ALEJANDRO MAGNO .-
que el rey mostraba maravillarse, que siendo enigmáticas las preguntas, era preciso que también lo fuesen las respuestas. Mudando, pues, de método, preguntó al sexto cómo lograría ser uno el más amado entre los hombres, y respondió: si siendo el más poderoso, no se hiciese temer. De los demás, preguntado uno cómo podría cualquiera de hombre hacerse Dios, dijo: si hiciese cosas que al hombre es imposible hacer; y preguntado otro de la vida y la muerte cuál podía más, respondió que la vida, pues que podía soportar tantos males. Preguntado el último hasta cuánto le estaría bien al hombre el vivir, respondió: hasta que no tenga por mejor la muerte que la vida. Convirtióse entonces al juez mandándole que pronunciase, y diciendo éste que habían respondido a cuál peor, repuso Alejandro: "Pues tú morirás el primero, juzgando |
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de esa manera"; a lo que le replicó: "No hay tal, oh rey, a no ser que tú te contradigas, habiendo dicho que moriría el primero el que peor hubiese respondido".
Dejó, pues, ir libres a éstos, habiéndoles hecho presentes; y a los que teniendo también nombradía vivían de por sí, envió a Onesícrito para que les dijera fueran a verle. Era Onesícrito filósofo de los de la escuela de Diógenes el Cínico, y dice que Galano le mandó con desdén y ceño que se quitara la túnica y escuchara desnudo sus lecciones, pues de otro modo no le dirigiría la palabra, aunque viniera de parte de Júpiter; pero que Dandamis le trató con más dulzura; y habiéndole oído hablar de Sócrates, Pitágoras y Diógenes, había dicho que le parecían hombres apreciables, aunque a su entender habían vivido con sobrada sumisión a las leyes. Otros son de opinión no haber dicho Dandamis más que esto: "¿Pues con qué motivo ha hecho Alejandro un viaje tan largo para venir aquí?"; y de Galano alcanzó Taxiles que fuera a ver a Alejandro. Su nombre era Esfines; pero como saludaba a los qué la hablaban en lengua india diciendo Calé, en lugar de Dios te guarde, los griegos le llamaron Galano. Dícese que se presentó a Alejandro este emblema y ejemplo del poder y la autoridad; que fue poner en el suelo una piel de buey seca y tostada, y pisando uno de los extremos, comprimida en aquel punto, se levantó por todas las demás partes; hizo lo mismo por todo alrededor y el suceso fue igual, hasta que puesto en medio la detuvo, y quedó llana y dócil; queriendo con esta imagen significar que el imperio debía ejercerse principalmente sobre el medio y centro del reino, y no haberse ido Alejandro a tanta distancia.
En Persia lo primero que ejecutó fue hacer a las mujeres el donativo de dinero, porque acostumbraban los reyes cuantas veces entraban en Persi a dar una moneda de oro a cada una, por lo cual se dice que algunos iban allá pocas veces, y que Oco no hizo este viaje ni siquiera una, desterrándose por mezquindad de su patria. Descubrió al cabo de poco el sepulcro de Ciro, y hallando que había sido violado, dio muerte al que tal insulto había cometido, sin embargo de que era de los peleos, y no de los menos principales, llamado Polímaco. Habiendo leído la inscripción, mandó que se grabara en caracteres griegos, y era en esta forma: "Hombre, quienquiera que seas, y de dondequiera que vengas, porque de que has de venir estoy cierto, yo soy Ciro, que adquirí a los persas el imperio; no codicies, pues, esta poca tierra que cubre mi cuerpo". Cosa fue ésta que puso muy triste y pensativo a Alejandro, haciéndole reflexionar sobre aquel olvido y aquella mudanza.
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