IMÁGENES .-
Leonardo, en sus dibujos anatómicos, se preocupó por la exactitud.
Pero este siglo vio también la ruptura de la dos veces milenaria, aunque esporádica, asociación del arte y la medicina en el desarrollo de la anatomía. Desde entonces ambas artes se complementaron en algunos campos, sobre todo en el de la educación médica y en algunas ramas de la terapéutica.
En pintura y escultura, arte y medicina se apartaron en este siglo con toda la fuerza explosiva de los átomos en proceso de fisión. En tanto que, hasta entonces, ambos habían buscado la verdad en la forma humana, en lo sucesivo el arte se inclinó hacia el cubismo y surrealismo imaginativos, mientras la medicina perseguía meticulosamente la exactitud científica.
En pintura y escultura, arte y medicina se apartaron en este siglo con toda la fuerza explosiva de los átomos en proceso de fisión. En tanto que, hasta entonces, ambos habían buscado la verdad en la forma humana, en lo sucesivo el arte se inclinó hacia el cubismo y surrealismo imaginativos, mientras la medicina perseguía meticulosamente la exactitud científica.
El artista del siglo XX hizo pedazos la anatomía penosamente construida por sus antecesores; luego reconstruyó las figuras conforme al modelo de un transitorio artegenérico.
Mientras tanto, el científico médico contemporáneo reducía el cuerpo humano a sus más minúsculos componentes celulares y moleculares, y el médico dividía al paciente según diversas especialidades. Donde Praxíteles e Hipócrates habían visto el cuerpo humano y la naturaleza, como una unidad, los médicos y artistas del siglo XX utilizaron la paleta y el microscopio para hacer resaltar las partes sobre el todo.
El último vínculo discernible entre el arte y la medicina fue posiblemente expresado por el movimiento surrealista (ya pasado de moda), gran parte de cuyo ímpetu se debió a las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud y sus discípulos. Según los surrealistas, el verdadero arte sólo puede provenir del subconsciente del artista, repositorio de rica fantasmagoría[5].
Mientras tanto, el científico médico contemporáneo reducía el cuerpo humano a sus más minúsculos componentes celulares y moleculares, y el médico dividía al paciente según diversas especialidades. Donde Praxíteles e Hipócrates habían visto el cuerpo humano y la naturaleza, como una unidad, los médicos y artistas del siglo XX utilizaron la paleta y el microscopio para hacer resaltar las partes sobre el todo.
El último vínculo discernible entre el arte y la medicina fue posiblemente expresado por el movimiento surrealista (ya pasado de moda), gran parte de cuyo ímpetu se debió a las teorías psicoanalíticas de Sigmund Freud y sus discípulos. Según los surrealistas, el verdadero arte sólo puede provenir del subconsciente del artista, repositorio de rica fantasmagoría[5].
Dibujo de Van Rymsdyk en El útero grávido, obra de W. Hunter (1774)
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