domingo, 23 de febrero de 2014

LAS CRUZADAS - HISTORIA



HISTORIA DE LAS CRUZADAS .-

Tras seis campañas en Italia, Barbarroja estaba cansado de cruzar los Alpes. La lucha llegó a su fin con la firma del Tratado de Constanza, que afirmaba que el Papa y el Emperador tenían el mismo poder. Era una paz muy frágil, que no parecía que pudiera durar, pero en esos momentos el Papa murió. Al nuevo Papa le interesaba más lo que ocurría en las tierras del sur que las discusiones con el emperador. Porque en esos momentos los europeos estaban siendo expulsados de Tierra Santa. Había llegado el momento de una nueva Cruzada.

El Sacro Imperio Romano estaba culminado y, por el momento, Alemania e Italia juraban fidelidad a Barbarroja. Pero la paz no perduraría. Los estados cruzados de Palestina se estaban desmoronando. Un rey Sarraceno llamado Saladino había expulsado de sus castillos a todos y cada uno de los cruzados. El Papa propuso una nueva Cruzada antes de que la Tierra Santa volviera a ser de los Sarracenos. Increíblemente, Barbarroja accedió a llevar a cabo esta nueva Cruzada para el Papa, contra quien había luchado tan duramente. 
 
Los reyes Felipe de Francia y Ricardo Corazón de León de Inglaterra, ya estaban a bordo de los buques que los llevarían a Oriente Medio. Pero el ejército de Barbarroja era mucho más grande y no había una flota en Europa capaz de transportarlo. El Emperador tendría que ir por tierra hasta Constantinopla y, a través de las tierras Turcas, llegar a Jerusalén. Constantinopla era la capital del Imperio Bizantino, y una de las más gloriosas ciudades del mundo. El ejército de Barbarroja podría descansar y abastecerse en Bizancio antes de empezar la gran marcha.

El agotado ejército de Barbarroja había andado durante cientos de kilómetros a través de abruptas montañas bajo el sol de Junio. Así pues, al tropezarse con las rápidas aguas del río Göksu, los hombres se sintieron sorprendidos y agradecidos. Al llegar al río, el ejército comenzó a cruzarlo a través de un pequeño puente que pronto se llenó de tropas, lo que imposibilitaba a Barbarroja cruzar para alcanzar a la vanguardia de su ejército que ya iba muy por delante de él. Impaciente, Barbarroja decidió lanzarse al río a lomos de su caballo para cruzar el río pero la corriente los arrastró a caballo y jinete por igual. Ante las incrédulas tropas supervivientes, Barbarroja se ahogó. 
 
 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario