lunes, 30 de septiembre de 2024

FENICIA - FENICIOS

 BATALLAS PÚNICAS

Batalla de Caulonia
Segunda guerra púnica

Zona geográfica en la que se desarrolló la segunda guerra púnica
Fecha209 a. C.
LugarBrucioItalia
Coordenadas38°26′44″N 16°34′44″E
ResultadoVictoria cartaginesa
Beligerantes
CartagoRepública romana
Comandantes
Aníbal
Fuerzas en combate
20 000 soldados8000 soldados
Bajas
8000 soldados

La batalla de Caulonia fue un enfrentamiento militar entre Cartago y la República romana en el año 209 a. C. durante el transcurso de la segunda guerra púnica.

Introducción

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Durante 210 a. C. prosiguió el retroceso cartaginés en todos los frentes de guerra. Tras perder la ciudad de Salapia en Apulia, Aníbal cosechó un gran éxito en la 2ª batalla de Herdonea al aniquilar el ejército del procónsul Cneo Fulvio Centúmalo, pero el miedo a un cambio de bando de la localidad, le decidió a evacuarla pese a ser su última posesión en Apulia, trasladando a su población hasta Metaponto. El cónsul Marcelo había conquistado también las últimas plazas púnicas en el Samnio, Meles y Maronea, y tras ello se enfrentó con Aníbal en la batalla de Numistro en tierras de Lucania. Después de ese encuentro persiguió con frecuentes escaramuzas al púnico hasta los alrededores de Venusia. En Sicilia el otro cónsul, Marco Valerio Levino, dio fin a la guerra completando el control romano sobre la totalidad de la isla al tomar Agrigento. Dado que había una gran cantidad de mercenarios y desertores en las proximidades de Agatyrna, cuya presencia sin servicio activo podía constituir un foco de problemas, Levino decidió enviar a la región de Reggio a un contingente de 4000 hombres para que desde allí operasen contra las localidades en manos de los cartagineses en el Brucio. Antes de finalizar la campaña de 210 a. C. Levino acudió a Roma a nombrar un Dictador que organizase las elecciones consulares, pero al no aceptarse su candidato retornó a la isla sin designar ninguno, resultando seleccionado el propuesto por la asamblea popular, Quinto Fulvio Flaco, para lo cual se llamó a Marcelo para que lo designase.

La ciudad de Caulonia era una localidad costera del Brucio situada a unos 40 km al noreste de Locri, sobre la actual Monasterace Marina. Su caída en la órbita cartaginesa debió tener lugar en el 215 a. C. a la vez que la mayor parte de localidades de la Magna Grecia. En sus alrededores existían minas de hierro y de plata. Estaba deshabitada desde 277 a. C. debido a la ocupación por los aliados romanos de origen campano durante las guerras pírricas1

Acontecimientos previos

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Para la nueva campaña de 209 a. C. resultaron elegidos cónsules Fabio Máximo y Quinto Fulvio Flaco. Con el fin de la guerra en Sicilia, se liberó uno de los dos ejércitos allí presentes, el de Levino, el cual sería enviado al Salentino bajo mando de Fabio Máximo. Quinto Fulvio Flaco operaría en Lucania con un ejército venido de Etruria, el cual sería relevado por uno nuevo basado en las legiones urbanas del año anterior. Marcelo proseguiría como procónsul con el mismo ejército del año anterior con Apulia como área de actuación. Por último, una fuerza de 8000 hombres que incluía los venidos de Sicilia pero también desertores de diversas procedencias, actuaría en el Brucio desde Reggio. La valía de estos últimos hombres es menospreciada tanto por Tito Livio2​ como por Plutarco.3

El plan de acción de esta campaña fue ideado por Fabio Máximo quien envió una carta a Marcelo en la que le pidió endurecer al máximo las acciones contra Aníbal al igual que a su colega de consulado a quien pudo comunicárselo en persona. También por carta ordenó al prefecto al mando de Reggio iniciar las salidas de rapiña contra el Brucio y atacar Caulonia.4​ Acabado el descanso invernal, Marcelo se lanzó a perseguir a Aníbal quien se encontraba en los alrededores de Canusio. Logró interceptarlo mientras montaba su campamento, iniciándose la primera de tres batallas que se extendieron por tres días consecutivos. La noche hizo que los ejércitos replegaran a completar las defensas de sus campamentos. La batalla del segundo día fue favorable a los cartagineses que causaron fuertes bajas a los romanos. En una encarnizada lucha, los hombres de Marcelo consiguieron vencer a los púnicos en el tercer día. Esto provocó que Aníbal debiera replegar al Brucio mientras Marcelo, con su ejército tremendamente desgastado se dirigió a Venusia donde sus soldados pasaron el resto de la campaña recuperándose. Quinto Fulvio Flaco aprovechó para recuperar mediante pacto el control de las últimas poblaciones de los Hirpinos y del norte de Lucania en manos púnicas.5​ Fabio entretanto, desembarcado el ejército venido de Sicilia en el Salentino, tomó la ciudad de Manduria, separada apenas 30 km de Tarento. Artilló los 30 barcos enviados por Levino igualmente desde Sicilia y acampó al norte de Tarento junto a la bocana de entrada al puerto, aprovechando que la flota cartaginesa se había desplazado a Grecia para apoyar a Filipo V en sus acciones contra los romanos y etolios.6

Ataque a Caulonia

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Para completar su plan de captura de Tarento, tras las primeras acciones de Marcelo que habían facilitado la reconquista de Manduria y el norte de Lucania, Fabio contaba con la segunda operación de distracción. El contingente de 8000 hombres de Reggio tenía instrucciones de parar los saqueos en las comarcas cercanas del Brucio para atacar la población de Caulonia.7​ Aníbal se encontraba entonces con sus tropas en Tarento marcando al ejército consular de Fabio Máximo que operaba en el Salentino. La idea del cónsul romano era que este ataque secundario desviara la atención de Aníbal para acudir en socorro de sus aliados, lo que él aprovecharía para atacar Tarento mientras el otro cónsul, Quinto Fulvio Flaco, vigilaba los movimientos del ejército de Aníbal.8

Tal y como previó el veterano Fabio Máximo, Aníbal partió con su ejército desde Tarento hacia Caulonia, distante alrededor de 300 km, con el fin de liberar la localidad del asedio.3​ Ante la aproximación del ejército cartaginés al área, el contingente romano que sitiaba Caulonia se refugió en una colina donde pudo evitar el asalto directo de los púnicos, pero a costa de quedar aislado.9

Finalmente, estas tropas se rindieron a Aníbal.10​ Mientras tanto, Fabio ya había comenzado el asedio contra Tarento, de lo cual se informó al general cartaginés quien inició una marcha día y noche para acudir en su socorro. La toma de Tarento fue culminada gracias a la traición de un contingente de soldados brucios al sexto día de iniciado el asedio.11

Acontecimientos posteriores

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Pese a partir a marchas forzadas para salvar Tarento, cuando estaba a poca distancia de la ciudad, se produjo su caída. Aníbal no obstante decidió acampar a cinco millas de la misma y tras replegarse a la cercana Metaponto, distante escasos 40 km, urdió una trampa contra Fabio Máximo al ofrecerle mediante supuestos traidores la entrega de esta última ciudad. Su intención era tenderle una emboscada cuando se encaminase hacia ella desde Tarento. Pero sucesivos augurios desfavorables llevaron al supersticioso Fabio a renunciar a la operación y posteriores interrogatorios a la delegación metapontina llevaron al descubrimiento del ardid púnico.12

Durante esta campaña Aníbal había acudido a combatir a los escenarios secundarios mientras en los principales sus enemigos lograban sus propósitos. Se culminó de esta manera con un gran éxito el plan romano de atacar simultáneamente y en varios frentes a los cartagineses, de modo que Aníbal fuese incapaz de poder afrontar la defensa de todo su territorio a la vez.





Batalla de Cornus
Segunda guerra púnica
Parte de segunda guerra púnica

Isla de Cerdeña
Fecha215 a. C.
LugarAlgún lugar entre Cornus y Caralis, en Cerdeña
Coordenadas39°19′N 8°58′E
ResultadoVictoria romana
Beligerantes
República romanaRepública cartaginesa
Comandantes
Tito Manlio TorcuatoAsdrúbal el Calvo
Hampsicora
Fuerzas en combate
20 000 infantería (2 legiones romanas y 2 aliadas)15 000 infantería
1500 caballería
7000 milicianos sardos
Elefantes
Bajas
DesconocidasLa mayoría murieron o fueron capturados

La batalla de Cornus fue un encuentro armado que tuvo lugar en las inmediaciones de la isla de Sardinia en el año 215 a. C., entre el ejército púnico, comandado por Asdrúbal el Calvo y Hampsicora, y las tropas romanas dirigidas por Tito Manlio Torcuato. La batalla tuvo lugar cuando un ejército cartaginés navegó hasta Sardinia en apoyo de la revuelta de sus ciudadanos contra la ocupación romana.

Los ejércitos que se enfrentaron eran de tamaños similares y el enfrentamiento se produjo en algún lugar entre Cornus y Caralis. Los romanos destruyeron al ejército púnico, y más tarde lograron expulsar a su flota en una batalla en el sur de Sardinia.

Situación estratégica

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Tras la debacle de Cannas, los romanos habían tenido que hacer frente a la traición de varias ciudades del sur de Italia, que se unieron a CartagoAníbal Barca y su ejército se encontraban activos en la región de Campania y un segundo ejército cartaginés bajo las órdenes de Hanón el Viejo se movilizaba a través del territorio de Bruttium. Los romanos decidieron enviar varios ejércitos, evitando atacar directamente a Aníbal y enfrentándose a sus aliados siempre que les fuera posible.

En Hispania, tras su derrota en el EbroAsdrúbal Barca, el hermano de Aníbal, se encontraba combatiendo a los hermanos Escipión en un estado de inferioridad. Entretanto, los senadores cartagineses habían decidido enviar refuerzos a Asdrúbal con órdenes de marchar sobre Italia (216 a. C.), y en África se había organizado un ejército compuesto por 12 000 soldados de infantería, 1500 jinetes y 20 elefantes de guerra comandados Magón Barca, quien tenía órdenes de unirse a Aníbal.

Los romanos habían estado enfrentados durante mucho tiempo con los nativos de la isla de Cerdeña, tras haber obtenido su control por medio del chantaje en 237 a. C., y ya en el año 216 a. C., la situación de la isla estaba madura para la rebelión. La única legión estacionada en la isla se encontraba diezmada por las enfermedades y el pretor que la gobernaba, Quinto Mucio Escévola también había caído enfermo. Además, los salarios de los soldados y las provisiones llegaban de manera irregular desde Roma, por lo que el ejército se veía obligado a financiarse directamente de impuestos que recaían sobre la población nativa. Hampsicora, un cacique de los nativos isleños, se puso en contacto con Cartago solicitando ayuda, a lo que la ciudad respondió enviando a un oficial llamado Hannón con órdenes de financiar la revuelta y de reclutar un ejército de un tamaño similar al de Magón. Con ello los cartagineses pretendían vencer a la guarnición romana. Asdrúbal el Calvo y otro Magón fueron designados comandantes de esta fuerza.

Sin embargo, antes de que el ejército cartaginés partiera hacia la isla, la situación militar había cambiado. Hannón el Viejo había sido derrotado por Tiberio Sempronio Longo en Lucania y Asdrúbal Barca había perdido la mayor parte de su ejército en Dertosa, una batalla librada en Hispania. El Senado cartaginés ordenó a Magón partir para Hispania, y la expedición a Cerdeña salió como estaba planeado. No obstante, su armada fue atrapada por una fuerte tormenta que desvió a la flota hacia las Islas Baleares, dónde muchos de los barcos que la componían tuvieron que ser transportados a tierra a fin de ser reparados,1​ lo que retrasó mucho la llegada de los cartagineses a Cerdeña.

Preludio

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Mientras tanto, Hampsicora se encontraba ocupado reclutando un ejército y obteniendo provisiones suficientes para las tropas en las cercanías de la ciudad de Cornus (cerca de Cuglieri, en la costa occidental de la isla). El retraso de los cartagineses dio la oportunidad a los romanos de enviar tropas de refuerzo al pretor Escévola. El ejército de refresco, comandado por Tito Manlio Torcuato que había servido como cónsul en la isla (235 a. C.), elevó las fuerzas de la provincia a 20 000 soldados de infantería y 1200 de caballería.

Manlio provocó a Hiosto, el hijo de Hampsicora para que atacara a los romanos mientras su padre estaba ausente en una misión de reclutamiento. En la batalla que siguió cayeron 5700 soldados sardos, lo que produjo la desintegración de las fuerzas sediciosos. Asdrúbal el Calvo alcanzó Cerdeña en el otoño del año 215 a. C., desembarcó en las inmediaciones de Cornus, y reunió a todas las tropas sardas que pudo. Finalmente marchó a la cabeza de su ejército hacia Carales. En respuesta, Torcuato salió a hacerle frente.

La batalla

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Los dos ejércitos no se enfrentaron de manera inmediata; establecieron sus campamentos en lugares cercanos el uno del otro y, tras unos días en los que se produjeron escaramuzas de ínfima importancia en las que ninguna de las partes obtuvo ninguna ventaja, los comandantes de los respectivos ejércitos decidieron librar la batalla.

Ambos ejércitos formaron a la manera tradicional, con las alas constituidas por caballería y el centro ocupado por infantería; se desconoce si los cartagineses contaban con elefantes de guerra. El combate se prolongó durante cuatro horas sin alcanzarse un resultado claro. El momento decisivo se produjo cuando uno de los destacamentos romanos que se enfrentaba a una tropa compuesta por sardos situados en una de las alas del ejército cartaginés logró ponerles en fuga. La victoria romana en esta sección hizo que las tropas giraran hacia el centro, demoliendo la resistencia cartaginesa.

Asdrúbal, Magón, Hannón e Hiosto fueron capturados y asesinados. Hampsicora huyó del campo de batalla, y luego se suicidó. Los supervivientes se refugiaron en Cornus, que fue tomada mediante un asalto directo a los pocos días. La flota púnica consiguió salvar a algunos de los supervivientes.

Batalla naval

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La expedición cartaginesa que constaba de unos 60 quinquerremes y un número desconocido de transportes, embarcó a los supervivientes de la expedición y zarpó para África. En el camino se encontraron con una armada romana botada desde Sicilia que volvía de una incursión en la costa africana. Los romanos, comandados por Tito Otacilio Craso, superaban a los cartagineses, al disponer de 100 quinquerremes. El combate se saldó con la captura de siete buques cartagineses. Los supervivientes se dispersaron y continuaron, de forma bastante poco uniforme, su travesía hacia las costas africanas. Se desconoce cuál fue el número de pérdidas romanas, aunque se deduce que fue bastante inferior al de los cartagineses.2

Importancia y consecuencias

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Las ciudades rebeldes sardas se rindieron a los romanos, lo que permitió a Manlio enviar una buena parte de sus tropas de regreso a territorio italiano. La victoria trajo estabilidad al suministro de grano procedente de Cerdeña (Sardinia). Por su parte, la armada púnica abandonó las bases que poseía torno a los puertos italianos más importantes, haciendo más seguro el tránsito por ellos. La campaña de Aníbal había devastado los campos italianos y había hecho mucho daño a la agricultura romana, por lo que la protección del suministro de grano era crucial en ese momento.

Tras esta batalla, los cartagineses no volvieron a amenazar el dominio romano en esta isla; con la excepción de las incursiones navales llevadas a cabo en 210 a. C.

Paralelamente, mientras la armada siciliana se encontraba ocupada asegurando el control de Sardinia, Bomílcar, comandante de la flota cartaginesa, navegó desde Locri hacia Bruttium, donde desembarcó una fuerza compuesta por 4000 jinetes númidas y 40 elefantes de guerra. Partiendo de la base de que una de las razones por las cuales fracasó el intento de Aníbal de tomar Italia fue la falta de apoyos militares y políticos desde la capital, la llegada de estos refuerzos podría haber sido determinante.







Batalla de Crotona
Parte de segunda guerra púnica

Magna Grecia y Brucio en el siglo III a. C.
Fecha204 a. C.
LugarCrotonaCalabria (Italia)
Coordenadas39°05′00″N 17°07′00″E
ConflictoSegunda guerra púnica
ResultadoIndeciso
Cambios territorialesAníbal mantiene Crotona
Beligerantes
República RomanaCartago
Comandantes
Publio Licinio Craso Dives
Publio Sempronio Tuditano
Aníbal Barca
Fuerzas en combate
Cuatro legiones romanasDesconocidos
Bajas
DesconocidasDesconocidas

La batalla o batallas de Crotona que se libraron en el 204 y 203 a. C., junto a la incursión a Galia Cisalpina, representaron los últimos enfrentamientos a gran escala entre Roma y Cartago en Italia durante la segunda guerra púnica. Tras la retirada de Aníbal a Brucio, debido a la derrota en el Metauro, los romanos intentaron continuamente aislar sus fuerzas del mar Jónico y cortar así una eventual retirada del general hacia Cartago, tomando Crotona. El comandante cartaginés luchó para mantener bajo su control el último puerto eficaz que permanecía en sus manos tras años de lucha, consiguiendo finalmente su objetivo.

Historiografía

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Las últimas hazañas de Aníbal en Italia han sido registradas por Tito Livio en su Ab Urbe condita libri (Historia de Roma). Otros anales detallados pertenecen a Apiano, quien dedicó una parte especial de su "Historia Romana" a la invasión de Aníbal. El tercer historiador que incide en el tema es Dión Casio.

La Italia meridional en las postrimerías de la segunda guerra púnica

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Hacia 204 a. C., los romanos estaban claramente ganando la guerra. Tres años antes habían destruido al ejército de Asdrúbal que marchaba desde Iberia hasta Italia a través de los Alpes, con la intención de reforzar a su hermano. Escipión el Africano había aprovechado la partida de Asdrúbal para acabar con el dominio cartaginés en la península ibérica, como resultado de la batalla de Ilipa. La victoria final era cuestión de tiempo.

Tras la batalla del MetauroAníbal decidió concentrar sus tropas y aliados en Brucio, “el rincón más remoto de Italia”.1​ Renunció al resto de sus posesiones en Lucania y la Magna Grecia, aparentemente porque habían perdido su importancia estratégica, y los consideraba indefensibles ante la superioridad romana. Más aún, habiendo perdido muchas tropas en ciudades capturadas por los romanos en años anteriores, intentaba minimizar sus bajas. Brucio era una región eminentemente montañosa, casi completamente rodeada por el mar, la base perfecta para que Aníbal vigilara el avance romano y forzando al senado a mantener un poderoso ejército movilizado contra él. Curiosamente, Aníbal imitó las mismas tácticas que su padre, Amílcar Barca empleó durante siete años en Ericté (Sicilia), durante la primera guerra púnica. De acuerdo al historiador militar Hans Delbrück, el objetivo de esta táctica era inducir a Roma a firmar un tratado de paz, a cambio de renunciar a la base púnica en Italia.2

Livio describe las características de estos combates del siguiente modo:

La pugna por Bruttium había asumido el carácter de bandidaje más que de guerra regular. Los númidas3​ habían comenzado esta práctica, y los brutios siguieron su ejemplo, no tanto por su alianza con Cartago, sino porque era su forma tradicional y natural de hacer la guerra. Finalmente, incluso los romanos se vieron infectados de la pasión por el saqueo y, en la medida que les permitían sus generales, acostumbraban a efectuar incursiones depredadoras a los campos de cultivo enemigos.
4

En este punto, Roma hubo de decidir cómo proceder. Tras un meticuloso debate en el senado,5​ se autorizó a Escipión, elegido cónsul en 205 a. C., para invadir África.6​ La principal razón esgrimida por Escipión consistía en que únicamente mediante esta invasión se podría inducir a Cartago a llamar de vuelta a Aníbal7​ y Magón Barca, que había erigido una nueva plaza fuerte cartaginesa en Italia tras su desembarco en Liguria. Sin embargo, el cónsul no recibió apenas recursos,8​ y las preparaciones para la invasión desde Sicilia le llevaron un año.

La campaña de Brucio

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Con el tiempo, la afirmación de Escipión resultó correcta. Durante cuatro años, el grueso de las fuerzas romanas se encontraban estáticas en Brucio, y algunas habían sido desviadas hacia Etruria y la Galia Cisalpina para enfrentarse a Magón. En 206 a. C., Brucio quedó asignada a ambos cónsules.9​ Dión Casio explica así su inactividad:

Durante un tiempo, Aníbal se mantuvo a la espera, satisfecho con mantener sus territorios en Italia. Mientras, los cónsules, creyendo que su poder se disolvería sin siquiera librar batalla, también esperaron.
10

Apiano afirma que Aníbal esperaba ayuda desde Cartago. En vano, no obstante, dado que un gran convoy de 100 barcos de guerra cargados con soldados, dinero y suministros, fue desviado de su curso por fuertes vientos, interceptado y desbandado por la flota romana en Cerdeña.11​ Aníbal tuvo que elevar los impuestos y conseguir nuevos recursos mediante confiscaciones. Estas medidas minaron su popularidad entre la población local, lo que causó numerosas defecciones.12​ La deportación de ciudadanos sospechosos de escasa lealtad desde fuertes estratégicos, hecho éste referido por Apiano, reportó una mayor seguridad a Aníbal, excepto en el caso de Locri. En 205 a. C. un destacamento romano, enviado desde Regio por Escipión, consiguió capturar parte de la ciudad tras un ataque relámpago. Aníbal se desplazó rápidamente para expulsar al enemigo «y los romanos no habrían resistido el contraataque si la población, agriada por la tiranía y rapacidad de los cartagineses, no se hubiera puesto de su lado.»13

Presionado por la pérdida de tan estratégico puerto, Aníbal fijó su base «en Crotona, que encontró bien situada para sus operaciones, y donde estableció su cuartel general contra el resto de ciudades.”.12​ Como en el año anterior, se vio obligado a enfrentarse a dos ejércitos de dos legiones cada uno, uno dirigido por el cónsul Publio Licinio Craso Dives, y el otro por el procónsul Quinto Cecilio Metelo.14​ De acuerdo a Apiano, Craso consiguió recuperar de Aníbal siete ciudades en Brucio, entre ellas Consentia.15​ Si lo consiguió por medio de la fuerza o de la persuasión, sigue abierto a debate. También es discutible si Craso consiguió algo en absoluto, pues Livio narra que Consentia rindió tras las batallas de Crotona el año siguiente. Para el historiador, el evento más memorable en Brucio en 205 a. C. fue la peste que:

atacó a romanos y cartagineses y fue en la misma medida fatal para ambos, pero además de la epidemia, los cartagineses sufrían de escasez de alimentos.
16

Ocurrió hacia final de año. La enfermedad resultó tan seria que Craso no pudo regresar a Roma durante la elección de los siguientes cónsules y recomendó al senado licenciar uno de los ejércitos presentes en Brucio, para salvar las vidas de los soldados.17​ El senado concedió a Craso su petición, y Publio Sempronio Tuditano, que fue enviado al año siguiente a Brucio como nuevo cónsul, hubo de reclutar tropas de refresco.18

La batalla

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La primera batalla en las proximidades de Crotona tuvo lugar en el verano de 204 a. C. En palabras de Livio, se trató de una batalla irregular causada por un choque accidental entre las columnas en marcha de Aníbal y Sempronio. Los cartagineses rechazaron a sus enemigos, que se retiraron en confusión hacia su campamento dejando a sus espaldas 1200 cadáveres. Aníbal no estaba preparado para atacar el campamento fortificado, lo que impidió la desbandada completa de los romanos. No obstante, Sempronio recibió un serio golpe y juzgó que sus dos legiones no eran rival para los cartagineses. Abandonó el campamento al abrigo de la noche siguiente y llamó al procónsul Craso.19

Tras unir sus fuerzas al otro comandante, Sempronio regresó a Crotona buscando venganza. Dispuso sus legiones al frente, dejando las de Craso en reserva. En esta ocasión Aníbal no pudo mantener el terreno contra un ejército que le duplicaba en número y se vio obligado a retirarse a Crotona a costa de 4000 muertos y 300 prisioneros, según los números de Livio.19​ No está claro si los romanos hicieron el intento de tomar la misma Crotona. Según el historiador romano, Sempronio desvió su atención hacia otro lugar. El mismo verano tomó Clampetia en un fugaz ataque, mientras:

Consentia, Pandosia y otros lugares poco importantes se rindieron voluntariamente.
20

La lucha en los alrededores de Crotona continuó durante 203 a. C., pero como dice Livio, no existen anales claros de los eventos. Livio recela particularmente de una historia que cuenta cómo el cónsul Cneo Servilio Cepión acabó con la vida de 5000 soldados cartagineses en batalla campal.21​ Algo es seguro: Servilio no pudo evitar que Aníbal partiera sin contratiempos a África. Apiano informa que para transportar a sus veteranos Aníbal incluso construyó más barcos adicionalmente a la flota que había llegado desde Cartago,22​ sin que los romanos pudieran impedirlo.23

Consecuencias

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Como predijo Escipión el Africano, a pesar de todos los esfuerzos de Aníbal, el resultado de la contienda entre Roma y Cartago se decidió fuera de Italia. El general romano infligió violentas derrotas a los púnicos en África, y éstos suplicaron ayuda.24​ Mientras Aníbal permanecía en Bruttium, su hermano Magón fue rechazado y mortalmente herido en una incursión romana al valle del Po. Los restos de sus fuerzas se unieron a Aníbal para enfrentarse a Escipión en Zama.

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