Las formes fixes (en singular forme fixe) (en español formas fijas) son las tres formas poéticas y musicales francesas más cultivadas en la canción profana durante los siglos XIV y XV. Se trata de la ballade, el rondeau y el virelai. Cada una de estas formas fijas era también una forma musical, generalmente una canción y todas consistían en un complejo patrón de repetición de versos y estribillo con contenido musical en dos secciones principales.
Las tres formas se puede encontrar en fuentes del siglo XIII, y en particular hay una fuente del siglo XV, que establece a Philippe de Vitry como su primer compositor, mientras que el primer repertorio completo de estas formas fue escrito por Guillaume de Machaut.1 Las formas fijas dejaron de ser utilizadas en la música a finales del siglo XV, aunque su influencia se mantuvo; sin embargo en poesía se siguió utilizando especialmente en el rondó.1
En ocasiones las formas de otros países y períodos se denominan formas fijas. Estos incluyen en Italia el madrigal del siglo XIV y más tarde la ballata y la barzelletta, en Alemania la forma bar, en España la cantiga del siglo XIII y posteriormente la canción y el villancico.
En la música medieval los Geisslerlieder o canciones de flagelantes eran las canciones de las bandas errantes de flagelantes, que cubrieron la Europa medieval durante dos períodos de histeria colectiva: el primero de ellos tuvo lugar a mediados del siglo XIII, y el segundo durante la Peste Negra en 1349. El ascetismo ve en la mortificación un camino para superar las tentaciones de la carne y obtener méritos en vida para la redención de la culpa por los pecados.
Características musicales[editar]
La música era sencilla, cantada en la lengua vernácula, a menudo consistente en llamada y respuesta, y estrechamente relacionada con la canción popular. De hecho, algunas de las canciones de flagelantes sobrevivieron hasta el siglo XVII como canciones populares en los territorios católicos de Europa central. Musicalmente el Geisslerlied estaba relacionado con los Laude spirituale que eran canciones sin acompañamiento, es decir, que tenían el acompañamiento instrumental específicamente prohibido.12Los textos por lo general estaban organizados en estrofas de cuatro versos que rimaban por pares, dando lugar al esquema AABB.3
Historia[editar]
Primer brote (siglo XIII)[editar]
El primer período de Geisslerlied comenzó en 1258 en respuesta a la ruptura del orden civil en el norte de Italia. El estado de guerra permanente, el hambre y una aparente relajación del orden moral en la vida contemporánea dio lugar a un movimiento de flagelación pública acompañada de canto. Los penitentes imploraban la ayuda de Dios para aliviar sus sufrimientos, pero nunca llegaron a formar una secta específica ni trataron de comenzar una revolución social. Inicialmente los flagelantes eran miembros de las clases sociales de nobles y comerciantes, pero a medida que el movimiento se extendió fuera de Italia, las clases sociales más bajas empezaron a participar.1
Del primer período de actividad sólo ha sobrevivido una canción, aunque muchas de las letras que cantaban se han conservado. Por lo general los textos abordan temas de imploración, penitenciales y apocalípticos.
Segundo brote (1349)[editar]
La Peste Negra fue uno de los acontecimientos más traumáticos de la historia europea. La nueva desesperación de la gente condujo otra vez a una esperanza en la intervención divina para poner fin a sus sufrimientos. Ello provocó el retorno de los flagelantes y los Geisslerlieder.2
A diferencia de lo ocurrido en el primer brote, se ha conservado gran parte de la música. Hugo Spechtshart, un sacerdote de Reutlingen, que además era músico, quedó impresionado por la actividad de la que fue testigo y se dedicó a transcribir exactamente lo que había oído del canto de los flagelantes. De hecho, su obra constituye uno de los ejemplos más antiguos de colecciones de canción popular. En la obra Cronica Hugonis sacerdotis de Rutelinga de 1349, recogió una crónica de lo que escuchó y el contenido se corresponde estrechamente con la descripción de la música perdida de un centenar de años antes. Son canciones sencillas monódicas de verso y estribillo, con un verso que canta un solista y el estribillo cantado al unísono por el grupo de flagelantes. De las transcripciones de Hugo Spechtshart es particularmente interesante su notación de la variación entre los versos sucesivos cantados por el solista, lo cual es un procedimiento común en la canción popular.123
Este segundo brote de flagelantes, con sus incesantes y repetitivos Geisslerlieder alcanzó una difusión mucho más amplia que el primer brote, llegando a Inglaterra, Polonia y Escandinavia. Probablemente atrajo a un mayor número de participantes, aunque no duró tanto tiempo. La mayoría de los registros lo sitúan alrededor de 1349.
Finalmente los Geisslerlieder fueron suprimidos por la Iglesia. Surgieron rápidamente parodias del movimiento. Por ejemplo en Suiza en 1350 se conserva una descripción de un grupo de Geisslerlieder que cantaba nuevas letras, como una canción obscena sobre la bebida. No se sabe si estos flagelantes bebedores se azotaban.1
En la cultura popular[editar]
En la película Monty Python and the Holy Grail de 1975 se puede ver una parodia de un Geisslerlied en una escena donde un grupo de monjes canta Pie Jesu, mientras se golpeaban a sí mismos con tablas.
The gran(d) chan(t) (courtois) o, en francés moderno, (grande) chanson courtoise o chanson d'amour, a veces abreviado como chanson, es un género de poesía lírica francesa ideado por los trovadores.
Fue adoptado desde el cançó occitano, pero los estudiosos hacen hincapié en que se trataba de un género distinto. El tema predominante del grand chant era el amor cortés, pero los temas eran más amplio que en el cançó, sobre todo a partir del siglo XIII. El grand chant monofónico de la Plenitud de la Edad Media (siglo XII y siglo XIII) fue en muchos aspectos el precursor de la chanson polifónica de la Baja Edad Media (siglo XIV y siglo XV).
Gymel (también llamado gimel o gemell), en la música polifónica inglesa de la época medieval y los inicios del Renacimiento, es la técnica polifónica en la que una voz (generalmente la voz superior) se divide temporalmente en dos partes de igual gama, normalmente a la 3ª inferior o superior, pero cantando música diferente. A menudo las dos voces cantan un pasaje de polifonía intrincada, comenzando y terminando en unísono, y a menudo, pero no siempre, las otras voces abandonan temporalmente el canto. Mientras que el empleo más temprano del gymel parece haber sido hacia mediados del siglo XIV, los gymels notados más antiguos son de aproximadamente 1430. Es probable que algunos ejemplos de gymel notado se hayan perdido, ya que la gran mayoría de fuentes inglesas de manuscritos hasta los años 1530 fueron destruidas durante la Disolución de los Monasterios por Enrique VIII. Los ejemplos más tempranos de gymel notado proviene de fuentes continentales.
Entre los compositores de gymel encontramos a John Dunstable, William Cornysh, Richard Davy, John Browne, y mucho más tarde a Thomas Tallis, así como los numerosos compositores anónimos nombrados en fuentes como el Eton Choirbook y el Caius Choirbook,entre las pocas colecciones de música inglesa que sobreviven del siglo XV.
Un himno, es un canto o un texto lírico que expresa sentimientos positivos, de alegría y celebración.
En la antigüedad era una composición coral en honor a una divinidad y es retomado con pleno valor litúrgico en la literatura latina cristiana de la Edad Media (por ejemplo, el Pange lingua escrito por Tomás de Aquino para conmemorar el día del Corpus). El vocablo deriva del idioma griego ὕμνος (hymnos) y pasó a casi todas las lenguas de Europa en un mismo sentido o significación.
Es, además, la representación musical o literaria de un acontecimiento tan elevado que produce la necesidad de plasmarlo en música o texto.
Un himno puede estar dedicado a dioses, un santo, un héroe o a una persona célebre. También puede estar dedicado a celebrar una victoria u otro suceso memorable o a expresar júbilo o entusiasmo, en cuyo caso conviene mejor llamarlo oda. Asimismo puede ser una composición musical que identifica a una colectividad, una región, un pueblo o una nación y que une a quienes la interpretan. Estos últimos himnos suelen ser, o bien marchas, o bien poemas líricos.
Historia[editar]
Entre los himnos más antiguos se encuentran los himnos reales sumerios y griegos (finales del III milenio a. C.), el Gran Himno a Atón, compuesto por el faraón Ajenatón en el Antiguo Egipto, los Vedas, una colección de himnos en la tradición del hinduismo, los salmos, una colección de canciones del judaísmo, los Gathas, himnos en honor a Ahura Mazda y el himno de Ugarit.
La más antigua obra anotada completa de música antigua es una canción hurrita, un himno escrito en cuneiforme ugarítico silábico dedicado a la diosa Nikkal.1
La tradición occidental de los himnos se inicia con los himnos homéricos, una colección de himnos antiguos griegos, que fueron escritos en el siglo VII a. C., alabando a las deidades de la religión de la Antigua Grecia. Se ha conservado una colección de seis himnos literarios (Ὕμνοι) del poeta alejandrino Calímaco del siglo III a. C..
Los griegos engalanaron el himno con los ritmos de la poesía y con los melodiosos encantos de la música. Tenían muchos tipos de himnos: el invocativo, el laudativo, el admirativo, el votivo, el teogónico y el filosófico. Los himnos de Orfeo pertenecen al género invocativo. Los compusieron también de diferentes géneros Homero, Cleanto, Calímaco, Teócrito, Anacreonte, Tirteo, Safo, Simónides, Píndaro y otros. Los coros de la tragedia griega no eran otra cosa que himnos o invocaciones.
El himno profano llegó al más alto grado de perfección con Carmen saeculare de Horacio, compuesto por orden de Augusto para la celebración de los ludi saeculares del año 17 a. C., en el que un coro de mancebos y de doncellas cantaban alternativamente este himno de alabanza a los dioses Apolo y Diana.
Los himnos más antiguos que se conocen son los de Moisés y de Débora, la profetisa que cantó uno en acción de gracias al Dios hebreo, 2710 años antes de Cristo. Esdras ha recogido en la Biblia el mayor número de cánticos hebreos con este epígrafe: Sepertheillim, es decir, libro de las alabanzas.
Se cantaban los himnos al son de las arpas y de las liras (solo las cuerdas acompañaban las voces) por coros alternativos; el primero cantaba el himno, y el otro, en determinados intervalos, repetía un dístico de intercalo o un refrán, imitando de este modo a los serafines, a quienes los profetas habían oído cantar alternativamente: Santo, Santo, Santo, Señor Dios de los ejércitos. Cuatro mil levitas, cuyo jefe era Asaph, celebraban por turno estos cánticos en el templo de Yahvé bajo los reinados de David y de Salomón, dos celebérrimos himnógrafos de Israel, porque si.
Himnos latinos[editar]
Desde los primeros siglos de la Era cristiana se introdujo en las ceremonias religiosas el uso de cantar salmos e himnos. La creación de la himnodia se atribuye a San Ambrosio (397), que compuso una infinidad de ellos llenos de unción, sublimidad y energía. Posteriormente le seguirían San Benito y el movimiento monástico por él impulsado hasta que el himno se aceptó para los oficios divinos.
Algunos papas como Inocencio III, Clemente VII y San Gregorio los hicieron de una majestad sublime. Entre los cientos que usa la Iglesia católica citaremos el Stabat Mater, producción de Inocencio III, que también compuso el Veni Sancte Spiritus; el Dies irae, composición del franciscano Tomás Celano; o el Ave maris stella, que salió de la pluma de San Bernardo.
Pero los himnos que descuellan por la majestad, sublimidad y augusta locución en las ideas son los que compuso el doctor de la Iglesia Santo Tomás de Aquino para el rezo del Santísimo sacramento y festividad del día del Corpus; así, el Pange lingua.
De los primitivos himnos, cuando la música era puramente melódica se pasó posteriormente a melodías de canto llano y no se compondrán himnos en estilo polifónico hasta el siglo XIII. La obra más famosa será la compuesta por Palestrina en 1589: Hymni totius anni.
El hoquetus es una técnica rítmica lineal que consiste en la alternancia de la misma nota, altura o acorde. En la Edad Media, era una melodía que se compartía de forma alternativa entre las diferentes voces de una obra, normalmente dos, de manera que cuando una voz cantaba sus notas, el resto permanecían calladas hasta que alguna de ellas recogía la línea melódica y la anterior permanecía en silencio.
Esta técnica fue característica de la música de los siglos XIII y XIV y se dio por primera vez en algunos conducti y motetes. Fue predominante en la música sacra de la Escuela de Notre Dame, durante el Ars antiqua. Posteriormente, esta técnica se fue abandonando aunque algunos compositores de clásicos continuaron usándolo. Con el paso del tiempo, esta técnica derivó en el contratiempo, aunque dicha técnica ya no seguía estrictamente la estructura inicial del hoquetus. Son pocos los ejemplos que se conservan y prácticamente todos ellos son obras instrumentales o vocales escritas a tres voces.
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