IMÁGENES Y ESTUDIOS .-
Ahora bien, estas normas generales no son aplicables sin más a la Arqueología por dos cuestiones, como ha señalado el propio E. C. Harris:
«En primer lugar, estas leyes se refieren a estratos que normalmente se solidificaron bajo el agua y que poseían una extensión de muchos kilómetros cuadrados. Por el contrario, los estratos arqueológicos no se han solidificado, ocupan un área limitada y son de diversa composición. En segundo lugar, los artefactos no pueden servir de criterio para identificar los estratos en el sentido que implican las leyes geológicas, porque los objetos no evolucionan según la selección natural. Las leyes geológicas no pueden considerarse aptas para propósitos arqueológicos y deben de corregirse y aumentarse según nuestras pautas».
Para establecer estas pautas E. C. Harris ha seguido tres leyes de la Geología (leyes de superposición, de horizontalidad original y de continuidad original) y una cuarta procedente de la Arqueología (ley de sucesión estratigráfica). Cada una de ellas ha sido formulada y adecuada al trabajo arqueológico. Revisamos en adelante las citadas leyes que regirán el trabajo de campo:
1. Ley de superposición:
«En una serie de estratos y elementos interfaciales en su estado original, las unidades de estratificación superiores son más recientes y las inferiores son más antiguas, ya que se da por supuesto que una se deposita encima de la otra, o bien se crea por la extracción de una masa de estratificación arqueológica preexistente». Esta ley es aplicable a la estratigrafía arqueológica, pues puede existir sin que haya artefactos. Pero ha de tenerse en cuenta que: «En la estratificación arqueológica, la ley de superposición debe contemplar las unidades interfaciales de estratificación (...), las cuales no son propiamente estratos. Estas unidades interfaciales deben tomarse como estratos abstractos que mantienen relaciones de superposición con los estratos que las cubren o con los estratos a los que cortan o se superponen».
2. Ley de horizontalidad original:
«Cualquier estrato arqueológico depositado de forma no sólida tenderá hacia la posición horizontal. Los estratos con superficies inclinadas fueron depositados originalmente así, o bien yacen así debido a la forma de una cuenca de deposición preexistente». Ahora bien, en el caso de la estratificación arqueológica deben de tenerse en cuenta las condiciones terrestres, que no acuáticas, y los posibles límites que ha impuesto el hombre en las áreas de deposición. De este modo, muros y fosas se consideran «cuencas de deposición», que han sido hechas por el hombre. Alteran las condiciones de deposición de suelos no sólidos. En el caso de tratarse de una fosa, los primeros estratos suelen ser inclinados originalmente en su superficie. En realidad, esta ley sólo tiene que ver con los estratos y el mismo acto de deposición.
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