domingo, 26 de junio de 2022

ANTROPOLOGÍA - TÉRMINOS

 La antropología criminal es una rama de la criminología que estudia los factores antropológicos con relación a la actividad criminal.1

Bajo la concepción del positivismo biológico, el criminal era considerado en términos absolutos como un ser anormal, que sufría una desviación de base biológica que conducía a una regresión a estados primitivos del ser humano y que se podía catalogar como una patología. Los componentes de este paradigma se articulaban en la secuencia bio-psico-social; donde el componente biológico, era el más importante, y el componente social muy pocas veces se tenía en cuenta. Bajo esta concepción el italiano Cesare Lombroso, considerado figura capital de la antropología criminal, define al delincuente como una subespecie del género humano, siendo identificable por una serie de características fisiológicas y somáticas. En su obra L'uomo delinquente (1876) se recogen sus investigaciones y su doctrina, además de dar una definición del criminal nato. Esta idea del "criminal nato" ya se encuentra desarrollada en escritos anteriores del frenólogo catalán Marià Cubí.

La idea del criminal nato, identificado por la constitución física, especialmente por la configuración del cráneo, el cerebro y la cara, es una visión exclusivista y unilateral del fenómeno criminal y no tiene en consideración otros factores antropológicos como los somáticos, psicológicos y sociales.

A pesar de sus carencias, la antropología criminal de Lombroso supuso una revolución a nivel metodológico importante: se fundamenta en datos obtenidos de una manera sistemática de los criminales y en evidenciar una determinada correlación entre el elemento somático y el psíquico, además de haber contribuido a perfilar una tipología humana relacionada con el fenómeno delictivo.

Siguiendo esta corriente también encontramos los trabajos del italiano Di Tullio, el cual consideró la predisposición al delito como consecuencia de una determinada constitución delincuencial, con factores hereditarios y neuropsicopáticos. Otros autores han puesto en un énfasis especial determinados factores, como el endocrino (Pende), el hereditario (Lange, Prosper Lucas o Morel) o biológicos y psíquicos (Thompson).

Entre los precursores de la antropología criminal contemporánea cabe mencionar a Despine, quien investigó el lado psicológico del criminal, determinando que existe una anomalía moral por falta de conciencia y remordimiento, e insistía en la necesidad de otorgar a la pena el carácter de tratamiento moral.

Con el surgimiento de nuevas concepciones teóricas y la relación de diferentes disciplinas entre sí, se va a comenzar a prefigurar una concepción de carácter relativista basada ya más en el social que en el biológico. Estas concepciones significan una ruptura con el paradigma bio-psico-social y una reformulación de la idea de delito desde una óptica relativista. Además, remarca la concepción que, si bien el delito puede ser una conducta no deseable en el seno de alguna sociedad, es un hecho perfectamente normal en la vida de cualquier grupo:

Los crímenes y los criminales son producto de la sociedad, y a la vez, instrumentos y víctimas de la misma sociedad. [...] Un crimen es el que la sociedad elige definir como tal. Una cosa que puede ser considerada como un crimen en una sociedad puede no serlo en otra. [...] De aquí que la sociedad sea la que defina al criminal y no el criminal que se defina a sí mismo. Y sugiero aquí que casi invariablemente la sociedad es la que hace al criminal porque los criminales, en realidad, se vuelven tales, y nacen así.
Montagu, Ashley "El hombre observado", p.71

A pesar del rechazo general de las teorías de Lombroso, ciertos aspectos de la criminología antropológica aún tienen aplicación en los perfiles modernos criminales. Históricamente (sobre todo en la década de 1930) la antropología criminal se ha asociado tanto con la eugenesia como la idea de un defecto fisiológico en el género humano se asocia a menudo con los planes para eliminar este tipo de defecto.

La antropología criminal, mediante estudios fisonómicos, también está presente en los estudios de la psicología social y psicología forense. Las teorías de Lombroso se encuentran también en los estudios de la respuesta galvánica de la piel y el síndrome del superhombre (cromosoma XYY).

Hoja de datos antropométricos (ambos lados) de Alphonse Bertillon, pionero en criminología antropológica.





La antropología de la educación es un campo de la antropología y frecuentemente asociada con el trabajo pionero de George Spindler. Como el propio nombre indica, el foco de la Antropología de la Educación es la educación, aunque una aproximación antropológica de la educación tiende a focalizarse en los aspectos culturales de la educación, tanto de sus aspectos formales como informales.

Puesto que la educación implica la comprensión de quiénes somos, no resulta sorprendente que el principal dictamen de la Antropología de la Educación es que sea un campo interesado principalmente en la transmisión cultural.1​ La transmisión o aprendizaje de la cultura implica la transferencia de un sentido de la identidad entre generaciones, a veces denominado endoculturación2​ y también la transferencia de identidad entre culturas, a veces conocido como aculturación.3​ De acuerdo a todo ello, no resulta extraño que la Antropología de la Educación haya ido incrementado su focalización en la identidad étnica y en los cambios étnicos.45

La principal preocupación y ocupación de la antropología ha sido comprender desde la particularidad, aprender a partir de compartir los sentidos con el otro, objetivar procesos de subjetivación, cuestionar lo cotidiano, preguntar sobre el origen de la diversidad y sobre el sentido que los humanos le dan a su existencia. La antropología de la educación ha producido un conocimiento de las características básicas de los procesos de adquisición y transmisión cultural de los cuales la educación es un proceso básico, y de los contextos de socialización y educación, de la cultura. Proporcionando las herramientas necesarias para un mejor conocimiento de la realidad educativa a la que se enfrentará en la vida profesional mediante los métodos de la antropología, el conocimiento de la etnografía del aula, los parámetros relevantes de la antropología familiar y los presupuestos y problemática de la educación multicultural, entonces podemos decir que se intenta buscar que la educación sea equitativa para todo no importando la cultura. Es más: se intenta rescatar culturas pasadas para enseñarlas a las de nuestro tiempo y así no perder nuestras culturas nativas.






La antropología del arte es una ciencia social que se ocupaba históricamente de estudiar las producciones plásticas de las sociedades humanas denominadas «tradicionales», «prehistóricas» o «primitivas». Como ha ocurrido con otras disciplinas que dependen de la antropología (como la etnología y la sociología) , en las últimas décadas ha experimentado una ampliación de su campo de estudio y en la actualidad, se corresponde más con un «análisis cultural y simbólico de la producción artística en todas sus formas.»

La antropología del arte se distingue de la sociología del arte en el sentido en que privilegia, no la dimensión económicapolítica o mediática de las producciones artísticas, sino la significación que estas pueden representar en su cultura de origen. No son tampoco estudiadas por su valor intrínseco, como sería el caso de la tarea realizada por la crítica del arte.

La antropología del arte estudia que es o que se considera que es el arte en una civilizaciónsociedad o cultura determinada. Esto incluye el conjunto de técnicas y reglas usadas para representar la realidad, y capacidad humana para producir obras de arte (objetoscoreografíascancionesindumentaria, etc.) «de la misma forma que la que la naturaleza produce fenómenos».

Elementos usados en el arte de una cultura africana

La cuestión del objeto de estudio[editar]

Velours del Kasaï, República Democrática del Congo

La antropología del arte se encuentra, desde su fundación, enfrentada a una simple pregunta epistemológica: ¿qué es el arte? Después de muchos intentos de resolver esta pregunta, Erwin Panofsky finalmente propuso una definición aceptable en antropología. Sugirió volver al primer significado de la noción, usando el término latino ars-artis, que había mantenido desde hacía mucho tiempo dos significados distintos:

  • el conjunto de reglas y de técnicas, que el pensamiento debía implementar para alcanzar el conocimiento y representar la realidad.
  • la capacidad consciente e intencional del hombre para «producir los objetos de la misma manera que la naturaleza produce los fenómenos».2

Esta doble articulación permite afirmar que «el estudio de la relación que cada cultura tiene entre esos dos aspectos de la noción de arte —entre ciertas formas de conocimiento y ciertas técnicas de concepción y producción de imágenes— constituye el objeto de la antropología del arte».3

Historia[editar]

Es posible rastrear históricamente esta curiosidad particular de los europeos por los objetos producidos por las sociedades del otro lado del mundo. También se nota con bastante rapidez, según el correr y a medida de las épocas, que el estatuto de los objetos a sus ojos evolucionaba, pasando del estatus de mera curiosidad al de la obra de arte, y luego del de una obra de arte al de herramienta, adorno, o decoración cotidiana.

Orígenes: el período colonial[editar]

Pintura rupestre, aborígenes australianos
Cerámica nazca policroma en forma de peces

En los siglos XIV y XV los navegantes y comerciantes trajeron de regreso de sus viajes evidencias de la existencia de mundos desconocidos: Marco Polo regreso de Asia, Cristóbal Colón descubrió las Américas, la expedición de Fernando de Magallanes completó la primera vuelta al globo. Esos primeros testimonios insólitos, fueron exhibidos por toda Europa en las colecciones privadas de los soberanos reales, como las de los reyes de Francia o los de la familia de los Médicis en Florencia. Los intelectuales del Renacimiento tuvieron la oportunidad de interrogarse sobre este «genio de los habitantes de estas tierras lejanas»;4​ de hecho, ya no se percibían como «las obras maravillosamente terminadas de artistas desconocidos, sino como testimonios imperfectos de las primeras etapas de la evolución que llevaron a la civilización occidental». 5

En los siglos XVII y XVIII, el período colonial llevó a una acumulación general. De hecho, para poder estudiar estas obras de arte era necesario poder coleccionarlas, especialmente porque se admitía que esos pueblos no tenían idea del valor de sus producciones. Así, algunas expediciones científicas fueron financiadas por los estados coloniales, resultando a menudo en prácticas de «pillaje» y «requisa». También participaron exploradores, comerciantes, misioneros y administradores coloniales, dando un carácter generalizado a esta apropiación del patrimonio cultural de los no occidentales por parte de los europeos.6​ La misión Dakar-Djibouti, realizada en 1935 por Marcel Griaule, ilustra esta motivación científica que todavía continuaba en el siglo XX de recopilar objetos para estudiar las culturas, creencias, organización social y riqueza del arte africano. Estas prácticas también fueron denunciadas por Michel Leiris, miembro de la expedición.7

Al final, algunos de estos objetos se expusieron en la Gran Exposición de los trabajos de la Industria de todas las naciones, celebrada en Londres en 1851, pero fueron finalmente olvidados la gran mayoría de ellos.

Evolucionismo y primitividad[editar]

Los trabajos pioneros del arquitecto alemán Gottfried Semper (1803-1879) sobre el origen del arte dieron origen a esta subdisciplina de la antropología, a pesar de que su perspectiva era evolucionista. El arte indígena se aborda en ella a través de una historia comparada de los estilos, sin limitarse a una búsqueda de los orígenes de la representación artística. Según él, cada estilo no es el testimonio de una evolución cultural («no se encuentra infancia en los estilos»), sino que sintetiza más bien técnicas sujetas a la evolución y a las capacidades mentales de organización del espacio que toda representación supone.

Franz Boas (1858-1942), un antropólogo estadounidense de origen alemán, argumentó por su parte que hay arte cuando hay un dominio perfecto de una técnica. De ahí la idea de que un objeto artístico no solo tiene una función utilitaria, sino que también puede convertirse en el modelo de un estilo. Esto dependería tanto de la cultura circundante como de un tipo de representación espacial, siendo esto último fundamental para el autor. Señaló que hay dos tipos de representación de un objeto: uno que busca imitar fielmente lo que el ojo percibe, y otro que lo representa como lo haría la mente. Así, Boas señala que en el seno de una misma producción, las sociedades tradicionales logran combinar diferentes perspectivas y múltiples puntos de vista. «El arte indígena no es por tanto ni ingenuo ni rudimentario; al elegir una variante específica de la organización del espacio, construye la complejidad allá donde nuestros mirada está acostumbrada a simplificar».8

El carácter evolucionista de estos análisis está especialmente plasmado en la idea de que para producir arte, una sociedad debe haber adquirido en su cultura ciertas competencias. Esto es lo que evoca esa noción de concepción del espacio presente en estos dos autores. Puede observarse, sin embargo, que cuando Boas le da a este concepto una función de análisis, y ya no el papel de criterio de selección, intenta separarse de este paradigma. De esta manera, se las arregla para mostrar cómo un conocimiento profundo de los estilos y de las técnicas en el estudio de las artes indígenas puede enseñar sobre las sociedades distantes.

Investigaciones contemporáneas[editar]

La antropología del arte explora varios ejes de investigación, como:

  • el estudio de la significación de los objetos de arte en su contexto. Ver, por ejemplo, las obras de A. Forge y D. Biebuyck.
  • el estudio del estilo artístico como sistema de comunicación y de significación independiente. Ver, por ejemplo, los trabajos de G. Bateson, A. Forge, E. Carpenter. También se observa que en este tipo de investigación antropológica sobre arte, aparecen nuevos objetos de estudio: la oralidad, la danzamúsica...

Estética y museografía[editar]

Tras la enorme acumulación de objetos que generaron las políticas coloniales, muchas gigantescas colecciones pasaron largos años en los almacenes de los museos de Europa. La disciplina de la Etnología se construyó en paralelo bastante estrecho con el desarrollo museológico: de hecho, esas instituciones eran los únicos lugares posibles de capacitación para los candidatos a la profesión de etnólogo, en ese momento donde esa disciplina no tenía existencia académica. Los siglos XVIII y XIX, fieles al pensamiento evolucionista, fueron aquellas en los que las producciones artísticas de las colecciones etnográficas se unieron a los museos de antigüedades y de historia natural.

En la actualidad, se trata regularmente de sacar a la luz muchas de esas colecciones olvidadas para exponerlas al público, hacerles descubrir el esteticismo exótico o el deber de recordar esas culturas olvidadas. Sin embargo, estas iniciativas se enfrentan a varios problemas ideológicos importantes, como por ejemplo:

  • ¿cuál es el criterio relevante para seleccionar las pocas piezas que saldrán de las sombras, entre otras miles?
  • ¿qué sentido tiene, si se considera como carpintero que «una escultura, antes de ser un objeto es un acto [y que en consecuencia] es estrictamente insensato creer que una visita nos pone en presencia de un arte primitivo»?9
  • ¿qué posición adoptar frente a estos objetos que no siempre se poseen de una manera legítima?

A título de ejemplo, son estas mismas preguntas las que puntuaron los debates que rodearon a la creación del museo del quai Branly, comúnmente conocido como el museo de las artes primitivas. La Trienal del Palacio de Tokio en 2012, titulada «intense proximité» [intensa proximidad], tomó como materiales de referencia la producción etnográfica del siglo XX para hablar sobre la producción artística en relación con la percepción de las culturas.







La antropología filosófica (del griegoánthropos, 'hombre', y, logos, 'razón' o 'discurso') se puede entender de varias maneras. Una sería el estudio filosófico del ser humano elaborado a lo largo de los siglos y actualmente, objeto de atención de los filósofos. Hay otra manera para entender la expresión que sería más restringida, y se aplicaría a un movimiento o escuela de pensamiento fundada en Alemania en los años 1920 y 1930, de filósofos, antropólogos y sociólogos. Este movimiento tuvo una influencia decisiva en el panorama intelectual alemán del siglo XX.

El tema general u objeto material de la antropología filosófica es el fenómeno humano, es decir, la serie de manifestaciones que atestiguan la presencia del hombre. Interesan especialmente aquellas manifestaciones que entrañan un cierto enigma o paradoja, tales como el fenómeno del conocimiento científico, de los juicios de valor, de la libertad, de la comunicación interpersonal y de la religión. Su objeto formal (aspecto o ángulo especial que escoge la ciencia para estudiar el objeto material) reside en las características humanas que posibilitan dicho fenómeno. La psicología y la historia, por ejemplo, coinciden en el objeto material de la Antropología filosófica, pero no en su objeto formal.1

La antropología filosófica marca un punto de inflexión en la filosofía por medio de la crítica del idealismo y del dualismo cartesiano, con una concepción del hombre como una unidad física y psíquica. Fue también una respuesta a la teoría del historicismo alemán.

La base de su planteamiento consistía en utilizar las enseñanzas de las ciencias naturales (como la biologíazoologíaetologíapaleoantropología, etc.) y las ciencias humanas para tratar de identificar las características de la especie humana y su posición específica en el mundo y el entorno natural.

Sus principales representantes son Max SchelerHelmuth Plessner y Arnold Gehlen. También destacan cerca de esta corriente Gotthard Günther, Helmut Schelsky, Erich Rothacker y Peter Sloterdijk.

No hay comentarios:

Publicar un comentario