lunes, 24 de noviembre de 2014

LITERATURA ESPAÑOLA

HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA SIGLO XIII :
Al-Mugrib fī ḥulā al-Magrib (en árabe المغرب في حلى المغرب) es una obra del granadino Ibn Sa'īd al Magribīescrita en el siglo XIII. Su título significa Lo extraordinario sobre las joyas de Occidente. -


HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA SIGLO XIII :

Los anales toledanos son una serie de tres cronologías escritas por varios autores anónimos en castellano antiguo que abarcan la historia del reino de Toledo desde el nacimiento de Jesucristo hasta 1303.
Los anales toledanos primeros, que cubren hasta 1219, están basados en los anales castellanos segundos, con los que presentan muchas anotaciones comunes;1 los segundos, que llegan hasta 1250, parecen por su redacción haber sido escritos por un mudéjar.2
Los anales toledanos I y II fueron publicados por primera vez por Francisco de Berganza en Antigüedades de España en 1721; en 1767 Enrique Flórez reunió los tres anales en el tomo XXIII de la España Sagrada .-


HISTORIA DE LA LITERATURA ESPAÑOLA SIGLO XIII :

¡Ay Jherusalem! es un poema castellano de mediados del siglo XIII perteneciente al género del planto cuyo contenido es una elegía por la caída de la ciudad en 1244 a manos de los turcos corasmios .- .............................................:http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=%C2%A1Ay_Jherusalem!&printable=yes

PLANTO POR IHERUSALEM
A los que adoran en la Vera Cruz,
salud e gracia de la vera luz,
que envio sin arte
el maestre d Acre
a Iherusalem.

Bien querria mas convusco plañir,
llorar noches e dias, gemir e non dormir,
que contarvos prosas
de nuevas llorosas
de Iherusalem.

Creo que pecado me seria callar;
lloros e sospiros non me dan vagar
de escrebir el planto
en el Concilio Santo
de Iherusalem.

De Iherusalem vos querria contar,
del Sepulcro Santo que es allende el mar:
moros lo cercaron
e los derribaron
a Iherusalem.

Estos moros perros a la Casa Santa
siete años e medio la tienen cercada;
no dubdan morir
por la conquerir
a Iherusalem.

Fazen ayuntamiento los de Babilonia
con los africanos para los de Etiopia,
paran los coraminos,
tartaros e miros
por Iherusalem.

Grandes afincanças ponen con sus lanças
por ir a cristianos commo a perdonanças.
Llena por encima
vence moreria
en Iherusalem.

Aunque los cristianos non pueden sofrir,
han pocas viandas e mucho ferir.
Non les viene acorro
del su Consistorio
en Iherusalem.

Ya todos acuerdan con el Patriarca:
para el Padre Santo escriben una carta
con letras de sangre,
que mueren de fambre
en Iherusalem.

Raros muy amargos moros cuantos son,
tienenlo cerrado al altar de Sion.
Non dubdan morir
por la conquerir
a Iherusalem.

Leese la carta en el Concilio Santo:
papa e cardenales fazian grand llanto,
rompen sus vestidos,
dan grandes gemidos
por Iherusalem.

Mandan dar pregones por la cristiandad,
alçan sus pendones, llaman Trinidad.
«Valed, los cristianos,
a vuestros hermanos
en Iherusalem!»

Non les da buen viaje la sagrada mar:
los vientos han contrarios, non les dexa andar.
Cuando estan en calma
esflaqueceles el alma,
en Iherusalem,

Hora es venida, por nuestros pecados,
de tan negro dia moros esforçados.
Llena por encima
vence moreria
en Iherusalem

Pocos son cristianos, menos que ovejas.
Muchos son los moros, mas que las estrellas;
non dubdan morir
por la conquerir
a Iherusalem.

Cuanta gran batalla fuera en aquel dia!
Con los caballeros es la clerezia,
por tomar pasion
por la defension
de Iherusalem,

Revenden cristianos muy bien la su sangre:
por muerte de uno cient moros van delante.
De todo por encima
vence moreria
en Iherusalem.

Sacerdotes e fraires en cadenas presos;
tienen a los abades en cepos de maderos.
Afan e amargura
hanlo por folgura
en Iherusalem.

Vienen las donzellas que eran delicadas
en cadenas presas e muy atormentadas.
Afan e quebranto,
fazian grande llanto
en Iherusalem.

Veen los cristianos a sus fijos asar,
veen a sus mujeres vivas destetar;
vanse por los campos,
cortos pies e manos,
en Iherusalem.

De las vestimentas facian cubiertas;
del Sepulcro Santo facian establo;
de las cruces santas
facian estacas
en Iherusalem.

Quien este canto non quiere oir,
non tiene mientes de a Dios servir
nin poner un canto
en el Concilio Santo
de Iherusalem.

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