LOS NORMANDOS .-
Estos pueblos germanos, establecidos desde muy antiguo en la actual Escandinavia habían permanecido estáticos mientras sus hermanos de raza se repartían el Imperio Romano en decadencia.
Pero, hacia el año 800 en la plenitud de su poderío, creyeron llegado el momento de intervenir. Convertidos en terribles piratas, dieron comienzo al gran asalto que modificó totalmente la vida europea.
Se los llamaba indistintamente Normandos u hombres del norte, pero entre ellos se distinguían los Noruegos o vikingos, los Suecos o Varegos y los Daneses.
Su sistema de invasión era novedoso: no se desplazaban con toda la tribu como los otros germanos, sino que constituían formidables bandas, y al llegar la primavera se acercaban a las costas a bordo de sus veloces navíos y penetraban por los ríos hasta el corazón de los pueblos, robando e incendiando las ciudades. Luego, en otoño, regresaban a sus guaridas en el norte. Más tarde, cuando decidieron asentarse, se establecieron en lugares estratégicos de la costa, y cada verano repetían sus incursiones.
Europa soportó sus embates por más de 200 años, y todas las grandes ciudades como París, Lisboa, Londres, Hamburgo, Sevilla, etc., fueron saqueadas o incendiadas por estos terribles invasores.
En Rusia ingresaron siguiendo el curso del los ríos: luego agruparon las poblaciones eslavas dispersas, formando así los primeros principados rusos.
Las poblaciones francesas les dieron poco trabajo: el nieto de Carlomagno, el incapaz Carlos el Gordo, varias veces tuvo que pagarles tributo para que levantasen el sitio de París. Y su hijo, Carlos el Simple, en el año 911, no encontró mejor solución que dar a su jefe Rolón el título de Duque y la posesión de toda una provincia francesa, llamada Normandía desde entonces. Allí, completamente establecidos, los normandos no tardaron en modificar sus costumbres, asimilando rápidamente la cultura del país.
Inglaterra fue dominada gracias a la desunión de los anglo-sajones. Hacia el año 900, y a pesar de la defensa del rey Alfredo el Grande, los normandos eran dueños absolutos de la mitad el país. Luego, en 1020, el rey Canuto el Grande completó la ocupación. Todavía, varios años después, nuevas bandas de normandos esta vez provenientes de Francia, desembarcaron al mando de Guillermo el Conquistador y en el año 1066, tras la batalla de Hastings, quedaron dueños del reino.
Italia fue otra de las presas de los normandos. Hacia el año 1050, Roberto Guiscardo, Duque de Normandía, fue reclamado en auxilio de algunos comerciantes de Sicilia, atacados por los Árabes y los Bizantinos. Los Normandos acudieron de inmediato y pacificaron la turbulenta isla. Pero luego, para el espanto de todos, no quisieron retirarse. Inclusive, años después, se apoderaron de Nápoles y de todo el sur de Italia: con ello, el duque Roger II fundó el próspero Reino de las Dos Sicilias.
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