ARTE AFRICANO .-
LOS BÁMBARA: HISTORIA Y ARTE
Los bambara o bamana son uno de los grupos más estudiados de África Occidental. Se consideran de origen mande y siempre han estrechado lazos con sus vecinos a través de matrimonios, intercambios comerciales, alianzas políticas y con la religión. El triángulo del país bamana está dividido en dos por el Río Níger y comprende la mayor parte de las zonas oeste y sur de la actual Mali. La seca sabana sólo permite una economía de subsistencia y la tierra apenas produce mijo, arroz y habichuelas.
Textos árabes del siglo XI cuentan la historia de ciudades como Djenné y Tombuctú a cuyos habitantes denominan "bambara". A principios del Siglo XX fueron colonizados por los franceses.
El pueblo bambara, formado por un 1.900.000 miembros, se reparte en regiones que incluyen los pueblos puestos bajo la autoridad de una familia cuyo jefe, fama, representante del fundador, goza de considerables poderes. También tiene una función primordial en los rituales agrarios. En 1940 los arqueólogos descubrieron las huellas de reinos anteriores, así como figuras de terracota que los exámenes termo lumínicos permitieron datar en las cercanías del año mil. Estas piezas son el testimonio de una larga tradición escultórica; las primeras figuras de madera se remontarían al siglo XIV.
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Los bamana creen en la existencia de fuerzas espirituales que dotan a los individuos de la capacidad de crear una atmósfera de armonía, prosperidad y bienestar. También poseen una cosmología muy compleja. La iniciación se practica en el seno de asociaciones de hombres más o menos activas según los pueblos: el n´tomo; el komo, que rige la vida comunitaria; el nama; el kono, que regula las afrentas a la moralidad; elkorè, y el tyi wara, que reúne a los jóvenes agricultores. Estas sociedades, dirigidas por algunos ancianos, poseen un carácter político, económico y médico, y ejercen un control social sobre la comunidad.
Al sur del país bamana, la asociación dyo acoge a hombres y mujeres, pero la iniciación es más corta y menos penosa para estas últimas. La de los hombres dura siete años y culmina con su muerte y renacimiento simbólicos. Se termina con grandes fiestas de máscaras en las que participan los recién iniciados que van de poblado en poblado. Los iniciados se dividen en grupos y los hijos de los herreros danzan en presencia de estatuas llamadas nyeleni, figuras femeninas con hombros anchos y planos, erguidas y colocadas sobre una pequeña base circular. Sus senos cónicos se proyectan hacia delante (K. Ezra, 1986). En las fiestas de dyo y el ritual del gwan ligado a la fecundidad se exhiben figuras sedentes. Alrededor de los años cincuenta aparecieron en el mercado estatuas de mujeres con un niño. Se guardaban durante todo el año en los altares y se las limpiaba, untaba de aceite y adornaba con vestidos y perlas, disponiéndolas en grupos de dos o de cinco. Son de estilo naturista y poseen mayor volumen que la mayoría de las esculturas bamaba conocidas hasta la época. El cuerpo es macizo, está esculpido en redondo, los hombros son anchos y los rasgos del rostro se han trabajado mostrando cuidado e interés por el detalle. Se han encontrado representaciones de músicos y guerreros portando una lanza con el mismo estilo que las anteriores. Estas estatuas ilustran las cualidades que deberían poseer los futuros iniciados: belleza, conocimiento, poder. Cada una de las figuras es "explicada" a los iniciados y transmite la fuerza vital que contribuye a la cohesión del puebo (K Ezra).
Durante las fiestas agrícolas de la asociación tyi wara, los agricultores llevan peinados en forma de antílope representando al personaje mítico que les ha enseñado a cultivar la tierra. Para obtener una cosecha abundante danzan durante la fase de la siembra y de las cosechas imitando el paso del antílope. El cuerno representa el símbolo del crecimiento del mijo.
La asociación komo, dirigida por los herreros, acoge a todos los adolescentes tras la circuncisión. Posee una máscara carcaterizada por una gran boca y los cuernos de antílope a los que se añaden elementos varios, como mandíbulas de animal. La máscara, que sólo portan los herreros, danza ante los miembros del komo. Su inquietante aspecto evoca el interior de la selva y sus peligros, y según se cuenta, su fuerza es tan considerable que puede matar a un adversario. Cada sociedad posee sus propias máscaras, sus cimeras de peinado o sus marionetas. Esas máscaras aparecen durante las fiestas con ocasión de un matrimonio, la inauguración del mercado o bajo cualquier pretexto. Con ayuda de la música, la poesía y la historia narrada por los griots, esas fiestas constituyen al mismo tiempo una diversión y un recuerdo de los valores sociales bamana. El hecho de danzar durante una fiesta es para un muchacho la ocasión de demostrar su habilidad personal y de adquirir un cierto prestigio. Pero antes tendrá que demostrar su destreza y obtener de los ancianos la autorización de exhibirse en público, que puede serle negada si su primera actuación es considerada mediocre.
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Los bambara esculpen bellas figuras, menos naturalistas que sus "maternidades", estatuillas representando a gemelos y cerraduras de puertas. Venerado y custodiado en el santuario del pueblo o en sus fronteras, el boli es un objeto cuyos componentes mágicos se ocultan en el centro de una amalgama de arcilla, madera, corteza, raíces, cuernos, mandíbulas o metales preciosos. Puede poseer forma humana o tomar la de un hipopótamo. Sólo puede ser manejada por el jefe o un dignatario religioso; se le alimenta con sangre y cerveza de mijo derramadas en un tubo que lo atraviesa de un lado a otros.
El complejo sistema simbólico de los bambara se refleja en una producción abundante, ligada a las funciones rituales, y posee cualidades estéticas variables.
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