miércoles, 5 de febrero de 2014

ÁRQUITECTURA BARROCA ESPAÑOLA - IMÁGENES Y ESTUDIOS




IMÁGENES Y ESTUDIOS .-





Plaza del Obradoiro, ese admirable Pórtico de la Gloria, ese prodigioso fenómeno de peregrinación durante siglos, ese culto milenario al Apóstol Santiago, es solo el fruto de una tradición apoyada en una leyenda que tal vez pudiera estar inspirada en la buena fe, la ingenuidad, la equivocación, el oportunismo, la conveniencia, la imaginación, la fantasía, el fanatismo o la mentira?. La contradicción es tanta que se impone el acercamiento a la Tradición con un propósito desprejuiciado y multidisciplinar para ver si contiene indicios o criterios de verosimilitud, o si por el contrario es una falsedad bien arropada en el transcurso de la Historia.

          Este es el objeto de este trabajo, analizar con rigor los posibles criterios de verosimilitud de la Tradición Jacobea, lo que no será nada fácil por la amplitud cronológica y el basto arco epistemológico que abarca, además de que este análisis supone ir contracorriente en tiempos que ven el Camino de Santiago más como atractivo escenario de vivencias que como resultado ideológico de un fenómeno sociocultural sin precedente de origen propio: el descubrimiento medieval del sepulcro del Apóstol Santiago. Hoy esto interesa poco, y hay hipótesis que inventan orígenes preexistentes y trastocan los principios históricos de la peregrinación jacobea inventando otras supuestas raíces que desmerecen la raíz original del Camino de Santiago. Por eso defender hoy día la tradición Jacobea es también un modo de defender el origen del Camino de Santiago, porque el Camino es cauce de una ruta de peregrinación y es contenido cultural e ideológico de la causa que lo origina, aspectos ambos, cauce y contenido, que merecen cuidarse, pues definen su identidad geográfica, histórica y cultural.

    Una cita que refleja el modo en que hoy se tiende a valorar la Tradición Jacobea,unamuno la expresó ya Don Miguel de Unamuno (1864-1936) en el artículo periodístico sobre Santiago de Compostela que escribió en Salamanca en 1912, recogido en una selección de artículos que conforman una visión paisajística y poética de España con incuestionable calidad literaria: “Andanzas y visiones españolas”. Don Miguel considera fruto de la fe ingenua creer que allí esté el cuerpo del Apóstol Santiago, ve Compostela como resultado de la peregrinación milenaria que influyó mucho en la conformación cultural y política de Europa y de España, elucubra sobre la posibilidad de que sea Prisciliano, supuesto heredero y reformador del legado celta, quien esté realmente sepultado allí y afirma que “un hombre moderno, de espíritu crítico, no puede admitir, por católico que sea, que el cuerpo de Santiago el Mayor esté en Compostela. ¿Qué cuerpo es, pues, el que allí se venera y cómo y por qué se inició ese culto?. Ésta es hoy una visión muy extendida sobre la Tradición Jacobea, reducirla a una antigua tradición piadosa carente de fundamento, abrir oídos a supuestos legados celtas, sembrar dudas sobre la verdadera ocupación del sepulcro compostelano, y regalar con largueza a Prisciliano lo que se niega con exclusión a Santiago. No es ponderado abrir un interrogante, y sin una aproximación al contenido, decantarse hacia una opción y cerrar puertas a otra. La Tradición Jacobea no es el fruto ciego de una fe, sino un viejo legado cultural cuyo origen no es eclesiástico sino popular, ni es un principio doctrinal que defina el grado de catolicidad de un católico. Las campanas de crítica a la Tradición que oyó batir el admirado y admirable Don Miguel, acababan de ser repicadas por un hombre de la propia Iglesia Católica, monseñor Louis Duchesne, como clara expresión de que admitir o no la Tradición Jacobea nunca fue una exigencia doctrinal de la fe católica, en cuyo seno veremos que surgen los detractores jacobeos más tenaces. 

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