jueves, 15 de mayo de 2014

MAPAS CONCEPTUALES - HISTORIA DE LOS CARTAGINESES



LOS CARTAGINESES .-

Tras el fin de la Primera Guerra Púnica en el año 264 a.n.e., la familia cartaginesa Barca apoyó el plan de los mercaderes de expansión por el Mediterráneo, y estos los de la familia dándoles dinero para emprender sus campañas. Eligieron España, que aún no se encontraba dominada por los romanos y donde los cartagineses tenían algunos puertos como Gades (actual Cádiz) fundada hacia el 1104 a.n.e., y otros de menor importancia, así que cuatro años después de firmado el tratado de paz con Roma, Amílcar, general cartaginés, condujo su ejército hacia la península. Apoyándose en estos puertos pudieron desembarcar y dedicarse a empujar hacia el interior a las tribus y pequeños reinos que habitaban la península ibérica, donde por supuesto, todos los que se opusieron a Amílcar, fueron reducidos a diestra y siniestra. La mayoría de asentamientos cartagineses fueron cercanos a la costa y muchas de ellas se convirtieron en importantes nexos con los puertos que los cartagineses iban fundando. Las campañas de Amílcar duraron nueve años y tuvieron mucho éxito; con las nuevas ricas tierras de España se podría recuperar la economía y además defenderse ante la creciente amenaza romana. Sin embargo Amílcar perdería una batalla frente a los oretanos en el sudeste peninsular, por lo cual se retiró y más tarde fue muerto por la persecución que el rey Orisón le dio, era el 229 a.n.e. En honor de Amilcar Barca se fundaría la ciudad de Barcelona.
Asdrúbal quiso vengarlo y en efecto así lo hizo destrozando toda resistencia oretana y continuando su expansión por la costa de la península, que poco a poco se iba acercando a Roma. Se dice que para entonces contaba con un ejército de 50 mil soldados, 6 mil caballos y 200 elefantes especialmente entrenados para la guerra. Poco después fundó la ya mencionada Cartago Nova o Cartagena, una ciudad-puerto símbolo de la época de mayor apogeo de Cartago, mientras los romanos se ocupaban de acabar con sus enemigos típicos, los galos. En el 226 a.n.e. se firma un tratado con los romanos en la que se establece el río Ebro como límite para  la expansión cartaginesa. Aníbal, hijo de Amílcar, contaba para aquel entonces, aproximadamente el 221 a.n.e., con veintiséis escasos años, no obstante eso no le impediría ser considerado un genio del combate que haría retumbar el poderío de Roma hasta sus cimientos, a quién él mismo Tito Livio (historiador romano), describiría como el primero en llegar y el último en retirarse de un combate, así como de irradiar una energía que sembraba el entusiasmo y la fe en sus compatriotas. Aníbal decidió continuar con los planes de su familia, pero él los llevaría a cabo más lejos. El plan era sencillo, marchar sobre Roma, pero no del mismo modo en como todos esperaban, él mismo lo haría por tierra, consciente de la superioridad romana por mar. La guerra empezaría en Saguntum, una ciudad griega bajo estricto dominio romano en España muy cercana a Cartagena, cuya población estaba dividida entre los pro-romanos o los pro-cartagineses. Como era de esperarse, uno y otro bando ofrecían protección ante cualquier disputa. Unos y otros se prepararon, siendo Aníbal el más seguro ya que hasta entonces Roma carecía de un general competente. En el año 219 a.n.e. Aníbal Barca, respondiendo a los llamados de los que simpatizaban con él, pone sitio a la ciudad y la incorpora a Cartago, la segunda guerra púnica, había empezado y con un ejército poderoso Aníbal puso marcha rumbo a Roma.


La campaña del cartaginés en Italia tuvo un éxito inicial grande y estuvo a punto de tomar Roma, pero era innegable el desgaste que habían sufrido sus tropas. Cuando la situación de Aníbal se hacía apremiante en Italia, los romanos planean una sagaz estrategia, que acabaría con su principal territorio de apoyo en Europa: España. Durante las guerras púnicas los romanos desembarcaron en Ampurias en el 218 a.n.e. Los romanos enfrentaron algunos reveses en la sólida base que era España para Cártago con las muertes de los hermanos Publio y Cneo, el primero en Castulo (Cazlona, provincia de Jaén) e Ilorci (Lorca, Murcia) respectivamente, a pesar de que las cosas en un principio marcharon bien pues el objetivo de Roma era evitar que los cartagineses salgan de España con sus aliados para apoyar la campaña de Aníbal contra Roma. Para el 212 a.n.e. Roma había obtenido algunas conquistas en el Levante hispánico, y tras estos acontecimientos estuvo a punto de perderlas, sin embargo cuando Escipión, el joven, hijo del difunto Publio Cornelio Escipión, asumió el cargo, las cosas cambiaron. Tomó en breve tiempo Cartagena, y derrotó a Asdrúbal en Bailén de Andalucía. Esto mermó las tropas del cartaginés, pues si bien fue en ayuda de Aníbal, no llegó a emprender la marcha con todas sus fuerzas. En el 208 a.n.e., Asdrúbal sale con un ejército desde la península ibérica para ayudar a Aníbal, pero fueron derrotados al año siguiente en el río Metauro,. Escipión, mientras tanto, se fue ganando la fe de los ibéricos sometidos a los cartagineses, y tras la retirada de Asdrúbal y su derrota en la batalla de Metauro, había conseguido arrebatarles a los cartagineses casi todas sus posesiones españolas. Su tarea se vio consolidada en la batalla de Ilipa (Alcalá del río, Sevilla) y la toma de Cádiz, ambas en el 206 a.n.e. Aquel año los cartagineses deciden que su posición en la península es insostenible y retiran sus últimas tropas, España y los actuales territorios de Portugal pasaban a manos de los itálicos.  Los romanos se habían introducido así en una guerra de casi doce años, pero consolidaron su posición el continente.

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