Cuando en el año 63 a. C. el general Cneo Pompeyo Magno derrotó al rey Mitrídates VI del Ponto en su tercer alzamiento, Siria se convirtió en una provincia romana. A continuación, Pompeyo se dirigió a Judea, para asegurar el área. Una vez allí, encontró a los hermanos Hircano y Aristóbulo, este último, que estaba sitiado por su hermano enJerusalén solicitó la intervención romana, ofreciéndole una recompensa a Pompeyo, la cual aceptó. Luego Aristóbulo acusó a los romanos de extorsión, lo que originó que Pompeyo instalara en el trono a Hircano y desde entonces Judea y Galilea se volvió un reino clientelar de Roma, que si bien era independiente de jure, estaba sujeto a la autoridad romana.
En el año 47 a. C. Antípatro el Idumeo sucedió a Hircano como procurador de Judea, siendo nombrado por Julio César. Al morir Antípatro en el 44 a. C., su hijo Herodes I el Grande fue nombrado gobernador por el Senado romano y rey de Judea en el 39 a. C., si bien empezó a reinar dos años después. Durante su reinado eliminó a varios miembros de los Macabeos, para asegurarse en el trono. Los romanos llamaron a Herodes «rey aliado y amigo del pueblo romano» (rex socius amicusque populi Romani). Murió en el año 4 a. C. y el reino de Judea fue dividido entre cuatro de sus hijos, que se convirtieron en tetrarcas, si bien Roma intervino continuamente en la política interna, hasta el punto que el emperador romano César Augusto destituyó de su cargo a un hijo de Herodes.
Finalmente al reino de Judea se le añadieron los territorios de Samaria en el centro e Idumea al sur, además de Batanaea (Bashan) y Trachonitis (Trajón) al este de Gaulanitis(por decisión del emperador Augusto), con lo que se formó la provincia romana de Iudaea. Esta provincia fue gobernada por un prefecto, siendo uno de los más famosos Poncio Pilato. Como testimonio al título praefectus de Pilato, una inscripción en piedra se descubrió en Caesarea en la orilla del mar de Israel. Arquelao fue etnarca de Judea, Samaria e Idumea, hasta que en el año 36 d. C. los romanos, cansados de su brutalidad, lo depusieron y pasaron a gobernar directamente la región. Entre los años 41 y 44 d. C. la provincia de Iudaea gozó de cierta autonomía cuando Herodes Agripa I llegó al poder, nombrado por el emperador Claudio. Cuando el hijo de Agripa, Herodes Agripa II murió en el 100, la provincia pasó al completo control de Roma.
La pérdida de autonomía de Judea se debe en parte a las continuas rebeliones que se presentaron en el país.
Durante los años 67 y 70 d. C., los judíos se sublevaron debido al opresor gobernador de aquel entonces, y el general Vespasiano fue enviado por el emperador Nerón a controlar la situación. El asesinato del último motivó a Vespasiano a dejar la guerra en manos de su hijo Tito para acudir a Roma. Tito sitió Jerusalén en el 70 d. C. y cinco meses después logró penetrar la casi inexpugnable ciudad, una vez adentro sus tropas arrasaron el Templo de Herodes, contrariando las órdenes de Tito.
Entre los años 132 al 135 d. C. estalló otra revuelta debido a la excesiva romanización de Jerusalén por el emperador Adriano. Después de la derrota de los judíos, Adriano cambió el nombre de la capital a Aelia Capitolina y el nombre de la provincia a Syria Palaestina (Siria Palestina) en lugar de Judea, con el fin de humillar a este revoltoso pueblo. También, Adriano prohibió a los judíos a morar en la polis o colonia de Aelia Capitolina (la ciudad y sus alrededores), según el obispo Eusebio de Cesarea, un historiador cristiano. Muchos se equivocan hoy día cuando dicen que Adriano expulsó a los judíos de toda la Tierra de Israel, ahora nombrada Siria Palaestina por los romanos, porque muchos judíos se quedaron en la Galilea, en los Altos del Golán, en el sur del antiguo reino de Judá, y otras partes de la antigua provincia de Judea, como afirma el O.P. Felix-Maria Abel, religioso dominico y estudioso bíblico.
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