IMÁGENES Y ESTUDIOS .-
El Barroco del siglo XVIII
Los ChurrigueraLos Churriguera son una familia de arquitectos que se convirtieron en el estandarte de nuestro barroco.
Frecuentemente varios familiares trabajaban en la misma obra, por lo que resulta difícil precisar la labor concreta de cada uno.
José de Churriguera es la figura principal y el creador del tipo de retablo más característico y brillante del barroco castellano, donde impone el orden único y la columna salomónica.
El mejor ejemplo es el Retablo de San Esteban de Salamanca, donde utiliza unas columnas salomónicas gigantescas. Observamos el gusto por la profusión de adorno y los dorados y el ritmo dinámico de las formas curvadas.
A José de Churriguera le seguía en edad su hermano Joaquín, que se trasladó a Salamanca, donde realizó el Colegio de Calatrava.
De los tres hermanos, Alberto fue el creador de la Plaza Mayor de Salamanca. Es un cuadrado casi perfecto formado por cuatro pabellones porticados donde, a través de grandes arcos, desembocan las principales calles de la ciudad. La plaza actúa así como distribuidor de las arterias más importantes.
Pedro de Ribera (1683-1742)Ribera recoge todos los elementos ornamentales del vocabulario churrigueresco y los articula con acento propio. No se limita sólo a aspectos decorativos, sino que además posee un gran sentido del espacio y de las estructuras internas.
Realiza la fachada del Hospicio de Madrid, que en la actualidad es el Museo Municipal de la ciudad. La portada, que se sitúa en el centro de una fachada de líneas sobrias, es un alarde decorativo donde el autor da rienda suelta a su capacidad creativa.
Narciso Tomé (1690-1742)Es el autor de una de las obras más destacadas, el Transparente de la Catedral de Toledo. Es un retablo que representa el Don de la sagrada Comunión a la Humanidad.
Las tres artes plásticas, arquitectura, pintura y escultura, quedan integradas en un solo lenguaje expresivo en el que mezcla con total fantasía diversos materiales como el mármol, el alabastro y el bronce. El estudio lumínico acentúa el dinamismo de las formas.
Fernando Casa y Novoa
Dentro del barroco gallego, la obra que mejor lo representa es la Fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago de Compostela.
Se desenvuelve en varios planos sucesivos que hacen que las torres queden detrás, mientras avanza el cuerpo central, concebido como un retablo.
Los elementos arquitectónicos y la escultura se conjugan con una unidad perfecta.
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