gran geógrafo Eratóstenes, que fue director del Museo y que alcanzó un gran prestigio en realizar la medición de la circunferencia terrestre (con un error de tan sólo noventa kilómetros en relación a las estimaciones actuales).
Gran parte de las ideas científicas en uso en el Occidente cristiano medieval se basarían fundamentalmente en la elaboración científica helenística, transmitida en épocas posteriores a través del mundo romano y sobre todo del mundo islámico.
Finalmente, el 146 aC, los romanos conquistaron Grecia y la convirtieron en una provincia de su Imperio.
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