viernes, 28 de febrero de 2014

EDIFICIOS Y ESTRUCTURAS POR TIPO



Antiguas prisiones de España


Campo de concentración de Miranda de Ebro

El campo de concentración de Miranda de Ebro fue un campo de concentración franquista ubicado en la ciudad de Miranda de Ebro, Burgos (España). Nació para albergar a presos republicanos en 1937 y se mantuvo abierto hasta 1947, siendo el último en clausurarse en España.
La captura de prisioneros republicanos en el norte de España fue muy acusada en poco tiempo, lo que motivó el hacinamiento de los presos en condiciones inhumanas. Para paliar el problema, el BOE del 5 de julio de 1937 ordenó al gobierno de Burgos la construcción de cuatro campos de concentración en la provincia. En Miranda de Ebro se ubicó uno de ellos gracias a su privilegiada situación geográfica cercana al frente enemigo y a sus excelentes comunicaciones tanto por ferrocarril como por carretera.
Se eligió un solar de 42.000 m² perteneciente a la empresa Sulfatos Españoles SA, situado entre las instalaciones ferroviarias y el río Bayas. La construcción del campo la llevaron a cabo los propios ciudadanos mirandeses de manera forzosa. En apenas dos meses el campo ya estaba activo, pero sus condiciones eran lamentables.
La capacidad del campo era de 1500 prisioneros, pero pronto se superó este límite debido a la llegada de más presos de otros campos del norte. Las pésimas condiciones hicieron que en el invierno de 1937 se derrumbase un barracón hiriendo a más de 150 personas. Al año siguiente se pidieron fondos para la construcción de nuevos barracones.
A los prisioneros republicanos se les otorgaba una labor tras clasificarlos entre:
  • Criminales: criminales comunes.
  • No hostiles al "Movimiento Nacional": Obligados a luchar en el bando republicano
  • Desafectos sin responsabilidad: Voluntarios republicanos sin responsabilidades
  • Desafectos con responsabilidad: Voluntarios republicanos con responsabilidades (políticos, militares superiores,...).

A los criminales comunes se les enviaba a prisión, y en caso de saturación se les otorgaba la libertad. Tanto a los desafectos con responsabilidad como a los sin responsabilidad se les ordenaban trabajos forzados. A los no hostiles se les reclutaba en el bando nacional. Los prisioneros eran obligados a cantar y alabar a Franco, mientras que las creencias republicanas eran ridiculizadas.
Por el campo de concentración de Miranda de Ebro llegaron a pasar cerca de 65.000 prisioneros republicanos.








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