El fin del Imperio asirio se debe a la gran derrota sufrida por sus últimos reyes
Sin-shar-ishkun y
Ashur-uballit II contra los medos y los babilonios. Asiria se fue debilitando con tantas guerras y con la amenaza constante de un nuevo pueblo que llegaba por el norte: los
escitas. Babilonia recuperó su independencia y
Ciáxares de la Media sitió y destruyó
Nínive, la ciudad asiria más poderosa y odiada por sus enemigos. Allí fue donde murió
Sin-shar-ishkun en el año
612 a. C. Podemos ver en la
Biblia el sentimiento de venganza entre los conquistadores de la capital de uno de los Imperios más crueles de la región: "¡Asolada está Nínive! ¿Quién tendrá piedad de ella?" (Nahum, 3, 7). Asiria aún resistiría tres años más mediante el autoproclamado rey
Ashur-uballit II, que gobernó un reducido territorio con capital en
Harrán merced al apoyo egipcio. En
609 a. C. medos y babilonios tomaban Harrán poniendo punto final al Imperio asirio.
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