El antropomorfismo (del griego ἄνθρωπος «anthrōpos», «hombre», y μορφή, «morfē», «forma»)12 es la atribución de características y cualidades humanas a los animales de otras especies, objetos o fenómenos naturales. Es considerada una tendencia innata de la psicología humana. Se trata de una forma de personificación parecida a la prosopopeya.
En el siglo XX el término llegó a describir fósiles que eran morfológicamente similares, pero no idénticos, a los del esqueleto3 humano. A pesar de que este uso era común en la ciencia durante gran parte del siglo XX, ahora es considerado raro.3 De manera más general, el término puede referirse a cualquier cosa con características exclusivamente humanas y/o adaptaciones, así como poseedores de pulgares oponibles, visión binocular (teniendo 2 ojos), o bipedismo biomecánico.
Prehistoria[editar]
Desde los inicios de la modernidad conductual en el Paleolítico superior, hace unos 40.000 años, hay ejemplos de figuras zoomorfas (objetos con forma de animal) que pueden representar la primera evidencia que tenemos de antropomorfismo. Una de las figuras más antiguas conocidas es una escultura de marfil, el Hombre león, de Alemania, una figurilla de un ser humano con cabeza de león con cerca de 32 000 años de edad.45
No es posible decir exactamente lo que estas obras prehistóricas de arte representaban. Un ejemplo más reciente es el Hechicero, una enigmática pintura rupestre de la Cueva Trois-Frères, en Ariège, Francia; la importancia de la figura es desconocida, pero se suele interpretar como una especie de gran espíritu o el rey de los animales. En ambos casos hay un elemento de antropomorfismo.
Este arte antropomórfico ha sido vinculado por el arqueólogo Steven Mithen con la aparición de prácticas más sistemáticas de caza en el Paleolítico Superior (Mithen 1998). Se propone que estos son el producto de un cambio en la arquitectura de la mente humana, una creciente fluidez entre la historia natural y social de la inteligencia humana, donde el antropomorfismo permite a los cazadores identificarse empáticamente con los animales cazados y predecir mejor sus movimientos.6
En la religión y la mitología[editar]
En la religión y la mitología, se llama antropomorfismo a la consideración de los seres divinos como de forma humana, o el reconocimiento de las cualidades humanas de estos seres.
En las mitologías antiguas, frecuentemente se representaba lo divino como un dios o como dioses con formas y cualidades humanas. Estos dioses se parecen a los seres humanos, no solo en la apariencia y en la personalidad, sino que exhiben muchos comportamientos humanos que se utilizaban para explicar los fenómenos naturales, la creación y los acontecimientos históricos. Los dioses se enamoraban, casaban, tenían hijos, liberaban batallas, empuñaban armas y montaban caballos y carros. Algunos dioses antropomórficos representaron determinados conceptos humanos, como el amor, la guerra, la fertilidad, la belleza o las estaciones. Exhibieron cualidades humanas como la belleza, la sabiduría y el poder, así como las debilidades humanas como la codicia, el odio, los celos y la ira incontrolable. Dioses griegos como Zeus y Apolo fueron representados a menudo en forma humana exhibiendo los rasgos humanos encomiables y despreciables. El antropomorfismo en este caso se denomina antropoteísmo.7
Desde la perspectiva de los adeptos de las religiones en las que los seres humanos fueron creados con forma de lo divino, el fenómeno se puede considerar teomorfismo, o la entrega de las cualidades divinas a los seres humanos.
El antropomorfismo surgió como una herejía cristiana, particularmente prominente con los audianos en el siglo III en Siria, pero también en el Egipto del siglo IV y el siglo X en Italia.8 A menudo, esto se basó en una interpretación literal del Génesis 1,27: «Y Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó».
Antrozoología se denomina al estudio científico de la interacción humano-animal, y de los vínculos humano-animal. Se enmarca dentro de los estudios humano-animal, los cuales constituyen un campo interdisciplinario que investiga los lugares que los animales ocupan en el mundo social y cultural de los humanos, y las interacciones que los humanos tienen con ellos.1
Los animales no humanos han tenido una marcada influencia en las sociedades humanas desempeñando un rol fundamental a lo largo de toda la historia de la humanidad.2
Su presencia en la vida humana se evidencia permanentemente y en diversos contextos sociales; sea proveyendo a los humanos de comida y ropa, siendo participantes en investigaciones, mejorando la salud, ofreciendo entretenimiento, placer y compañía.3 Sin embargo, pese a la importancia de los animales en los diversos aspectos de la vida humana, hasta hace relativamente poco la comunidad científica ha ignorado el estudio de la interacción entre los humanos y las demás especies animales 4que surgió con este nombre a mediados de la década de los ‘70 del S. XX.5
En la actualidad las actitudes hacia los animales se han modificado, y durante las últimas cuatro décadas las relaciones entre personas y otros animales se convirtieron en un área respetable de investigación.
La antrozoología conecta diversas disciplinas que incluyen la antropología, etología, psicología, sociología, medicina humana y veterinaria, entre otras.6 De forma inevitable resulta multidisciplinaria, en tanto resulta de interés para un amplio espectro de áreas académicas, y en tanto existe una notoria disparidad de contextos —hogares, laboratorios, zoológicos, salvajes— en los que se despliegan las interacciones humano-animal.7
La antrozoología ha investigado, por ejemplo, los factores evolutivos implicados en las interacciones humano-animal, como la hipótesis de la biofilia, la respuesta al esquema infantil (llamada respuesta a lo adorable o respuesta tierna) y la tendencia humana al antropomorfismo de los animales. También se ha dedicado especial interés a los efectos que los animales tienen para la salud humana (tanto dentro de programas terapéuticos, como en las interacciones habituales con las mascotas desarrolladas en los hogares). La formación de actitudes, las diferencias culturales, de género y de personalidad en el trato, el apego y crueldad hacia los animales, entre otros temas, también han sido investigados.8
Durante las últimas décadas se han desarrollado revistas científicas específicamente dedicadas a la antrozoología (como Anthrozoös y Society and Animals) y asociaciones como: Pet Partners, Research Center for Human-Animal Interaction (ReCHAI), Human Animal Bond Research Initiative Foundation (HABRI) y la International Society for Anthrozoology (ISAZ) que celebra un congreso anual sobre antrozoología. En más de ciento cincuenta universidades y facultades de Estados Unidos se dictan cursos de antrozoología y recientemente la Fundación Affinity ha creado el primer postgrado de antrozoología en España, en la Universidad Autónoma de Barcelona.9
En Latinoamérica hay un grupo interdisciplinario creciente de profesionales e investigadores que ha desarrollado programas de diverso orden ligados a la relación humano animal, pero hay poca investigación en dicha área.10 En Argentina se destaca el trabajo desarrollado por el Grupo de Investigación del Comportamiento en Cánidos (ICOC) dirigido por la Dra. Mariana Bentosela, quien desde el 2007 ha realizado múltiples publicaciones científicas sobre la comunicación entre humanos y perros.
La arqueología (del griego «ἀρχαίος» archaios, viejo o antiguo, y «λόγος» logos, ciencia o estudio) es la ciencia que estudia los cambios que se producen en las sociedades, desde las primeras agrupaciones de humanos hasta las actuales, a través de restos materiales dispersos en la geografía y conservados a través del tiempo.1 La arqueología puede considerarse tanto una ciencia social como una rama de las humanidades.23
En Estados Unidos, la arqueología es considerada un subcampo de la antropología,4 mientras que en Europa la arqueología a menudo se considera una disciplina en sí misma o un subcampo de otras disciplinas.
Los arqueólogos estudian la prehistoria y la historia humana, desde el desarrollo de las primeras herramientas de piedra en Lomekwi en el África Oriental (Kenia) hace 3,3 millones de años hasta las últimas décadas.
La arqueología es una mezcla de descubrimientos de restos materiales, su intervención con metodología rigurosa, junto al paciente trabajo de analistas científicos, y junto a la etapa de interpretación, que permite entender qué significaron los elementos descubiertos o explorados en la historia de la humanidad.5 En consecuencia, la arqueología es tanto una actividad física de campo como una búsqueda y exploración intelectual en el laboratorio.5
La mayoría de los primeros arqueólogos, que aplicaron la nueva disciplina a los estudios de los anticuarios, definieron la arqueología como el «estudio sistemático de restos materiales de la vida humana ya desaparecida». Otros arqueólogos enfatizaron aspectos psicológico-conductistas, y definieron la arqueología como «la reconstrucción de la vida de los pueblos antiguos».
La disciplina implica topografía, excavación y, finalmente, el análisis post-excavación de los datos recopilados para aprender más sobre el pasado. En un amplio alcance, la arqueología se basa en la investigación interdisciplinaria. Se basa en Antropología, Historia, Historia del Arte, Estudios Clásicos, Etnología, Geografía, Geología, Historia de la Literatura, Lingüística, Semiología, Crítica Textual, física, Ciencia de la Información, Química, Estadística, Paleoecología, Paleografía, Paleontología, Paleozoología y Paleobotánica.
En Estados Unidos e Inglaterra, la arqueología ha sido siempre considerada como una disciplina perteneciente a la antropología. En efecto, mientras que la antropología se centra en el estudio de las culturas humanas, la arqueología se dedica al estudio de las manifestaciones materiales de dichas culturas. De este modo, en tanto que las antiguas generaciones de arqueólogos estudiaban un antiguo instrumento de cerámica como un elemento cronológico que ayudaría a ponerle una fecha a la cultura que era objeto de estudio, o simplemente como un objeto con un cierto valor estético, los antropólogos verían el mismo objeto como un instrumento que les serviría para comprender el pensamiento, los valores y la cultura de quien lo fabricó. Sin embargo, en la mayoría de los países, la arqueología ha estado más unida al estudio de la historia; en un principio como ciencia auxiliar de la historia del arte, y luego de la historiografía en general.
Con el paso del tiempo se ha dejado de lado la tradicional visión de la arqueología como una de las ciencias auxiliares de la historia. En la actualidad, la arqueología es considerada una ciencia histórica autónoma;6 es decir sería una de las distintas disciplinas históricas.
La arqueología es una de las principales ciencias del karst objeto de la espeleología, ocupándose de los yacimientos en cavidades subterráneas.7
Su principal objetivo es el estudio de los cambios en la organización social, así como la diversidad del comportamiento humano (económico, político, ideológico) en el pasado. Esto normalmente se logra a través del estudio de restos materiales en contextos espaciales y temporales definidos. Es por este motivo que la arqueología tiene, en primer lugar, un particular interés en la definición clara de secuencias temporales (divisiones diacrónicas), que se concretan en periodos; aunque hay arqueólogos que tienden a especializarse en un periodo, también prestan atención a sucesos previos y posteriores a ese periodo; a este patrón constituye una excepción la arqueología urbana, donde no resulta posible establecer divisiones temporales o diacrónicas. En segundo lugar, la arqueología centra su atención en marcos espaciales concretos (divisiones sincrónicas) tales como «regiones» o unidades políticas, «sub-regiones» o comunidades, y «áreas locales-yacimientos» o unidades domésticas y sus restos asociados (lugares de actividad, tumbas, entre otros). A diferencia de la Historia, secuencias temporales profundas y diversidad de espacios la proveen de variadas y complementarias escalas de análisis, rasgos únicos que le permiten reconstruir y dar explicaciones acerca de los cambios sociales y la diversidad de la organización social humana.
La Arqueología ha cruzado un largo camino que inicia desde la búsqueda de ciudades antiguas o perdidas, identificación de grupos humanos con características particulares, hasta encontrar y coleccionar objetos desconocidos, permitiendo así la realización proyectos de investigación comprometidos con el entorno social y político de un país, debido a que por legislación el patrimonio arqueológico es considerado como una herencia del mismo, que se debe preservar y estudiar, generando modelos imaginarios que identifican diversos aspectos del pasado que serán proyectados en el futuro.8
La investigación arqueológica ha estado relacionada fundamentalmente a la Prehistoria y a la Antigüedad; sin embargo, durante las últimas décadas la metodología arqueológica se ha aplicado a etapas más recientes, como la Edad Media (arqueología medieval), la Edad Moderna (arqueología postmedieval) o el periodo industrial. En la actualidad, los arqueólogos dedican ocasionalmente su atención a materiales actuales, investigan residuos urbanos, con lo que está naciendo la denominada arqueología industrial.
La arqueología se desarrolló a partir del Anticuario en Europa durante el siglo XIX, y desde entonces se ha convertido en una disciplina que se práctica en todo el mundo. Desde su desarrollo temprano, varias subdisciplinas específicas de la arqueología se han desarrollado, incluida la arqueología marítima, la arqueología feminista y la arqueoastronomía, y se han desarrollado numerosas técnicas científicas diferentes para ayudar a la investigación arqueológica. Sin embargo, hoy en día, los arqueólogos se enfrentan a muchos problemas, como el manejo de la pseudoarqueología, el saqueo de artefactos, la falta de interés público y la oposición a la excavación de restos humanos.
Historia[editar]
La arqueología surgió del antiguo estudio multidisciplinario conocido como anticuario. Los anticuarios estudiaron la historia con especial atención a los artefactos y manuscritos antiguos, así como a los sitios históricos.
La arqueología establece que el estudio del hombre y la sociedad no es un hecho científico.9
Desde los años cincuenta, la arqueología en Norteamérica y en Europa occidental ha pasado desde una ortodoxia histórico-cultural hacia innovaciones teóricas.10 Las innovaciones teóricas produjeron el surgimiento de desacuerdos sobre los objetivos de la disciplina de la arqueología y cómo se debe acceder a ellos.11 Con el paso del tiempo los arqueólogos han abandonado su positivismo y han dudado sobre la objetividad de sus investigaciones, considerando los factores sociales y las soluciones convincentes como problemas.10 Algunos extremistas niegan que las interpretaciones ofrecidas por los arqueólogos sean un reflejo de los valores transitorios de las sociedades donde viven.10
La perspectiva histórica de las relaciones entre la arqueología y el contexto social aborda un modo comparativo donde surgen problemas como la subjetividad, la objetividad y la acumulación de conocimiento.10 En los últimos años los arqueólogos están de acuerdo con que «ningún problema histórico debería ser tratado sin estudiar antes... la historia del pensamiento histórico sobre él», cita dicha por el filósofo R. G. Collingwood.12 La investigación histórica sobre la interpretación arqueológica se ha multiplicado y adoptado a metodologías más sofisticadas.13 Michael Schiffer afirma que hay que exponer y articular las teorías actuales, y las licenciaturas deberían dejar de ser «historias del pensamiento».14 Tanto la veracidad como la falsedad de las formulaciones teóricas son independientes de las influencias sociales y de la historia, y están determinadas por la aplicación de procedimientos de evaluación.14 Siguiendo esta idea, tanto la historia de la arqueología como la filosofía están desconectadas, y el análisis histórico es el elemento que observa estas posiciones.14
Se puede distinguir entre un diálogo interno, donde los arqueólogos desarrollan métodos para inferir en el comportamiento humano a través de los datos arqueológicos, y un diálogo externo, donde se utilizan los hallazgos para hacer alusión a los problemas sobre dicho comportamiento y la historia humana.15 El diálogo interno trata los rasgos de la arqueología como disciplina, y el diálogo externo contribuye a la participación de la arqueología en las ciencias sociales.15
La reacción del público ante los hallazgos arqueológicos señala la necesidad de contemplar la historia de la arqueología a través de un amplio contexto social.16 La imagen más popular que muestra la misma es la de una disciplina esotérica sin ninguna relevancia en la actualidad.16 En ocasiones los arqueólogos son descritos como «seniles casanovas de la ciencia que se mueven entre los montones de basura de la antigüedad»,17 aunque en los últimos doscientos años se ha despertado el interés por esta rama, sobresaliendo autores como Austen Layard en Nimrud o Heinrich Schliemann en Troya, y descubrimientos como la tumba de Tutankhamon, el Palacio de Minos, el ejército de terracotas del emperador chino Qin Shihuangdi y los fósiles de homínidos en el África Oriental de hace millones de años.18 Durante la segunda mitad del siglo XIX la arqueología recibió apoyo, debatiéndose entre el evolucionismo y el libro del Génesis.18
Las interpretaciones históricas son subjetivas, y debido a la abundancia de estas, en muchas ocasiones se manipula.18 Si la interpretación histórica es una forma de creación de mitos, estos ayudan a guiar a la acción pública y constituyen un sustituto para el instinto.19 Según este punto de vista, los mitos están sujetos a la selección natural y pueden aproximarse a la realidad, sin embargo, dicha realidad es endeble acerca de la objetividad de las interpretaciones históricas.19
El enfoque histórico de la historia de la arqueología examina entre la interpretación arqueológica y el medio social-cultural.18 La perspectiva temporal proporciona distinciones entre la arqueología y la sociedad y permite identificar factores mediante la observación.20
Aproximaciones a la historia de la arqueología[editar]
Con el estudio de la historia de la arqueología se produjeron numerosos desacuerdos sobre la naturaleza y el significado de la misma.20 G. R. Willey y J. A. Sabloff distinguieron cuatro periodos sucesivos en su History of American Archaeology (1974, 1980): especulativo, clasificatorio-descriptivo, clasificatorio-histórico y explicativo.21 Esto implica que en el hemisferio occidental, la arqueología se centra en la descripción y la clasificación.21 Clasificando los datos en relevantes o irrelevantes, como ocurre también en el periodo clasificatorio-descriptivo, implica la existencia de un marco teórico.22 También puede sostenerse que el hecho más simple no puede constituirse independientemente de un contexto teórico.23 En el pasado, estos marcos teóricos no lo formulaban los arqueólogos, y actualmente es la arqueología norteamericana la que elabora propuestas teóricas.20
En el pasado los arqueólogos emplearon teorías, pero ha sido en la actualidad cuando esas teorías han adquirido un paradigma de investigación.24 La comunidad científica mantiene esta tradición, y se encarga de divulgarlo en libros de texto y revistas científicas.25 A partir de entonces la arqueología se definió como una «indisciplinada disciplina empírica» y sugirió que su desarrollo teórico se considere en un estado preparadigmático.26 Las propuestas que son reconocidas internacionalmente son las únicas que se pueden calificar como paradigma.27 Los estudios de las primeras fases del desarrollo arqueológico revelan formulaciones más globales y consistentes, para lo que se necesita un estudio que respete el pasado y juzgue el trabajo según el periodo.282930
Algunos arqueólogos mezclan la idea de Kuhn con una visión evolucionista.25 Mantienen que las fases sucesivas del desarrollo de la teoría arqueológica poseen una consistencia interna suficiente como para ser calificadas de paradigmas, y que la sustitución de un paradigma por otro constituye una revolución científica.31 A raíz de esta visión, innovadores como Christian Thomsen, Oscar Montelius, Gordon Childe y Lewis Binford encontraron errores y formaron nuevos paradigmas que cambiaron la dirección de la investigación arqueológica y determinarom qué tipo de problemas eran importantes o no.