sábado, 9 de agosto de 2014

ARTE EN LA ANTÍGUA INDIA


ARTE DE LA INDIA .-
EL PERÍODO CLÁSICO DEL ARTE INDÚ - LA ÉPOCA GUPTA :

El arte de Amaravati desapareció como consecuencia de la presión política y militar que sobre los reyes Andhra ejerció la dinastía gupta. Esta dinastía se había fundado en el norte de la India hacia el año 320 y había conseguido apoderarse de la antigua capital imperial de los Kushana. Su duración hasta el año 650 se identifica corrientemente con el período clásico del arte de la India. Con la dinastía gupta llegó a su apogeo la cultura hindú. De este modo, las artes visuales y la literatura escrita en sánscrito alcanzaron un gran auge; a esa época pertenecen colecciones de poesía lírica y fábulas que no sólo tienen trascendencia en la literatura de la India, sino que también han influido en el mundo musulmán (muchas narraciones, por ejemplo, de Las Mil y Una Noches tienen origen hindú) y, como no, en Occidente (es el caso de Chaucer, Boccaccio, La Fontaine y un largo etcétera). La gran joya literaria de este período es la pieza teatral “Sakuntala”, obra de Kalidasa, el mayor dramaturgo y poeta de la India, que tan profundamente ha impresionado e influido en muchos escritores europeos, entre ellos Goethe.
Por otro lado, hay que mencionar que el arte de la época gupta no olvidó la “arquitectura rupestre”, sino que siguió produciendo ejemplares de este tipo de “arquitectura rupestre” o tallada en la roca, aunque, de todos modos, su aportación más original fueron las primeras obras de arquitectura construida, de las que se tratará más adelante.
Entre las muchas obras de “arquitectura rupestre” gupta, hay que citar las grutas búdicas más antiguas halladas en la roca de Ellora, al este de Bombay, y, sobre todo, las grutas más tardías de Ajanta, labradas en los siglos V al VII, en las que se encuentran obras maestras de escultura y pintura que cuentan entre los más admirables tesoros artísticos de la humanidad. Escultóricamente, las grutas más famosas de Ajanta son los chaityas XIX y XXVI, llenos de figuras humanas finas y elegantes, en las que es frecuente la triple flexión que da una inclinación distinta a la cabeza, al tronco y a las piernas; se trata de una imagen que recuerda la silueta sinuosa de las esculturas griegas de Praxiteles, llamada posición tribhanga en los tratados clásicos de la estética hindú. Pero Ajanta es célebre sobre todo por sus pinturas murales, cuyos mejores ejemplares son acaso los de los viharas I y XVII.
En el primero se encuentra el famoso Bodhisattva del loto azul, cuya actitud y expresión del rostro, con los ojos entornados, refleja una gran calma espiritual y una triste compasión llena de piedad hacia todo el dolor y miseria del mundo. En el mismo vihara I se encuentran pintados un combate de búfalos, un desfile encabezado por un príncipe montado sobre su elefante, diversas escenas cortesanas en las que figuran movidos grupos de bailarinas, etc. Lo más desconcertante para la tradición occidental es la mezcla de sensualidad y ascetismo típica de toda esta plástica gupta.


Ashvamedha Kumaragupta



Avalokiteshvara



AzesI



Balarama




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