ARTE BIZANTINO

El monasterio de Hodegon —también conocido como monasterio de Panaghia Hodegetria o monasterio de Hodegoi— estaba localizado en Constantinopla al este de Santa Sofía y supuestamente fue fundado por la emperatriz Pulqueria (399-453),[1][2] hija del emperador Arcadio. Es conocido por haber albergado un icono de Odighitria, que según antiguas crónicas fue pintado por el apóstol san Lucas,[3] aunque esta afirmación es discutida por la historiografía moderna. Se cree que la emperatriz Eudocia consiguió la imagen en Jerusalén para regalársela a Pulqueria y que fue destruida durante la caída de Constantinopla.[4] Anonymus Mercati, una crónica del siglo XI, menciona que la imagen era llevada en procesión a través de la ciudad todos los martes por una muchedumbre que desfilaba cantando himnos.[5]
Según una compilación del siglo IX, aquellos que estaban ciegos o sufrían trastornos oculares iban a una fuente cercana al monasterio que tenía poderes curativos. Anonymus Mercati también hace referencia a una leyenda según la cual la Virgen se había aparecido a dos hombres ciegos para guiarlos hasta esa fuente, donde posteriormente les restauró la visión.[5] A esta leyenda debe su nombre la imagen, Panagia Hodegetria[6] —la que muestra el camino— y también el monasterio.
Nicolás Mesarites señala en el siglo XIII que Pulqueria fue quien fundó el monasterio; aunque, en tiempos modernos, Pentcheva indica que está afirmación tal vez no sea exacta, ya que además de que la emperatriz no era muy aficionada a la devoción mariana, la costumbre de dedicar monasterios e iglesias a la Virgen data de fechas posteriores a la muerte de la misma. Sin embargo, la presunta fundación del monasterio por parte de Pulqueria está muy difundida en la literatura.[5] El monasterio fue reconstruido por el emperador Miguel III (842-867) en el siglo IX, en la actualidad solo son visibles unas pocas ruinas cerca del parque Gülhane.
La Nea Ekklēsia (en griego: Νέα Ἐκκλησία, «Iglesia nueva») fue una iglesia erigida por el emperador bizantino Basilio I el macedonio en Constantinopla entre 876 y 880. Fue la primera iglesia monumental erigida en la capital bizantina después de Santa Sofía en el siglo VI, y marca el comienzo del período medio de la arquitectura bizantina. Continuó usándose hasta el período de los Paleólogos. Usado como almacén de pólvora por los otomanos, el edificio quedó destruido en 1490 después de que lo alcanzara un rayo. En español se le llama también «Iglesia de Nea».
Historia

El emperador Basilio I fue el fundador de la dinastía macedónica, la más exitosa de la historia bizantina. Basilio se consideraba a sí mismo como un restaurador del imperio, un nuevo Justiniano, e inició un gran programa constructivo en Constantinopla imitando a su gran predecesor. La Nea iba a ser la Santa Sofía de Basilio, con su propio nombre, «Iglesia nueva» indicando el comienzo de una nueva era.[1]
La iglesia se erigió bajo la supervisión personal de Basilio,[2][3] en la esquina sureste del complejo del Gran Palacio,[4] cerca de la ubicación del anterior tzykanistērion (campo de polo). Basilio construyó cerca otra iglesia, la «Teotokos de Faros». La Nea fue consagrada el 1 de mayo del 880 por el patriarca Focio, y dedicada a Jesucristo, el Arcángel Miguel (en fuentes posteriores, Gabriel), el profeta Elías (uno de los santos favoritos de Basilio), la Virgen María y san Nicolás.[2][5]
Es indicativo de las intenciones de Basilio para esta iglesia que la dotó con su propia administración y estados, siguiendo el modelo de Santa Sofía. Durante su reinado, y el de sus inmediatos sucesores, la Nea desempeñó un papel importante en ceremonias palatinas,[6] y al menos hasta el reinado de Constantino VII, el aniversario de su consagración fue una gran fiesta dinástica.[7] En algún momento de finales del siglo XI fue convertida en monasterio, y fue conocido como el «Monasterio nuevo» (Νέα Μονή).[4] El emperador Isaac II Ángelo le privó de gran parte de su decoración, su mobiliario y vajillas litúrgicas,[8] y lo usó para restaurar la iglesia de san Miguel en Anaplous.[9] El edificio siguió usándose por los latinos y sobrevivió en el período de los Paleólogos hasta después de la conquista otomana de la ciudad. Los otomanos sin embargo la usaron como almacén de pólvora. Así en 1490, cuando el edificio fue alcanzado por un rayo, quedó destruido y posteriormente se demolió.[4] Como resultado, la única información que tenemos de la iglesia procede de evidencia literaria, especialmente la Vita Basilii de mediados del siglo X, así como unas pocas descripciones bastante rudimentarias en planos.[1]
Descripción

Como se ha señalado, no se sabe mucho de los detalles de la estructura. La iglesia fue construida con cinco cúpulas: la central se dedicó a Cristo mientras que las cuatro más pequeñas albergaban capillas de los otros cuatro santos a quienes estuvo dedicada la iglesia. Se discute la colocación exacta de las cúpulas y el tipo de iglesia.[10] La mayor parte de los estudiosos consideran que debió ser una estructura con planta en cruz inscrita,[11] similar a las posteriores iglesias de Myrelaion y del monasterio de Lips. De hecho, el amplio uso de este tipo por todo el mundo ortodoxo, desde los Balcanes a Rusia, es comúnmente atribuido al prestigio de este edificio imperial.[12]
La iglesia fue el gran logro del programa de edificaciones de Basilio, y no ahorró gastos para decorarla de la manera más lujosa posible: se despojaron otras iglesias y estructuras en la capital, incluyendo el mausoleo de Justiniano,[12] y la flota imperial fue empleada para transportar mármol para su construcción, con el resultado de que Siracusa, el principal baluarte bizantino en Sicilia, quedó sin protección y cayó en poder de los árabes.[13]
El nieto de Basilio, el emperador Constantino VII Porfirogéneta, proporciona la siguiente descripción de la decoración de la iglesia en un ekphrasis laudatorio:[14]
Esta iglesia, como una novia adornada con perlas y oro, con su plata brillante, con una variedad de mármoles de diferentes tonos, con composiciones de tesserae de mosaico, y tejidos de seda, él [Basilio] la ofreció a Cristo, el Novio inmortal. Su tejado, formado por cinco cúpulas, brilla con oro y resplandece con bellas imágenes como con estrellas, mientras que por el exterior lo adorna el bronce que parece oro. Los muros a cada lado están embellecidos con costosos mármoles de muchos tonos, mientras que el santuario está enriquecido con oro y plata, gemas preciosas, y perlas. La barrera que separa el santuario de la nave, incluyendo las columnas que pertenecen a él y el lintel que está pore encima de ellas; los asientos que hay dentro, y los peldaños que están enfrente de ellas, y los propios altares – todo esto es de plata bañada en oro, de piedras preciosas y costosas perlas. En lo que se refiere al pavimento, parece estar cubierto de seda de artesanía sidonia; hasta este punto está ornamentada con lajas de mármol de diferentes colores cerradas por bandas teseladas de variado aspecto, todo adecuadamente unido y abundando en elegancia.
El atrio de la iglesia quedaba delante de su entrada occidental, y estaba decorado con dos fuentes de mármol y pórfido. Dos pórtico recorrían los lados septentrional y meridional de la iglesia hasta el tzykanistērion, y en el lado que daba al mar, meridional, se construyeron un tesoro y una sacristía. Hacia el este del complejo eclesiástico, había un jardín, conocido como mesokēpion («jardín medio»).[15]
Reliquias
Junto con el oratorio de san Esteban en el Palacio de Dafne y la Iglesia de la Virgen en Faros, la Nea fue el principal repositorio de reliquias sagradas en el palacio imperial.[16] Entre estas se encontraban la capa de piel de oveja del profeta Elías, la mesa de Abraham, en la que él recibió a tres ángeles, el cuerno con el que el profeta Samuel había usado para ungir a David, y reliquias de Constantino el Grande. Después del siglo X, se trasladaron aquí más reliquias, aparentemente, desde otros sitios del palacio, incluyendo la «vara de Moisés» del Crisotriclinio.
| Basílica de San Juan en Éfeso | ||
|---|---|---|
| Localización | ||
| País | Turquía | |
| División | Selçuk | |
| Coordenadas | 37°57′09″N 27°22′04″E | |
| Información religiosa | ||
| Culto | catolicismo | |
| Fundación | siglo VI | |
| Demolición | 1402 | |
| Datos arquitectónicos | ||
| Estilo | arquitectura bizantina | |
| Longitud | 110 metros | |
| Anchura | 30 metros | |
La Basílica de San Juan fue un templo cristiano de estilo bizantino situado en la antigua ciudad de Éfeso (Turquía). Fue construida en 548 por orden del emperador Justiniano para honrar al apóstol Juan, quien, según la tradición, fue enterrado en este lugar. Estuvo influenciada por la desaparecida iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla.[1]
Historia
Existen pocos escritos sobre la basílica de San Juan, siendo una de las pocas fuentes una pequeña descripción de Procopio en su obra Sobre los edificios, donde escribe:[2]
- Casualmente existía un lugar frente a la ciudad de Éfeso, situado en una empinada ladera, accidentado y desértico, incapaz de producir cosechas, incluso si se intentaba cultivar, pues era árido y accidentado. En ese sitio, los nativos habían erigido en tiempos antiguos una iglesia dedicada al apóstol Juan; este apóstol ha sido llamado «el Teólogo», porque describió la naturaleza de Dios de una manera que escapa al poder humano. Esta iglesia, pequeña y en ruinas debido a su antigüedad, fue demolida por el emperador Justiniano y reemplazada por una iglesia tan grande y hermosa que, en resumen, se asemeja mucho en todos los aspectos, y rivaliza con, el santuario dedicado a todos los apóstoles en la ciudad imperial...[3]

La construcción de la iglesia comenzó en 548 y terminó en 565 y esta presidida por su obispo, Hipatio de Éfeso. Como líder eclesiástico y escritor de su día, es posible que se ganara el favor de Justiniano y reconstruyera la tumba de San Juan, ya que una construcción de tal calibre en Asia Menor era inusual.[4] Tras su finalización, fue considerada como una de las iglesias más sagradas de su tiempo y regida con gran honor, tal y como Procopio relata en su Historia secreta:
- ...al santuario del apóstol Juan, que era el más sagrado allí y se regía con un gran honor...[5]
A pesar de su popularidad, no se menciona más a partir del siglo IX, probablemente debido a la construcción de una nueva iglesia construida a San Juan, la iglesia de San Juan el Teólogo.[6]
Arquitectura
La entrada principal de la basílica era conocida como la "Puerta de la Persecución". Su nombre proviene de unos relieves que albergaba sobre la vida de Aquiles con hombres que huían, los ingleses que trasladaron estas piezas a la abadía de Woborn en 1800 confundieron su significado con persecuciones cristianas.[7]
La zona norte de la iglesia también tenía un gran baptisterio octogonal, parecido a la casa de la Virgen María. Cerca existió una sala rectangular con suelo de mármol y ábside pavimentado con mosaicos, una inscripción sobre la puerta lo identificaba con el secreton donde el obispo habría presidido los juicios. Otra inscripción muestra que pudo haber sido terminado en el obispado de Johannes, a finales del siglo VI.[8]

La bóveda de la iglesia estaba cubierta con mosaicos mientras que los muros y los pilares estaban cubiertos con placas de mármol y decorados en diversos colores. El pavimento también era de mosaicos. Justo debajo del altar existe una cripta con diversas salas donde estaba la tumba de San Juan.[9] En el altar existía una inscripción con el verso 14 del Salmo 132 que decía:
- Este es mi lugar de reposo para siempre; aquí habitaré.[10]
El interior de la iglesia estuvo cubierto de frescos. Hipatio, obispo de Éfeso, era conocido por promover el uso de iconos en la iglesia. Tras la finalización del templo, el interior se llenó de iconos, santos, escenas del Antiguo y Nuevo Testamento y pinturas que incluyeron a Cristo resucitando a Lázaro o Cristo coronando a Justiniano y Teodora.[8]
Leyendas y milagros
Durante su vida hasta su fallecimiento en Éfeso, San Juan predicó el cristianismo. Según la leyenda, antes de morir, Cristo y los apóstoles visitaron a Juan y le dijeron:
- Ven, amado mío, y reúnete conmigo y con todos los demás hermanos tuyos en mi mesa; finalmente ha llegado el momento de hacerlo... el próximo domingo vendrás para quedarte de ahora en adelante conmigo.[11]


De esta manera, el siguiente domingo San Juan continuó predicando el cristianismo antes de informar a sus discípulos. Entonces entró en la cueva de la iglesia donde había una intensa luz y evitó que sus discípulos continuaran. Cuando la luz se desvaneció, San Juan ya no estaba. Esta leyenda se hizo más popular cuando abrieron su tumba en el reinado de Constantino y no había cuerpo ni reliquias. Otro hecho que incrementa la leyenda de la asunción de Juan es que, mientras que el cuerpo o reliquias de otros santos ha sido reclamada por una o varias instituciones, San Juan, junto a María y José, es el único santo cuyo cuerpo no ha sido reclamado por nadie.[10]
También se decía que San Juan no falleció, sino que estaba durmiendo bajo su tumba. Cada vez que respiraba, alzaba polvo sobre su altar. Este polvo, llamado manna, se decía que curaba a los enfermos.[12]
Peregrinajes
Las historias de San Juan y el manna crecieron y captaron la atención de San Agustín, quien no lo descartó directamente. El anglosajón Willibaldo, quien más tarde sería obispo y santo, también escuchó estas historias y fue de los primeros peregrinos a la tumba de San Juan.[12]
La propia tumba realizaba este milagro cada 8 de mayo, durante la festividad nocturna en honor a San Juan, durante casi un milenio, trayendo numerosos peregrinos durante todo el medievo.[12] Estos peregrinos no se iban con las manos vacías, sino que se les proporcionaba unos frascos con la imagen del santo para recoger el polvo que aparecía sobre la tumba del apóstol.[
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