África romana designa a los territorios africanos dominados por Roma. El término África, en la época, se refería al espacio comprendido entre el Golfo de Gabés y la costa atlántica del actual Marruecos, limitado al sur por los Montes Atlas y el Sahara. La Cirenaica y Egipto no se consideraban parte de África, dado que el desierto las separaba del resto del territorio y pertenecían a otra área cultural; la helenística. África, en esta concepción, era parte del área de influencia púnica. En un sentido más restringido, también puede denominarse África romana a la región romanizada dentro del mencionado espacio geográfico.
África llegó a comprender ocho provincias diferentes, a saber: Tripolitania, Byzacena, África proconsular,Numidia Cirtensis, Numidia Militiana, Mauritania Cesariense, Mauritania Sitifense y Mauritania Tingitana, aunque se debe notar que esta división política varió a lo largo de la historia del Imperio.
El dominio romano en África comienza, según las fuentes, tras la derrota de Cartago en 146 a. C. y culmina con la conquista musulmana a finales del siglo VII.
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