Mapa proporcionado por CONABIO |
Conservar la diversidad biológica no ha sido tarea fácil; por un lado es necesario sa-ber cuántas y cuáles son aquellas especies que se encuentran en una condición determinada, y por otro cuál es el estado de sus hábitats. Determinar cuáles son las especies amenazadas y sus causas no resulta tarea sencilla, así como tampoco lo es evaluar la condición de sus poblaciones. Sin embargo, se considera a nivel mundial como prioritarias a todas aquellas especies cuyo rango de distribución es menor de 50 mil km, de tal manera que estos centros se reconocen como áreas de endemismo. A nivel local, cada país reconoce como prioritaria la conservación de sus especies endémicas.
Cabe señalar que no se debe pasar por alto la conservación del hábitat que ocupan, para lo cual se han desarrollado diferentes programas tanto nacionales como internacionales. El programa de las Áreas de Importancia para las Aves (IBA’s por sus siglas en inglés) ha desarrollado criterios que facilitan la determinación de sitios que permitan conservar a las aves a partir de cuatro principios fundamentales: la presencia de especies amenazadas a nivel global (G1), la presencia de especies de rango restringido (menos de 50 000 km2, G2), especies restringidas a biomas únicos (G3) o especies que se congregan durante la reproducción o migración (G4).
En México el programa de Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves surge como una idea conjunta de CIPAMEX y BirdLife International en 1996, justo el momento en el que se coordinan actividades de la Comisión para la Cooperación Ambiental del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (CCA) con el propósito de crear una red regional de sitios que destaquen por su importancia en el mantenimiento a largo plazo de las poblaciones de aves que ocurren de manera natural en ellos.
Para identificar las AICAS en nuestro país se realizó un primer taller en Huatulco, Oaxaca, del 5 al 9 de junio de 1996; al cual asistieron alrededor de 40 especialistas e interesados en la conservación de las aves, representantes de universidades y organizaciones no gubernamentales de diferentes regiones en México para proponer de manera regional Áreas de Importancia para la Conservación de las Aves en México. En este Taller se identificaron 170 áreas, mismas que se difundieron, invitando a más personas a participar para conformar 193 áreas nominadas durante 1996-1997.
La revisión de estas áreas corrió a cargo de la coordinación del programa AICAS y se constituyó una base de datos. La información gráfica recabada en el taller que incluía los mapas dibujados por los expertos de todas las áreas que fueron nominadas, se digitalizó y sistematizó en CONABIO, incorporándose en su sistema de información geográfica.
En Mayo de 1997, la Coordinación y técnicos de la CONABIO, con el apoyo de mapas de vegetación, topografía e hidrografía, revisaron las 193 áreas propuestas, delimitando los polígonos con sus respectivas coordenadas.
En 1998 el programa entró a una segunda fase con el apoyo financiero del Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza A.C., (FMCN) conformándose 4 coordinaciones regionales (Noreste, Noroeste, Sur y Centro). En cada región se organizaron dos talleres para revisar las AICAS correspondientes, anexándose y eliminándose aquellas áreas que así lo ameritaron, concluyendo con un gran total de 230 AICAS, las cuales quedaron clasificadas dentro de alguna de las 20 categorías definidas con base en criterios de la importancia de las áreas en la conservación de las aves; dichos criterios resultaron de discusiones trilaterales y se adaptaron a partir de los utilizados por BirdLife International. Igual-mente se concluyó una lista de 5 áreas de prioridad mayor por Región, en donde se tienen identificados los grupos locales, que son capaces de implementar un plan de conservación en cada AICA. Los nuevos mapas se digitalizaron a escala 1:250 000.
Cada área o AICA contiene una descripción técnica que incluye características bióticas y abióticas, un listado avifaunístico con las especies registradas en la zona, su abundancia (en forma de categorías) y su estacionalidad en el área. Finalmente Contiene un directorio con los especialistas que participaron en el llenado de las fichas correspondientes. El listado completo incluye un total 230 áreas, que incluyen más de 26,000 registros de 1,038 especies de aves (96.3 por ciento del total de especies para México según el American Ornithologist’s Union). Adicionalmente, se incluye en al me-nos un área, al 90.2 por ciento de las especies listadas como amenazadas por la ley Mexicana (306 de 339 especies) y al 100 por ciento de las especies incluidas en el libro de Collar et al. (1994, Birds to Watch). Las 95 especies endémicas de México están registradas en al menos un área.
Toda la información antes detallada forma parte del primer directorio de áreas de importancia para la conservación de las aves en México que representa la culminación de la primera fase de trabajo del proyecto en México. El libro cubre varios propósitos entre los que se encuentran:
• Ser una herramienta para los sectores de toma de decisiones que ayude a normar criterios que permitan establecer prioridades y faciliten la asignación de recursos para la conservación.
• Ser una herramienta para los profesionales dedicados al estudio de las aves que permita hacer accesibles a todos datos importantes acerca de la distribución y ecología de las aves en México.
• Ser una herramienta de difusión que sea utilizada como una guía para fomentar el turismo ecológico tanto a nivel nacional como internacional. Ser un documento de renovación periódica que permita fomentar la cooperación entre los ornitólogos y los aficionados a las aves, para lograr que este documento funja siempre como una fuente actualizada de información.
• Fomentar la “cultura ecológica”, especialmente en lo referente a las aves, sirviendo como herramienta para la formación de clubes de observadores de aves, y de otros tipos de grupos interesados en el conocimiento y la conservación de estos animales.
Estado de conservación de las IBA
Las IBA son espacios que albergan poblaciones importantes a nivel internacional de aves y, por lo tanto, son lugares importantes para la conservación de la biodiversidad. Esto hace que sea imprescindible conocer el estado de conservación de las IBA y las amenazas que ponen en riesgo sus valores, para adoptar las medidas de gestión apropiadas y acorde con los requerimientos de las especies por las que se designaron. Con este objetivo BirdLife Internationalha elaborado una metodología que, a través de una serie de indicadores, relacionados entre sí, permite evaluar el estado de conservación de las IBA.
Esta metodología se basa en los siguientes indicadores:
• Presión de las amenazas: Valora la afección del conjunto de amenazas sobre la IBA teniendo en cuenta el momento en el que actúa la amenaza (si fue en el pasado, si está actuando en la actualidad o si se espera que actúe en el futuro), su alcance (porcentaje de la IBA afectada) y su severidad (rapidez del deterioro producido por estas amenazas).
• Estado del hábitat: Valora la extensión y calidad del hábitat requerido por esas poblaciones clasificando ambas variables entre bueno y muy pobre.
• Respuesta de conservación: Identifica y hace un seguimiento de las acciones de conservación que se desarrollan en las IBA (considera las medidas de conservación, si existe plan de gestión y la superficie sobre las que se aplican estas medidas).
• Estado del hábitat: Valora la extensión y calidad del hábitat requerido por esas poblaciones clasificando ambas variables entre bueno y muy pobre.
• Respuesta de conservación: Identifica y hace un seguimiento de las acciones de conservación que se desarrollan en las IBA (considera las medidas de conservación, si existe plan de gestión y la superficie sobre las que se aplican estas medidas).
Una mayor presión de las amenazas disminuye el estado de conservación de una IBA, mientras que un mejor estado del hábitat y una mayor respuesta de conservación mejora su estado.
Esta forma objetiva y numérica de evaluar el estado de conservación permite repetirlo a lo largo del tiempo y obtener tendencias. BirdLife International considera que este seguimiento debe realizarse en periodos de 4 años lo que permitiría establecer de una forma fiable la tendencia del estado de conservación de las IBA. SEO/BirdLife, por su parte, ha tomado la iniciativa de llevar a cabo un seguimiento anual sobre la base de una muestra representativa de las IBA contando con la ayuda de los encargados de área. Este seguimiento permitirá contar con un indicador anual del estado de conservación de las IBA que al mismo tiempo nos medirá el estado de las ZEPA que se solapan con éstas.
Una vez analizados estos datos, los resultados medios obtenidos para las 469 IBA se resumen en la siguiente figura:
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