Hernando de Acuña (1518-1580?)
«Cantad, pastores, este alegre día
porque en las selvas memorable sea
y, pues tan altamente aquí se emplea,
de amor se canten versos a porfía;
que hoy hinchen nuestros campos de alegría
con su vista la bella Galatea;
hoy huye en parte do jamás se vea
la gran tristeza que sin ella había».
Así dijo Damón, y los pastores,
al son de sus zampoñas, comenzaron
a alabar aquel día tan venturoso;
la ninfas del Tesín, llenas de flores,
con su suave concepto acompañaron
el canto pastoral dulce y sabroso.
porque en las selvas memorable sea
y, pues tan altamente aquí se emplea,
de amor se canten versos a porfía;
que hoy hinchen nuestros campos de alegría
con su vista la bella Galatea;
hoy huye en parte do jamás se vea
la gran tristeza que sin ella había».
Así dijo Damón, y los pastores,
al son de sus zampoñas, comenzaron
a alabar aquel día tan venturoso;
la ninfas del Tesín, llenas de flores,
con su suave concepto acompañaron
el canto pastoral dulce y sabroso.
Cierto escogí bien peligrosa vía
cuando primero en vos los ojos puse,
pues a pasar tal vida me dispuse
cual vos, señora, veis que ahora es la mía.
Para más no vivir viví aquel día
y, porque el veros todo bien pospuse,
ni sé a quién acusar ni a quién excuse,
ni hallo parte en mí del que solía.
Mas tomar tanto gusto en muerte ajena,
contra tanta humildad tal aspereza,
y obras a muerte tan enderezadas,
sin dar jamás alivio a tanta pena,
ved vuestras manos, que de tal fiereza
por fuerza se han de ver ensangrentadas.
cuando primero en vos los ojos puse,
pues a pasar tal vida me dispuse
cual vos, señora, veis que ahora es la mía.
Para más no vivir viví aquel día
y, porque el veros todo bien pospuse,
ni sé a quién acusar ni a quién excuse,
ni hallo parte en mí del que solía.
Mas tomar tanto gusto en muerte ajena,
contra tanta humildad tal aspereza,
y obras a muerte tan enderezadas,
sin dar jamás alivio a tanta pena,
ved vuestras manos, que de tal fiereza
por fuerza se han de ver ensangrentadas.
Cierto no puede ser sino buen hora
en la que yo tomé tal presupuesto,
como ver la hermosura de aquel gesto
que con tanta razón esta alma adora;
mas no penséis que no la veo ahora,
que el espíritu siempre está dispuesto
a ver la ausente, y mi memoria en esto
se engrandece, se ensalza, y se mejora,
ved cuánto, que no puedo ya conmigo,
pensando que estos ojos lo han de ver
como con los del alma ya la veo;
y pensando este bien, de ufano digo:
¡quién pudo jamás tanto merecer,
o que más alto fin, tiene el deseo!
en la que yo tomé tal presupuesto,
como ver la hermosura de aquel gesto
que con tanta razón esta alma adora;
mas no penséis que no la veo ahora,
que el espíritu siempre está dispuesto
a ver la ausente, y mi memoria en esto
se engrandece, se ensalza, y se mejora,
ved cuánto, que no puedo ya conmigo,
pensando que estos ojos lo han de ver
como con los del alma ya la veo;
y pensando este bien, de ufano digo:
¡quién pudo jamás tanto merecer,
o que más alto fin, tiene el deseo!
Como al tiempo al llover aparejado
se conforman con él la tierra y viento,
así todo dolor, todo tormento,
halla conformidad en mi cuidado.
Que en tanto el mal de amor es extremado,
en cuanto se parece al que yo siento,
y en tanto es congojoso el pensamiento,
en cuanto con el mío es comparado.
Por do, viendo en cualquiera que padece
dolor conforme por alguna vía,
es fuerza que de entrambos sienta pena.
Así descanso nuca se me ofrece,
que si acaso se alivia el ansia mía,
Amor me la renueva con la ajena.
se conforman con él la tierra y viento,
así todo dolor, todo tormento,
halla conformidad en mi cuidado.
Que en tanto el mal de amor es extremado,
en cuanto se parece al que yo siento,
y en tanto es congojoso el pensamiento,
en cuanto con el mío es comparado.
Por do, viendo en cualquiera que padece
dolor conforme por alguna vía,
es fuerza que de entrambos sienta pena.
Así descanso nuca se me ofrece,
que si acaso se alivia el ansia mía,
Amor me la renueva con la ajena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario