jueves, 14 de agosto de 2014

NORMANDOS - HISTORIA


INVASIÓN NORMANDA EN ESPAÑA .-

Pasada la época Bajo Imperial romana, "Cavra" entra en un periodo histórico verdaderamente oscuro; periodo que va a enlazar con la entrada del cristianismo por el puerto cavriense, ya en el siglo I de nuestra Era, (1), y su continuidad hasta la Cavra visigoda, árabe y medieval, como nos indican sus restos arqueológicos.
Una breve presencia visigoda aparece en nuestra Villa, gracias a un hallazgo arqueológico, ocurrido a finales de los años sesenta, en que encontramos un bello ejemplar de ladrillo o, mejor, de lápida funeraria, que se conserva en el Museo Arqueológico de Sevilla. La lápida es de forma rectangular y va adornada por una especie de hornacina con dos columnillas toscanas, de las que sale un arco de medio punto que sostiene una especie de concha o venera. Las columnillas, rematadas por dos aves, seguramente dos palomas, tienen un marcado sentido funerario, representando el alma del difunto, que vuela a las regiones celestiales... Y, a ambos lados de la misma, la siguiente leyenda latina: Marciano Salvoepis o, Salvo T.P.I.S.
Dentro de la hornacina encontramos un crismón o monograma de Cristo, que contiene las siguientes letras griegas: La Y, en el mismo palo vertical de la P; con ella, y con el travesaño horizontal, se forma la T; y las letras alfa y omega, principio y fin del alfabeto griego. Pudiendo leerse en el conjunto: Cristo, Alfa y Omega, que vale tanto como Cristo, principio y fin de todas las cosas, o lo que es lo mismo: Cristo, verdadero Dios (Apocalipsis, I,8).
Estos curiosos ladrillos, según ciertos autores, y cuya versión no nos satisface lo suficientemente, se empleaban para techar las casas, haciendo el papel de bovedillas y se construían con un molde especial. Este ladrillo, en concreto, debió ser realizado por un obrero especialista, un alfarero cavriense -indicándose el nombre de su autor-, ya que, a más de poseer una gran belleza artística, está tratado con perfección y todos los elementos del monograma de Cristo, perfectamente colocados en orden.
Otros especialistas -como me indicó el recordado Don Francisco Collantes de Terán, al que consulté el hallazgo-, me confirmaron que se trata de una lápida funeraria, con el nombre del difunto (lo que los romanos hicieron con sus espléndidos rituales Cipos funerarios, del que en Coria tenemos un magnífico ejemplo, del siglo I, conservado en la ermita de San Juan). Pero, lo que sí es cierto, y lo repetimos, es que este ejemplar debió ser realizado por un afar especialista de la Cavra visigoda.
Debemos señalar en el año 583, Cavra permaneció fiel al príncipe cristiano Hermenegildo, encerrado en la antigua fortaleza del Osset (o Hins-Al-Faray=Castillo del Miradero), hasta que tras tenaz resistencia, la conquistó su padre, Leovigildo, cortándole el suministro y cerrando el río Betis (2)
En estos siglos oscuros, era Cavra una aldea -núcleo cristiano- agrícola y pesquera, intentando formar ya su fisonomía propia, que no alcanzará hasta el siglo XIII. La agricultura, el olivar y el cereal, junto con la entonces abundante pesca, eran sus principales bases económicas.
Desde principios del siglo VIII, concretamente, desde el año 711, como todo el Sur peninsular, está Cavra bajo el poder musulmán, cambiando su nombre por el de Korah o Cora, y como bien afirmó el humanista Antonio Machado y Alvarez, los árabe pronunciaban su nombre igual que los romanos... Importantes restos arqueológicos han a aparecido de esta época, consistentes en sepulturas, vasijas, candiles, ladrillos, tinajas de grandes dimensiones con el sello del alfarero, entre otros elementos artísticos y cotidanos...
Precisamente, estando la población bajo el dominio de los árabes, va a sufrir una de las invasiones más crueles de la Historia: La invasión normanda, el año 844... Los normandos, pueblos de raza germánica, procedente de Noruega, Suecia y Dinamarca, eran hombres orgullosos y enérgicos, dedicados a la agricultura, y se lanzaron a la mar con sueños de grandeza. Hicieron frecuentes incursiones por el Atlántico, en busca de tierras más fértiles, donde establecerse o aprovisionarse.
Estos vikingos, llamados veregos, en la España cristiana; normandos o eslavos, en la zona musulmana, y madjus, según la crónica árabe, llegaron a Gijón el año 842, donde los rechazó Ramiro II, y el mismo año intentan desembarcar, sin éxito, en La Coruña. Al no conseguirlo, siguieron hacia la Ría de Betanzos, por donde penetraron destruyendo ciudades, y en el 844, entraron en Lisboa por el estuario del Tajo, con 54 bajeles, siendo expulsados, tras sangrientas guerras, por el gobernador árabe de la ciudad... Después de Lisboa se dirigieron hacia el sur, buscando un nuevo río que remontar. Así llegaron a la desembocadura del Guadalquivir, en tierras gaditanas, desembarcando en Las Marismas, el 29 de Septiembre del mismo año (12 muharram 230) (3).
Al siguiente día -30 de Septiembre del año 844- cuatro bajeles hicieron un reconocimiento, cuatro millas más arriba, hasta la población ribereña de Korah o Cora, en cuyo puerto anclaron los bajeles; y, una vez que desembarcaron los vikingos, saquearon la aldea y asesinaron a sus habitantes dejándola, después del arraso, convertida en un desierto.
De Korah, tres días después, llegaron a Sevilla, atacándola igualmente; su gobernador huyó y, durante siete días, destruyeron también la ciudad y matatron a sus habitantes, siguiendo a continuación, a caballo, en dos direcciones, hacia Córdoba y Portugal, ya que el Guadalquivir era aún navegable.
Enfrentados al poderoso califa 'Abd al-Rahman II, los vikingos fueron derrotados: Mil de ellos murieron, cuatrocientos fueron hechos prisioneros y ejecutados y se incendiaron sus treinta navíos.
"Un grupo de normandos que quedó aislado en tierra -afirma el arabista y embajador de España en Damasco (Siria), Jesús Riosalido- se convirtió al Islam y formó la población de Coria del Río donde se dedicó a criar caballos" (4).
Ya en el siglo XII, el prestigioso historiador y arabista neerlandés Reinhart Dozy (1.820-1.883), en su libro Investigaciones acerca de la Historia y de la Literatura de España durante la Edad Media, traducido en 1.878 por profundo investigador y folklorista, Antonio Machado y Alvarez -padre de los geniales poetas-(5), nos habla, con todo detalle, de esta invasión normanda, afirmando que "los madjus llegaron con unos cien bajeles; cubrióse el mar de pájaros de color de sangre, llenáronse los corazones de los hombres de temores y angustias. Después de desembarcar en Lisboa pasaron a Cádiz, de allí a la provincia de Sidonia (6), y por último a Sevilla; sitiaron y tomaron a viva fuerza esta ciudad, sometieron a sus habitantes a los rudos dolores de la cautividad y de la muerte, y durante los siete dias de su permanencia apuró al pueblo el cáliz de la amargura" (7).
He aquí la doble versión de la Crónica, recogida por Dozy, con los sucersos; pues a pesar de la oposición bélica de 'Abd-al-Rahman, el ejército musulmán, establecido en El Aljarafe, también fue llamado a las armas: "Sin embargo, los madjus, recibían incesantes refuerzos y según el autor del libro titulado Bahdjâ an-nafs, continuaron por espacio de trece días matando a los hombre y reduciendo a la esclavitud a las mujeres y niños; en vez de trece el autor del Dorar al-Calayid, a quien hemos seguido antes, dice siete dias. Tras de varios combates con los musulmanes, los normandos fueron a Captel (8), donde permanecieron tres días; entraron luego en Cavra (9), a doce millas (tres leguas) de Sevilla, degollaron a multitud de personas, después se apoderaron de Talyâta, a dos millas (media legua) de la repetida ciudad (10), pernoctaron en ella y al día siguiente de mañana aparecieron en el sitio llamado Al-Fajarin; en seguida volvieron a embarcarse, y más tarde libraron una batalla con los musulmanes derrotándolos y causándoles pérdidas incalculables.
Los madjus, vueltos a sus barcos, se dirigieron a Sidona, de allí a Cádiz..."(11)
Esta es la otra, casi idéntica versión, en que se afirma que los normandos:"... Después de haber ocurrido entre ellos y los musulmanes sangrientas batallas, se dirigieron a Captil, donde permanecieron tres días; y entraron en Cora, a donde millas de Ixbilia, dando muerte a crecido número de muslines; luego entraron en Talieta, a dos millas de Sevilla, e hicieron noche allí y aparecieron al rayar la aurora en un lugar llamado Al-Fagerin, después caminaron en sus barcas y trabaron pelea con los muslines, que fueron puestos a fuga, quedando muertos de ellos lo que no podría contarse, después volvieron a sus barcas y se dirigieron en seguida a Xidona y de allí a Cádiz..." (12).
Coria va a permanecer bajo el poderío musulmán, hasta su conquista por Fernando III.
Hay que destacar, que en la segunda mitad del siglo IX, vivió el ilustre jurista oriental, primer coriano ilustre de nombre conocido: Ibn Zarqun Al-Qawri al Isvbili (Ibn Zarqun de Coria cerca de Sevilla), propagador del Malikismo según afirma el profesor Gamal 'Abd Al-Karim. Esta doctrina o rito, fundada en Oriente por Malik b.Anas, fue traída a España por los andalusíes y discípulos dle mismo Malik, propagándose en numerosas tierras, a través de su obra Muwatta'(13). Así, en el artículo referente a Coria (IV, 199, afirma:
"...Ibn Zarqun al-Qawwri al-Isbili transmitió las enseñanzas de la Muwwatta'tomándolas de Yahya b. Yahaya..." (14).
Zarqun, como buen andalusí, debió peregrinar a los centros de Oriente y del Magreb, para aprender el Derecho malukí-[la obra jurídica más antigua del mundo]-, en donde tomaría contacto con los más renombrados maestros de La Meca, Mosul, Bagdad, Siria, El Cairo y Alejandría, "para intercambiar, aprender, estudiar y coordinar las actividades de esta ciencia y la labor de sus hombre". Así debió fundar en Coria -como en las más destacadas ciudades españolas-, un importante centro de esta ciencia religiosa y jurídica, como bien recoge en su libro el citado profesor Gamal: "E igual que hubo en el Oriente destacados seguidores y maestros, imanes en esta materia, Córdoba, Almería, Granada, Murcia, Sevilla, Arjona, Uclés, Altea, Onda, Orihuela, Jaén, CORIA DEL RÍO, Cuenca, Fuengirola, Aljarafe, Silves, Chinchilla, Toledo, Daroca, y otras más, forjaron célebres maestros y competentes defensores de la misma y centros importantes de esta ciencia..." (15)
También, en el siglo XIII, Coria, Ecija, Alcalá y Cantillana, contaban con sus respectivas sinagogas que fueron destruidas por el Arcediano Ferrán Martínez, sufriendo, entonces, desmanes los judíos por mor de las turbas musulmanas y cristianas, rompiéndose la convivencia -y la tolerancia- entre las culturas y religiones que existieron en este amplio espacio geográfico...
Coria, poblada por andalusíes corianos, no comenzará su etapa cristiana medieval hasta mediados del siglo XIII, tras su conquista por Fernando III.

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