miércoles, 13 de enero de 2021

GUERRAS EN LA EDAD MEDIA

 SIGLO XIV

La Guerra de la Unión (1347-48) es un periodo conflictivo en la corona de Aragón que mantuvo enfrentados, por un lado, las tropas de los fieles al rey Pedro el Ceremonioso y, por otro, la coalición con el nombre de Unión de Aragón y Unión de Valencia, formadas por algunos nobles y el brazo popular de las ciudades y pueblos que se adhirieron al movimiento señorial en aquellos reinos. Cataluña se mantuvo fiel al rey.

Las hostilidades se iniciaron en 1347 en el Reino de Valencia, donde hubo un alboroto contra el rey, encabezado por la ciudad de Valencia y seguido por buena parte de las villas y aldeas del reino excepto por las ciudades de Burriana y Xàtiva, que se mantuvieron fieles al rey.1​ El rey recompensaría la fidelidad de ambas poblaciones concediéndoles la bandera real tricoronada (1349)2​ y el título de ciudad (1347)3​ respectivamente.

Las clase populares, después de una serie de malas cosechas, protestaban contra el autoritarismo de Pedro el Ceremonioso y su carga fiscal, que tenía por objeto financiar sus conquistas exteriores.4​ En el Reino de Aragón, las hostilidad bello metálicas comenzaron a principios del 1348, con la Batalla de Mislata, con la victoria del rey. Este abolió, el 14 de octubre de 1348, los privilegios de la Unión , unas concesiones otorgadas por el rey Alfonso II a la nobleza aragonesa y valenciana que databan del 1288. El rey explica en su crónica las razones por las que trató, con más benevolencia que pensaba, la ciudad, que pretendía quemar y llenarla de sal por su rebeldía, tal como se cita en el texto:

És ver que nós, per la gran rebel·lió que ens havien feta los de la ciutat, érem d'enteniment que la ciutat fos cremada e destruïda e arada de sal, per tal manera que jamés persona no hi habitàs.
Es verdad que nos, por la gran rebelión que nos habían hecho los de la ciudad, éramos de entendimiento que la ciudad fuera quemada y destruida y arado de sal, para lo que jamás persona no habitaré.








La guerra bizantina-genovesa de 1348-1349 fue un conflicto que se libró por el control de los impuestos que pagaban los buques que cruzaban el Bósforo. Los bizantinos intentaron eliminar la dependencia de los mercaderes genoveses de Gálata en cuanto al suministro de alimentos a Constantinopla y al comercio marítimo en general, y también reconstruir su propia Armada. Los genoveses lograron capturar los navíos que construyeron y las hostilidades se zanjaron mediante un acuerdo de paz.

Guerra Bizantina-genovesa
Byzantine empire 1355V2Make.svg
Imperio Bizantino y el territorio circundante en 1355, poco después de la Guerra bizantina-genovesa de 1348-1349.
Fecha1348-1349
LugarMar EgeoBósforoGalata y Constantinopla.
ResultadoControvertido, las opiniones difieren en cuanto al resultado.
Beligerantes
Imperio bizantinoRepública de Génova
Comandantes
Juan VI CantacucenoGiovanni I di Murta

Antecedentes[editar]

Los genoveses dominaban la colonia de Gálata, en el extremo norte del Cuerno de Oro, frente a la ciudad de Constantinopla desde 1261; la habían obtenido como parte del Tratado de Ninfeo, un acuerdo comercial firmado con los bizantinos. El estado ruinoso del Imperio después de la guerra civil de 1341-1347 se reflejaba claramente en el control de los derechos de aduana que se cobraban por atravesar el estratégico estrecho del Bósforo. A pesar de que Constantinopla era la capital del Imperio, su centro cultural y militar a las orillas del Bósforo, solamente el 13% de los aranceles de los navíos que pasaban por el estrecho acababan en el tesoro imperial. El 87% restante lo cobraban los genoveses en su colonia de Gálata.1​ Génova recaudaba doscientos mil hyperpyrones de ingresos anuales de Gálata, mientras que Constantinopla apenas obtenía treinta mil.2​ La armada bizantina, que había sido una fuerza notable en el Egeo en tiempos de Andrónico III Paleólogo, había quedado completamente destruida durante la guerra civil. Tracia, la principal posesión imperial y única región imponible del Imperio, todavía se estaba recuperando de la destrucción infligida por los mercenarios turcos durante la contienda civil. El comercio bizantino había quedado desbaratado y no había otras fuentes de ingresos para el Imperio que no fuesen las gabelas del Bósforo.2

El conflicto[editar]

Mapa de Constantinopla, en el que aparece Gálata, al norte de la capital bizantina.

Con el fin de recuperar el control de los derechos de aduana, el emperador Juan VI Cantacuzeno decidió rebajar los derechos que cobraba Constantinopla para socavar la posición dominante de los genoveses en Gálata. A pesar de que el imperio aún estaba recuperándose de la guerra civil de 1341-1347, el emperador logró reunir con grandes dificultares cincuenta mil hyperpyrones gracias a aportaciones privadas —el tesoro estatal no contaba con fondos— para poner en marcha un programa de construcción naval para la guerra que se esperaba que estallase con Génova. Como esperaban los bizantinos, en cuanto redujeron los aranceles, los mercantes que atravesaban el estrecho dejaron de acudir a la Gálata genovesa y atracaban en el Cuerno de Oro, en Constantinopla.

Los genoveses, intensamente afectados por la medida, declararon la guerra al Imperio, y en agosto de 1348, una flotilla cruzó el Cuerno de Oro y atacó a la flota bizantina;3​ a pesar de los preparativos, la nueva armada bizantina fue destruida a principios de 1349.1​ Los bizantinos contraatacaron quemando muelles y almacenes a lo largo de la costa y lazando piedras y balas de paja en llamas al interior de Galata con catapultas; gran parte de la colonia genovesa quedó destruida por el fuego. Después de varias semanas de lucha, llegó una delegación de representantes plenipotenciarios genoveses y se negoció un acuerdo de paz. Los genoveses accedieron a pagar una indemnización de cien mil hyperpyrones y a evacuar las tierras cercanas a Gálata que ocupaban ilegalmente; además, se comprometieron a no atacar nunca más Constantinopla. Por su parte, los bizantinos no concedieron nada, pero no lograron desmantelar el sistema aduanero genovés en Gálata, que continuó en vigor.3

Consecuencias[editar]

La devastación de la guerra civil de 1341-1347 debilitó tanto al Imperio que agotó por completo sus reservas financieras. Su único recurso era tratar de recuperar el control de los aranceles de la ruta comercial que atravesaba el Bósforo. La guerra de 1348-1349 fue el último intento de los bizantinos en solitario. A partir de 1350, se aliaron a la República de Venecia, que también estaba en guerra con Génova. No obstante, como Gálata mantuvo su desafío financiero, los bizantinos se vieron obligados a resolver finalmente el conflicto mediante una paz con cesiones mutuas en mayo de 1352.

A partir de entonces, el Imperio careció prácticamente de ingresos, lo que contribuyó a su decadencia y desaparición en 1453.









La crisis (o interregno) de 1383-1385, fue un conflicto dinástico que involucró a Portugal y el Reino de Castilla, y que desencadenó en un periodo de guerra entre estos dos reinos.

Comenzó con la muerte del rey Fernando I de Portugal, que carecía de herederos varones.1​ El periodo finalizó con la llegada al trono de Juan I de Portugal, en abril de 1385, pocos meses antes de la batalla de Aljubarrota, dando origen a la Dinastía Avís.2

En Portugal, al periodo se le conoce como el "Interregno Portugués", ya que se trata de un tiempo durante el cual no gobernó ningún rey.


Crisis de 1383-1385 en Portugal
Parte de Guerra de los Cien años
Batalha de Aljubarrota 02.jpg
FechaAbril de 1383 – Octubre de 1385
LugarPortugal y Castilla
ResultadoVictoria portuguesa
Consolidación de la independencia portuguesa
Beligerantes
PortugueseFlag1385.svg Reino de Portugal
Apoyado por:
Royal Arms of England (1340-1367).svg Reino de Inglaterra
Escudo Corona de Castilla.png Corona de Castilla
Apoyada por:
Arms of the Kings of France (France Ancien).svg Reino de Francia
Aragon arms.svg Corona de Aragón
Comandantes
Juan I de Portugal
Nuno Álvares Pereira
João Fernandes Pacheco
Juan I de Castilla
Fernando Sánchez de Tovar 
Pedro Álvares Pereira 

Preludio[editar]

En 1383, el rey Fernando I estaba agonizando. De su matrimonio con Leonor Téllez de Meneses solo había sobrevivido una niña, Beatriz de Portugal. Su matrimonio fue el mayor evento político de la época, ya que determinaría el futuro del país.

Varias facciones políticas presentaron sus candidatos, entre los que se encontraban príncipes ingleses y franceses. Finalmente, el rey dejó a su mujer elegir, siendo Juan I de Castilla el candidato. El matrimonio se celebró en mayo de 1383, pero no fue una solución aceptada por todos. La unión dinástica provocaría que Portugal perdiera independencia a favor de Castilla; muchos nobles se opusieron a esto, pero no estuvieron unidos lo suficiente para imponer sus deseos. Los otros dos candidatos, ambos por líneas ilegítimas fueron:

El 22 de octubre, el rey Fernando murió. Según el contrato matrimonial, la reina Leonor asumiría la regencia en nombre de su hija y su yerno. Con esto dio comienzo la crisis, que se agudizó, cuando, en contra de lo acordado, Juan I quiso ser proclamado públicamente como rey de Portugal.1

1383[editar]

El primer acto de hostilidades lo llevaron a cabo las facciones favorables a Juan de Avís en diciembre de 1383. Juan Fernández de Andeiro y amante y válido de la reina regente, fue asesinado por un grupo de conspiradores comandados por Juan de Avís.1

El pueblo de ciudades como LisboaOportoÉvoraBeja y otros municipios del reino se levantaron en las calles a favor de Juan, Maestre de Avís, viéndolo como el candidato nacional (con expresiones como "Arraial por Portugal" o como el pretendiente que defendió la "libertad de su pueblo" o "tierra"), ganando terreno frente a Juan, hijo de Inés de Castro, que tuvo un fuerte apoyo de la nobleza de la región de Beira. La acción de Álvaro Pais en Lisboa, provocando planeadamente la ira y el patriotismo de la "arraia míuda", las clases populares, en defensa de la vida del Maestre de Avís (supuestamente amenazada por el Conde Andeiro), fue decisiva. Siguiendo esta declaración de guerra, Juan era ahora el líder de la posición. Con ayuda de Nuno Álvares Pereira, un general talentoso, ganó el apoyo de las ciudades de Lisboa, Beja, PortalegreEstremoz y Évora, donde las poblaciones locales tomaron los respectivos castillos. Juan I de Castilla entró en Portugal ocupando la ciudad de Santarém. En un esfuerzo para normalizar la situación y asegurar la corona de su esposa, forzó a Leonor a abdicar la regencia y tomó control del país.

1384[editar]

La resistencia armada se encontró con el ejército castellano el 6 de abril de 1384 en la batalla de Atoleiros. El general Álvares Pereira ganó la batalla para la sección de Avís, pero la victoria no fue decisiva. Juan I se retiró a Lisboa en mayo y asedió la capital, con una flota auxiliar bloqueando el puerto de la ciudad. Sin el capital y las riquezas del comercio, no se podía hacer mucho para liberar al país de las manos del monarca castellano. Por su lado, Juan I de Castilla necesitaba Lisboa, no solo por razones financieras, sino también políticas, ya que ni él ni Beatriz habían sido coronados en la capital, solo habían sido designados reyes.

Mientras tanto, Juan de Avís entregó el comando militar de la resistencia a Álvares Pereira.1​ El general continuó atacando los castillos de las ciudades donde los Alcaldes tenían voz por D.ª Beatriz y el rey de Castilla. Juan de Avís se dedicó entonces a la ofensiva diplomática. La política internacional jugó un importante papel en los asuntos portugueses. En 1384, la guerra de los Cien Años se encontraba abierta, con Inglaterra y Francia enfrentadas por la corona de Francia. El conflicto traspasó las fronteras francesas, influyendo en la Santa Sede, cuyo papa había regresado hacía poco a Roma desde Aviñón. Castilla era un aliado tradicional de Francia, así que la opción de Juan de Avís fue buscar ayuda en Inglaterra. En mayo, con Lisboa bajo asedio, se envió una embajada a Ricardo II de Inglaterra para solicitar ayuda en la independencia de Portugal. En 1384, Ricardo tenía 17 años, pero el poder lo mantenía su tío Juan de GanteDuque de Lancaster y regente de Inglaterra. A pesar del rechazo inicial de conceder hombres, Juan de Gante accedió finalmente a enviar tropas para ayudar al ejército portugués. Estas tropas serían decisivas.

Lisboa se enfrentaba a la hambruna mientras era asediada por las tropas castellanas.1​ Estaba bloqueada por tierra y por el río y la ciudad no tenía esperanzas de que el ejército de Juan de Avís, que aún era muy pequeño como para enfrentarse a las tropas castellanas, pudiera liberarlo. Un intento lo realizó la flota portuguesa intentando terminar con el bloqueo del puerto. El 18 de julio un grupo de barcos comandados por el capitán Rui Pereira intentó romper el bloqueo y llevar alimentos a la ciudad. El coste fue alto, porque todos los barcos se perdieron y Rui Pereira murió en el ataque. Pese al escaso éxito, el asedio fue ganando terreno: la ciudad de Almada en el margen sur del Tajo se rindió a las tropas castellanas. Pero el asedio no solo era nefasto para las ciudades, el propio ejército castellano sufría de hambrunas y de la peste bubónica. El 3 de septiembre Juan I tuvo que abandonar el asedio y regresar a Castilla. Semanas más tarde, la flota castellana también abandonó el Tajo y Lisboa quedó libre.

1385[editar]

A finales de 1384 y a principios de 1385, Nuno Álvares Pereira intentó derrotar a todas las ciudades o castillos portugueses que se mostraban favorables a Castilla. Respondiendo a la llamada de auxilio, las tropas inglesas llegaron a Portugal el día de Pascua. No era un gran contingente, apenas eran 600 hombres y sólo alrededor de 100 participarían en la batalla de Aljubarrota, pero algunos eran ingleses o gascones veteranos de la Guerra de los Cien Años y conocían las tácticas militares inglesas.

Con todo aparentemente de su lado, Juan de Avís convocó a las cortes en Coímbra. Allí, el 6 de abril, fue proclamado décimo rey de Portugal, en un acto de rebeldía contra las pretensiones castellanas. Juan I de Portugal nombró a Álvares Pereira protector del reino y atacó los puntos de resistencia que aún se mantenían en el norte.

Juan I de Castilla no estuvo de acuerdo. Su primer movimiento fue enviar expediciones punitivas, pero las fuerzas fueron derrotadas en la batalla de Trancoso en mayo. Viendo que el uso de la fuerza era la única manera de imponerse, organizó un gran ejército para invadir Portugal en la segunda semana de junio a través del norte.1​ Un contingente aliado de caballería pesada francesa viajó con ellos (alrededor de 2.000). El poder de los números estaba de su parte: 30.000 castellanos contra 6.000 portugueses. De inmediato pusieron rumbo a Lisboa y Santarém, las mayores ciudades del reino.

Mientras tanto, los ejércitos de Juan I y Álvares Pereira se unieron en la ciudad de Tomar. Tras un debate se tomó una decisión: no se podía permitir que los castellanos asediaran Lisboa de nuevo, ya que la ciudad caería, así que los portugueses interceptarían al ejército enemigo en Leiria, cerca del pueblo de Aljubarrota. El 14 de agosto, el ejército castellano, muy lento debido a su gran número, se encontró con las tropas portuguesas, reforzadas por los ingleses. La batalla de Aljubarrota se desarrolló como la batalla de Crécy y la batalla de Poitiers y también ha seguido disposiciones ya utilizadas por Nuno Álvares Pereira en batallas como Atoleiros. Estas tácticas permitieron a un reducido grupo de infantería derrotar a la caballería con el uso de arcos en los flancos y estructuras defensivas en el frente, y una sólida falange de lanceros (infantería) ampliamente utilizados por Álvares Pereira. El ejército castellano no sólo fue vencido sino también diezmado. Sus bajas fueron de tal calibre que Juan I no pudo volver a atacar a Portugal en los años siguientes.

Con esta victoria, Juan I de Avís fue reconocido como rey de Portugal, poniendo punto final al interregnum y a la anarquía que había tenido lugar durante esa época.1​ El reconocimiento por parte de Castilla no llegaría hasta 1411, con el tratado de Ayllón (Segovia). La alianza luso-británica sería renovada en 1386 a través del Tratado de Windsor y el matrimonio de Juan I con Felipa de Lancaster, hija de Juan de Gante. El tratado, aún en vigor, estableció el pacto de ayuda mutua entre ambos países. De hecho, Portugal lo usaría para luchar contra sus vecinos en 1661, cuando se restablecieron las relaciones y alianza diplomática entre Portugal e Inglaterra —Portugal no tuvo relaciones con Inglaterra, en guerra civil hasta 1651 y más tarde con el gobierno de Cromwell, y hasta 1660—, para expulsar a los reyes Habsburgo de su territorio.

 

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