IMÁGENES .-
Con este autorretrato, Alberto Durero ayudó al diagnóstico de su dolencia.
Los estudios anatómicos de Durero (1471-1528) relacionados con la figura humana se publicaron en cuatro volúmenes: dos describen sus proporciones en conjunto o como miembros separados, en relación con una escala determinada; el tercero se refiere a las proporciones, según reglas matemáticas y el cuarto muestra figuras en acción. Uno de sus dibujos más curiosos (enviado por el artista a su médico) lo representa señalando con el dedo una zona dolorosa (¿esplenomegalia?).
El genial Leonardo da Vinci inició una nueva era en el arte anatómico. Contribuyó poderosamente a ello la creencia de que sólo la observación cuidadosa y la exacta reproducción de las partes del cuerpo permitirían descubrir sus mecanismos funcionales.
Los cadáveres fueron los libros de texto de Leonardo. En colaboración con Marco Antonio della Torre (1478-1511), uno de los médicos más famosos de su tiempo, trabajó en el necrocomio del Santo Spirito, de Roma, disecando unos 30 cadáveres a base de los que realizó más de mil bocetos.
En sus dibujos del cráneo humano, Leonardo demostró por primera vez la existencia de los senos frontal y maxilar; inventó un método de demostración anatómica que consistía en inyectar cera derretida en los ventrículos cerebrales para determinar sus contornos y ramificaciones.
Muchos de los dibujos del artista se refieren al sistema cardiovascular; Da Vinci fue el primero en describir las aurículas como compartimientos separados; descubrió la banda ansiforme y sugirió que su función consistía en evitar la sobredistensión cardíaca. Sus dibujos de los sistemas respiratorio y reproductor son, en general, exactos[3].
Con la publicación en 1543 de De Humani Corporis Fabrica de Andrés Vesalio, quien había realizado sus estudios en París y Padua (1514-1564), se consumó el más famoso matrimonio entre el arte y la medicina. Dicha obra es el primer texto completo ilustrado de anatomía humana; se ha clasificado como el libro más significativo en la historia de la medicina y una de las obras de arte más hermosas. En la Fabrica, el texto de Vesalio está complementado con ilustraciones atribuidas por algunos a Stephen van Calcar, discípulo del Tiziano. La calidad de sus dibujos revela que el artista prestó mucha atención a la disección de cadáveres; algunos opinan que su conocimiento de la anatomía igualaba al de Vesalio.
Al mismo tiempo existen razones para creer que Vesalio, que era por su parte un hábil dibujante, realizó muchos de los bocetos anatómicos sobre los cuales se basaron las ilustraciones.
El genial Leonardo da Vinci inició una nueva era en el arte anatómico. Contribuyó poderosamente a ello la creencia de que sólo la observación cuidadosa y la exacta reproducción de las partes del cuerpo permitirían descubrir sus mecanismos funcionales.
Los cadáveres fueron los libros de texto de Leonardo. En colaboración con Marco Antonio della Torre (1478-1511), uno de los médicos más famosos de su tiempo, trabajó en el necrocomio del Santo Spirito, de Roma, disecando unos 30 cadáveres a base de los que realizó más de mil bocetos.
En sus dibujos del cráneo humano, Leonardo demostró por primera vez la existencia de los senos frontal y maxilar; inventó un método de demostración anatómica que consistía en inyectar cera derretida en los ventrículos cerebrales para determinar sus contornos y ramificaciones.
Muchos de los dibujos del artista se refieren al sistema cardiovascular; Da Vinci fue el primero en describir las aurículas como compartimientos separados; descubrió la banda ansiforme y sugirió que su función consistía en evitar la sobredistensión cardíaca. Sus dibujos de los sistemas respiratorio y reproductor son, en general, exactos[3].
Con la publicación en 1543 de De Humani Corporis Fabrica de Andrés Vesalio, quien había realizado sus estudios en París y Padua (1514-1564), se consumó el más famoso matrimonio entre el arte y la medicina. Dicha obra es el primer texto completo ilustrado de anatomía humana; se ha clasificado como el libro más significativo en la historia de la medicina y una de las obras de arte más hermosas. En la Fabrica, el texto de Vesalio está complementado con ilustraciones atribuidas por algunos a Stephen van Calcar, discípulo del Tiziano. La calidad de sus dibujos revela que el artista prestó mucha atención a la disección de cadáveres; algunos opinan que su conocimiento de la anatomía igualaba al de Vesalio.
Al mismo tiempo existen razones para creer que Vesalio, que era por su parte un hábil dibujante, realizó muchos de los bocetos anatómicos sobre los cuales se basaron las ilustraciones.
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