miércoles, 28 de enero de 2015

POESÍA - POEMAS POR AUTOR

    MARTÍ
Él nació en el mes de enero
Él murió en el mes de mayo.
Lo desplomó del caballo
El disparo de un riflero.
Tomó la pluma en la mano
Y contó cuentos en flor;
No quiso ser escritor,
Quiso ser, antes, cubano.
Tuvo de pétalo el alma,
y el querer como un acero.
Fue grande: un hombre sincero
De donde crece la palma.




    ELEGÍAS
            II
Yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.
Yo me acostumbro a estar sin ti. ¿Lo entiendes?
Quiere decir, amor, que no amanece;
quiere decir que aprendo a abrir los ojos sin tu beso,
quiere decir que olvido, amor, que yo te olvido.

Como un morirse lento, implacable, a pedazos,
yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.
Y acostumbrarse es una cosa oscura,
es una cosa eterna, sin caminos,
como un caer, caer en el vacío.

Yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.
Y un día y otro pasan.
Y un día triste no es día sino un cortejo inmenso.
Y dos días de tristeza ya no pueden decirse.
Y acostumbrarse es una palabra irremediable
que ojalá nunca sepas.

Una criatura tiene su tamaño,
tiene su borde estrecho, su medida.
Y ha de haber para todos la tremenda alegría,
esa infinita dicha que es un derecho humano.
Ser feliz, amor mío, es como el aire, el agua,
algo para la vida.

Yo me acostumbro, amor, yo me acostumbro.

Lejos, tu mano corta el pan para otra boca.
Lejos, suenan tus pasos como yo sé que suenan.
Lejos, amor, muy lejos.
Y allí, donde mi angustia está sin ecos,
tú sonríes, tú eres,
y no sabes, amor, con cuánta sangre,
con qué amarga paciencia,
con cuánta fuerza para ahogar, yo olvido,
yo deshago mi sueño
y me acostumbro, amor, y me acostumbro.





      INDIO DE AMÉRICA
Indio, noble indio, médula de mi América,
que hoy eres con el negro nuestra sola esperanza.
Indio humilde de Alaska, de Ecuador o de Chile,
¡ya es hora de que yergas la espalda sudorosa!

Yo sabía de la herida gangrenada del negro,
pero sólo de lejos lamenté tu amargura,
fue preciso que viera tus ojos y tu cara,
tus hombros y tus brazos para saberte, indio.

Y vi que nuestra América no es lo que se cree,
la de grandes burgueses, rascacielos y aviones,
sino una tierra humilde y silenciosa,
dolorida y opresa como tu raza, indio.

Y vi que en ella pronto se oirá sonar la hora
¡la hora tuya, indio! ¡la de tu hermano el negro!
La hora de la siega y el martilleo terrible,
¡la que vendrá a ponerte justicia entre los brazos!

Indio, noble indio, médula de mi América,
para entonces no puedes estar ya de rodillas.
Acuérdate que eres, junto a tu hermano el negro,
para esta hora suprema nuestra única esperanza.





    POEMA INCONCLUSO
La mano con que te digo
adiós, esconde el saludo
la distancia
con tu sombra por escudo,
amor, los pasos te sigo,
pues no sé
si no, a qué puertos iré.

Muda sombra de amor mudo
paso que das, yo lo sigo,
pues no sé
si no, a qué puertos iré.

Conmigo estás, yo contigo
en perpetuo no llegar.
Vas y vienes, yo te sigo,
pues no sé
si no, a qué puertos iré.

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