LOS CARTAGINESES .-
El invierno del 210/209 a.C. fue aprovechado por Escipión para atender las diferentes embajadas que acudían a el, generalmente de regulos deseosos de pasarse a su bando por unas u otras razones.
Ya, a la llegada del buen tiempo, los regulos ilergetes Indíbil y Mandonio abandonaron el campamento de Asdrúbal Barca (con el que militaban por entonces) y se retiraron siguiendo las cumbres de las montañas cercanas para así protegerse de una eventual represalia de su antiguo aliado. Esta deserción llevo finalmente al barcida a plantearse por fin el enfrentarse al romano pues sus fuerzas, sus tropas, menguaban día a día debido a las numerosas deserciones que de su ejercito hacían los aliados y auxiliares hispanos, mas o menos inversamente proporcional a las nuevas aportaciones de aliados que recibía su oponente romano. Este deseo cartaginés de combatir se unió al de los romanos pues Escipión deseaba enfrentarse por separado a los jefes púnicos antes de que estos uniesen sus fuerzas, tan solo esperaba que su ayudante Lelio, hombre de confianza, regresase de Roma para dar comienzo a la campaña Así pues, y en cuanto estuvo preparado, el ejercito romano se puso en marcha, su numero había aumentado considerablemente gracias a una importante aportación de aliados hispanos y a que se había decidido a varar la flota, empleando a las tripulaciones en el ejercito de tierra.
Tras cruzar el Ebro, los romanos transitaron por tierras aliadas durante un buen trecho de camino, siendo agasajados y acompañados por las diferentes tribus amigas por las que pasaban, en un lugar indeterminado salieron al encuentro de Escipión el ejercito de Indíbil y Mandonio, que tras ser aceptados como aliados pasaron a engrosar sus fuerzas, guiando después a los romanos hasta el campamento de Asdrúbal Barca.
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paso del general cartaginés por los Pirineos mientras el se mantenía en el centro/sur de España y continuaba con su política de acercamiento a los pueblos hispanos, de los que sabia, dependía la victoria final sobre los cartagineses. La decisión de arriesgarse a que Asdrúbal pudiese salir de Hispania fue muy criticada en Roma, al fin y al cabo era su principal cometido en la península, y posiblemente de haber vencido el barcida en la batalla de Metauro y haberse luego reunido con su hermano Aníbal, la historia habría juzgado con severidad la decisión que Escipión tomo en el consejo de guerra que siguió a la victoria en Baecula, en donde, por otra parte, se perfilaron las directrices a seguir durante el resto de la campaña de ese año. |
Tras retirarse de Baecula, replegandose de nuevo hacia la costa para evitar el contraataque de los generales púnicos, estos acudieron, aunque tarde, junto a Asdrúbal Barca, se celebro un consejo de guerra, esta vez por el bando cartaginés, en el que se analizo detalladamente la situación, se advertía de la pujanza y el prestigio de Escipión y de que los pueblos hispanos les abandonaban día a día, hablando sobre este particular, cada uno dio su opinión, Asdrúbal Barca, siempre en primera linea, veía mas claramente esta circunstancia, Asdrúbal Giscón, que mantenía sus cuarteles de invierno en la zona de Tartessos, indicaba que allí la lealtad a los cartagineses era solida, pues los romanos les quedaban tan lejos que ni habían oído hablar sobre ellos. Magón Barca, haciendo causa común con su hermano, constato que los ejércitos cartagineses sufrirían constantes menguas en su numero debido a las deserciones, de no alejarse de la zona de influencia romana, que alcanzaba ya buena parte de la Betica. La única solución que veían a este proceso era retirarse a lugares alejados como las costas del sur, suroeste, o bien empujar a las tropas hacia el norte de Hispania y de allí a la Galia, en donde mas cohesionadas, podrían ser llevadas a Italia en ayuda de Aníbal, en donde se decidía en verdad la guerra. El consejo de guerra concluyo y se tomaron las siguientes resoluciones: Que Asdrúbal Barca se dirigiese hacia los Pirineos con la esperanza de llevar a sus fuerzas a la Galia en donde precedería a reclutar tropas auxiliares galas antes de pasar a Italia. Que Magón Barca entregase su ejercito a Asdrúbal Giscón y posteriormente junto con la flota (posiblemente ya sabían que la flota romana no era operativa ese año) se dirigiese a las islas Baleares en donde reclutar un buen numero de auxiliares del lugar, buenos combatientes y leales. Asdrúbal Giscón, al mando ahora del ejercito cartaginés en Hispania, no tomaría la ofensiva contra el romano si no que se retiraría hacia el sur, alejandose lo mas posible de Escipión, introduciendose en Lusitania en la que procedería a reclutar un buen numero de mercenarios, tropas estas que se suponía serian menos volubles que las de las tribus iberas con las que hasta ahora contaban. Para no dejar del todo la iniciativa en manos del romano, se encargo a Massinisa, el númida, que al frente de los 3.000 mejores jinetes de entre las fuerzas cartaginesas se dispusiese a acosar y saquear las tierras de los aliados a los romanos o bien auxiliar a los propios. A tenor de las decisiónes tomadas en uno y otro bando, sobre el papel fueron los cartagineses quienes elaboraron una mas fina y coherente estrategia, estrategia que se llevo con éxito ese año a diferencia que la de Escipión, quien anoto en su haber, el haber dejado salir indemne a Asdrúbal de Hispania y a tener que soportar la actividad de la flota púnica de Magón, quien cumplió con su cometido en las baleares sin ser molestado.
Los Pirineos, barrera natural que separa Hispania de la Galia. Escipión destaco solo unos destacamentos mas que a cubrir, cosa imposible, a verificar si Asdrúbal finalmente salía de la península, cosa de la que todavía se tenían realmente dudas.
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