domingo, 10 de agosto de 2014

ARTE DE LA ANTÍGUA INDIA


ARTE DE LA INDIA : EL TEMPLO DE TECHUMBRE CURVILÍNEA .-

El templo de techumbre curvilínea (sikhara) hace su aparición, según parece, hacia el siglo VIII; entre otros ejemplos, se pueden citar el santuario en ladrillo de Laksmana en Sirpur (distrito de Raipur) y los santuarios en piedra de Pattadakal (sudoeste del Deccán), principalmente los templos de Papanatha, de Jambhulinga, etc., estos últimos fundados por los Calukya de Vengi. A partir de principios del siglo IX, esta forma se extendió hacia los reinos septentrionales, donde se perpetuó hasta la época contemporánea, al mismo tiempo que se diversificaba según los estilos regionales. Es posible enumerar hasta seis estilos principales.
Hay que citar en primer lugar los dos más bellos, no sólo por razón de su valor estético, sino porque se los puede estudiar de modo continuo desde el siglo IX al XIV a partir de un gran número de ejemplos agrupados en un mismo sitio: el estilo de Orissa (nordeste de la India) bajo las dinastías Somavamsi y Ganga, con la ciudad santa de Bhubaneswar (fin del siglo IX a mediados del XIII) y los santuarios vecinos: los templos de Surya en Konaraka (mediados del siglo XIII) y de Jagannatha en Puri (comienzos del siglo XII, pero modificado hasta época contemporánea). Y, de una calidad estética aún más refinada, el estilo de Bundelkhand (India central), bajo la dinastía de los Candela, cuya capital religiosa, Khajuraho, fue una de las más prestigiosas de la India medieval (siglo IX-comienzos del XIV).
Los otros cuatro estilos se reparten entre el Rajputana y la India central, donde, desde el siglo XI, la invasión musulmana interrumpió -así como en Gwalior- el empuje de la arquitectura religiosa hindú; por último, el Deccán, donde persistió desde el siglo XI hasta el XIII.
A pesar de la multiplicidad de los ejemplos que hay que considerar y a pesar también de la inevitable diversidad de los estilos regionales, es posible esbozar su evolución general y, por lo menos, poner de relieve sus características esenciales, estudiando por un lado las plantas y por otro las techumbres. Por lo que se refiere a la planta, hay que observar primero que, en la fase antigua (siglos VII-IX), el templo con sikhara sólo está compuesto por el santuario (garbhagrha) precedido por un pórtico y coronado por la techumbre curvilínea. Luego, en los siglos IX-X, el santuario, el vestíbulo y el pabellón destinado a los fieles están situados uno tras otro; el conjunto está encerrado en un recinto cortado por una puerta delimitada por dos grandes pilares unidos en su parte superior por un arco decorado, formando así un pórtico (toruna). El ejemplo más perfecto de este tipo es seguramente el pequeño templo de Muktesvara en Bhubaneswar (Orissa), cuyas proporciones bien equilibradas se unen a una decoración de gran perfección, en la que alternan bellas esculturas femeninas y motivos decorativos realizados con esmero. Los tres elementos del templo están dotados de techumbres diferenciadas: un sikhara para el santuario, un techo piramidal más bajo, con cornisas próximas y decrecientes, para el vestíbulo, y una techumbre aún más baja, escalonada, para el pabellón.
Se accede al templo por una amplia escalinata que da a un pórtico; luego se recorre sucesivamente, y al mismo nivel, un prevestíbulo (ardhamandapa) y luego un vestíbulo (mandapa), iluminado por ventanas que dan a los lados y provistas de balcones. Se penetra a continuación en una sala cuadrada llamada gran vestíbulo (mahamandapa o jagamohana), cuya techumbre suele ser piramidal (de tipo kadamba) y que da acceso, por una salita intermedia (antarala), al santuario propiamente dicho (garbhagrha). Un corredor permite realizar el rito de la circumambulación (pradaksina) alrededor de la sala y del santuario.
El templo se convirtió en un imponente conjunto, ritmado por sus techumbres de alturas desiguales que domina ampliamente el sikhara del santuario. Los cuerpos de los diferentes edificios están adornados al exterior con personajes esculpidos en relieve muy acusado, hábilmente dispuestos en registros o cobijados en nichos más o menos profundos; su presencia anima las paredes con una vida palpitante gracias a las sombras y las luces, característica casi exclusiva de este estilo y que aumenta aún más su perfección. El interior está provisto igualmente de estatuas divinas y de techos muy hermosos, cuyos saledizos en superposición son utilizados para fines decorativos por medio de composiciones geométricas, las más bellas de las cuales se presentan bajo el aspecto de una cúpula con personajes radiantes. Los más bellos templos de este tipo son, en Bhubaneswar, el Lingaraja (primera mitad del siglo XI) -cuya torre culmina a unos 50 m del suelo- y, en Khajuraho, el Khandariya Mahadeva (de este mismo tiempo).

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