viernes, 23 de enero de 2015

MEDIO AMBIENTE

ENERGÍAS RENOVABLES :
Introducción a las fuentes renovables de energía

Las fuentes de energía son fenómenos o factores naturales, más o menos complejos, que el hombre puede utilizar como origen de la fuerza necesaria para realizar un determinado trabajo u obtener alguna utilidad.
Según la disponibilidad del recurso se distingue entre fuentes energéticas renovables y agotables. En el primer caso el uso de estas fuentes no disminuye la posibilidad de seguir utilizándolas en el futuro, en el segundo sí.
Mientras que para las renovables las fuentes de energía son siempre recursos dependientes de fenómenos naturales que se perpetúan en el tiempo, con una tasa de renovación que les permite ser utilizados por el hombre sin peligro de llegar a agotarse; en el caso de las agotables, se trata de recursos contenidos en la corteza terrestre que se encuentran formando depósitos o yacimientos finitos, y sabemos que acabarán por agotarse independientemente de su tamaño pues poseen tasas de renovación que alcanzan los cientos de miles de años, y el ritmo de explotación por el hombre no puede esperar tanto.
Es importante para entender estos conceptos, que siempre debe tomarse como patrón la escala de tiempo humana, ya que hasta el Sol acabará apagándose (por lo que la energía solar podría considerarse agotable) y, en el lado contrario, los combustibles fósiles pueden volver a formarse (por lo que podría considerarse una fuente renovable de energía), pero se calcula que en ambos caso se necesitarían cientos de miles de años para llegar a esos extremos y, en este sentido, no es algo de lo que el hombre moderno pueda depender.
Con estas premisas ya puede realizarse una primera clasificación de las fuentes de energía conocidas:


Pero hay determinadas tecnologías que generan controversia pues serán consideradas energías renovables o no, dependiendo de la fuente utilizada. Un claro ejemplo es la energía nuclear, actualmente dependiente de recursos agotables como son el uranio y el plutonio, utilizados en la fisión. Sin embargo, puede considerarse renovable si la técnica empleada es la de fusión (actualmente en fase de investigación), que depende del elemento más abundante en el Universo conocido, el hidrógeno.
Hay por tanto que saber separar la fuente o recurso de la tecnología utilizada ya que, si bien en la mayoría de los casos van a ser coincidentes, pueden diferir en algunos otros, o presentar alternativas. Un motor diesel actual puede ser alimentado con gasóleo de origen fósil o con el moderno biodiesel sintetizado a partir de aceites vegetales.
Además, cualquier fuente energética ya sea tradicional o de las que vamos a ver a continuación, tiene como objetivo producir frío, calor, electricidad o movimiento (en el caso de los carburantes), y todas las tecnologías desarrolladas hasta la fecha se han diseñado para ser lo más eficientes posible en la consecución de estos cuatro fines.
También es bueno no perder de vista que no todas las fuentes energéticas están disponibles del mismo modo en todas las zonas del planeta, independientemente de si son renovables o no, de ahí el poder acumulado por la Organización de los Países Exportadores de Petróleo o las megaplantas solares termoeléctricas proyectadas para los grandes desiertos (Australia, Mojave, Sahara…). Por este motivo es necesario estudiar previamente la disponibilidad del recurso energético antes de proyectar una instalación en un lugar en el que quizás no pueda aprovecharse esa energía de forma eficiente pues puede realizarse una inversión económica que no llegue nunca a recuperarse y además, no existe ninguna forma de explotación energética (renovable o no) que no lleve asociado algún tipo de impacto negativo sobre el medio ambiente aunque, evidentemente, no sea igual de asumible en uno u otro caso.
Por este motivo, las aplicaciones renovables están cada vez más orientadas al autoconsumo, para que en los diferentes lugares del planeta se puedan abastecer energéticamente con recursos propios, sin necesidad de recurrir a grandes líneas eléctricas de transporte, oleoductos, petroleros… que además de suponer un riesgo para la integridad y la salud de muchas poblaciones, ocasionan un perjuicio grave sobre el medio ambiente.
Por último, es necesario señalar que ninguna fuente renovable de energía es mejor que una agotable (desde el punto de vista ambiental) si no va acompañada de medidas de ahorro y eficiencia energética que minimicen la demanda, por lo menos con la tecnología disponible actualmente, ya que inyectar más energía al sistema sin implantar medidas de contención del consumo, dispararía la demanda hasta el colapso de las instalaciones y el agotamiento de los recursos existentes.



Perspectiva histórica. Evolución y adaptación

El uso de energías renovables no es algo tan novedoso como en principio se pueda pensar, desde la antigüedad el hombre ha construido molinos de viento y de agua (en los ríos) para triturar los cereales, ha utilizado biomasa (leña) para alimentar calderas o ha utilizado la energía solar para secar desde el tabaco hasta sus propias vestiduras. Lo que sucede es que a partir de la Revolución Industrial los sistemas de producción se vuelven más complejos y demandan grandes cantidades de energía que, con la tecnología disponible en ese momento, sólo se puede cubrir utilizando combustibles fósiles que van desde el carbón al uranio.



Sin embargo, los síntomas de agotamiento que presentan estas reservas fósiles, cuya extracción y aprovechamiento son cada vez más costosos, han provocado que el ser humano busque incesantemente fuentes de energías renovables que le permitan dejar de depender estrictamente de las agotables.
Ya lo hacía en la antigüedad, cuando desconocía la existencia de combustibles fósiles, y además con cierto grado de sofisticación. La navegación moderna aparece con los primeros barcos de vela, que usan el viento como único motor haciendo aparecer el comercio entre civilizaciones, la pesca en alta mar, los viajes transoceánicos…; la iluminación artificial anterior a la aparición de la bombilla, se realizaba con lámparas de aceite animal o vegetal (y aún hoy se utilizan en lugares aislados); la energía solar ya calentaba las cuevas donde el hombre primitivo se refugiaba (calor transmitido desde la roca por corrientes de convección naturales) e incluso, según cuenta la leyenda, fue utilizada como arma de guerra cuando los griegos, guiados por Arquímedes, atacaron mediante un rayo de luz generado por un sistema de grandes espejos hexagonales, hechos de bronce, a la flota romana que pretendía invadir Siracusa (212 A. C.); etc.
Se trata ahora de poner en marcha de nuevo el ingenio para, por medio de la investigación, el desarrollo y la innovación (I+D+i), lograr sustituir las fuentes de energía fósil de las que la humanidad depende mayoritariamente en estos momentos.
La energía eólica se ha reconvertido a la producción eléctrica a gran escala (se puede observar la construcción de grandes parques eólicos tanto terrestres como marinos), al igual que la solar, ya sea a través de la tecnología fotovoltaica (los grandes huertos solares) o de la termoeléctrica (centrales de torre o clindroparabólicas), la hidroeléctrica (conectada a las grandes presas y saltos de agua), la biomasa (sobre todo en centrales de ciclo combinado), etc.
Por otro lado, estas fuentes de energía además de renovables son limpias, pues al contrario que sus predecesoras no perjudican a la atmósfera con gases contaminantes, las masas de agua con vertidos o los suelos con residuos, y si lo hacen su repercusión es insignificante con respecto a los combustibles fósiles.
Todo esto unido a que, desde finales del siglo XX se han sucedido una serie de alarmas ambientales derivadas del uso de combustibles fósiles como el ya estudiado smog fotoquímico de las grandes como Londres o Los Ángeles, la explosión de las centrales nucleares de Chernobil y Fukushima, o los innumerables accidentes de petroleros y consiguientes vertidos en alta mar, ha provocado que el cambio en el modelo energético hacia un futuro 100% renovable, se haya acelerado y esté ahora más vivo que nunca, aunque no esté exento de polémica.
Aún así, hoy sigue habiendo quien piensa que las energías renovables son caras, ineficientes, incluso contaminantes, minoritarias, poco desarrolladas tecnológicamente, etc. Sin embargo, en los últimos años se ha hecho patente su incursión en el sistema energético en multitud de lugares y sectores que antes las despreciaban, y a todos los niveles (institucional, financiero, tecnológico, social…), gracias a las continuas mejoras en el rendimiento y a la menor contaminación por unidad de consumo. 

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